Pues si; he amado a cuatro mujeres. ¿ Crees que son muchas ?. ¡Ah!. ¿Y tú, crees que son pocas?. Vaya, vaya... La cuestión es intrascendente. Lo importante es lo que he vivido, su calidad, sí han moldeado mi carácter, su recuerdo, sí ahora soy una persona mejor...
La primera se llama Mari Carmen T.I. Fué mi primer amor. Hasta entonces, la relación que mantenía con las mujeres abarcaba desde el aborrecimiento que sentía por la pegajosidad de las de mi familia, hasta la convicción de que todas las de mi edad, capaces de sonreirme, eran como la reencarnación de la Beatriz de Dante Alighieri.
Lo de menos es que yo sufriese como un "becerro huérfano" por cualquier detalle que me hiciera recordarla. Lo importante ocurrió en aquella comida de familia... A la pareja joven nos habían situado en una mesa separada; estábamos frente a frente y para quién reparase en mí debía resultar grotesco, pues el juvenil "becerro" habíase transformado en "carnero degollao" de mirada suspirante..
Empezaron a servirnos.. Noté algo raro.. Ante un descuido del servicio esperó a que me atendieran también a mí; parecía oir las memeces que yo decía y en todo momento me prestó una exquisita atención.. Yo, aunque tenía entonces la misma sensibilidad que un escarabajo pelotero, tonto no he sido nunca y comprendí que su comportamiento no se debía a mi irresistible atractivo sino a que me respetaba como persona.
Todo lo que luego viví con ella me demostró que aquella impresión fué correcta. Mari Carmen siempre ha sentido un profundo respeto por sus semejantes; así lo ha demostrado, así lo sentí siempre y así lo asimilé....
Mí primera mujer me enseñó a respetar a los demás.
La primera se llama Mari Carmen T.I. Fué mi primer amor. Hasta entonces, la relación que mantenía con las mujeres abarcaba desde el aborrecimiento que sentía por la pegajosidad de las de mi familia, hasta la convicción de que todas las de mi edad, capaces de sonreirme, eran como la reencarnación de la Beatriz de Dante Alighieri.
Lo de menos es que yo sufriese como un "becerro huérfano" por cualquier detalle que me hiciera recordarla. Lo importante ocurrió en aquella comida de familia... A la pareja joven nos habían situado en una mesa separada; estábamos frente a frente y para quién reparase en mí debía resultar grotesco, pues el juvenil "becerro" habíase transformado en "carnero degollao" de mirada suspirante..
Empezaron a servirnos.. Noté algo raro.. Ante un descuido del servicio esperó a que me atendieran también a mí; parecía oir las memeces que yo decía y en todo momento me prestó una exquisita atención.. Yo, aunque tenía entonces la misma sensibilidad que un escarabajo pelotero, tonto no he sido nunca y comprendí que su comportamiento no se debía a mi irresistible atractivo sino a que me respetaba como persona.
Todo lo que luego viví con ella me demostró que aquella impresión fué correcta. Mari Carmen siempre ha sentido un profundo respeto por sus semejantes; así lo ha demostrado, así lo sentí siempre y así lo asimilé....
Mí primera mujer me enseñó a respetar a los demás.
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