Cada día me siento un bicho más extraño. Mi tendencia natural es analizar cualquier cosa que aparece ante mí y huir, ya casi por instinto, de asumir cualquier postura que no haya sometido antes a crítica. Será mi pasado economista, será.
Quiero escribir poco, que luego alguno se duerme si me extiendo. Por eso anticipo que lo que sigue no llega ni a un simple esbozo y que mi única pretensión es activar el pensamiento sobre una situación que se agrava día a día.
Como entremés, afirmo que cuando ante cualquier problema actuamos solo sobre alguna de sus partes, sin solventar el núcleo que lo origina, estamos aumentando su gravedad a medio y largo plazo, enmerdando.
Comenté hace poco un artículo de Silvia sobre el problema del agua y quiero desarrollar un poquito lo que expuse allí. Un problema no solo del levante y sur de España. Durante años solo tuve agua de 9 a 12 de la mañana en mi casa familiar de un pueblo de Santander. Y en Aragón, donde vivo ahora, hay muchos pueblos a los que es necesario abastecer de agua de boca con camiones, ya que están absolutamente secos.
Así que lo primero que hay que hacer es conocer con total exactitud el problema. Aunque reconozco que los españoles podemos seguir disfrutando dándonos por el culo unos a otros, como es costumbre. Ya nos cabe cualquier cosa.
Tras un estudio serio, que seguro que existe y es bien conocido desde hace mucho, habrá que utilizar todos los recursos existentes en España, para solucionar los problemas de toda España. Y a un ritmo parejo, que en Aragón aún no se han construido las obras hidráulicas aprobadas por ley durante el gobierno de Primo de Rivera, confirmadas durante la II República y mantenidas por el régimen de Franco. Y claro, esta gente anda algo mosca. ¿Brillante, eh?.
El agua es cada día que pasa un recurso más escaso. Un bien económico que exige ser administrado. Pero se puede administrar en doble sentido, ya que es posible hacerlo tanto sobre la oferta como sobre la demanda.
Así, para que nuestros hijos puedan tener más oportunidades, los padres nos esforzamos en nuestros trabajos, procurando ganar más para poder proporcionarles cosas que les permitan tener más calidad de vida. O eso creemos. Los padres actuamos sobre la oferta; la incrementamos. Pero hay ocasiones en que no nos parece adecuado lo que piden nuestros hijos y se lo negamos. Estamos actuando sobre la demanda.
Bien. ¿Por qué los gobiernos suelen responder actuando siempre sobre la oferta?. La respuesta, en principio, es clara: Negar algo a los ciudadanos es invitarles a que dejen de votarte.. Pero una buena administración debe conjugar ambos aspectos, oferta y demanda en beneficio de todos.
Agua.. No hay duda de que la Administración Pública debe ofertar la necesaria para que los ciudadanos satisfagan sus necesidades básicas (beber, lavarse, cocinar, ..). ¿Pero debe proceder igual cuando se trata de regar campos de golf?. ¿Y para aumentar cada vez más el riego en territorios que mantienen una industria agrícola muy importante?. Que ciertamente generan riqueza y puestos de trabajo...
¿Y si ese suministro obliga a detraer recursos que podrían satisfacer otras necesidades?; ¿y si estas necesidades a satisfacer corresponden a territorios distintos al que demanda agua?. ¿Y a quien atender, al más rico o al más pobre?. ¿Y quien es más rico o más pobre, en función de que criterios?.
Un simple, de esos que nunca aportan soluciones, diría que se haga lo más justo. Vale einstein, mañana eres el ministro responsable de solucionarlo y disfrutaré con tu deslumbrante explicación de lo más justo.. Y luego admirando el problemón que has creado durante generaciones.
¡Cuanto asesino social en potencia genera la falta de preparación!. (Hay pueblos del Cuarto Mundo entrando en hambruna gracias al dulce encanto ecologista que me permite usar biocombustible mientras me rasco la panza conduciendo el fin de semana).
No. Lo que tenemos es un conflicto de intereses. Y eso se ha solucionado -mal, pero en parte por lo menos- a lo largo de la Historia por tres vías:
Se preguntarán: Y tú, defensor de putas pobres, ¿por que te decantas?. He partido de que hay que actuar sobre la oferta, pero dentro de lo razonable. Satisfacer necesidades y generar riqueza. Evidente. Pero me decanto por actuar sobre la demanda. Con claridad. Y por tres razones:
Quiero escribir poco, que luego alguno se duerme si me extiendo. Por eso anticipo que lo que sigue no llega ni a un simple esbozo y que mi única pretensión es activar el pensamiento sobre una situación que se agrava día a día.
Como entremés, afirmo que cuando ante cualquier problema actuamos solo sobre alguna de sus partes, sin solventar el núcleo que lo origina, estamos aumentando su gravedad a medio y largo plazo, enmerdando.
Comenté hace poco un artículo de Silvia sobre el problema del agua y quiero desarrollar un poquito lo que expuse allí. Un problema no solo del levante y sur de España. Durante años solo tuve agua de 9 a 12 de la mañana en mi casa familiar de un pueblo de Santander. Y en Aragón, donde vivo ahora, hay muchos pueblos a los que es necesario abastecer de agua de boca con camiones, ya que están absolutamente secos.
Así que lo primero que hay que hacer es conocer con total exactitud el problema. Aunque reconozco que los españoles podemos seguir disfrutando dándonos por el culo unos a otros, como es costumbre. Ya nos cabe cualquier cosa.
Tras un estudio serio, que seguro que existe y es bien conocido desde hace mucho, habrá que utilizar todos los recursos existentes en España, para solucionar los problemas de toda España. Y a un ritmo parejo, que en Aragón aún no se han construido las obras hidráulicas aprobadas por ley durante el gobierno de Primo de Rivera, confirmadas durante la II República y mantenidas por el régimen de Franco. Y claro, esta gente anda algo mosca. ¿Brillante, eh?.
El agua es cada día que pasa un recurso más escaso. Un bien económico que exige ser administrado. Pero se puede administrar en doble sentido, ya que es posible hacerlo tanto sobre la oferta como sobre la demanda.
Así, para que nuestros hijos puedan tener más oportunidades, los padres nos esforzamos en nuestros trabajos, procurando ganar más para poder proporcionarles cosas que les permitan tener más calidad de vida. O eso creemos. Los padres actuamos sobre la oferta; la incrementamos. Pero hay ocasiones en que no nos parece adecuado lo que piden nuestros hijos y se lo negamos. Estamos actuando sobre la demanda.
Bien. ¿Por qué los gobiernos suelen responder actuando siempre sobre la oferta?. La respuesta, en principio, es clara: Negar algo a los ciudadanos es invitarles a que dejen de votarte.. Pero una buena administración debe conjugar ambos aspectos, oferta y demanda en beneficio de todos.
Agua.. No hay duda de que la Administración Pública debe ofertar la necesaria para que los ciudadanos satisfagan sus necesidades básicas (beber, lavarse, cocinar, ..). ¿Pero debe proceder igual cuando se trata de regar campos de golf?. ¿Y para aumentar cada vez más el riego en territorios que mantienen una industria agrícola muy importante?. Que ciertamente generan riqueza y puestos de trabajo...
¿Y si ese suministro obliga a detraer recursos que podrían satisfacer otras necesidades?; ¿y si estas necesidades a satisfacer corresponden a territorios distintos al que demanda agua?. ¿Y a quien atender, al más rico o al más pobre?. ¿Y quien es más rico o más pobre, en función de que criterios?.
Un simple, de esos que nunca aportan soluciones, diría que se haga lo más justo. Vale einstein, mañana eres el ministro responsable de solucionarlo y disfrutaré con tu deslumbrante explicación de lo más justo.. Y luego admirando el problemón que has creado durante generaciones.
¡Cuanto asesino social en potencia genera la falta de preparación!. (Hay pueblos del Cuarto Mundo entrando en hambruna gracias al dulce encanto ecologista que me permite usar biocombustible mientras me rasco la panza conduciendo el fin de semana).
No. Lo que tenemos es un conflicto de intereses. Y eso se ha solucionado -mal, pero en parte por lo menos- a lo largo de la Historia por tres vías:
- La Fuerza. Soy quien más puedo y me llevo los recursos.
- El Derecho. Si existe un ámbito jurídico que admita mi reclamación, que resuelva en equidad y que sea capaz -esencial, pues sin esto es pura agua de borrajas- de imponer el cumplimiento de lo que decida a quien no lo cumpla. Con lo que el Derecho nos lleva a la Fuerza, pues, como se establece en cualquier manual básico de estudios jurídicos, una de las características esenciales del Derecho y que lo diferencian de otras Normas, es su coercibilidad.
- La Riqueza. Soy quien genera más puestos de trabajo, quien más produce, quien tiene más futuro, quien tiene más población, quien te da más votos, quien...; luego apóyame, decide a favor de mis intereses.
Se preguntarán: Y tú, defensor de putas pobres, ¿por que te decantas?. He partido de que hay que actuar sobre la oferta, pero dentro de lo razonable. Satisfacer necesidades y generar riqueza. Evidente. Pero me decanto por actuar sobre la demanda. Con claridad. Y por tres razones:
- El agua cada día va a ser un bien más escaso, que por ello necesitará ser muy bien administrado. No podemos, desde ya mismo, generar una mentalidad de que el gobierno es capaz de abastecer a alguien con la cantidad que sea "ad eternum".
- Los agricultores deben comprender que en el futuro tendrán que centrar sus miradas no en el agua que necesiten sus cultivos sino en como sacar el máximo partido de la que dispongan, siempre en menor volumen esta que aquella y que, en consecuencia, les será muy difícil aumentar, e incluso mantener, la superficie cultivada. La única respuesta a sus problemas vendrá de soluciones I+D y de una tecnificación exhaustiva de todo su proceso productivo. Y lo mismo todos y cada uno de nosotros en cuanto al uso doméstico.
- Porque dirige la economía territorial hacia la agricultura y el turismo, obviando otras posibilidades de desarrollo. Así, aquí en Aragón parece que todos deseasen para sus hijos un futuro dedicado al cultivo de la zanahoria. Y desecharon el proyecto de Carlo Rubbia, que hubiese colocado a Aragón y a España en un primer nivel tecnológico mundial. Aunque reconozco que la actual estructura política de poder, basada en los controladores pueblerinos del desarrollo de la acelga se hubiese ido a tomar p'ol saco. Y no lo consintieron. Quien manda, se aferra.
- Precios: Algo escaso no puede ser barato. Y es una locura subvencionarlo. Como proteger la agricultura. Algún día los estados del Primer Mundo se van a ahogar en lo que les cuesta producir, cuando sería más barato comprar al Tercer Mundo -y puede que la emigración se autorregulase- y dedicarnos a otros sectores.
- Regulaciones: Sobre mantenimiento de redes y criterios de abastecimiento. Imponiendo sistemas de uso (prohibir riego por "agua rodada", reciclaje y depuración, reaprovechamientos, ..)
- Compensaciones interterritoriales: Te doy lo mío porque somos de la familia, pero tú me das, también, algo a cambio. ¡Qué chuli!.