Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

viernes, 22 de febrero de 2008

Pasión del ánimo

Así se define el afecto: cada una de las pasiones del ánimo, como la ira, el odio, ..., y especialmente el amor o el cariño. Esta noche estoy alicaído, pero quizá sea mejor para charlar un poco sobre afectos.

Es bueno esto de tener un blog. Si. Puedes desahogarte en soledad. Satisfactorio como dar un beso a un espejo.. Muy gratificante. Me sirvió hace tiempo para chillar en silencio; algo parecido a eso que dicen que hacen los orientales: pegarle garrotazos a un muñeco. Cansado te quedas. Y sudoroso.

Pero el problema es que necesitamos la piel. Piel contra piel, olor sobre olor, pálpito de tu corazón. Si no ¿de qué me sirve?. Y normalmente, en demasiadas ocasiones, cada día más, jugamos a vivir en soledad. Queriendo ganar, jugamos a perder.. Distancia, buena defensa, mejor derrota.

Comansons, que diría Tip. Charlemos sobre los afectos entre la pareja. Según mi experiencia, el primer afecto, el que nos pone en marcha, es la ilusión. Y es que para lo poco que sabemos no se da más de si.
La ilusión se define como una imagen o representación sin verdadera realidad, sugerida por la imaginación o causada por engaño de los sentidos. Como una esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo. Y como la viva complacencia en una persona.
Me ilusioné por primera vez a los nueve años. Se llamaba -espero que se llame- Pili. Y era de mi pueblo. Toda una mujer. Tenía 10 años. Una tía seria. Y no me hacía ni pito caso. Así que puse en marcha la imaginación; a falta de contacto, creatividad. Masturbación pura (¡No seas animal, qué no deja de ser solo una alegoría!).
Yo lo llamaba amor. Lo había leído en unas novelas pequeñajas que había en casa; de una tal Corín Tellado. "¡Mía, mía, exclamó Rodolfo mientras la recogía entre sus brazos!".

Fui creciendo en edad, saber y gobierno a mayor gloria de Dios. Y dado que no había piel, ni olor, ni pálpito, ni ná de ná, me dediqué a leer.. Por un lado me preparé para el oficio leyendo a Salgari, a Karl May, a Jack London y a otros de su cuerda. Así me ha ido.
Y como todo está en los libros, buceé en ellos.. "Se le veía el comienzo del seno y algo más". Seno, seno, esto tiene que ser importante. ¡Al diccionario! (ya ven que empecé pronto)... Y leía: "Espacio comprendido entre los trasdoses de arcos o bóvedas contiguas". Creo que ahí comenzó mi mirada a ser profunda. Seno: "Lugar en que estaban detenidas las almas de los fieles que habían pasado de esta vida en la fe y con esperanza del Redentor". Eimmmm.
Aún recuerdo la primera vez que leí: "Sullivan, esto es obra de Jack el Destripador; no encuentro el útero". ¡Hala otra vez p'al diccionario!. "Matriz.."; ¿matriz?.."Víscera hueca, de forma de redoma.."; ¿redoma?. ¡Toma Jeroma!.

Y con estos mimbres me hice adolescente. Allá por 1963. No vean.. Entre la ilusión, algún muslo que atisbaba en la playa, la imaginación de Salgari y mi dominio de la anatomofisiología femenina, alcancé el comportamiento social de un bonobo. Toito el día pensando en lo mismo. Y afrontando mis soledades con gallardía.
Y claro, más tarde que temprano conoces a alguien.. ¡Ah, l'amour! (N. T. : today, the love). ¡Qué bonito!; ella apoyada de espaldas en un árbol, él susurrando "eres hermosa, Sinforosa". Y al poco .. a bailar; ella de falangista, él un pulpo.

L'amour est un oiseau rebelle (El amor es un ave rebelde)
María Callas - Carmen - Bizet


Y así, de mano en mano, pasé de adolescente a joven. ¿A qué?; a nada, a algo indeterminado. Pero en los ratos libres que dejaba el estudio uno pensaba, imaginaba el porvenir.. "Ahora, queridos jóvenes, ofrezcamos el Santo Rosario por las que serán madres de vuestros hijos". ¡Acojona, oiga!; porque si ella es madre, alguien será el padre ¡vamos, digo yo!. Y yo, que quieren que les diga, así al pronto, lo que quería era saber que pasaba cuando eso. Nada más. Y sobre eso, todo lo que sabía era lo que corría de boca en boca, que le metías youmbina en la coca cola ¡y una loba!.

Así que hasta aquí, queridos míos, el afecto masculino se componía del cóctel siguiente: Salido como un bonobo, ilusionado como un niño, preparado como un bachiller de hoy en día y sediento de amores.
Ibas conociendo chicas, charlando y eso. Sobre todo procurabas eso. Hoy sigo igual; procuro que me toque la Loto cuando hay bote.
Y un buen día, con algo más de preparación que la que piden para bautizarse, el mismo conocimiento que se tiene de las promesas el día de la primera comunión y la misma fe que en la confirmación, se empareja uno.
Y si, de buena fe, ilusionado, lleno de sueños, creyendo en todo. Pero, permitidme, eso no es amor.., todavía.

Y se vive la pasión. Perturbación o afecto desordenado del ánimo, pues este se inclina hacia -o prefiere muy vivamente a- otra persona, por la que se siente un apetito o afición vehemente. Y pasa el tiempo.. Y salen a relucir educaciones y costumbres diferentes. Y familias. Y problemas, los de cada día, pequeños pero incansables.

Y entonces creo que empieza a gestarse el amor. Basado en los sueños, hervido en la pasión, llorado en compañía, cogido de las manos para caminar sin perderse y decidido a no rendirse. Así, día a día, creyendo que todo acabó, comprobando luego que quedaban pasos que dar, añorando su ausencia, conociendo poquito a poco sus defectos, su genio y sus detalles suaves, así vas durmiendo a su lado noche tras noche.
No lo notas. No apabulla. Es hábito, a veces rutina. Pero un día sientes, sin verla, su presencia. Le sabes. No estás solo. Digas lo que digas. Insatisfecho, si; pero vivo.
Y pasa el tiempo. Y envejeces. Y sientes el apego. Habéis construido vuestro pequeño mundo. Aquella ilusión quedó muy atrás; la pasión.. Pero existe una nueva vida que no es tuya ni mía, sino de ambos y que solo entre ambos tiene sentido y vive. Y palpita. Palpita orgullosa de su esfuerzo, de la unión alcanzada, de complicidades, de entenderse con la mirada, de placeres sabidos y compartidos.

Dos ancianos caminando, apoyados el uno en el otro. Frágiles hojas que transporta el viento. Genio en la mirada. ¡Y tanta vida en las arrugas!.

domingo, 17 de febrero de 2008

Yo no me atrevo, pero escucha mi canción

Soy un negado para la música. Todo lo que supere el "chichispum" de la verbena de la plaza del pueblo me resulta complicadísimo. Y si me piden cantar algo, o que entone -que dicho sea de paso, no tengo ni idea de lo que es-, el resultado es atroz. Plano, frío, sin ritmo.
Pero ya dice el refrán que “si no quieres taza, ¡taza y media!”. Y viene a resultar -como dicen en Aragón- que una amiga me hizo en estos días pasados la siguiente pregunta: ¿Cuál sería el tipo de música que tú elegirías para expresar el sentimiento del amor?. ¿O no has pensado nunca mucho en eso?.
¡Qué pregunta!. Soy enamoradizo y claro que he pensado. Mucho, muchísimo. En relación inversa a mis nulos éxitos. Soy un seductor, solo en sueños, pero lo soy. Y mis continuos fracasos nunca me han hecho perder la ilusión.
Amar siempre es hermoso. Aunque sea solo un sueño.

Sobre eso no se piensa, se sueña. Se sueña mucho. Tanto, que me gustaría saber tocar la guitarra.
No se de música ni de tipos, así que te contestaré a mi manera.. Nada grandilocuente. Buscaría un sonido íntimo. De un solo instrumento, nada de orquestas. Cuerda..; el viento me resulta triste.
La voz.. A capella. Casi en voz baja.

Desde hace pocos años, estoy dejando de ser tan infantil como era. Y se es infantil cuando quieres impresionar, cuando lo necesitas para llegar a alguien. Ahora -y soy feliz sintiéndome así- ni busco ni deseo impresionar; quiero acercarme y, si es posible, lograr que quien me interesa llegue a verme y sentirme tal cual soy.
Es un gran riesgo; aparecer desnudo puede resultar muy desagradable para los demás, pues no deja de recordarles su propia desnudez. Y genera rechazo.
Pero a mi me tranquiliza. Siento que no engaño. No tengo que hacer esfuerzo alguno si solo quiero ser yo.
Y siento y se que quienes me aceptan, se están enraizando en mi y yo en ellos. Ocurre siempre que se usa la verdad. ¡Fascinante!.

Viene esto a cuento porque hace años te hubiese respondido que para expresar mi sentimiento amoroso necesitaría ser un gran hombre, alguien famoso, como por ejemplo un gran director de orquesta o un intérprete genial.
Y ante una sala enorme, con el público a rebosar, hubiese interpretado una sinfonía arrebatadora, perfecta, única, de las que pasan a la historia, en una sesión de cuyo éxito se seguiría hablando décadas después.
Como ves, no era capaz de amar. Ese sentimiento es el de quererse a si mismo, pues solo expresa una infantilidad tremenda, una duda absoluta sobre la propia valía.

Hoy no. He aprendido la música del silencio. Y el Amor... Que es único, se empeñe quien se empeñe, aunque sea el Papa, aunque sea cáritas, o concupiscente, o lo que puñetas sea; el Amor, digo, seguirá siendo nuestro origen y aquello a lo que tiende nuestra alma.
Y para que el alma se serene necesita el amor.
Y el amor no es solo sentimiento. ¡Quiá!. Si existe obliga a obrar. Si se queda en íntima idea, en sentimiento, no es amor. El amor es fuerza. Exige mostrarse a través de realidades.
Así, ¿cómo puede decir que ama al prójimo quien no le socorre?; ¿quien que ama a una mujer si no la funde en su mirada?; ¿quien al amigo si no le apoya?. Y materializar esas realidades es algo que nadie puede hacer por nosotros. Es un obrar íntimo.

De modo que la música que exprese ese quehacer amoroso tiene que ajustarse a él. Tiene que ser íntima. Y tiene que ser, ¡más que nunca!, lenguaje, comunicación entre personas. Y digo esto porque si de amor se trata, no caben más lenguajes; no es válido trasladar irritaciones sociales o esfuerzos justicieros. Amor, ¿entiendes?. Centrémonos en lo esencial.

Íntima, compuesta e interpretada por mí... ¡Ay, nunca sabré responderte!.

viernes, 15 de febrero de 2008

Esencial

Para bien juzgar -y hablar, y opinar, y vivir-, bien pensar.

Creo que lo que opina en este vídeo el magistrado Calatayud es tan importante que, si los españoles ajustásemos nuestra conducta a sus ideas, se arreglarían la mayoría de nuestros problemas de convivencia.

jueves, 7 de febrero de 2008

Mira papá...

Me han dicho que hable de amor. Y yo que se de eso...

Silencio. Pasos al fondo del pasillo; la enfermera, seguro.. ¿A ver..?. Creo que el boli está ahí en la mesilla, junto al vaso; el bloc, en el cajón.. ¡Ya los tengo!. Y ahora a escribir; hasta las cuatro no entrarán a cambiar los goteros. ¡Por favor, dame fuerza Dios mío, que sepa hacerlo!.
Por lo menos ya tengo el título.. "El Hada de las Estrellas"...

Merendó hace rato. Está en su cuarto. Lee un cuento en un bloc barato, de tapas coloradas y papel cuadriculado. Concentrado, casi no respira, rebulle de vez en cuando, mientras lee despacio, siguiendo las letras con el dedo. Cuando lo acaba, se queda en silencio; luego se levanta y se acerca a la ventana. Ha anochecido. Mira al cielo, sin luna, obscuro, sin estrellas..

El padre está en el cuarto de estar. Con el ordenador. Silencio. No oye a su hijo que se acerca. El niño se pone a su lado.. Papá..; mira a su hijo.. ¿Si, qué quieres Víctor?.
- No hay luna. Ni estrellas.
El padre le mira; luego mira distraído durante un instante hacia la ventana, negra. Pues.., no se.
- Mamá se ha olvidado.
El padre se gira despacio. Acaricia a su hijo, suavemente, y le mira; Víctor, mamá ya no está.
- Lo se. Además, lo pone aquí. Ahora es el Hada de las Estrellas.
El padre mira el gastado bloc de cocina de su mujer.. Charo.... Su hijo lo tiene en las manos.
- El Hada de las Estrellas las pone en el cielo cada noche. Y a la luna, también.
- Víctor..
- Mamá me lo explica aquí. Me contó lo que pasaba. El Mayor Viajero del Mundo necesitaba al Hada de las Estrellas y eligió a mamá. Por eso ha tenido que irse. Pero hoy se le ha olvidado iluminar el cielo..

Leer

sábado, 2 de febrero de 2008

Pensando en un fracaso, anticipando ...

Voy a contaros lo que pienso sobre un fracaso. Algo adelanté en este artículo. Estos días veo como algún amigo vive hoy lo que yo experimenté ayer. Me entristece. Como ya dije, no se ni cual es la solución ni como conseguir mejorar las cosas. Pero siempre será mejor compartir mis ideas, tanto por si al leerlas alguien se siente acompañado como por cualquier aportación que pueda ayudarnos a comportarnos mejor.
Ancianos. Nuestros padres, quizá alguien que no tiene otra familia que nosotros. Personas que han alcanzado una edad en la que se deteriora la capacidad del individuo y que, en consecuencia, necesitan ayuda para que su calidad de vida no se sitúe en un nivel humanamente indigno.

Lo primero que mantengo es que hay que distinguir entre quienes precisan ayuda y aquellos que buscan vivir con más comodidad a costa del sacrificio ajeno. Y para arrear cantazos nada mejor que dárselos uno mismo. Cumpliré dentro de unos meses 60 años.. Curiosa edad.. Me están pagando desde los cincuenta por "tocarme las pelotas" -maravillas de la prejubilación-.. España es rica, sin duda. Y bastante mema, por no decir que tonta del mismísimo culo; solo los descerebrados pueden considerar que merece la pena soportar el coste económico de una generación improductiva.
No es ese el camino. La sociedad, y cada uno de nosotros, debe poner toda la carne en el asador para mantener activas a las personas y hay que exigir a estas que no se rindan cuando aún tienen fuerza. Cada persona es valor añadido, riqueza, y a la vez gasto; mientras aquella fluctúa este aumenta constantemente. Jodidos vamos si desdeñamos el gasto y no aportamos riqueza.

Dicho esto, centro mi pensamiento en el anciano que nos necesita. Y para mayor claridad, en nuestros padres. El resto del elenco lo limito a los hijos, por aquello de disponer de un modelo que pueda analizar con sencillez.

Como creo que dejé claro en el artículo que enlazaba, lo idóneo para el anciano es seguir viviendo en su casa, con sus cosas y recuerdos. Pero eso implica que viva solo y más tarde o temprano esto no será posible. Necesitará ayuda para resolver determinadas tareas y compañía para ahuyentar la soledad. Por lo tanto.., o se mueve él hacia sus hijos o estos hacia él.
Estos hacia él.. ¿Y qué ocurre con sus trabajos?; ¿y si viven en lugares distintos?. Ya no se trata de aquella familia plurigeneracional que vivía en la misma casa desde hace años... Para comprender bien nuestras dificultades hay que evitar a toda costa engañarse o suavizar los problemas. Hoy no es posible abandonar nuestro trabajo so pena de que en lugar de un anciano al que ayudar nos encontremos ante este y alguno de sus hijos en la misma situación.
Si el anciano vive en otra ciudad o pueblo, podría darse el caso de que sus hijos -uno o varios- cambiasen su lugar de residencia para atenderle y que encontrar trabajo no fuese un problema. Eso implica que los miembros de la familia del hijo que se mueve alteren sus vidas, modifiquen su realidad presente y sus expectativas de futuro. No nos engañemos. No cabe liquidar tal problema con un gesto desabrido y exclamando: "¡Pues eso es lo que les toca!". Ignorar a las personas solo conduce a un estrepitoso fracaso.
¿Solución?. Si no es que el anciano abandone su casa y su vida... No se me ocurre otra. Y aquí si que os pido que leáis despacio mi experiencia en aquel artículo enlazado. Y penséis..

Bien. Ya tenemos al anciano atendido por uno de sus hijos. Con todo el amor del mundo. Hagamos un inciso.. Pensemos, solo pensemos, que en el nuevo hogar conviven otras personas.. Nuera, yerno, nietos, quizá consuegros... No va a ser fácil. Tiempo al tiempo....
Poco a poco afloraran distintas opiniones, criterios, costumbres, .... Es necesario muchísimo tacto y sentimiento para convivir con éxito. Desterrar orgullo, soberbia y egoísmo. Saber perdonar, transigir constantemente... Y como será un milagro que logremos plenamente lo anterior, ¡intentadlo!, por lo menos intentadlo.
Y creo que los que vamos siendo mayores nos tenemos que mentalizar que la antigüedad es un grado, bien lo se, pero que solo se puede aplicar para ayudar a los demás y no en beneficio propio, como escribe Alexander Solschenitzin en "El primer círculo".

¿Y los otros hijos, hermanos de quien atiende al anciano?. Bien digo, hijos, que en España parece que solo tengan que cuidar a los ancianos las mujeres. Pero eso da para otro artículo..
Lo primero que estamos obligados a comprender todos es que el anciano, mal que nos pese, es indivisible. Y este axioma nos permite establecer un teorema: A la vez, solo puede estar en la casa de un hijo. Y de este teorema desarrollamos el siguiente corolario: Que el hijo con el que está tiene que asumir la situación, pues es imposible que el tenga a sus padres mientras la carga de su presencia la soportan sus hermanos. ¡Imposible, imposible!. O sea, que calla la boca de una puta vez y deja de quejarte. Si no puedes más, lo comprendo; trátalo con tus hermanos y buscar apoyaros mutuamente.
Pero si consideras que tus padres son propiedad privativa tuya, casi como la pluma y el coche, no te quejes. Si quieres ser maniático y disfrutarlo, paga el precio como un hombre de pelo en pecho, con la boquita bien cerrada.

El hogar que acoge al anciano tiene su ritmo y las personas que viven en él sus costumbres. Se encuentran cómodos, se relajan, siguiendo sus rutinas.. Pero hete aquí que los otros hijos quieren visitar a sus padres, estar con ellos, sentirles, darles un beso y un abrazo ....
Y allí llegan, de visita... Las primeras veces, sonrisas ..; luego, según pasa el tiempo, acaban llegando las malas caras.. "¿No se dan cuenta de que molestan?; no he podido ver El Tomatazo en la tele". Además, la manía de recibir -tan española- hace que la señora de la casa saque un mantelito horrendo para servir café y pastas...
A veces discuten los hermanos. Les aconsejaría que hiciesen lo que hacíamos en la Academia, cuando éramos cadetes del Ejército. Si necesitabas vértelas con alguno, te citabas con él por la noche en la arena del picadero de Caballería, solos, sin testigos. Y allí se arreglaban los malentendidos; algunas veces mediante explicaciones, la mayoría a bofetada limpia. Desahoga. Y queda uno tan amigo.
Lo que queda mal es pelearse a gritos delante de tu madre. Primero, con sus pocas fuerzas, intenta calmaros. Luego, llora en silencio. No es precisamente el mejor modo de entretener a nuestros padres...
¡Qué no, coño, qué no!. Con lo fácil que es hablar... "Pepi, guapa, ¿os parece bien que esta tarde vayamos a las cinco a vuestra casa y nos quedemos con el paspas mientras os váis al cine y descansáis?". ¡Qué no es tan difícil!.
Pues si, es difícil. "¡Qué dirán si me ven en el cine sabiendo que mi madre está griposa!". Joooooooder. Ya estamos. Pero recontracarajolaórdiga.., ¿tú has hecho lo que debes?, ¿está con tu hermano?, ¿qué le importa a esa hija de la gran puta la intimidad de tu familia?.
¡Aaaaaah!. Tu educación religiosa..; ya. Que te sientes en pecado..; como yo cuando me hago una gallarda... Pues ya va siendo hora de que te aclares. Por si te ayuda, estoy terminando de leer "Jesús de Nazaret", de un tal Joseph Ratzinger. Y mantiene que el Espíritu Santo es sinónimo de Alegría; la alegría de Dios. El Innombrable, pues le llamemos como le llamemos no alteraremos nunca su Esencia, es limpio y alegre. Y nos hizo a su imagen y semejanza. Y creó la Vida. Una Vida para que la disfrutásemos.
Luego nosotros pusimos la mierda. Así que cada vez que huele mal, huele a nosotros. Nunca a Dios. Como esos que se preguntan porque permite la matanza de ... Coño, que lo he visto de cerca y os aseguro que el cuchillo lo empuñaba un antiguo carnicero y no un ser divino. Somos libres, libres, queridos míos, para bien y para mal. De eso trata este artículo. No le echéis a otro vuestras culpas. ¡Queréis ser libres!, ¿verdad?; pues asumid las consecuencias. ¡Con dos cojones!. U ovarios, que tanto da.....