Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

martes, 15 de mayo de 2012

Mareando la perdiz

Iba a escribir una carta independiente, pero lo que tratas me da pie para escribir lo que quería y a la vez, contestarte. Comenzaré por algo intrascendente en apariencia, aunque creo que nos permite apreciar con claridad la realidad de algo que expones: los japoneses..

No son educados, exactamente. Durante siglos han vivido en una sociedad rural, agraria y sujetos a un régimen feudal; tengamos presente que hasta la Era Meiji, durante la que el Japón se abre al resto del mundo en la última parte del XIX, debido en buena parte a que el comodoro Perry impuso por la fuerza el fin del aislamiento y del estilo samurai, su estructura económica y social era medieval. Eso mantuvo vivas unas costumbres basadas más en las formas y el respeto que en los afectos.

Los japoneses no se tocan, acuerdan aún hoy muchos matrimonios y crecen sometidos a un fortísimo sentido de responsabilidad social. Hace no mucho, quizás no más de tres años, la prensa japonesa ensalzó a un Rato cualquiera que convocó a una asamblea a sus empleados, les pidió perdón por no haber sido capaz de resolver los problemas, asumió su responsabilidad y mientras la tropa se inclinaba se espachurró lanzándose por la ventana. Todo un modelo..

Y es que ellos sienten el suicidio de un modo diametralmente opuesto a como lo hacemos nosotros. Para su mentalidad, el Hombre es un componente más de la Naturaleza (y esta es el Todo) y solo incardinado en esta tiene comprensión; lo individual solo se considera como una vía de fusión con aquella, pero sin valor por si mismo. El suicidio debe ser honorable según su causa y entonces eleva al sujeto a la Perfección, lavándole sus impurezas; si el seppuku no es exigible, al no afectar a la honorabilidad del comportamiento -lo que reduce esta vía al noble y al guerrero, que sigue el Bushido- lo que hace el común es trabajar como una mula y los que tienen inquietudes espirituales se esfuerzan en diluirse mental y emocionalmente en el Todo o en la Nada, que para gustos colores.

Esto de estudiar le vuelve a uno rarito.... Seguiré con lo que quería decirte: fidelidad y rabia. Y sé, recalco sé, pues la existencia me ha convencido de ello, que a estas dos cuestiones se reduce casi todo, por no decir todo. La fidelidad a la que me refiero no es la que piensas. Es más importante. Me refiero a la fidelidad a uno mismo, a la propia conciencia o subconsciente o intuición o creencias o como queramos llamarlo, que no tengo claro que en la realidad, que siempre es clara y sencilla, no sean lo mismo. 


Clara y sencilla..; la realidad, la vida, es así. Nosotros somos quienes las enmerdamos. Y si no lo vemos así contemplemos a un niño de pocos años. Es absolutamente natural; nos mira a los ojos directamente sin complejos o temor, pregunta lo que no imaginamos cuando nadie lo espera, se toca tranquilamente eso para investigar que es, juega imaginando sin restricciones, ... Y ahora, si fuera posible, observémosle de mayor: más conchas que un galápago. Poco queda de aquella naturalidad. Y una cosa es que no nos relacionemos con el prójimo como elefantes en cristalería y otra radicalmente distinta es basar la conducta en el resultado, teniendo poco en cuenta nuestras creencias.

Comencé a discurrir sobre ello cuando vi aquella mujer espléndida.. ¿Sabes?; ellas han sido siempre mi inspiración. Han actuado como catalizadores en las reacciones de mi vida y al contemplarla, y sentirla, tan voluptuosa, sensual, carnal, abierta, ...., al percibirla tan natural, comencé a ver con claridad. Pero retrocederé... Todos sabemos quien y como somos, pero nos esforzamos en ocultarlo tanto a los demás como a nosotros mismos. Es muy duro reconocerse. Habitualmente usamos una apariencia .. ¿conveniente?, con la que nos sentimos cómodos y con la que podemos convivir, con otros y con nosotros.

Pero eso implica que nos traicionamos, que dejamos de ser quienes somos y adulteramos lo que sea de nuestra personalidad. ¿Lo hacemos por conveniencia y presión social?; puede ser, si, pero también por miedo a sabernos. Para saberse y obrar en consecuencia hay que tener un par, y si por algo se caracteriza la persona es por sus temores.

Podemos ser buenas personas; y reconozco que mucha gente tiene los sentimientos que corresponden a gente así. Pero no se trata de eso, no. Tras contemplar a aquella mujer.. (si algún lector piensa que mis ideas se centran y limitan al fornicio está equivocadísimo, pues me refiero más bien a quien tiene cualquier tipo de inquietud, de fuego en el cuerpo y este lleva años buscando su camino, brotar, existir; aunque reconozco que recurro para explicarme al ejemplo más fácil de captar, que sí se centra en lo sexual). Decía que tras recibir aquel impacto  tan humanamente femenino comencé a pensar... Ella puede estar enamoradísima de su Pepe, pero podría ser que su existencia no comenzase y acabase en este; tiene unas necesidades, físicas, intelectuales y emocionales, que nacieron con ella y que tendrá que lidiar a lo largo de su vida, le guste o no. No puede reducirse a ser meramente pareja fiel de su Pepe, so pena de ser infiel a si misma, reduciendo en proporción similar las posibilidades de su existencia. Como todos, vamos..

Es curioso.. Ser ella, ser fiel a lo que es, pudiera conducirla a no ser fiel en el sentido matrimonial o de pareja. ¿Malo, criticable?; creo que no o más bien, no tengo asentado mi criterio. De entrada, diría que eso es solo una muestra de las muchas contradicciones que se generan en el individuo al convivir con otros. No sé si su Pepe la satisface vitalmente, pero no me quedo ahí.. No se trata de si encuentra a alguien que se ajuste a su realidad, la satisfaga física y emocionalmente, y la complete como persona, sino de si eso es posible (parto de un axioma y es que el Hombre es social y no puede existir en soledad; sin otros, no hay humanidad).


Como esa plenitud es una meta teórica, me planteo que es en verdad tanto lo debido como lo más eficiente para alcanzar el mayor beneficio al menor riesgo: ¿quebrar la propia identidad en beneficio ajeno o ejercerla quebrando otras?; ¿mantenerse fiel socialmente o ser fiel a uno mismo?. Como he expuesto muchas veces, la respuesta exige cambiar de plano, como propusieron los teólogos tridentinos de la Compañía de Jesús. Nada de deberes ni rentabilidades. Basémonos en el Amor.. Renunciar y perder por amor. Pero sé que esto no evita en muchas ocasiones la autodestrucción, la muerte del amor y al cabo el daño al otro. Se puede herir desapareciendo y también estando presente con amargura. 


Rabia... Lo anterior trataba del individuo y esta de su respuesta ante lo ajeno. Expuse que según crecemos -es un decir- desarrollamos un personaje público que usamos de puertas afuera, como si la sociedad fuera Internet y buscásemos que los demás conociesen de nosotros el ser inventado y no quien somos en realidad.

Eso exige establecer unas ideas, comportamientos, reglas, moral, estilo, .., que sean acordes con nuestro personaje. Sabemos allá dentro, en nuestro interior, que ese individuo que nos representa en buena parte es falso, pero lo compensamos gracias a lo cómodos que vivimos sin las tensiones que nos generaría aparecer ante los demás como somos en realidad. Reducimos tensiones, soslayamos temores...

Pero inevitablemente todos hacen lo mismo y conviven personajes imaginarios. No hay mayor problema con esta ficción mientras no hay determinada intimidad, pero cuando alcanzamos cierto grado de proximidad con otros las ficciones ajenas chocan con las nuestras y surge el conflicto.

Lo sentía ayer por la noche, en la sobremesa de la cena. Mentalidades antiguas, de misa, aperitivo, paella y pollo los domingos. Personalidades de señorita que sabe coser y tocar el piano. Argüí con delicadeza comportamientos actuales...; nada. Irritación. Cuando cruzan tu vida personalidades reales y que con todas sus carencias responden a los momentos que viven, puede ser que confrontes tus opiniones con las suyas y que al cabo haya acuerdo o no -que no es tan importante, pues lo distinto pudiera ser consecuencia de diferentes referencias-, pero cuando tratas con quienes sienten hoy sujetos a la mentalidad del siglo XIX, la única respuesta que recibes es el temor. Rabia.

La realidad agrede a quien no la acepta. Se impone, guste o no, se quiera o no. Y aquellos que pueden vivir hoy en un tiempo pasado, porque disponen de medios materiales, sujetos a una mentalidad desaparecida, no comprenden las nuevas reglas y se sienten indefensos ante lo que no entienden. Como no han luchado -no están acostumbrados, gracias a sus posibilidades materiales-, no se esfuerzan en superar los obstáculos. Pero no pueden dejar de sentir que viven en un ambiente extraño y su reacción es agresiva. No tienen iniciativa y eso hace que su única respuesta sea una muestra de rabia e impotencia.

También cabe algo así en quien no dispone de aquella defensa material y sí está acostumbrado a esforzarse, ya que el catalizador de la situación reside en una combinación de inteligencia y necesidad, por lo que la rabia aparece en quien no comprende, aunque se esfuerce. En resumen, la aplicación del principio de rentabilidad -que no es solo económico-, nos lleva a coger el camino más fácil y acomodarnos.  


Es esa agresividad, esa rabia de la Masa, la que presiona a los individuos. Individuos capaces no hay tantos y prima además aquel principio, por lo que la tendencia general es a ser masa y comportarse tan temerosamente como un rebaño de ovejas.

No se si he logrado aclarar mi pensamiento. Pero intento comprender las reacciones de quienes conviven a mi alrededor para así poder ser más coherente con mi realidad.

Perdón por este ladrillo...

sábado, 5 de mayo de 2012

Agapē - αγάπη

Es lo que hay....; escuchen. El final..


Viaje a Manhattan, impresiones

El artículo anterior servía de guía al visitante, pero me mantenía oculto. Quiero ahora intentar, tras ser reconvenido con mucha razón por quien ejerce verdaderamente la amistad, contarles mis impresiones, lo que sentí durante el viaje. Que lo consiga ya es otra cosa, pues no es fácil; mostrar a los demás el interior exige enfrentarse con uno mismo y cuesta. Este artículo no va a tener imágenes; aún no se ha inventado la máquina que fotografíe las sensaciones.

¡Vámonos a Nueva York!. Según se acerca la fecha me pongo más nervioso. He viajado durante años; tanto que hubo alguno en que estuve 220 días fuera de mi casa. Pero viajaba solo, por razones de trabajo; tenía tal hábito que mantenía siempre hecho mi pequeño equipaje: la ropa de trabajo, un conjunto de calle apto para todo tiempo y los lugares habituales, muda y cosas de aseo. Comodidad y utilidad en estado puro. Enganchaba mi hatillo ¡y aire!. Pero viajar en familia es muy distinto; de entrada, ellas se empeñan en llevar todo lo comprendido entre el biquini y el abrigo. Porsi..., es su lema. Y como nos acompañan nuestros hijos, más mayores de lo que les veo y menos de lo que se creen, siento que me observan con prevención, como si el abuelito fuese a estozolarse a cada momento.

En fin. Allá vamos.. Me joroba el ritmo aeroportuario, me resulta insoportable. Los aeropuertos son gélidos de tan utilitarios -la T4 es un engendro diabólico- y esperas y controles, me joden. Pero no hay otra.Vuelo con American Airlines y en el mostrador nos hacen una entrevista de seguridad que para la mentalidad española, plena de recovecos y desconfianzas, resulta infantil; me dan ganas de decir que el equipaje me lo hizo una amigo palestino...

Al llegar a JFK, topo con el Border.. Y lo de topar, tal cual. Me separa de los puestos de frontera una serpiente enroscada sobre si misma de gente variadísima, así que me entretengo durante algo más de una hora en observarles. Quien primero llama mi atención son unas catalanas trein.., no cuarentañeras, que están nerviosísimas. Rajan y rajan y no paran de rajar. Nueva York está en la mayoría de nosotros a base de películas; durante años hemos visto una tras otra, rodadas en Mahattan, en su ambiente, en sus calles y en cierto sentido todos somos algo neoyorquinos. Y estas dos han convertido en estos momentos las escenas cinematográficas en sus sueños... Las dejo repasando a toda velocidad todo lo que van a hacer..; ¡Dios santo!.

Tomamos un taxi para ir a Manhattan. De entrada, el mudo que conduce se salta siete semáforos seguidos en rojo, mientras serpentea de una calle a otra de salida del aeropuerto. Me pone las pelotas a la altura del bigote y recuerdo cuando llevé una noche de lluvia a mi abuelo a Santander; yo era un alocadísimo adolescente sin desgastar -no se si me entienden-  y calmaba mis ímpetus corriendo en coches. Mi abuelo, preso de pavor, se agarró a su cachava y tal cual entró, tal cual salió; creo que ni pestañeó.. Pues así entré en Manhattan: sin pestañear.

En el hotel, yo que soy curioso por naturaleza y levanto lo que no se debe..; ¿pero qué están pensando?. Les contaba que levanto las botellas del bar que hay sobre la cómoda, sin acordarme de que aquí tienen control electrónico. Al irme me miran de reojo; en la factura que encuentro bajo la puerta cuando me despierto el día de salida dejan claro que nada más llegar me bebí cinco botellas de tintorro de la bodega de Coppola.

Y a la calle... Me suena todo; es como si estuviese en un lugar en el que ya viví. Es una sensación extraña; nadie te tiene que decir como se llama aquel edificio o que hay tras aquella esquina... El cine; y eso que no me gusta. Quizá porque ahora carece de luz, es oscuro, y muchas veces lo han reducido a un gran espectáculo sin contenido.

La gente es ... ¡Sorprendente. Cómo en cualquier lado!. Y es que en Londres vi británicos y paquistaníes, en Zúrich suizos, en Italia gallos vestidos de negro, en Alemania rubios vestidos de oscuro, en Francia más de un pobre con chaqueta, en Lisboa bigotes y africanos, y en España estoy habituado a no ver de lo que gritan los malditos. Pero aquí son indistinguibles y es que los neoyorquinos son un compendio del mundo. Como en Madrid, que de allí no hay y son todos de fuera, pero en grande.

El portero del hotel es negro. Y el maletero. Y el taxista. Entro en un Deli --comedero que bajo diversos nombre ofrece de todo para llevar o comer allí- y el personal es hispano, aunque hay algún oriental despistado. Dada la hora, soy el único cliente en la línea de platos calientes; hablo en español con los tres empleados que la atienden y les encargo lo que deseo. Y entonces contemplo los Estados Unidos en su versión más pura....

No tienen que atender a nadie más, no hay colas, pero se ponen a preparar mi desayuno a toa pastilla, como si les fuese la vida en ello. ¡Trabajar, trabajar y trabajar!. Tierra de jodedores y jodidos, sin caridad en el trabajo, como me explicaron hace años a mi llegada. ¿Para qué quieres vacaciones siendo joven?. No seas perdedor, ambiciona... ¡¡¡Dinero, dinero!!!; tanto tienes, tanto vales. Cuando salgo a la calle comprendo a la gente; caminan solos, comen rápido mezclas imposibles sentados en los escalones callejeros de cualquier sitio, viven lejos y tardan mucho hasta sus casas. Y con todo, ves en las ropas de muchos la huella del esfuerzo y la ausencia de triunfo; siguen en pie, caminando. Y ¿soñando?.

Pero, curiosamente, mientras en España nos hemos vuelto broncos, los americanos son gente amable y con su punto de inocencia. No quiero decir que sean tontos y manejables, más bien al revés. Tienen una idea clarísima de que buscan y como lo quieren; no aceptan improvisaciones y gracietas. Tienden a ignorar, por la mentalidad anglosajona de sus dirigentes, lo que les es distinto y de ahí el desastre de sus relaciones exteriores, pero no olvidemos nunca que han sido el sacrificio y la sangre norteamericana los que, posiblemente, lograron que el nazismo no acabase triunfando y los que en estos tiempos asumen las responsabilidades que los europeos, tan miedosos a las consecuencias, tan cagones, no se atreven a afrontar unidos. Pero precisamente porque ellos suelen tener claros sus objetivos y nosotros no tanto, chocamos. En West Point puede leerse que allí forjan líderes para la nación. ¿Donde lo hacen los nuestros?.

Europa es vieja. Aquí hubo durante siglos señores de vidas y haciendas. Tenemos grabado en los genes que trabajar no siempre vale, que aquellos pueden quedarse con todo, por las buenas o por las malas. Nuestros Derechos Penales tienden más que a proteger los valores sociales a defender al ciudadano del Poder y así nos va. Y nuestra tendencia ancestral, como descendientes de siervos, es a pedir antes que a reclamar y a exigir. Mientras que los americanos tienen grabado en sus genes la mentalidad de los pioneros que desarrollaron su sociedad; gente que se encontró todo por hacer y sin rey ni noble alguno al que pedir ayuda, ni que impusiera un derecho inexistente. Cada uno y el trabajo marcan el futuro, o por lo menos se lo creen, que ya es mucho.

La sociedad americana es cómoda..., si consigues sacar la cabeza fuera del agua y durísima, cruel, en caso contrario; en el Bronx hay quien tiene menos esperanza de vida que en África. Extremadamente conservadora en general y solitaria como pocas. Y tienen miedo, mucho miedo. ¿Por qué, de qué?. Quizá por estar tan solos a veces; y del silencio de la soledad. Y sigo manteniendo que son amables y muy sociales; ¿un contrasentido?. No y la razón es muy simple: saben con claridad que o ellos sacan adelante su mundo o nadie lo va a hacer; así que colaboran y se ayudan. El Estado Social no lo va a hacer; no existe.

El resto no es más que lo que han podido conocer en el artículo anterior. Turismo. 



jueves, 3 de mayo de 2012

Viaje a Manhattan, detalles

Acabo de volver tras pasar unos días en Nueva York y quiero contarles algo de lo vivido; intentaré que no sea lo que pueden descubrir en una agencia de viajes o en alguna página de Internet, y mostrarles aquello que ha llamado mi atención, más algún pequeño detalle práctico que conviene saber. Comencemos por el
Viaje

Si viajan en Business Plus o Club solo les recomendaré que se lleven unos calcetines de vuelo -más amplios y flojitos- y un antifaz. Aquellos para quitarse los zapatos y ponérselos sobre los de calle, lo que les permitirá sentirse verdaderamente cómodos. No vale -en mi opinión es ser un guarro- quitarse los zapatos, sin más, y quedarnos con los mismos calcetines que llevamos horas usando; les aseguro que hay pinreles demoledores... y calcetines agresivamente horribles. En cuanto al antifaz es para poder descansar mejor, en especial durante el vuelo nocturno, pues aunque se rebajan las luces siempre hay suficiente iluminación ambiental para que resulte incómoda.

Si viajan en turista les recomendaría tres cosas. Procuren reservar sus butacas en las salidas de emergencia, lo que les permitirá estirar las piernas al tener más espacio. Con la compresión del aire en cabina, que en los comerciales suele ir a un tercio, termina uno con los pies como botijos, que aunque se recuperan rápido agradecen un calzado amplio y cualquier posibilidad de mover las piernas. En segundo lugar, llévense un balón de playa, de los de plástico pedorro; les permitirá, una vez inflado, apoyar los pies sobre él e ir en una posición más cómoda. Y finalmente, un collarín almohada de buena calidad, que alguno se lo lleva de plástico y se cuece vivo; ¿la razón?..: ¿han visto como cae la cabeza del abuelito durante la siesta en el sillón?.

Hoteles

Todo depende del dinero disponible, pero piensen que lo barato suele salir caro y que donde tienen que centrar su atención es sobre la diferencia entre lo que cuesta el que pagarían y el que les gustaría. Lo que cuesta el primero lo van a pagar de todos modos, ¿así que por qué no piensan en pagar algo más y disfrutar de un pequeño sueño?. Además los precios oficiales no los paga nadie; hay que buscar la ocasión.. Una habitación doble en mi hotel, el New York Palace, cuesta según el cartel expuesto en el armario 983 $US diarios, pero les aseguro que he pagado menos. Además, muchos hoteles de ese nivel disponen de dos áreas: una pensada para viajes de negocios, que es la que recomiendo, y otra, que en muchos se denomina The Towers, dedicada al más puro lujo.

Imagínense en Madison Avenue, "the fashionable road", saliendo a la calle por una puerta frente a BlackRock, lo que puede explicar mi encuentro en el lobby con Luis de Guindos, y por otra justo frente al ábside de la catedral de San Patricio -a las cuatro de la tarde la misa es en español- y teniendo a su espalda el Waldorf Astoria. San Patricio se abre a la 5th Avenida y enfrente, algo a la izquierda, está el Rockefeller Center, con uno de los dos mejores miradores de la ciudad, idóneo para el día; el otro está en el Empire State Building, que les recomiendo para la puesta de sol y la noche, pues cierra a las 24:00.


Vista desde mi habitación en el piso 20. 
Arriba, en una tarde de lluvia, el Lever se pierde al fondo entre la niebla
debajo, por la noche


Por cierto, si siguen mi consejo y se alojan en el Palace, ni se les ocurra comer en el Guilt. Es el restaurante del hotel y a pesar de sus dos estrellas Michelín tiene un servicio pésimo y la comida..., ¡donde estén mis guisos!.


 Algo interesante

Viajar, para mí, es convivir con la gente. Tengo la ventaja de que hace años fui agregado como piloto a una unidad del ejército norteamericano y me encuentro en la sociedad de los Estados muy cómodo, ya que en general son amables y mi formación profesional es la suya. Por otra parte, al ser extranjero puedo permitirme el lujo de contemplar sus defectos desde fuera, sin que me ataquen al hígado como los de aquí.

Posiblemente, lo primero que les llamará la atención es el despliegue de banderas, como en el edificio del Imperio Británico de la 5th. Mirando la avenida hacia el norte, las fachadas de esa acera ofrecen un despliegue de stars and stripes espectacular. No puede ser de otro modo; los norteamericanos son suma de cuanta nación existe y precisan algo que una semejante diversidad. Piensen que solo en uno de los barrios de Nueva York, en Queens, se hablan 52 lenguas diferentes; no existe idioma oficial, aunque el inglés es su lengua franca y la predominante. Solo un país como España, viejo que te cagas y de historia común durante muchos siglos, puede permitirse tristezas como la de despreciarse a si mismo.



Habrá que moverse.. Todos, absolutamente todos los taxis que he tomado en Manhattan disponían de la posibilidad de pagar con tarjeta de crédito. Por cierto, ya que hablo de los taxis y aunque no sea el momento, les diré que no hay hijo de madre que sepa, digan lo que digan, cuando van libres. Llevan luces en el techo, pero como si no. Así que la manera de cogerlos es levantar un brazo en el borde de la acera y quedarse con él en alto, como Colón descubriendo América, hasta que pare alguno.

Tomar un gypsy es más fácil; en su inmensa mayoría son Lincoln Town Car de color negro y sus matriculas comienzan por la letra T. Son tan legales como los otros, los amarillos, pero no llevan taxímetro, por lo que hay que acordar el precio del trayecto antes de subir; tienen limitaciones de recogida, que básicamente consisten en que no pueden captar al posible cliente. Todo ello da lugar a picaresca y no se los recomiendo..., so pena que quieran ir a ciertos sitios y a ciertas horas, pues un amarillo se negará a llevarles y uno de estos no. Peligroso oficio.

También pueden usar el metro. Tranquilos, que no pasa nada. Solo hay que decidir con calma, pues el funcionamiento de su red es diferente al de aquí. En un mismo andén pueden parar trenes de líneas distintas y no todos paran en todas las estaciones de su línea. En Manhattan es subterráneo, lo que les ha costado un pastón, pues en algonquino -la lengua de sus pobladores indígenas- ese nombre significa "tierra de colinas y de ríos", y su suelo es extremadamente rocoso; posiblemente por eso hay muchas líneas elevadas en otros distritos "más económicos".

No se preocupen en demasía por el idioma. Las señas funcionan en cualquier sitio y en los Estados, y en New York City en particular, hay mucho hispano -si son españoles, son spaniard y no spanish, que se aplica a los hispanoamericanos-. Negros e hispanos, junto con algún que otro oriental, atienden la mayoría de los comederos y pasillos de los hoteles. Hay ciudades, como Miami, en las que podrán ver algún cartel en las tiendas de "se habla inglés"; también en Nueva York. Y más de una calle y letrero público están escritos en inglés y español.


Paseando pueden topar con cualquier cosa. Como yo, que me he encontrado con varias Crime Scene. Lo de las series de televisión, ya saben, pero en vivo y en realidad. Les mostraré una, que ha conmocionado a la sociedad americana, la del caso Etan Patz. En estas situaciones los medios de comunicación se vuelcan. Inmediatamente, aquello es una verbena de padre y muy señor mío. Los noticieros no se basan como aquí en noticias políticas, que verdaderamente importantes hay pocas, sino en lo que sucede en la comunidad.


Manhattan es básico, pues reside en nuestros recuerdos. Películas, noticias, personajes, .. ¡Cuantos nombres del distrito tenemos grabados en la memoria!. Pero hay otros cuatro boroughs más. Y les recomiendo encarecidamente que los visiten. Hay unos recorridos en que podrán contrastar las diferencias entre los distritos municipales, incluso dentro de cada uno, pues en el norte de Manhattan está Harlem y en el Bronx, Riverdale, una zona residencial elegante.

Al Bronx duro no se les ocurra ir solos ni de noche. Y cuidado con las líneas express del metro, que no paran en todas las estaciones y si se equivocan, pueden pasar un mal rato. Si ven zapatillas deportivas colgadas están ustedes en el límite del territorio de una banda y los bastones de colores que sostienen ciertos hombres en la calle no son otra cosa que el código del tipo de droga que venden. Ahora la situación ha mejorado, tras los mandatos del alcalde Giuliani, pero no era raro que si te atracaban y consideraban que no aportabas pasta suficiente, te violasen o asesinasen. Por cierto si un policía les dice, alto y claro, step back!, no hagan el español demócrata y se dediquen tanto a enseñarle derechos ciudadanos como a aclararle que no han hecho nada; obedezcan, retírense hacia atrás un paso y cállense.

Poste en recuerdo a policías caídos en acto de servicio
46th Precint - Bronx

Este Precinto, para nosotros comisaría, tiene su cosa. En su ambiente se basó una película que quizá recuerden o hayan visto: Fort Apache, The Bronx. Por si fuese de su interés, pueden recurrir a estos teléfonos; ¡ah, y comprueben que su móvil dispone de la banda usada en telefonía móvil en USA, que no será el primero que hace el calamar!.

Conociendo

Conocer, tras descubrir, lo que ignoramos es entregarse a lo diferente. Si todo lo que piensan hacer es visitar museos y comprar como español preso de furor uterino, creo que no merece la pena el trabajo que cuesta viajar; y tampoco si emplean el tiempo en sacar fotos y "vidéos" para presumir ante los amigos. Las únicas imágenes que valen la pena son las que permanezcan en su memoria, como besos húmedos apasionados; el resto, humo. Calzado no cómodo sino más que cómodo; cuasi costroso, tipo segunda piel pegajosa. Vístanse también lo más cómodo que sea posible y como cebollas, por capas que puedan irse quitando y poniendo, vayan preparados para cualquier cambio del tiempo, abran mucho los ojos y contemplen, y donde fueren hagan lo que vieren, que no es cosa fina atronar a berridos ambientes tranquilos ni pretender hacer gracias que no se entienden.

Conocer es callejear. Comer de todo, menos lo que conozcamos. Hablar sin pudor ni miedo al ridículo que dirán. Aprovechar cualquier lugareño conocido para interrogarle sobre lo que ha picado nuestra curiosidad. Manhattan es facilísimo de recorrer; avenidas paralelas a lo largo y calles perpendiculares a aquellas a lo ancho. Y excepto unas pocas que tienen nombre -aunque no tan ridículo como en Zaragoza, que a un progre le dio por ponérselos de películas y si te preguntan, alguien pudiera oír que vives con "Fulanita y sus menganos"-..; decía que algunas tienen nombre, pero la inmensa mayoría solo un número, consecutivo del de la anterior, de modo que como las avenidas van de este a oeste y las calles de norte a sur, solo hace falta una resta para saber lo que me queda hasta donde quiero ir. Para su más fácil uso, las calles se dividen, manteniendo el número, en este y oeste. Allí lo cogerán en un plis plas...

En el arco del triunfo de Washington Square Park comienza la 5th. Pueden ver el Empire..

Las calles son largas, largas, largas,.... Y no excesivamente anchas muchas veces

Broadway hacia el norte, vista desde la zona del parque del ayuntamiento. Una de las más largas

¿Qué les aconsejo que no se pierdan?. Para gustos colores. Pero me arriesgaré. El recorrido guiado por los distritos del que les hablé. El MOMA; pero antes exploren sus fondos en Internet, elijan aquello que les atraiga de verdad y no por su fama, y contémplenlo en directo, despacio, de modo que les quede el recuerdo de lo breve, si breve, dos veces bueno. Las indigestiones y más si son culturales, aplastan.

Flatiron. Sensacional solución arquitectónica al problema de edificar en un área mínima. Visita inexcusable

Visiten la web del Radio City Music Hall cuando sepan los días en que estarán en Nueva York y dense el gusto de presenciar algo en un local que forma parte de la historia del espectáculo. Aunque a mí Zarkana, como que no ... Y Times Square, que es algo así como un circo. Y embárquense en el ferry que une Manhatan con Staten Island; es gratuito y les permitirá contemplar tres "cosas" muy interesantes. La isla de Ellis, donde eran desembarcados los emigrantes cuando llegaban y donde se decidía su suerte; la Estatua de La Libertad, interesante desde la ría y vista en su conjunto, mientras que la visita a su interior no me dice nada; y la skyline sur de Manhattan, donde resalta ya la Freedom Tower como el edificio más alto de la ciudad, muestra de algo que siempre hay que tener presente de los norteamericanos, su capacidad de levantarse y recuperarse.

Ellis Island

He elegido vistas intermedias y un día gris. Intenten ponerse en el lugar del emigrante. Están llegando... ¿Qué será de mi vida?

No olviden visitar la Frick Collection, junto a Central Park. Museo variadísimo. Y la Biblioteca Pública, en cuya web, abajo a la derecha, comprobarán una vez más la importancia de hablar español; eso de que los norteamericanos siguen en la era de Pedro Picapiedra vamos a dejarlo para otro día. Y esto me recuerda algo; lleven algún cacharro con WiFi y descubrirán lo que es ir a toda pastilla, y muchas veces gratis.

Sala de animales africanos del Museo de Historia Natural. Interesantísima el área de los pueblos indios norteamericanos

¡Vamos, que están descubriendo mis pasos!. Así que síganme y acerquémonos a la Zona Cero. Como dije antes, nunca minusvaloren la capacidad de recuperación de esta gente. Les pondrán de rodillas, pero se levantan. ¡Y de qué manera!. Japón no se dio cuenta en la WWII y así les fue. Está cerca de Wall Street y del embarcadero del ferry del que les hablé, y de una ciudadela construida en los orígenes de la ciudad en la punta sur y de...

 Freedom Tower

Cerca de la Zona Cero encontrarán una iglesia pequeña, de planta cuadrada. St. Paul's Chapel. El colapso de las Twin Towers y edificos próximos la inundó de polvo. Hoy es un memorial donde pueden captar el sentimiento del pueblo. Y es posible que disfruten del ensayo del Trinity Choir.


Comederos

Aquí hay que andar con pies de plomo, que el asunto de la jalancia es muy delicado. De entrada, prueben algún que otro hot dog en un puesto callejero; hay algunos carricoches que, dada su calidad, tienen hasta colas. Hínquenle el diente a los bagels y, en general, a cuanta comida les resulte desconocida. Guíense por olores y colores, déjense seducir.. No puedo creer que viajan lejos para seguir comiendo un filete con patatas fritas -en los Estados, french fries-; ¿acaso les persigue su endocrino?.

Les sorprenderá ver que en Manhattan no es fácil, o es casi imposible sin más, encontrar tiendas donde comprar "cosas de casa", de las de todos los días, de las que se gastan y es que aquí la vida es dura. De nuevo les aconsejo que observen a sus gentes.. Las hay y excelentes, como Zabar's o Dean & DeLuca, que les aconsejo visitar; de esta última, mi preferida, les enlazo la página de carne de vacuno, cuya sección es espectacular en vivo y en directo. Podrán ver los múltiples cortes que se pueden aplicar a las piezas de carne; por si les interesa, el mío es el cowboy (en la web no aparecen todos).

Dean & De Luca

Les decía que no es fácil encontrar lo que aquí conocemos como un supermercado. Y es que el Knickerbocker vive por y para el trabajo. El mayor insulto, en mi opinión, es ¡perdedor!. A mi me explicaron cuando llegué hace años que solo existen jodedores o jodidos y que en el trabajo la caridad no se trata. Así que quien vive en Manhattan suele acudir a una de los muchos establecimientos que venden comida preparada, que puede llevarse a casa o consumirse in situ, lo que incluye platos, vasos, cubiertos y servilletas de usar y tirar. Con ello soluciona su manduca. ¿Para qué necesitan perder tiempo en comprar y cocinar?; ¡trabajo y relaciones sociales...!.

Pero aunque los he utilizado para los desayunos, los almuerzos y comidas -en español, se come por la noche cuando los franceses cenan-, son un asunto muy serio. Así que les recomendaré algún que otro comedero de mi gusto. Eso si; espero que comprendan que no hay duros a cuatro pesetas...

Puerta de cámara acorazada en Bobby Van's, 25 Broad Street, área financiera
(coman en el restaurante del sótano)

Chinatown - Se han "comido" la mayor parte de Little Italy
En esta zona, les recomiendo Da Nico

En el área del Empire State Building, Statler Grill, 136 West 33rd. Vimos el partido del Barça en pantalla enorme; curioso... Yendo desde la 5th hacia el Radio City Music Hall, Brasserie Ruhlmann, 45 Rockefeller Plaza; cruzando la calle, exactamente enfrente, la famosa pista de hielo, esa de las películas, aunque en la realidad es más pequeña que en el cine. Encontrarán una carne excepcionalmente cocinada, aunque la pena es que el menú es cerrado, en Le Relais de Venise, 590 Lexington Avenue. Y cerquita del Waldorf, con una cazuela de mejillones fuera de serie, Brasserie, en 100 East 53 rd; interesante para cenar moderno un viernes por la noche. Cuidado con los tamaños de las cervezas que pidan en este último y, en general, con el de las raciones, pues los norteamericanos están lustrosos por algo....

Tenemos familia allí; viven cerca de Central Park y él trabaja como psiquiatra. Nos explicó la perversión del comportamiento que había creado el sistema de ayudas sociales y nos llevó a cenar al Café d'Alsace; no estuvo mal.  Que por cierto, me estoy dando cuenta de que muchos de los sitios que les recomiendo tienen nombre francés y es que a los yankees se les hace el culo limonada con lo que sienten que no tienen, vieja Historia; junten eso con lo del amour y lo demás, y p'a que les cuento.

Panoramas

Me limitaré a mostrales unas vistas desde el Empire State Building. Impresiona estar allá arriba. De verdad. Pueden hacer lo que les apetezca si viajan a New York City, pero sería imperdonable que se perdiesen este fantástico espectáculo. Si pueden, suban al observatorio del Rockefeller Center durante el día y al del Empire para ver atardecer y para contemplar la ciudad de noche; si solo prueban uno, me quedo con el Empire.

 Hacia el sur

Hacia el norte. Lo verde, Central Park y al fondo Harlem

Hacia el oeste, el Hudson y New Jersey

 Hacia el este, Queens y Brooklyn

Y Central Park también habla por si solo. Entorno de museos y de edificios residenciales, en los que no basta tener dinero para pagar la millonada que cuesta el metro cuadrado, sino que el comprador debe ser aceptado por la Comunidad de Vecinos. Normas norteamericanas, como la 5th Enmienda, que hace que puedan tener armas en su hogar, pues tienen derecho a defenderlo; si sienten que un extraño lo amenaza, ¡catapúm! y el invasor pasa a mejor vida sin problemas para el residente. Por cierto; las dos carreras universitarias con más prestigio, son Derecho y Medicina. Se nota que ganan dinero en las calles que rodean el parque...








Hay que ir terminado. Que quieren, me he extendido pero New York City lo requiere y eso que han quedado en el teclado muchas vivencias e impresiones que atrajeron mis miradas.He dejado para acabar lo que me inquieta, lo que altera mi ánimo. Mi natural inocencia quedó desconcertada. Juzguen ustedes y resuelvan mis dudas; las dos primeras se refieren a mingitorios... Si, lo que ellos llaman Rest Room. Suelen estar limpios, pero también es habitual que solo haya uno. Y que quieren que les diga..; la pitopausia impone sus exigencias.

¿Qué hacer tras ..., cuando papel en ristre uno lee semejante cosa. Metérselo al bolsillo?

¿Qué habrá hecho el rubiales que nos sirve?. Porque el cartel, muy repetido, es sospechoso..

Soy un cocinillas....

Mi preferido. ¡Esto es un nombre comercial!. Mi paraíso...

Viajen, viajen, aprendan, descubran