Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

lunes, 17 de diciembre de 2007

Educación sentimental

¡Cuánto daño nos ha hecho a veces la educación basada en valores heredados, que han obligado a asumir roles que no siempre son los nuestros! Aquellos hombres de antes debían de ser viriles y aquellas mujeres de entonces debían de ser delicadamente femeninas, aunque no excesivamente sensuales.

Los primeros debieron alejarse forzosamente de la madre, y en realidad de todo su lado femenino, con lo que engulleron sus lágrimas y se enfrentaron a la vida. Muchas veces con éxito. Incluso alcanzaron su porción de poder y fueron capaces de lograr una cómoda posición social. Pero para ser tan fuertes como la vida les exigía, debieron alejar tanto de sí cualquier vestigio de sentimentalismo que al final se convirtieron en dura roca, o en frío hielo. Pura lógica, puro análisis. En muchos casos la inteligencia fue su mejor arma. La usaron tanto que se encontraron condenadamente solos. Al final olvidaron la palabra, la verdadera palabra, esa que brota de las entrañas. Los hombres piensan –pensaron-, las mujeres sólo sienten. “Si soy hombre no debo, no puedo, sentir”, se repitieron tenazmente cada minuto.

Lo malo es que sentían y mucho, con fuerza, con pasión. Se enamoraron, se enamoraron de lo que no tenían, de la mujer. La pusieron en un altar para los dioses: ¡era tan hermosa, tan dulce y delicada! Él la cuidaría siempre, la protegería con su fuerza. ¡Necesitaba el calor del abrazo femenino tanto como el aire que respiraba! O más.

Fue hermoso, pero la vida les fue demostrando que a su lado tenía una compañera, una mujer que también era inteligente y hasta acertaba muchas veces utilizando caminos intrincados. “Intuitivos”, dicen ellas. Pero algo faltaba. Cuando la vorágine de la vida les permitió ralentizar el paso, empezaron de nuevo a mirar su corazón, como solían en aquella lejana adolescencia. Y se sintieron vacíos. Tan vacíos que cuando quisieron llorar se dieron cuenta de que las lágrimas se les habían secado. Pero alguno, más osado, se atrevió a iniciar un camino peligroso, un camino difícil, pero muchas veces placentero. Golpeó su corazón, quiso sentir, aunque fuera sufriendo. Y cuando se dio cuenta de que la vida le estaba regalando la oportunidad de volver a construirse, no dejó que pasara de largo. Se armó con un pantalón corto y con un puñado de imaginarias hojas en blanco e inició el viaje, un viaje paralelo. Poco a poco fue descubriendo lo que su corazón le había ocultado: su lado femenino. El hielo se fue fundiendo. ¡Iba a poder disfrutar por fin! Cada uno de los ladrillos que había ido desmontando, iba a recobrar su lugar natural. Y seguía conservando la viril fuerza, el apasionamiento vital de su carácter. Se había ido convirtiendo en hombre sabio; sabía hablar, pero también sabía escuchar. Fino mármol: piedra sólida en la que muchos se refugian en las tempestades, pero también capacidad para moldearse, para alcanzar la forma deseada. ¡Al final el camino convergía! Un nuevo edificio, nuevos engranajes que lograrían el aspecto de un ser hermoso, redondo, completo.

Las segundas también se esforzaron dócilmente en contrariar su naturaleza. Obedecieron, obedecieron por encima de todo, de sus propias inclinaciones y deseos. Incluso aprendieron el recato, aunque fueran tan vitales y de naturaleza desbordante. Se sentían a menudo culpables cuando sus ansias de vivir les impulsaban por caminos poco recomendables. Algunas decidieron vivir su femineidad a su manera. Pero casi siempre se enamoraron de hombres que las cuidaron. Pero también descubrieron que eran inteligentes y tenían afán por conocer. Desarrollaron sus propias facultades, aprendieron por caminos circulares, y vivieron. Hasta comprendieron que tenían capacidad para controlar a los hombres. Sí, ese ser tan dulce y delicado puede controlar a los hombres. Después encontraron en la maternidad la fuerza de la naturaleza: se hicieron fuertes. Fueron madres fuertes que lucharon con uñas y dientes por lo más importante: sus hijos.

Lo malo fue que con la edad un día creyeron que perdían la belleza y con ella su fuerza. Además sus hijos crecieron: habían sido fuertes porque otros necesitaban su fuerza, pero se sintieron débiles y desvalidas cuando sus hijos no las necesitaron. Tenían que aprender a vivir de nuevo, a estar orgullosas y satisfechas. Algunas se sintieron fracasadas, pues sólo habían sido madres. Cayeron víctimas del cuento de que la maternidad era cosa de poca importancia.

Pero cuando consiguieron recobrarse decidieron que había llegado su hora y que iban a coger la vida por los cuernos, decidieron que iban a lidiarla con bravura. Debían pensar de nuevo, debían encontrar el otro lado de su naturaleza que tanto habían ocultado y debían mostrarse, así, serenamente, generosamente con el mundo. A partir de entonces rieron a carcajadas: eran tan fuertes que ya nada les hería. Pero no porque su coraza fuera la más poderosa, sino porque eran tan flexibles que ya nada podía traspasarlas. Descubrieron su belleza, también redonda y acabada. Aprendieron a ser felices y nos hicieron la vida mucho más agradable.

Dicho todo lo anterior, creo que también hay buenos valores heredados en los que se debe de seguir educando, pero siempre que sean valores esenciales, adaptados a nuestros días, que no distingan de sexos, pero que no castren a ninguno. Y que busquen tanto la fortaleza del carácter para afrontar la vida como la fina sensibilidad para disfrutarla.

viernes, 14 de diciembre de 2007

"Intuigción"

Una de mis amigas me intuye. La llamo la "intuigtiva". Cuando la conocí no me cayó del todo bien; o sea, que más que charlar echábamos unos "rounds". Poquito a poco hemos ido conociéndonos y limando asperezas.
Y como se que leerá esto más tarde o temprano.. Es una mujer guapa, con una belleza intemporal, natural, que no depende de modas. Y tiene carácter. Y es naturalmente sensual. Y muy intuitiva. Y es aragonesa; eso, también.
Pues bien. Me dijo hace poco que Turulato y yo éramos distintos. Y que le gustaba más Turulato. Y hoy, aprovechando que tenía delante una caja de polvorones, me ha dicho que tengo un carácter difícil y una manera de ser arrogante. Eso. Que tiene muchísima razón. Tanta que el asunto merece un artículo.

Ya he dicho con anterioridad que empecé este blog porque leí que un blog era un diario personal. Y necesitaba desahogar mi intimidad. Y eso -nadie me va a convencer de lo contrario- solo se hace completamente bien de forma anónima. Así que creé a Turulato.
Turulato soy yo en "pelota picada". Con mis sentires, ideas y pensamientos en cueros vivos. Pero.., ¡imagínense!; salir desnudo, para que te vean todos. ¡Qué horror!. Me moriría de vergüenza. Además, quien quisiese lastimarme lo tendría fácil; mucho.

Les contaré una anécdota.. Aunque no se.. Es que soy algo susceptible. ¡Bueno, va!.
Agosto. El pueblo era silencio; las aceras, sol de plomo. El niño caminaba su ilusión hacia el puerto; ellas volvían con su trabajo a las espaldas. Dos edades, dos mundos, dos aceras.
Sudor. El niño, buscando la mar, alejaba de si la ropa. Ellas, vestían ropas de hierro en el alma.
No se miran. No se entienden. Solo, como tantas otras vidas, se cruzan.
El niño ve volar una gaviota. Ella, al paso, ve al niño en bañador. Necesita reírse, que sus días son duros.
¡Míalo, qué tié tetas!.
Ellas siguen sin reparar. No tiene importancia. El niño, de golpe, siente la soledad de la calle. Y, dos pasos más, la inmensidad de la mar. Se siente desnudo; está indefenso. Le huye la palabra. El rostro grana. Quieto, en medio del sol de plomo. Sin fuerza.

Así que me dije: ¡Nunca más!. Otros tendrán desparpajo y no se andan con contemplaciones. Pues bien, se enterarán. Y aquel día puse en marcha mi cabeza. Y resolví, como desde entonces he resuelto siempre, en silencio hacia los demás, pero charlando sin parar conmigo mismo.
Años más tarde ingresé joven en una academia militar. Y la primera noche lloré a oscuras; "en cuanto se duerma esta manada de cabrones, me piro". No tuve valor; o que se yo..
Y me oculté con gran rapidez. Modelé, o modelaron -¡qué más da!- mi personalidad. Y cada día me hice más resistente. Más. Y luego, durante años, impuse mi voluntad. A veces, no siempre limpia. Y me fortalecí físicamente; mucho. Y desde entonces miro serio, desde lejos..
Y, sobre todo, descubrí el valor de la palabra. Es poderosísima, si se sabe utilizar. Y de la fuerza del carácter. Y de la ironía, cruel hasta la sangre. Y el poder supremo de la información. Y la importancia de la capacidad de decisión. Y que dirigir a otros es, en la mayoría de las ocasiones, mandarles con energía y rapidez antes de que reaccionen. Y que muchas de mis capacidades personales, generadas en la milicia, podían aplicarse socialmente con sutiles adaptaciones.

Así que mi preciosa "intuigtiva" me captó a las primeras. Muy fina. Y acertada. Si, soy altanero. Tengo un carácter muy difícil. Mi trato no es sencillo. Y no me muestro; hablo y hablo para que quienes me escuchan no tengan descanso ni ocasión de reparar en mis verdades. Me acorazo. Resumiendo: Inaguantable.
Pero también tengo suerte. Mucha. Hace unos años pasé a la reserva del Ejército; y me encontré mirando alelado los documentales de la televisión. Uno tras otro, hora tras hora.. Desde entonces, aunque con lentitud, el proceso ha sido inverso. Poquito a poco voy abriéndome. Cuesta, cuesta mucho, pero lo intento; fracaso a veces y meto la pata muchas otras.
Y han cruzado mi vida buenas gentes amigas, la mayoría mujeres. Me han ayudado y ayudan mucho, muchísimo. Estoy echando una carrera.. Se que voy, si no a ganarla, si a terminarla.
Algún día Turulato y yo seremos iguales.

martes, 11 de diciembre de 2007

La pasión de vivir

Desde hace tiempo no contesto a los comentarios que se hacen a mis artículos. Al principio si lo hacía, pues consideraba que debía responder educadamente a quienes tenían la amabilidad de leerme.
Poco a poco, leyendo comentarios, aprecié que había aspectos mucho más interesantes en ellos que en mis palabras. De ahí a darme cuenta de que artículo y comentarios forman un todo comprensible, fue muy rápido. Y dejé de contestar.
Os ruego que no lo toméis como descortesía; más bien, es una muestra de humildad. Y os aseguro que no suelo ser modesto.
Estudié hace años ciertas teorías de Filosofía del Derecho desarrolladas en los países escandinavos sobre el lenguaje. Interesantísimas. Apliquemos algo a nuestro asunto...
Pienso sobre algo..; a continuación, me apetece contároslo aquí.. Pero de aquello que bulló en mi mente a lo que soy capaz de exponer por escrito, hay una gran diferencia; tanto de matices como de sentimientos y de complejidad, y extensión, en su contenido.
Lo leéis... Y de lo que yo había escrito a lo que recoge vuestra lectura, otro salto. Y de esto a lo que asimiláis y luego comprendéis... Resumiendo: de aquello que pensé a lo que vosotros pensáis al cabo sobre ello hay un abismo.
De modo que concluí que cualquier artículo comienza en la primera palabra que escribo y termina en el punto y final del último comentario. Solo leyendo el conjunto es posible entender lo tratado. Conjunto que engloba lo que he sido capaz de decir con lo que mis lectores han asimilado. El resto..., humo. Por eso, comentar los comentarios.. No. Conviene acotar lo que se escribe y no prolongarlo, so pena de terminar enmerdando la cuestión.

Pero hay comentarios brillantísimos, que reclaman a gritos que se les realce y se les extraiga del cubículo que tienen dispuesto. Así ocurre con alguno de los que se han hecho al artículo que antecede a este. Y cayendo en aquellos problemas del lenguaje, voy a detenerme en ciertas frases escritas por dos de mis comentaristas: Anónimo -dia 8 de este mes de diciembre, a las 1:16 p.m.- y Kalia. Copio integros sus textos, pero les ruego que lo lean siguiendo las cursivas...

"En algún momento, llegué a sufrir como un estorbo eso que ahora llaman tener la cabeza bien amueblada, no porque ciertamente la tuviera ( al final, se quedo en una falsa alarma)… sino porque mi pasión por conocer no encontraba encaje con esa emoción vivificadora que nos hace visibles a los ojos de quienes admiramos. Empiezo a entender, que no se trata tanto de tirar esos muebles (realmente tienen su utilidad), sino de ampliar todo lo que pueda el espacio para no tropezar con ellos. No sé si el temperamento condiciona nuestra capacidad de apasionarnos o la intensidad con la que nos apasionamos. Sé que cuando no hay pasión, una fuerza que alimente la vida, es que estamos muertos. Sé que en todos y cada uno de nosotros hay un delicadísimo espacio, un “yo” encantador que es secuencia y trayecto y que ese niño intuyó en el mismo momento en que se atrevió a hacerlo visible… rompiendo el silencio de los “hombrinos” (no, no he querido hacer sólo ingenioso juego de palabras ,que también, es que casualmente aquí a los bocartes los llaman hombrinos). Creo que el recuerdo es el hijo del Amor. Antes que la sabiduría pueda trazar un sendero a la inclinación, ésta es necesario que exista. La vida no es silencio, aunque la mayor parte del tiempo lo experimentemos, bajo la superficie del ruido. La verdadera calma no se encuentra en la inmovilidad absoluta, sino en el equilibrio de los movimientos. La esperanza es una música que mueve la razón y el corazón. Yo la entiendo como una pasión suave que dilata y embellece el horizonte de la existencia; excita sin fatigar, calienta sin consumir, y transforman gradualmente la llama que arde en cada corazón en una luz quieta y fecundante… indicio de la verdadera fuerza, la que jamás abdica su imperio. Yo confío porque recuerdo los primeros movimientos de esa música “Haced vibrar en el individuo la cuerda de la pasión que mejor corresponda a su disposición en cada momento, y veréis como poco a poco las cuerdas de las demás pasiones vibrarán al unísono, y el instrumento entero se pondrá en el diapasón conveniente. Entonces se producirá la armonía, que es la vida misma, porque la vida no es el silencio.” Ya te imaginarás de dónde me vino el “chivatazo”."

"Había empezado a escribir algo sobre todo esto de las pasiones, pero me parece que otros u otras ante de mí ya han dicho lo que yo hubiera querido decir, y además de una manera verdaderamente bella, apasionada. Que el alma humana es una cuerda que vibra en movimiento armónico según el surco que la vida va trazando y que el plectro que la mueve sigue fielmente la composición que van creando nuestras pasiones, es algo que desde antiguo han sabido los poetas, los que dominan el arte del movimiento del alma, el fino arte de conmover, los que con su música poseen el mágico poder de hacer vibrar sutilmente esa cuerda humana, que resuena con las melodías que ellos van cantando.

Ciertamente, lo que nos mueve siempre es una pasión. Pasión es lo que nos hace salir de nosotros y aprehender el mundo. Y lo que nos mueve, la pasión, siempre es deseo, deseo de lo que es distinto, deseo de otro. La fuerza del deseo es poderosa: si el deseo es tan incontrolado que domina nuestra vida, entonces caemos enajenados, esclavizados; pero si el deseo se desvanece, entonces podríamos decir que estamos muertos. Aunque todos poseemos en mayor o menor medida pasiones de todo tipo, podemos ver que el deseo, la pasión que predomina, es diferente en cada uno de nosotros. Puede que dependa de neutra propia naturaleza, de nuestro carácter, pero también puede venir de nuestra edad, sexo o incluso de nuestra condición socio-cultural. Por eso unos se ven impelidos a actuar por el deseo de poder, por el impulso de imponerse sobre los demás, por poseer su alma, sea mediante la fuerza física, sea mediante la relevancia social o el dominio del dinero, o sea incluso mediante la autoridad de la cultura o de la inteligencia. Otros ven dirigida su vida por la pasión amorosa, que también de algún modo es posesión, y que puede manifestarse de muchas formas, como la que está detrás del amor romántico, la que es puramente erótica, la del amor paterno-filial o incluso la estrictamente filantrópica. Incluso hay quienes pueden estar guiados en su vida entera por lo que los antiguos llamaban entusiasmo, una suerte de pasión por lo divino, y tal vez pudiéramos poner en este grupo a aquellos que ven su vida entera dirigida por el deseo de conocer, por la pura pasión por el conocimiento.

Apasionados somos muchos, pero una cosa es serlo y saber vivir la vida apasionadamente y otra es andar por ahí imponiendo a los demás nuestras pasiones, nuestros padeceres. Los que no controlan sus pasiones y sólo actúan a su dictado son gente ruda o excesivamente lábil; los que las controlan tanto que no saben ya que existen son tan fríos y formales que resultan aburridos. Difícil equilibrio ese entre la elegancia del buen gusto y la relación apasionada. Lloremos, riamos, amemos o conozcamos apasionadamente, que si lo hacemos verdaderamente, siempre nos encontraremos con el sentimiento hermoso que habita en un corazón noble, capaz de conmoverse por una lágrima amiga y ofrecerle todas las rosas de la primavera."

¿Comprenden?. Sin integrar absolutamente los comentarios y el artículo, este desaparece; queda reducido a la opinión de uno. Mientras que junto todo, aparece la vida...
¡Vida y pasión!. ¿No creen que es una misma cosa?. Creo y siento que quien está vivo es apasionado y quien se apasiona vive. ¡Qué triste es ver a quienes controlan sus emociones más allá de lo necesario!. La vida y la pasión salen por cada poro de la persona. ¡Risas, llantos, gestos, ..., todo, todo vibra!.
Me encanta contemplar como viven aquellos que se abren a los demás, que procuran descubrir lo que no conocen, que no se limitan ni aun en los detalles accesorios; no por soledad o para compensar complejos o manías sino por puro placer. Por gozar de la existencia; de su cuerpo, de sus ideas, de otras personas. ¡Vida, vida!. Solo una barrera infranqueable: la construida por los derechos de otros y el evitar hacer daño, tanto al prójimo como a uno mismo.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Pasión

Hace unos días, durante la tertulia que mantenemos algunos amigos, se planteó el tema de la pasión; solo dimos unas pocas pinceladas, pues el rato en que nos reunimos no da para mucho, pero algo quedó flotando ya que Oshi publicó luego un breve artículo.
Cuando lo leí dije que, en lugar de dejarle un comentario, escribiría a mi vez. Lo hice a bote pronto y cuando quise discurrir sobre lo que iba a exponer, me quedé en blanco. Sabía que la pasión está en mi vida y supuse, equivocadamente, que la experiencia bastaba para tratar el asunto con un mínimo de claridad, de modo que la lectura pudiera aprovechar.
Craso error. He mantenido desde hace mucho, tras experiencias muy desagradables, que nunca existe diálogo cuando alguna de las partes es solo sentimiento; y debería haber comprendido, en consecuencia, que también es muy difícil concluir algo cuando el diálogo es íntimo y en soledad con uno mismo.
He estado unos días sin saber por donde tirar. Hasta que he caído en la cuenta de algo esencial o así lo creo. Y he sabido, ¡por fin!, cual iba a ser mi línea argumental. Comienzo pues..

Como cada día nos entendemos con más dificultad, pues empleamos las palabras según lo que significan para nosotros, sin reparar en que para los demás pueden significar otra cosa, acudo a la vigésima segunda edición del diccionario de la R.A.E.: pasión; y como estoy dando mi opinión, me quedo con las acepciones 1, 5, 6 y 7. Así que me van a permitir la siguiente inducción:
Pasión es el padecimiento del ánimo originado por la inclinación, apetito o afición vehemente del individuo hacia algo o alguien, resultando perturbado su estado (mental).
Padecer.., padecer; creo que en su correcto entendimiento está la clave del arco emocional que sustenta cualquier vivencia apasionada. Deteneros en la primera acepción.. Sentir daño, experimentar sensaciones producidas por causas externas o internas.
¿Puede padecer una piedra?. No; creo que estaremos de acuerdo en que solo padecen los seres vivos y que de todos ellos somos nosotros los que tenemos mayor capacidad de padecer. Como también de sentir placer. Cosas de la complejidad estructural del sistema nervioso y de la mente..
Conviene hacer un inciso. Es muy común que se limite la pasión al campo de lo romántico. O más aun, al amor romántico. Creo que no es así. La pasión es mucho, muchísimo más. Creo que para aproximarnos a su sentido debemos pensar en el Amor; en su sentido más comprensivo. Y desde este, entender aquel padecimiento del que hablaba; padecer no tanto por lo que no tengo como por lo que no vivo.
Y desde aquí me puedo perder. Carezco de preparación para desarrollar un asunto que requiere tal profundidad. Así que me van a disculpar y a permitir que exponga a la pata la llana alguna de mis ideas ...

Desde bien pequeño comencé a contemplar con curiosidad lo que me rodeaba. Aún no me hacia preguntas. Esas llegaron después. Antes, la soledad me llevó a la lectura. La lectura alimentó mi imaginación y la soledad, cierta rebeldía.
Y un día cualquiera, uno de tantos, contemplando desde el mirador como pasaba la vida, me vino a la mente una pregunta.. Y dudé; no sabía. Mi mundo chiquito daba para muy poco. Y padecí cierta congoja. La congoja no era solo hija de la ignorancia sino tambien de la tristeza. Pero eso es otra historia... Ahora no hace al caso.
Mi compañía fueron desde ese día las respuestas; no siempre ciertas, pero si estimulantes. Cada una generaba, a su vez, múltiples dudas, para las que procuraba encontrar respuesta. Y vuelta a empezar. Casi sin darme cuenta me aficioné a aprender. Un placer, una sensación deliciosa descubrir que no sabía.

La tienda era alargada. Mesas de mármol, pies forjados de hierro. El anciano dibuja despacio con un lápiz sus recuerdos; un bonito, un tolino, una faneca.. Su sangre, agua salada; su piel, sol curtido por los vientos. Sus dedos, chicotes. Su alimento, un chiquito y una galleta maría.
El niño, a su vera, apoya los dedos en el mármol. Contempla en silencio; sus ojos siguen el lápiz desgastado y cuando se detiene, se sueldan a la cara del marinero.
Poquito a poco se acercan otros marineros. Marea azul bilbao de boina negra. Silencio. El lápiz en el aire, la mano difuminos. ¡Un tomatero!, exclama uno. Admiran. Y otro pregunta: ¿Qué será esa raya del costado?, la tienen todos. Nadie responde, el niño los mira.
Y se atreve.. Con voz aún insegura. Es el oído; está formada por pequeños sensores que sienten la vibración del agua. Silencio. No se mueve el azul. El anciano gira despacio la cabeza, le mira y dice ganando barlovento: La escuela..; nunca pude ir.
Camina el niño despacio hacia su casa, el alma alegre, el ánimo henchido, oliendo marmites y gibiones fritos con cebolla que guisan en casas de colores. Siente que es uno más, que le aceptan.

Un buen día, aquel niño del caballito gris que sabía como oían los bocartes, descubrió a la niña rubia debajo de un platanero en la alameda. Se acercó tanto que se bañó en oro y verde jade. Hablaron, caminaron. Y una noche de final de agosto les acarició un beso; solo uno, que luego escucharon como la luna susurraba a la pleamar un bolero.
Y después de tantos años el niño supo, ¡por fin!, como viven quienes aman. Comprendió que crecer y criar es amar. Supo algo que nunca olvidó.., que hay ojos cálidos que templan las noches frías. Y abrió alma, corazón y vida. Con tanta fuerza que quedaron abiertos para siempre. Lo sabe. Por eso, porque lo sabe, procura encerrarlos bajo siete llaves....

Pero los cierres solo funcionan de puertas afuera. Por dentro, carne viva. O mejor, pura borrachera. Porque el cóctel había sido colosal. Como aquel viejo marino cuyos ojos contemplaban el Elcano en El Callao mientras declaraba con fiereza a las velas y los vientos que por sus venas corría agua marina.
Y ahora ya, este hombre de pelo blanco y no tanta fuerza que os cuenta, es pasión. Solo eso. El resto, ¡qué más da!. Ama aquello que siempre le acompañó, lo que le ahuyentó soledades y tristezas y le buscó respuestas a su vida, que es solo pregunta y duda. Amo saber. Soy un ignorante.
Y amo a la mujer. No hijos míos, a todas no, que sería desmesura. Amar solo se puede a una; por lo menos yo. Pero admiro a muchas. Y disfruto como un "becerrico" en su compañía. La mujer es un placer. Y es vida. Y da vida. Y va en camino de convencerme de que puede hacer todo lo que hace un hombre y, además, tener hijos. Y lo más importante.. Ellas me enseñaron a vivir, me mostraron lo que es amar. Lo poco o mucho que tengo de hombre lo aprendí junto a alguna.
¿Qué que aprendí?; cosas. Que la pasión estalla en la risa, resplandece en la mirada y baila con los gestos. Algo que le oí también a un hombre, a Vicente Ferrer: Amar..; si, es sentir en lo más profundo; pero el amor necesita obrar, lo exige. Altera el ánimo de tal forma que solo haya la íntima paz en la entrega.
Y a ello me dedico. Con poca habilidad y mucha torpeza. A buscar alguna respuesta a todas mis dudas. Y a ir aprendiendo a amar, cuestión en la que soy un desastre. Esa es mi borrachera, mi afán y mi pasión.

Acabo. Y aún no os he dicho que es, de verdad, la pasión. Pues la pasión de vida es perder el control cuando lo que intentamos es domeñar los fuegos del alma. Cuando lógicas y raciocinios rinden sus banderas ante una lágrima. Cuando muestras, demuestras y vives, que gobierna el sentimiento y puede el corazón. Cuando reina en ti la humanidad.

Lágrimas de mujer
flores de ternura
que calmen tu llanto
rosas de primavera

Si yo fuese alguna vez capaz de sentir algo tan hermoso......

martes, 20 de noviembre de 2007

Planteando un problema

Lo primero que he hecho es etiquetar el artículo. Puede que sea lo único que tengo claro sobre aquello que voy a escribir. Y para empezar, recordaré que si cada artículo de este blog es ininteligible si no se fusiona lo que escribo con los comentarios de quienes lo leen, este exige atender en mayor medida a la opinión de los lectores antes que al artículo en si.
Y así debe ser pues lo que voy a exponer son situaciones y dudas, pero no respuestas. Creo que no existen soluciones mágicas, excepto las que suministra el azar, y la vida me ha demostrado que solo se llega a conclusiones válidas cuando se trabaja en equipo y se coordinan inteligencias y experiencias.
¡A ello pues!. Esta mañana comencé a tratar con unas amigas sobre una de las situaciones que me han alterado en mayor medida y que, más tarde o temprano, nos afectan a todos: Los años finales de la vida durante los que la persona requiere asistencia.
No voy a teorizar; he vivido ese tiempo de familiares muy directos. Nadie queda ya que me anteceda. Y he experimentado cuantos errores se pueden cometer; creo. Y no he salido bien parado. Así que quien busque ejemplo en lo que sigue, va listo; aquí solo encontrará dudas, preguntas y tristeza, mucha amargura.
Quiero comenzar con alguna de las ideas que tengo claras. Los que desde ahora llamaré ancianos no cambian su personalidad; somos los demás quienes disimulamos la nuestra y al llegar al final de la existencia nos manifestamos tal cual, mostrando las cualidades, defectos, usos y costumbres que hemos acumulado con los años.
Lo que más necesita el anciano es sosiego. A quien no le queda mucho tiempo para reaccionar frente a los avatares de la vida, no se le pueden plantear problemas; ni peleas familiares -máxime cuando provienen del vano intento de establecer quien le ayuda y cuida más cariñosamente-, ni asustarle diciéndole que el ayuntamiento le va a arruinar con la contribución, ni contándole que hay problema con las pensiones... No se si me siguen.
¡Ah!; y a pesar de que los españoles consideramos que la mejor manera de que nos entiendan es dar alaridos, este sistema no ofrece buenos resultados con los ancianos. Y con los perros, tampoco.
También precisan distraerse. ¡Cómo daña el aburrimiento!. Y no digo compañía, que estoy harto de "hacer la visita" y pretender que con eso se ha hecho lo necesario. O lo debido, socialmente; que es un comportamiento que suele bastar a muchos.
Y no se como distraer a un anciano. No es fácil. La mayoría viven de, y en, sus recuerdos. Y se relacionan en función de sus intereses y conocimientos; intereses no les quedan muchos, que las limitaciones propias de la edad no lo permiten, y conocimientos solo los que acumularon, que lo de la ciencia infusa es demasiado espiritual para mis cortas entendederas.
Me dediqué a escuchar a los míos.. Una y otra vez.. Hasta que me sentía agotado..; además, en mi familia, solemos terminar con la cabeza perdida. Una y otra vez.. Y a veces no pude más; estallaba. Todo lo que he conseguido progresar intelectualmente es lo que me separaba de ellos..; ¡cruel ironía!. Y es que conversar largo y tendido requiere cierta proximidad, no solo emocional sino de conocimiento.
Y todo aquello de lo que puedo hablar, les reducía al silencio; y aquello de lo que hablaban, no originaba en mi respuesta alguna. Te sientes vacío; incapaz. Insensible.

"Nosotros nos vamos al hospital. Mamá ya no puede estar sola en su casa. Alguien tiene que ir y convencerla para que venga a la mía...
Iré yo.."
La casa es muy grande; muchas habitaciones, hoy vacías de personas y sonidos, que no de muebles, olores y recuerdos. Está sentada en su sillón orejero, en la habitación que hay al final del largo pasillo.
Era fuerte y sólida, como yo hoy. Un carácter. La veo menuda y frágil. Sonríe suavemente, con sus ojos muy abiertos. Sus cabellos, peinados belle époque..
Sonríe.. "Hola hijo, ¿qué tal?; ¿y mi hermana, está bien?". "Si; ya sabes, el hospital". No se como decírselo..; al cabo, le digo: "Aquí sola ya no puedes vivir; tendrás que ir a casa ...".
"Pero esta es mi casa hijo". Esta es mi casa, hijo......
Razoné, sonreí, camelé, me puse nervioso, irritado,... No sabía que hacer. Me sentía impotente, torpe, inútil.. Se alteró; amenacé... Si...
Al cabo.., se levantó. Se puso el abrigo.. Cogió su bolso.. Salió de su casa. Para siempre, para no volver jamás. Dejando atrás su vida, sus cosas, su cesto de costura...
En cada uno de sus pasos fui perdiendo el alma. Tanto como ella iba quedándose vacía. En silencio, ambas. Murió en silencio un año después. Sonriendo suavemente. Con los ojos abiertos y mirando hacia sus hijos.
Tengo 59 años. Y estoy llorando... Dios mío, Dios mío...

Y este animal les va a seguir contando. Creo que como no sabemos muy bien que hacer, nos dedicamos a proporcionarles toda una serie de cuidados materiales. Y a ella que aborrecía la verdura, le plantamos delante, día tras día, un plato de acelgas. "Lo ha dicho el médico".
Y un día me preguntó: "¿Quién es ese insensato?"; ¿por qué no me deja comer un bocadillo de chorizo?, ¡con lo que me gustan!". Entre verduras y paseos agotadores, amargaron sus últimos días. Y se me ocurre preguntarte doctor..: ¿Acaso tus medidas higiénico sanitarias y nutricias van a evitar que muera?. Tiene 92 años tío.. Respóndeme..: ¿Por qué no la dejamos ser dichosa?. Y si vive menos, ¿qué más da?. ¿Se estudia en la facultad la importancia de la sonrisa?. ¿O es que simplemente, tanto tú como yo, no tenemos ni idea y a falta de humana ternura proporcionamos ciencia?.

Por otro lado, recuerdo la casa familiar del pueblo. Allí nacían y morían generaciones. Sin vivir y trabajar en otro lugar. Juntos. Daba igual ser joven que viejo. Nacías donde morirías. Nadie te asistía pues todos lo hacían mutuamente. Había espacio. Y servicio que ayudaba. Y todos trabajaban juntos o muy próximos.
Pero esa sociedad ya no existe. Hoy cada persona se labra el futuro donde puede. Las familias y las generaciones están dispersas. Las costumbres dejaron de parecerse y cada hogar es un mundo diferente.
Esta sociedad nuestra tiende a ser de "maricón el último y sálvese el que pueda". Y en España el Estado, porque la sociedad así lo quiere y tolera, soluciona mucho a base de familia. Imaginad muchas situaciones sin el apoyo de las familias.., hospitales por ejemplo. Funciona todo como el hogar; porque tanto en aquellos como en estos hay pringadas que solucionan gratis el problema.
De modo que se saca al anciano de su ambiente y se le embute en un lugar desconocido. Por ejemplo, si nació y vivió siempre en Alconera, provincia de Badajoz, se le lleva a Baracaldo, provincia de Vizcaya, y allí, para facilitar el asunto, se le cambia cada tres meses de casa y familia.
O se le consigue plaza en una residencia. De lujo. Hasta tiene rejas en todas las ventanas y puerta metálica a la entrada, que está siempre cerrada y con guarda. Propia de nuestra economía. 3000 € al mes. Aunque las hay más baratas.. Entré en alguna en que a poco me hago pis del miedo que sentí, según una gordagrasientabigotudacarcelera abrió la puerta.

Termino. Tal como están las cosas, viviendas y economías, trabajo y sociedad, atender al anciano implica el sacrificio durante el tiempo preciso de otra vida y esto conlleva, habitualmente, que se sacrifiquen los miembros de una familia. Y esto, guste o no, bueno o malo, es una bomba de relojería. Y las bombas no solucionan nunca cosa alguna.
¿Alguna idea?

viernes, 16 de noviembre de 2007

Orgullo vs. humildad

Una de las mejores maneras de aprender es atendiendo a los demás. En realidad, creo que todo lo que hacemos en la vida lo motivan las personas con las que convivimos o las aspiraciones que tenemos con respecto a otras.
Y dicho esto, y tras lo anterior, también opino que no hay nada mejor que mostrarse a los demás, de manera que puedan tener elementos de juicio para establecer quien es aquel con el que se juegan los cuartos.
Así que pensemos un poco sobre el orgullo y la humildad. Es muy interesante, pues ambos son características básicas de nuestro comportamiento y este es el vehículo sobre el que nos relacionamos.
¿Soy orgulloso?. Pues si; o pues no. En fin, no lo se; aunque creo que si.
En suma; conozco algo de lo que valgo y algo de lo que valen otros. Estimo mis méritos, que algunos tengo y ciertos dolores me costó adquirirlos. Y si los tengo y los gané ¿a qué ocultarlos?.
Trato con otras personas. Considero evidentes ciertos despropósitos en su manera de obrar y de pensar; si en igual situación fui más sensato y práctico, ¿no falto a la verdad si lo niego?.
¿Soy humilde?. Pues si; o pues no. En fin, no lo se; aunque creo que la conducta y cualidades de otros me facilitan serlo. Aunque otras veces...
En suma; conozco algo de lo que valgo y algo de lo que valen otros. Admiro y paladeo los conocimientos de aquel y la nobleza del carácter del otro. Aprecio y reconozco sus evidentes cualidades, que poseen y ejercen en mayor grado que yo. Pero, ¿reconocer lo evidente es ser humilde?. ¿O lo es solo cuando no se está seguro sobre la relación entre lo mío y lo ajeno?.
¿O ser orgulloso es pregonar lo que soy y humilde disminuir lo propio?. ¿Qué es entonces ser sincero?.
Creo que hay que cambiar de plano.. A un eminente teólogo y filósofo español renacentista, que participó en el Concilio de Trento, el padre Suárez, de la Compañía de Jesús -inevitable-, le plantearon una paradoja clásica..
"Una balsa, dos supervivientes a punto de morir, un pedazo minúsculo de comida que solo puede salvar la vida de uno.. Ambos deben mantenerse vivos y esforzarse en ello, pues solo Dios puede disponer el momento de nuestra muerte; pero hacerlo presupone quitarle el sustento al otro, al prójimo, quien morirá sin remedio, por lo que quien así actúe quebranta la ley de Dios. ¿Qué hacer?; ¿que es lo justo?....".
Suárez resolvió la paradoja estableciendo que estaba mal planteada, que había que cambiar de plano la pregunta, pues no se trataba de establecer la Justicia sino la Caridad.. Quien más amase a su prójimo debería, por Amor, entregarle el último alimento..".
Y creo que aquí ocurre algo parecido. No se es orgulloso o humilde por el contenido de lo dicho sino por el sentimiento.
Se puede establecer la propia valía y ser a la vez humilde. Y puede mostrarse uno prudente ante sus cualidades mientras ofende y maltrata salvajemente a los demás.
Porque el problema es que la mentalidad judeocatólica en que se ha formado nuestra sociedad concede importancia al fondo en la palabra y a la forma en la realidad. De manera que aquí lo importante no es ser sino parecer.
Quizá convenga que cada uno muestre a los demás lo que cree que es. ¡Aparecer en pelota picada!. Y que sean los demás quienes establezcan como somos.
Pues creo que no hay mayor orgullo y soberbia que convertirse en el propio juez, decidiendo que es lo que está bien y mal en nuestros actos y pensamientos. ¿O eso es la conciencia?.
Porque .... ¡Y qué se yo!.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Miseria

En ocasiones contemplamos las vidas ajenas con deleite e incluso las analizamos y criticamos con igual ánimo. Hoy en día la televisión y otros medios de comunicación, nos ofrecen espacios más que suficientes para satisfacer nuestra pasión por la alteridad.
Creo que es un ejercicio de compensación. Unas veces necesitamos comprobar que alguien lo pasa peor, lo que nos ayuda a soportar nuestra miseria, y otras procuramos creer que hay príncipes azules que buscan a su Cenicienta.
Hoy he vivido en directo algo de una vida ajena. Había ido a la sucursal bancaria donde opero habitualmente y como consecuencia de la directiva MIFID he tenido que esperar a que pudiera atenderme el director; durante la espera ha habido un rato en que estábamos solos en la oficina el interventor, una empleada y este servidor de ustedes.
Dicha empleada, con muchos años de atención al público, ha recibido a una pareja.. A primera vista, tenían unos 50 años; su ropa, usada y mucho; su aspecto, cansado, muy cansado. Al principio no les he prestado atención, pero él ha elevado, nervioso, un poco la voz: "¡Yo sólo avalé; era una empleada; ese préstamo no es mío..!".
Y luego, cada vez más nervioso, proseguía: "¡La cuenta, la cuenta, ¿quién está pagando los recibos?". Y la mujer, cenceña, inquiría: "¡Las cuentas; ¿cuantas cuentas tiene este?". La empleada respondía: "Usted figura en nuestra base de datos como titular del préstamo; pero leyendo la póliza y la escritura puede aclararse". Él respondía, abotargándose: "Es que no tengo los papeles; se los quedó ella". Y ella, la esposa, se inclinaba hacia la empleada y le preguntaba conteniendo la cólera: "Ella, ¿cómo se llama ella?".
La empleada (que solo puede proporcionar información a quien figure como titular o autorizado en el contrato de apertura bancaria) miraba al hombre, como preguntándole ¿qué hago?... El marido, en un tris de comenzar a llorar, rubicundo e inflado como un pez globo, la miraba pasmado, mostrando palpablemente que deseaba que se lo tragase la tierra. Al cabo, ha hecho un gesto que podía entenderse como una autorización...
"Pues la beneficiaría del préstamo, junto con su marido, se llama Svetlana Tetatxovna"... La esposa se ha repanchingado en la silla, silenciosa, gélida la mirada... Les puedo prometer y prometo que se podía cortar el silencio bancario con un cuchillo.. Y que nadie se movía; ni un milímetro.
Les ha vencido la tensión. Él, de pronto, se ha levantado de golpe y ha murmurado: "¿nos vamos?"; la esposa se ha arrebujado el gastado chaquetón y ha salido tras él....
No se que impresión les causará a ustedes esta pequeña historia, pero a mi me ha dejado un sabor de boca muy amargo. Y es que si no me compensa de nada el oropel ajeno, contemplar en vivo las miserias de los demás es doloroso. Y muy triste.

lunes, 12 de noviembre de 2007

El caballo gris

Todo crece. En especial, el dolor. El niño se dio cuenta de que dolía; le pasó cuando sintió que había crecido. Dolía pensar. Por eso conoció que era Hombre.
Recuperó sueños e ilusiones; un hijo. Sonrió. Soñó. Y supo para siempre como sufre la ternura. Descubrió que el silencio interpreta el amor. Dar, así suena.
Entendió la vida, mientras crecía el hijo. Aprendió lo que no sabía, a abrazar. Miró sus brazos y comprendió lo poco que vale la fuerza ante una lágrima, fruta de tristeza. Hijo, se Hombre, llora; que calmarán tu llanto rosas de primavera, mis manos.
Espera en silencio. Sabe que ser adulto es arriesgar; sabe que maduran las cicatrices. Vivir; no puedo hacerlo por ti. Que duro es ser libre.
Mirada. Si silencias la palabra, clama la mirada. Poco tengo, mucho deseo. Tu dicha. Es hora; tu hora. El espejo. Era gris, soy gris.

sábado, 10 de noviembre de 2007

El caballito gris

Llueve. Desde el mirador se domina la plaza. Allí se montan las atracciones durante las fiestas. El niño, quieto, pone toda su atención en percibir su llegada. "Aguado"; sabe de memoria el nombre de los feriantes y distingue su camión en la distancia.
Obscurece. Un día más. Esperará. Siempre espera. Y lee. O mira, tras el cristal, los juegos de la calle.
Se levanta cuando las ruedas del carro del lechero cantan con los adoquines. La cocina es aroma de tahona candeal. Silencio; ruido de cacharros. Sale de prisa hacia el mirador.
Sol de agosto. Compran de mañana en el mercado las mujeres. Nada. La tarde, imaginando. Fajándose con el tiempo. Tras el cristal, ve pasar a la niña rubia.
El niño se funde con el mirador. Oye un motor, unas voces, gira la cabeza; el viejo camión rojo. Huye el hambre, desaparece el sueño. Llegó su sueño.
Cual director de orquesta, se anticipa un segundo a todo movimiento, soñado de tan vivido. ¡Allí está!. Entrega la mirada al caballito gris. Su caballito. No es feliz, pero tiene un amigo.
Cuando hay poca gente, baja a hablarle. El caballito gris escucha en silencio. Sueños. A veces, con unas perras, sube y monta un viaje. Se agarra, firme, a su amigo. Nada dice. Siente.
Otras veces suben otros niños. A su caballito. No se enfada; comprende. Su mirada, triste y más tierna. Dulce y amarga.
Acabó la feria. Donde había vida, vacío. Reina lo normal. El año que viene....
Será mayor. Ya será .....

martes, 6 de noviembre de 2007

Culturas orales

Cada vez que en África muere un anciano, desaparece una biblioteca

domingo, 4 de noviembre de 2007

A buen tino

¡Qué delicia si supiera que es lo que voy a decir a continuación!. Pero no lo se. Ni siquiera he sido capaz de discurrir un título. Pero necesito soltar lastre. ¿Para eso creé a Turulato, no?. No, para escribir no, que no tengo mucha idea de como se hace, sino para desahogarme.
Mi familia no me deja ver las noticias de la tele, que me sofoco. Aunque pienso que lo que me sucede en realidad es que me ruborizo. La diferencia es grande; aquello tiene causa interna, muy comprensible dada mi andropausia galopante, mientras que el rubor lo provocan causas externas.
-Veo a todo un presidente de Francia, heredero del gran Napoleón Bonaparte y del rutilante Luís XIV, acudir presto al rescate, seguro de su éxito. Alcanza gallardo el África y allí, galante, recobra las flores de la inocencia, periodistas y españolas. Mientras, el nuestro, con gran tino, confía en el destino, pues comprende, ante el realce de su nombre en todas las naciones, que solo el sino puede deshacer el desatino-.
¡Estoy ya muy mayor para estos trotes..!. Que son además harto cochineros. Que nadie parece reparar en mis canas, el aturdimiento de mis entendederas y la mucha fatiga del cuerpo.

Y esto me hace pensar de nuevo, como tantas otras veces, en que el único cuidado de la Sociedad debe ser la Educación y la Enseñanza de sus gentes. Si las personas se comportan con urbanidad -¡que cosa, oiga!: cortesanía, comedimiento, atención y buen modo- hacen de suyo fácil la convivencia y si disfrutan de la mejor preparación intelectual posible no es fácil aborregarlas, lo que las conduce inevitablemente a ser cada día más libres. El resto de las cuestiones son importantes, no lo niego, pero considero que aquellas son esenciales y que la sociedad que no las promueve marcha indefectiblemente hacia el fracaso.
Libre..: que tiene facultad para obrar o no. E indefectiblemente tal libertad requiere la de pensamiento. O sea, que quien es libre, dentro de lo humanamente posible, tiende a no comulgar con ruedas de molino. Es más; deduzco que a alguien así habrá que ofrecerle resultados y no imagen, sin más. ¡Cuanto falta para eso!.
Lo anterior implica que aunque alguno actúe coordinadamente con otros, perteneciendo al tipo de asociación que sea, eso no le obliga a asumir los despropósitos del grupo. Lo que suele hacerse comúnmente en España bajo la justificación de "¡son mi gente; son los míos!".
Y no crean que hablo solo de la cosa pública. ¡Quia!. España ha crecido mucho económicamente en estos años; ¿pero somos los españoles más maduros e instruidos?. Y no me vengan con el jolgorio ese de la tolerancia y la igualdad social.
Tolerar..: sufrir, llevar con paciencia; permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente; resistir, soportar; respetar (tener respeto, veneración, acatamiento) las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
¡Y un huevo!. ¡Y por uebos!. ¿O es que tengo que sufrir al animal ese que veo en la tele golpeando con saña a otra persona?; ¡qué lo resista y soporte quien lo educó!. ¡Ah, ya!, se trata de respetar las ideas ajenas.. ¿Cuales, las de Idi Amín Dada, que consistían en interrogar personalmente a "los presos" (al primero de la fila lo capaba de un machetazo; al segundo le decía con suavidad.."¿hablamos..?").
Eso. Soy un grosero. Vale. ¡Harto, harto estoy de tanta memez!. ¡COBARDÍA!; eso es lo que hay, eso es lo que exhibimos. Nuestra despelotada venta por el más miserable plato de lentejas. Y el prójimo que se joda, que a mí no me toca.
No lector; a quien hay que respetar es a la persona como tal y defender el ejercicio de sus derechos, en especial los humanos -que son idénticos para todos nosotros- y políticos. Lo que me lleva a recordar, y recordarles, que las personas no tenemos los mismos derechos ni las mismas obligaciones. Por ejemplo, la Ley no permite que me sindique ni que puedan elegirme diputado. Y eso es sensato y lógico, y no menoscaba mi ciudadanía. O sea que no somos iguales en muchos aspectos.
Y puestos a recordar, que quede claro que, en razón de las diferentes Teorías del Derecho sobre las que se basa el modelo contemporáneo del Estado, este es la organización que reclama para sí el "monopolio sobre la violencia legítima", a tenor de la definición de Max Weber. Lo que implica que este, y por lo tanto sus responsables, tienen la obligación inexcusable de impedir que ciudadano alguno, solo o en sociedad, ejerza cualquier tipo de violencia, extirpando esta acción privada aun cuando tenga que emplear una violencia mayor.

Puede que esté equivocado. Os aseguro que que me encantaría. Entre otras cosas porque siento que he ayudado a que sea así parte de lo que critico. No estoy libre de culpa. De manera que ahora aprovecho cualquier consulta que me hacen para plantear una manera de ver las cosas y de comportarse que considero más madura.

A estas alturas, muchos pensarán que soy inaguantable. Puede..; hay veces que no me aguanto ni yo. En realidad, callo mucho de lo que pienso. No se puede ir pregonando las propias verdades, pues quizá no sean ciertas y en algún caso hagan más daño que beneficio. Con todo, conviene en determinadas ocasiones decir a los más jóvenes alguna de las cosas que ha enseñado la experiencia.
Me contaba estos días una amiga lo mucho que le ha costado comprarse una vivienda; tanto en el aspecto económico como en el personal, pues ha ido a hacerlo en plena crisis del mercado hipotecario y ha necesitado apoyo de las personas de su entorno. En el primer aspecto no creo necesario describirles los problemas que ha tenido que superar y en el segundo se ha dado de bruces con el verdadero carácter de aquellas.
Ha llevado a término la compra, pero ha terminado disgustada y con mal sabor de boca. Además, ha comprado la vivienda que podía adquirir y no la que le hubiese gustado poseer. Al final, en lugar de sentir alegría cuando abrió la puerta de su casa, me contaba que primaba cierto desengaño. ¡Vamos; como si se hubiese casado!.
Lo primero que he hecho es felicitarla. La he comentado que me encanta que la gente se esfuerce y me siento bien cuando logra obtener algo gracias a sus afanes.
Y esa palabra, algo, es muy importante. Tendemos a enlazar la satisfacción con las características de las cosas, lo que en parte está bien -pues si quiero un plátano me deja frío tener una llave inglesa-, pero es una manera de sentir que no me gusta.
Con el tiempo, me he dado cuenta de que las cosas que tengo significan mucho para mi, pero no tanto por ellas sino por ser mías. Y profundizando un poco más, lo que hace que las sienta propias es el grado de esfuerzo que tuve que desarrollar para que lo fuesen.
Un regalo es muy agradable, pero siento que lo es por provenir de quien proviene, por el afecto con el que lo entrega y no por su valor intrínseco. Con lo que llegamos al extremo..; lo que no cuesta nada recibir, nada vale. Y no confundamos ilusión con valor; aquella se apaga poco a poco con el paso de los días, mientras que lo valioso se aprecia. Así que su casa es un premio; uno de los recibidos. Porque no debe dudar de que esa casa, quizá hoy no muy de su gusto, vacía y algo fría, irá siendo más su hogar cada día según cada rincón vaya recordándole su esfuerzo, una lágrima, una presencia, una alegría.... Sentirá que crear hogar es un premio en si mismo.
Otro pasito más.. Vivir es aprender. Quien existe sin asimilar algo cada día se animaliza, reduciendo su ámbito a la menor o mayor satisfacción de sus funciones. Y aprender cuesta; ¡y mucho!.
(Qué tristeza tan inmensa me produce contemplar como se facilita el paso de un curso escolar a otro a quienes más debiera exigírseles, dada su carencia de conocimientos. Se confunde preparación con la posesión de un simple e inútil título)
¿O alguien se atreve a decir que puede aprender algo de bóbilis bóbilis?. Ciencia infusa lo llaman... ¡Seamos serios!.
Y siempre que se aprende quedan atrás ciertos "entenderes" vitales que creíamos ciertos sobre como nos sentimos y relacionamos las personas, y cuya aceptación facilitaba mucho nuestras relaciones. Pero resulta que son erróneos, no tanto por si mismos como por el afán de pretender que todos lo individuos los viven de igual forma. Así que aprender nos obliga a pensar; en nosotros, en los demás y en el verdadero sentido de la vida y sus quehaceres. ¡Tela!. Otro premio... Abrir los ojos, en la medida que sea, a la realidad de nuestro comportamiento. ¡Cuantos sinsabores futuros evita el conocimiento!.
En fin. Aprender a vivir es algo que hay que hacer solo. Es duro. Pero poco a poco va uno resolviendo las situaciones que le tocan en la lotería de la existencia. Y algún día se mira uno despacio en el espejo y cae en la cuenta de lo que ha logrado con su esfuerzo. Y sonríe. Mi pequeño mundo... Mi vida...

lunes, 29 de octubre de 2007

It

Un día me dijiste que había que poner música en este blog. No soy precisamente la oreja pedrusquera más adecuada, pero lo intentaré. Para celebrar que te se. Para tí ...

Feist
When I Was a Young Girl

domingo, 21 de octubre de 2007

Mirada

Es madrugada. Mi mente salta de una idea a un recuerdo y de cualquiera de ellos a la nada. Miro los cuadros de la pared; luego la lámpara. Oigo el zumbido de la torre del ordenador... Laxitud.
Quiero narrarlo. O quizá..., guardarlo para mí, como uno de esos pequeños detalles escondidos que templan las noches frías; como alguna mirada profunda, entregada e intensa de una mujer morena.
Suspiro. Miro la pantalla; sólo unas pocas palabras escritas.. ¿Seguiré?.

Anochecía. Gente desconocida en la amplia acera del paseo. Oigo detrás de mí una voz anciana.. "¡Mira, mira, el tío Andrés!". Responden rápido unos pasos de niño chico, que parecen perseguirme pero que sólo buscan conservar el equilibrio.
Andrés tiene algo más de veinte años y una viola dentro de su funda cuelga a su espalda. Se agacha algo y sonríe mientras separa las manos, mirando al niño que no veo. Lo provoca con el gesto, buscando que se acune entre sus brazos.
Ella está apartada, un si es no pudorosa ante la familia ajena hoy, que espera suya mañana. También pasó los veinte años, vistiendo ese jersey azul sin marca y pantalón vaquero. Mira también hacia el niño, inclinando un poco la cabeza.
Andrés está ya a pocos pasos; el niño, en mi estela, me imagino. Voy distraído. Y sucede...
Ella se empapa de sonrisa..; está contemplando al niño y sintiendo la ternura de su chico. La enamora el sentimiento. Su boca se llena de luz y su mirada de brillo. Luz, brillo, esperanza, cual un pequeño arco iris que la une al niño y al hombre.
Me absorbe en silencio, mientras mis pasos me deslizan por su espalda, incapaz de romper la magia de una sonrisa, un niño que no habla, una viola silenciosa y un hombre que sabe jugar a niño.

lunes, 8 de octubre de 2007

Cuerpos y comportamientos

Como ya he contado en Turulato, he pasado unos días de vacaciones. En la playa, en un pueblo turístico mediterráneo. La idea básica de mis vacaciones suele ser siempre la misma: levantarme lo más tarde posible, tomar un breaklunch, instalarme en una hamaca en la playa y bajo un toldo que impida que el sol roce mi cutis suave y delicado cual culito de bebé, y seguir durmiendo unos ratos y mirando otros, hasta que llegue la hora razonable de arreglarme para ir a probar alguno de los restaurantes de la zona; anticipo de lo verdaderamente interesante, que no es otra cosa que tomar café y algún cóctel en buena compañía antes de dormir.
Aunque..., para ser sincero, confesaré que lo que verdaderamente me apasiona es observar e intentar comprender, dentro de lo posible, a la fauna humana que se pone a tiro de mi mirada. Para abrir boca, viví una de esas anécdotas que marcan la existencia; suelo conducir con suavidad y relativamente despacio, como corresponde a mis canas, a mi apariencia senatorial y al tamaño del "haiga" que me transporta, pues -entre nosotros- ¿que necesidad hay de correr cuando no hay complejos que desfogar?.
A lo que iba. Callejeaba despacito hacia el paseo marítimo cuando por el retrovisor veo aparecer, desde una calle lateral, un vehículo que se coloca tras de mí. Si, vehículo, pues era una silla de invalido motorizada con una señora recién salida de la peluquería encima. ¡Elegante, sin duda!; en especial, porque conducía y fumaba a la vez con exquisita naturalidad.
Según me seguía, sin adelantarme, notaba por su gesto que la exasperaba mi temerario estilo al volante. Al fin, giré hacía la entrada del hotel y pasó por mi lado. ¡Qué mirada!; retumbaron en mi cerebro sus palabras silenciosas..: Pringao, paralítico,..
Porque si; ¿quién de los dos tenía más vitalidad y más enérgico obrar?. ¿Yo?, ¿por qué?. ¿Porque ella necesitaba una silla de ruedas para desplazarse?. Temo que quien capte así a los demás, quedándose en la superficie del individuo sin intuir su potencial como persona, se equivoca y se empobrece. Les recomiendo que sean algo más cotillas y procuren sumergirse un poquito en aquellos que pasan por su lado. Un placer, se lo aseguro...

Ya en el hotel, me llama la atención, siempre y mucho, la variedad de personas mayores que viajan desde sus países al nuestro. Solos, autónomos, sin familia protectora. Se les nota que están acostumbrados a vivir lo que les toca y no lo que les toca a sus hijos; o a sus nueras o yernos, que puede ser horrible.
Creo que pertenecen a sociedades que han superado la mentalidad familiar agraria, tan típica de los países por desarrollar, en la que la familia siente que tiene que actuar -Intuitu Personæ- como una sociedad colectiva, pues sólo son capaces de sobrevivir unidos, como un todo, de manera que la individualidad y la alteridad se minusvaloran.
La mayoría muestran un aspecto físico deprimente; ¿qué fue de las rubias y espléndidas walkirias de mis años mozos?, ¿estarán tan escaralladas como yo?. Pero ahí están; uno ayudándose de un andador con asiento, otro utilizando su silla de ruedas como andador y aquel, del que luego hablaré, con su brazo y pierna derecha aherrojados como consecuencia de algún ictus. Su capacidad de vivir no la alteran cuestiones tan españolas como ¿quien me cuidará?, ¿a qué médico iré?, ¿sí tengo problemas, donde está mi hija?,... Creo que se achantan menos ante la existencia y son más capaces de vivir su propia vida. Vivir la propia vida... ¡Qué gran cosa!.

Sigamos. En la playa. Toldo, 5 € y tumbona, 4 €; todo el día. Me sitúo en el centro de la línea, cuatro toldos más allá de un matrimonio guiri. Han procedido como yo y ocupan sendas tumbonas rígidas, de las de playa. Él, panza arriba y ajeno a todo; ella, en biquini, tiene buen aspecto y evidentemente desea ponerse morena.
Me relajo.. Entre mis ojos el mar se platea, acariciado por el sol.. Olor a yodo y no a pino; una especie de milagro en el Mediterráneo.. El breaklunch ha sido de mi gusto.. ¡Puñetera artrosis!..
¡¡Coño!!. Un rugido monstruoso llega a mis oídos.. Algo así como UUUGGGGGHHHRRRKOF. Salto de la tumbona dispuesto a defender mi doncellez, pero la playa parece en calma... UUUGGGGGHHHRRRKOF. Ahora si; ahora se que monstruo emite tan pavoroso alarido. El guiri. Ronca como sí le fuese la vida en cada resoplido. ¡Redios qué potencia!.
Su santa, al notar mi sorpresa, se sienta lateralmente, del lado donde reposa su héroe. Me mira y luego contempla a su marido; después, tranquilamente, sin variar el gesto, dirige la vista a un montoncito cochambroso de algas semi podridas que hay en el suelo...

Llego a la playa. Me instalo. No está el roncador del otro día, pero en su lugar aparecen dos matrimonios holandeses. Ellas, en topless, no consiguen que destaquen sus tetas entre la tripa y las "tripotas". Ellos, espectaculares. Uno va en silla de ruedas, está vestido, tiene cubierta la cabeza con una gorra inglesa y paralizado el lado derecho de su cuerpo.
Es curioso; está de espaldas a los demás. Sobre los hombros le han echado un pareo azul, que han anudado a su cuello. Parece Superman, aunque con barba de chivo y los colores al revés. Los observo. Al cabo, el fulano gruñe y manotea; me doy cuenta de que no puede hablar, aunque entiende perfectamente lo que se le dice. El problema es que las mujeres no le comprenden..; porque lo que es el otro, ní se inmuta; parece que el de la silla es invisible a sus ojos.
Por fin se dan cuenta de lo que ocurre. La economía neerlandesa debe ir mal, porque han alquilado las tumbonas, pero no un toldo. Como no puede moverse, hay que girarlo cada cierto tiempo para que el sol no le abrase la cara; por eso les daba la espalda. Lo del pareo de dicho color sigo sin cogerlo..
El otro se levanta. Trinca una banana -así entiendo- y comienza a comerla.. Talmente un orangután. Sus brazos y piernas, desmesuradamente largos, parecen obra de Alberto Giacometti. No hay duda; está de nueve meses y fuera de cuentas. Y tiene unas tetas hermosas, redondas, sobresalientes, ante las que las de su mujer y la otra parecen simples forúnculos. Lo que no acaba de convencerme es que sean peludas.... Tampoco me "pone" la gorra blanca de béisbol que se ha encasquetado furiosamente hasta las orejas. ¡Lástima!; porque hace ya mucho que no cato unas tetas tan monumentales.
Cae la tarde. Al de la silla lo han asado vuelta y vuelta, lado a lado. Se lo llevan. El tetudo ní los mira. Se queda allí, solo, mustio al no disponer de árboles entre los que balancearse..

Todo se acaba. También las vacaciones. Atardece. El individuo con pinta mugrienta que durante todo el día ha controlado el negocio playero de toldos y tumbonas, se despereza. Se dispone a irse.. Me extraña. ¿No recogerán el material?.
Pero en esta vida todo tiene explicación. Y es que aún hay clases. Se acerca un morito..; renegrío, arrugado, mayor, obra no de Giacometti sino del hambre. El catalán hace un gesto con la cabeza y mutis por las escaleras. Queda el moro. Serio. Trabajador. ¿No ti hase falta; puido...?.

Como enseña abrir los ojos. ¿Seré capaz de abrir el corazón?.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Y yo añadiría...


Este ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que el adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira como procede.

Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho
no adorna el vestido el pecho
que el pecho adorna al vestido.

Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.

Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.

Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el valor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados

Pedro Calderón de la Barca, soldado de Infantería Española

Y, en estos momentos, añadiría yo .... "Dulce et decorum est pro patria mori". Especialmente cuando ella parece compadecernos y nosotros anhelamos sólo su orgullo y su cariño.

*Fotografía diario "El País"

viernes, 21 de septiembre de 2007

Vagancia ............

Estoy vago; ¿o soy vago?. Uhm ... ¿Es lo mismo o expresan aspectos diferentes?. No lo se. Lo que ocurre es que no tengo ganas de escribir. ¡No!; si se me ocurren asuntos que podría plantear, pero cuando abro "Nueva entrada" .. ¡Qué galbana!. Y claro, me riñen. Es injusto; porque son ellos, los que me riñen, quienes logran que me sienta como les cuento.
Vean sino .. Poco antes de comer, mientras quienes mantienen con su frenética actividad el pulso de nuestra nación de nacionalidades, autonomías de segunda -y alguna de tercera, a la antigua-, y soberanías varias ... ¡Coño!, ¿por donde iba?; que tanta sutiliza me abruma y descentra ..
Ya caigo ... Decía que mientras algunos trabajan, otros los contemplan y muchos cuentan lo que hacen, paladeaba un bebedizo mientras acompañaba embelesado a dos espléndidas señoras, que, con apasionamiento, dialogaban, a la vez, sobre algo importantísimo, esencial diría ..: Los hombres.
¡Es divertidísimo! (ya que me riñen, o llaman la atención, demos motivos). De entrada, en lugar de argumentar, se desahogan. O sea; no plantean con claridad una proposición y luego argumentan a su favor. Noooo .. Cuentan, en un orden expositivo cuya regla no alcanzo a comprender, ciertas vivencias propias con los hombres, en las que estos no dan una a derechas y las tratan con absoluta incomprensión y falta de generosidad.
Las contemplo ..; a la una .., a la otra .. ¡Y de pronto ..!. Una pronuncia la palabra mágica: ¡Machistas!. Otra plantea: ¿Misóginos?. Y servidor de ustedes, inmóvil; no sea que les de por darse cuenta de que existo y me pidan opinión .. ¡Qué ha mucho que aprendí a no hablar con sentimientos!.
Y digo yo ... ¿Quién nos educa?. Y lanzado, inquiero .. ¿Quién es el mayor enemigo de la condición femenina?. En esto, una da un quiebro maestro y con su bello dedito señala a la otra .. "Se te ve el sujetador.." .
Me gustan; no las entiendo, pero me gustan.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Una manera de ver las cosas

Cuando la experiencia no es mucha, tendemos a creer que es muy difícil "salir del pozo". Sin embargo, con independencia de lo que hagamos, salimos...., para volver a entrar..., para volver a salir... Y así.
Sí viviésemos solos en una isla desierta, dependeríamos en exclusiva de nuestros actos; pero vivimos en masa, en manada. Con múltiples y profundas interrelaciones; independientemente de que nos gusten y de que las cultivemos.
Así que la vida va .... Nos lleva. Por eso es esencial no dar importancia a lo puntual, sea bueno o malo, y basarnos en el balance global de lo vivido. En todos y cada uno de sus aspectos.
La vida es algo así como una Libreta de Ahorros. Algunos se entusiasman cuando ven el saldo del instante en que les ingresan el sueldo; irreal. Al poco, asientan recibos, deudas, ... Y lo que parecía maravilloso, tórnase obscuro...
No. Repasemos despacio todos los apuntes, todos los asientos.. Sus importes y sus conceptos ... Veremos en que hemos invertido la existencia, nuestros vicios y virtudes .... Y al cerrar la Libreta nos quedará el regusto de lo que somos ... No durante un instante, no; lo que somos de verdad, nuestra personalidad vital.
Y suele ocurrir que ní tanto ní tan poco; que "menos humos"...; en los agobios y en las alegrías. Nos puede el miedo. Tanto cuando se nos pone a prueba -y deseamos huir, como sea- como cuando la existencia se acomoda a nuestro gusto -y querríamos congelar el tiempo-. Pero no. Vivir es un puro ejercicio de Esperanza; vivir es basarse en lo experimentado y moverse hacia lo desconocido. Como escribió César González Ruano, cuando se despidió de la vida en la Tercera de ABC, vivimos recordando lo que hicimos y soñando lo que haremos.
Así que tranquilidad. Habrá momentos en que lo veas todo negro y unos pocos te parecerán de color de rosa. Caerás cada cierto tiempo en crisis -dicen que cada diez años, más o menos-. Sentirás importantísimo todo aquello que deseaste vivir y no probaste..
No te agobies. Eso es el presente.. (y ya es pasado). Recuerda...; deduce de los fracasos el modo de afrontar los problemas, guarda tus tesoros en lo más profundo del alma y paladéalos despacio, y ....¡no dejes nunca de sumergirte en los sueños del día de mañana!.
Y no me hagas mucho caso, que estoy tan perdido como tú ...

martes, 17 de julio de 2007

Somos..

Porque, por mucho que algunos se empeñen, somos mucho más que meras agregaciones de ADN; somos, sobre todo, un afán nunca saciado de sabiduría, codicioso de misterio, sediento de belleza. Somos criaturas en busca de su Creador que dejan en su peregrinaje testimonios incesantes de su pesquisa.
Juan Manuel de Prada

lunes, 2 de julio de 2007

Peeling y huevos fritos

Me afeito a navaja, a la antigua usanza. Y luego me aplico un bálsamo after shave. Y uso gafas para leer. Recordé hoy que me habían regalado una muestra de un producto para después del afeitado de una marca de mucho renombre. Y decidí que era hora de probarla. Y en el baño no tengo gafas. No se sí me captan...
Bien. Extendí sobre mi cara, que había quedado como culito de recién nacido, aquello.. Calmar la irritación, lo que se dice aplacar el ardor, como que no... Además, la piel no lo absorbía con rapidez, la verdad.. En lugar de barba mi cara aparecía blanquecina, como sí me hubiese maquillado para actuar de payaso en el circo.
Tenía prisa.. Así que deduje que ya iría desapareciendo y salí a la calle... Cuando vi la mueca de mi mujer pensé que no, que parecía Tonetti..
Con un perfecto estilo de jugador de póker he pasado la tarde. Al entrar de nuevo en casa, me he puesto las gafas, he ido al baño, he cogido el tubito y he leído...
Lo confieso. ¿Creen que he purgado mis .. defectos?. Pasearse con la cara untada de pasta de dientes parece buena penitencia...

Aunque recuerdo... En una travesía de montaña, de esas en las que vas cargado como lo que eres, un animal, y lo que necesitas lo llevas pesado y medido en pequeños recipientes, uno de mis compañeros se hizo para comer un huevo frito, que en esas circunstancias -y en cualquiera- es un manjar sublime.
Según lo trapiñaba, murmuraba "sabe raro, sabe raro".. Cuando terminó, un alma caritativa, con total seriedad, le hizo ver que, aunque parecido en textura -que dicen ahora-, el jabón líquido Mistol no proporciona la misma fritura que el aceite de oliva...

Guerra

En una entrevista que me hizo unos años atrás COM Radio, de Barcelona, recordé lo dicho por el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Canadienses, cuando compareció ante su Parlamento, durante el debate sobre la regulación de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas.
Dejó claro que en un Teatro de Operaciones la única ley real la impone el enemigo. Informó a sus señorías que, estableciesen lo que estableciesen, las leyes canadienses no regulan otra cosa que a sus fuerzas nacionales y que nadie esperase que fuesen obedecidas por quienes abriesen fuego contra ellas con intención de destruir a los soldados del Canadá.
Pues bien. Nuestros políticos pretenden seguir regulando desde la Carrera de San Jerónimo en que lugares y circunstancias hay guerra en el mundo. Los del PP poniendo a bajar de un burro el Reglamento de Recompensas que establecieron en su día -¡qué manda huevos!- y los del PSOE escudándose en la norma del PP -¡qué tié cohones!-.
Que nadie espere que hoy se declare una guerra como en otros siglos pasados. La última de ese estilo la protagonizó Gila en la radio. Entonces, ¿donde hay guerra?, ¿qué es una guerra?. ¡Ánimo valientes!; quizá se les ocurra alguna respuesta...

miércoles, 27 de junio de 2007

Pasado el primer momento...

Mi abuelo paterno era pobre. Un campesino extremeño. Cuando le tocó, le llamaron al Servicio Militar. Guerra de Cuba, en 1898... Salvó la vida, pequeño y renegrido.
La familia de mi abuelo materno tenía dinero. Labradores propietarios de sus tierras. Cuando le tocó le llamaron al Servicio Militar. Guerra de Cuba, en 1898. Pagaron las 1000 pesetas que establecía la legislación y mi abuelo no fue ní a la guerra ní al Servicio. Siempre me pregunté que fue del que marchó en su lugar, por ser pobre....
2007... Emigrantes.. Pobreza.. Hay que comer; y luchar con puños y dientes para sacar adelante a la familia. Una, dos y tres, lo que el español no quiera p'al emigrante es.... Duduá.

"Dulce et decorum est pro patria mori", escribió Quinto Horacio Flaco -Odas III.2.13-, refiriéndose a la posibilidad de su propia muerte. Antes, los Tespias -adoradores de Eros y de Afrodita- explicaron a la Historia en las Termópilas como entendían sus deberes ciudadanos.

Si, ya lo se. No me hagáis caso. Sólo hablo de lo que ya no existe. Sóis españoles. Sí el abuelo es viejo, a la residencia. Sí el puto perro molesta, abandonadlo en la carretera. Sí están pegando a alguien, cambiad de acera. Sí oís los gritos aterrorizados de la del 3º, mientras la desloma su hombre, subid el volumen del "Tomate.."; eso si, no os olvidéis luego de salir con cara compungida a la calle diciendo: ¡Fíiijaaaate, qué cosas pasan!. Sí tu hijo, tu amiguete coleguilla, de 15 años no vuelve a dormir a casa, no te preocupes, que es feliz inflao de farlopa; un record tito, ya somos el mayor consumidor del mundo por habitante, más que los americanos. ¡Ah!, y sí han preñao a la niña mientras estaba borracha, tranquilo; que aborte. ¡Con lo que se disfruta jodiendo!.
Porque lo importante en la vida, no es comportarse con decoro, ní jugársela para que otros puedan vivir. ¡Trincad, coño, trincad!. ¡Y cuidaros mucho, que así no sufre la familia!. Procurad no dar la cara, que sólo viven mucho los cobardes y cuando te parten la cara defendiendo a alguien, duele ¡joder!.

¿Qué; qué vuestra vida es muy dura?. ¿Qué cada perro se lama su cipote?. ¿Qué bastante tenéis con lo vuestro para ir por esos mundos ayudando a alguien?. ¿Qué pudiendo pagar para que otro se folle a la parienta, da más gusto irse de putas?. Lo se, lo se...
Se que lo importante ahora es durar. No vivir..... Viviendo asume uno el placer del riesgo. Perdonadme; estoy pasado de moda y tiendo a lo insensato. Además, me pueden los recuerdos. Quizá porque sigo viendo la bayoneta con la que abrían el vientre a las embarazadas; en vivo.

Así que cada uno siga con su manera de ser. ¿Para qué hablar?. ¿O es que aún creéis que las palabras, por si solas y sin más, arreglan algo?. Yo seguiré igual de raro.

lunes, 25 de junio de 2007

Gracias

Gracias

sábado, 23 de junio de 2007

Un viaje clásico (y III - Panateneas)

-¿En que piensas Osi?.
-Nunca dejo de pensar, por eso nos llevamos bien, tú, un ateniense, y yo, un meteco ibero.
Sonreí. Osi es alto, algo más que yo, delgado y de apariencia siempre cuidada; su vestido, aun cuando sea sencillo, es muy elegante. No desentonaría en la Academia.
-Lo se; pero ahora, ¿que discurres?.
Me miró dubitativo, mientras se acariciaba la barba incipiente que siempre mantenía en su rostro.
-¿Has reparado alguna vez en la cantidad de dioses que hay?.
-¡Todo un Olimpo!, contesté. Por lo que he oído a los viajeros, en todos los sitios es así.
-Cierto, dijo Osi; pero los dioses son distintos en cada lugar. Y, a poco que uno piense, surge la duda: ¿Cuales son los verdaderos?.
Se produjo un gran silencio. Seguimos caminando despacio, aproximándonos a los límites de la meseta y adquiriendo poco a poco dominio visual sobre el Ática. Al cabo, comenté..
-Creo que son los mismos. Supongo, que el Hombre, en tiempos remotos, cuando todo estaba recién nacido, no comprendía muchos fenómenos naturales que ocurrían a su alrededor y lo desconocido le aterraba; era un ser primitivo, dedicado a sobrevivir, que utilizaba su inteligencia para desarrollar y usar unas pocas técnicas que le permitían vivir en un ambiente hostil, en el que era débil físicamente.
Así que fue su inteligencia; sin ella, como cualquier otro animal, hubiese vivido dedicado a subsistir y procrear. Pero la inteligencia generaba en él dudas constantemente y, tú y yo lo sabemos muy bien, la duda exige respuestas, por lo que es y será la llave del progreso de la Humanidad.
Y como ní podía responderse ní podía dejar de preguntarse, la Naturaleza le ofreció la solución.. Todo aquello que no entendía y le atemorizaba, como el rayo, el trueno, el sol, la luna, el bosque profundo..., lo fue divinizando. Inteligencia en estado puro; digestión de aquello que necesitamos superar para vivir. Y el sistema funcionó.

Osi asentía con la cabeza.. Al poco, comentó:
-Y es lógico; como funcionaba, acabó siendo, más que una respuesta de lo incomprensible, una solución de problemas. Como el Hombre se sabe débil, necesita protección; algo así como el hermano mayor de los niños..
Tras un momento de silencio, continuó: Cuando el Hombre necesitaba apoyo ante una dificultad que superaba sus fuerzas, recurría a la deidad de turno; ¡o mejor, la creaba!, dijo mirando en derredor.
¿Qué hay que defender el acceso a la Acrópolis?; ¡pues nada!, coloco una diosa que me de la Victoria en la puerta... ¿Qué me mareo y paso un miedo horroroso cuando me embarco?; ¡pues hale!, acudo a un ser poderosísimo que me tranquilice.
Fíjate, ateniense, como creo que son las cosas, que conozco un individuo allá en Iberia, un cántabro, en cuyo lugar se venera a una diosa del Puerto; y es que, ¡claro!, son pescadores.

Yo había dedicado horas y horas durante toda mi vida a pensar sobre el asunto, así que respondí: Es verdad lo que dices, aunque no se sí es cierto. Después de mirar a los cielos, seguí..
-Creo que hay .. algo Superior que ha creado y rige el Universo; y sí ha actuado así, ha sido porque ha querido. Y no es lógico que tanto poder actúe por capricho. Siento que el único motivo admisible para crear es Amar.
En consecuencia, no deberíamos tener miedo, continué. Y no manejar a quien nos ama, especialmente para que nos proteja y apoye en nuestras guerras, pues nos Ama por igual.
Tampoco deberíamos dudar de su Amparo y antes que darle nombres que nos convengan, tener más fe, tanto en su existencia como en la bondad de su Voluntad.
Resumiendo, no es que no exista Dios, es que no creemos en Él y nos lo figuramos de muy diversas formas y bajo muchísimos nombres, que responden más a nuestras necesidades materiales, que anhelamos satisfacer rápido y fácil, que al deseo de Amar, de Entregarnos, de ser mejores los unos con los otros, por la simple razón de que somos todos iguales y la única Felicidad, el único Destino, es el Amor.
Pero Dios es Espíritu y supongo que lo que quiere es que seamos espíritu. Quizá por eso estamos aquí -¡tan jodidos, maño!-, a ver sí aprendemos a querernos, a apoyarnos unos a otros sin esperar recompensa, a cuidarnos, a... Y lo tenemos que hacer con nuestras fuerzas y por nuestra voluntad. ¿Sí Él soluciona nuestros problemas, qué mérito tenemos?. Es muy duro de aceptar, pero así es. La vida es una Via de Purificación, algo así como un camino iniciático...

-Contempla Atenas, Osi. Ahí abajo en el llano.... Desde aquí podemos ver donde se desarrollan las Panateneas...

Resumiendo el trabajo "Las Panateneas: Topografía de una fiesta", de la doctora María Eugenia de la Nuez Pérez, del Departamento de Historia Antigua de la Universidad Autónoma de Madrid, las Panateneas, fiesta principal de Atenas, es una de las manifestaciones más completas y complejas de la unidad de los atenienses en torno a su divinidad políada. En efecto, Atenea es el centro de los sacrificios, la procesión, la ofrenda del peplo y los concursos que la ciudad le ofrecía anualmente (Pequeñas Panateneas) y cada cuatro con más esplendor (Grandes Panateneas).
Durante una semana en este último caso y durante tres días en el anterior, toda Atenas vivía por y para la fiesta, y no de manera simbólica. Los actos rituales y los concursos se celebraban involucrando todos y cada uno de los rincones de la ciudad, uniendo de forma real los centros claves de la polis. Así, la Academia, el Cerámico, el Ágora y la Acrópolis aparecen estrechamente ligados en el desarrollo de los actos festivos, sobre todo gracias a la existencia de la llamada Vía Panatenaica, uno de los ejes de comunicación más importantes de la ciudad.
Curiosamente, este paseo por la topografía de las Panateneas no comienza en el centro, en la Acrópolis, sino fuera de las murallas, en el santuario extramuros del héroe Academo, situado cerca de la Vía Sagrada que saliendo de la puerta del mismo nombre conducía a Eleusis.
Este santuario, luego conocido por ser el lugar elegido por Platón para ofrecer sus enseñanzas, era un lugar utilizado comúnmente por los jóvenes atenienses que iban allí a pasear o a entrenarse. Desgraciadamente, en la actualidad poco sabemos de él, ya que apenas quedan restos arqueológicos. No obstante, se ha encontrado un horos, es decir, uno de los mojones que delimitaban el santuario, de manera que los arqueólogos pueden intentar reconstruir una parte de su perímetro.
El siguiente hito nos lleva hasta una de las zonas más emblemáticas de la ciudad. Nos referimos al Céramico y a la puerta del Dipylon. Aquí nos encontramos, por una parte, con el Demosion Sema –el cementerio público-, al lado del cual pasaba la Lampadodromía y que es todo un símbolo de la conciencia ciudadana, pues en él eran enterrados los muertos en la guerra, y, por otra parte, con el área desde donde partía la procesión del 28 Hecatombeón, el acto principal de las Panateneas.
Los primeros testimonios de los que disponemos sobre su recorrido son del s. V a.C. y se los debemos a Tucídides, aunque el historiador se muestre contradictorio en sus afirmaciones, ya que primero hace partir la procesión del Leocoreion, un heroon situado en la esquina noroeste del Ágora y después la sitúa en el Cerámico, fuera de las murallas, refiriéndose en ambos caso al incidente protagonizado por los hijos de Pisístrato, incidente que se saldó con el asesinato de Hiparco.
Sólo él y, después, Aristóteles (Constitución de Atenas, XVIII, 3), quién probablemente le tomó como modelo, nos hablan del Leocoreion como lugar de partida de una Procesión Panatenaica en el s. VI a.C. El resto de nuestra fuentes la sitúan en el Cerámico, pero sin dar más precisiones, por lo que no sabemos exactamente cuál era el lugar de salida, al menos hasta el s. IV a.C. En ese momento se construye el Pompeion, entre las puertas del Dipylon y la Vía Sagrada, en la que desemboca el camino que conducía a Eleusis.
La política seguida en su momento por Pisístrato para lograr la unificación total del Ática y la consolidación de Atenas como polis tenía un objetivo claro: hacer de Atenas el centro religioso más importante del Ática.
Y para lograrlo, el tirano desarrolla una doble política: por un lado, convierte las Panateneas en la fiesta principal de todos los atenienses -tanto de la ciudad como del territorio- y, por otro lado, establece en Atenas los cultos más importantes.
Estos cambios simbólicos tienen, evidentemente, su manifestación urbanística en forma de santuarios y de manera más sutil en las celebraciones: las elecciones de los lugares recorridos por las Panateneas tienden a consolidar la integración entre la ciudad y el territorio. En una palabra, es en clave política, como debe ser entendida la topografía de la fiesta.
La Vía Panatenaica era usada desde siempre para comunicar el territotio y organizaba toda la parte noroeste de la ciudad, comunicando la puerta del Dipylon con la Acrópolis. Este camino era utilizado por las procesiones celebradas en la ciudad -no sólo por las Panateneas- y durante algún tiempo, al menos durante el s. VI a.C., uno de sus tramos en el Ágora, era utilizado, para la celebración de concursos atléticos, en especial carreras.
Quizá de todos los elementos que constituyen la topografía de la fiesta sea el más longevo, debido a carácter de camino natural de paso.
Desde el Dipylon hasta la Acrópolis, la procesión de las Panateneas atravesaba el Ágora, tomando la Vía Panatenaica. La ruta seguida por la procesión es importante, pero para la evolución urbanística de la fiesta lo es más la celebración de los concursos que desde el s. VI a.C. van asociados con ella.
Desde el principio de nuestra fiesta, el Ágora ha sido el lugar elegido para el desarrollo de los concursos celebrados en honor de la patrona de la ciudad. No sólo los atléticos sino también los musicales, los de recitación y los hípicos.
Dentro del espacio libre existente en el centro del Ágora, los concursos tenían sus áreas bien definidas, o al menos así podemos suponerlo sí hacemos caso de los testimonios que conservamos. Los concursos de recitado tenían lugar en un espacio denominado Orchestra, situado casi en el centro de la plaza, sobre el que se situará la pista de carreras en el s. V a.C. Los concursos atléticos y, quizá también, los hípicos, debían desarrollarse sobre una parte de la Vía Panatenaica denominada Dromos, constituida probablemente por el tramo que iba desde el Cerámico hasta la entrada del Ágora. Luego, en el s. V a.C. la pista cambiará de orientación y atravesará la plaza de norte a sur, partiendo desde el altar de los Doce Dioses, cerca del cual se ha encontrado la línea de salida, y llegando hasta el lugar que luego ocupará la Stoa Sur. Este espacio es aproximadamente de 200 m., es decir, la longitud de un estadio, aunque las medidas pudieran variar algo.
Para ver los concursos, los espectadores se sentaban en unas tarimas de madera –ikriai- de las que conocemos, en parte, su situación gracias al hallazgo de los huecos en los que estaban alojados los postes que las sujetaban. Ignoramos sí eran móviles o fijas, pero su aspecto debió de ser parecido al que presentan las gradas que aparecen en un fragmento de un dino del pintor Sófilo, datado a mediados del s. VI a.C. Debieron de ser usadas durante todo el s. VI a.C. y quizá también al siguiente, aunque aún encontramos otro lugar para ver los espectáculos: unas gradas de piedra situadas en la ladera de la colina de Colono, sobre la que se construyó el Hefesteion, y que estarán en uso hasta el s. IV momento en el que son inutilizadas debido a la construcción de varios templos y edificios justo delante de ellas.
Resumiendo, el Ágora fue siempre el lugar en el que se celebraban los juegos de las Panateneas y de otras manifestaciones asociadas a distintas fiestas atenienses. Su elección pudo deberse a motivos funcionales, ya que era el único espacio amplio y abierto que encontramos en Atenas en el periodo en el que fueron introducidos los concursos en las Panateneas, pero también a motivos políticos, pues su presencia en el Ágora dotaba a este nuevo espacio de un significado concreto y lo convertía en uno de los centros de reunión de la polis, y de manifestación de la conciencia cívica.
La evolución de la ciudad de Atenas y de su forma de gobierno influyen de manera importante en la topografía de la fiesta, ya que la transformación gradual del Ágora en el centro político, económico y simbólico de la polis, hace que los juegos -y otras manifestaciones- tengan que buscar nuevos lugares en los que celebrarse.
Lo único que no a va cambiar con el paso del tiempo es el recorrido de la Vía Panatenaica, que seguirá siendo el eje vertebrador de la ciudad y la fiesta, y el signo del paso de la fiesta por el Ágora.
Estamos ante una marca de la supervivencia de los ritos religiosos frente a cualquier otra manifestación cultural. La Procesión Panatenaica es el rito más antiguo de la fiesta y el único que va a continuar celebrándose hasta el fin de los cultos paganos en 395 de nuestra era. El sentimiento religioso es el que se sobrevive, el único que continuará uniendo y dando cohesión a la ciudad.
Tras haber atravesado Atenas desde el Dipylon, la procesión llegaba, por fin, a la Acrópolis, el principal santuario de la ciudad, meta de la Procesión de las Panateneas y lugar en el que se realizan todos los actos rituales de la fiesta: Ofrenda del Peplo y sacrificios.
Pero éste no es su único punto de contacto con las Panateneas. Las Arréforas y, quizá también, las Ergástinas, debieron de vivir allí mientras cumplían su servicio para la diosa. El peplo es posible que se tejiera también en la Colina Sagrada, pese a que apenas se han encontrado restos que atestigüen la presencia de esta actividad textil, que sí tenemos en otros santuarios.
Se trata, sin duda, del lugar emblemático en cuanto concierne a la religión, aunque su presencia dentro de las Grandes Panateneas aparezca empequeñecida sí tenemos en cuenta el programa de los juegos y su duración. No obstante este hecho no debe engañarnos, pues el acto principal de la fiesta era, precisamente, la procesión y los ritos que lleva aparejados y que suponen el máximo exponente de piedad de los atenienses hacia su patrona.
Igual que en el Ágora, aquí es también la Vía Panatenáica la que sirve de eje vertebrador del espacio y de los edificios levantados en honor a Atenea. El camino entraba por la parte oeste y recorría la cima del santuario de oeste a este hasta llegar al gran altar de Atenea Polias, que se elevaba frente a la entrada principal del templo de la Políada.
Muchas reconstrucciones modernas la hacen terminar frente al Partenón, pero esta elección no está justificada porque este edificio no tenía ningún papel en la fiesta.
La Acrópolis queda pues dividida en dos sectores que marcan una clara división funcional. En el sector norte nos encontramos el área cultual, donde se agrupaban los cultos más antiguos e importantes de la ciudad. En efecto, todas las leyendas en torno a los cultos acropolitanos referentes a Atenea, tienen allí su desarrollo: lucha de Atenea y Poseidón; nacimiento y educación de Erecteo/Erictonio y, consecuentemente, los templos que albergan los cultos primigenios también están allí: el templo de Atenea Polias, el santuario de Pándroso, el santuario de Erecteo....
Todo este contenido simbólico y cultual se pierde en el momento que atravesamos la Vía Panatenaica y miramos al sur. Lo que encontramos allí es, ciertamente, un edifico magnífico, grandioso, que terminará por convertirse en el referente de la Acrópolis y en el símbolo de la ciudad. Ahora bien, el Partenón, como tal no fue concebido como templo, ni como santuario, sino como un gran relicario para guardar el exvoto de los atenienses a su patrona, la Atenea Criselefantina. No tenemos restos de altar, ni de culto en el edificio, nada en el ritual de las Panateneas lo vincula a la fiesta, a no ser el friso, que, en cualquier caso, sería una vinculación más bien pequeña y que se justificaba por la concepción del edificio y el lugar que ocupa.
Si la teoría es correcta, entonces la zona sur de la Acrópolis sería en el s. VI a.C. el lugar dedicado a alojar, mayoritariamente, las ofrendas hechas a la diosa que estarían albergadas primero en los Tesoros, como en otros santuarios, y luego en el Partenón, cuyos inventarios han llegado hasta nosotros y que era, todo él, una gran ofrenda a Atenea.
Es cierto que la hipótesis de los tesoros no es aceptada por todos los investigadores, pero su existencia puede entenderse sí tenemos en cuenta que aparecen en un momento en el que la Acrópolis se convierte en el principal santuario del Ática.
Estos tesoros podrían corresponder a la iniciativa de las grandes familias atenienses -que tenían una importante base territorial en el Ática-, que aceptaban, de este modo, el papel de santuario principal querido por el tirano para la Acrópolis.
El papel de los Tesoros, como lugares para guardar las ofrendas hechas a la diosa, sería el mismo que el que nos encontramos en Delfos, donde, no olvidemos, la mayor parte de los edificios corresponden al s. VI a.C.
Cuando Atenas ya sea una polis consolidada, esas muestras de piedad por parte de los dirigentes de la ciudad serán sustituidas por muestras de piedad colectiva, de todos los atenienses: el “Prepartenón” y el Partenón, como relicario para la Atenea Criselefantina de Fidias.
Dos zonas diferentes pues y la Vía de las Panateneas como eje que las separa y organiza, y, al mismo tiempo, los distintos altares sobre los que se realizarán los sacrificios de las Panateneas, ya que los que se celebraban en la fiesta no eran sólo para Atenea Polias, sino también para Atenea Nike, Hygieia, y unos sacrificios “misteriosos” en el “antiguo templo”, que han dado mucho que pensar a los investigadores.

Un decreto del 123/2 a.C. nos habla del sacrificio de un buey que se llevaba en procesión por la Acrópolis y que se debía realizar por un efebo, en el altar de Atenea Nike.
En la obra de Eurípides, Erectheus, la diosa pide un sacrificio que se ha realizar en su altar, dirigido por la sacerdotisa de Atenea Polias. Es probable que el texto de Eurípides y el decreto se refieran al mismo ritual y que este sea la Skira, origen de la edificación de la capilla, que se realizaba al oeste de las tierras de labranza atenienses. Consistía en un sacrificio de bueyes en un recinto prohibido, el Abaton, junto a las tumbas de las hijas de Erecteo.
Eurípides denomina este ritual como el Sphagai Bouktonoi y lo relaciona con un ritual militar que consistía en matar un animal antes del comienzo de una batalla; se practicaba en un recinto obscuro y cerrado para que su desarrollo no fuese interrumpido por ninguna acción del enemigo, de modo que la victoria quedase asegurada. Se establece una analogía, sacrificando a los animales mediante una puñalada en el cuello, como se realizaría en el campo de batalla.
La diosa que está en la capilla del templo de Atenea Niké establece una relación entre el momento en el que los campesinos sacrificaban al toro antes de la trilla, mediante la granada que porta la diosa, con los militares, representados en el casco que lleva en la otra mano, de manera que la ganancia de la guerra y el fruto de la naturaleza quedaban íntimamente relacionados.
En el friso superior del templo se retratan las batallas y, en un juego paralelo, en el friso de la balaustrada aparecen los trofeos y los bueyes del sacrificio. En la parte más importante de la cara oriental, una Niké levanta la espada en su mano derecha y tira de la cabeza del animal hacia atrás con la mano izquierda.


El buey va a ser sacrificado según las formas descritas para el Abatón; este friso se talló sin prisas y es coetáneo a la publicación de la obra de Eurípides.
Estaríamos pues, ante un doble compromiso entre las divinidades de Atenas como núcleo de población -Polias, divinidad de la fertilidad- y las que aseguran la prosperidad de una comunidad que se está definiendo como tal: Hygieia y Nike; compromiso que debe hacer de Atenas el centro del Ática, de forma que los cuatro sacrificios terminarán por convertirse en el acto central de la fiesta principal de Atenas como polis, involucrando todos los aspectos necesarios para el buen funcionamiento de la comunidad.
Salvo el altar de Nike, los demás jalonan por el norte la vía Panatenaica sin que el sur de la Acrópolis se vea concernido por el ritual.

-Osi, ¿recuerdas lo que te expliqué en el Partenón sobre la composición de las Panateneas, cuando contemplamos su friso?.

El friso -deteneos en este enlace y recorrer despacio la totalidad del friso- jónico y continuo, estaba en el interior, en los muros de la Cella. Los fragmentos se conservan en los Museos de la Acropolis y del Louvre. Es una banda, cuyas escenas tienen 1 metro de altura por 1,60 metros de longitud, que recorre el Partenón y nos narra la Procesión de las Panateneas.
Se desarrolla en dos sentidos, hacia el norte y hacia el sur, para culminar en el lado oriental en la puerta de acceso, donde se hallaba la representación de la ceremonia de entrega del Peplo sagrado a Atenea, presenciada por un grupo de deidades. En ella intervenían los ciudadanos y también los dioses, se hacían sacrificios y había música.
La procesión ocupa los cuatro lados del friso y es posible apreciar la extraordinaria diversidad de figuras que aparecen: divinidades, sacerdotes, sacerdotisas, ciudadanos, músicos, jinetes, animales para el sacrificio, etc.
Prescindiendo por un momento del punto de vista temático, cabe decir que el friso del Partenón aparece como la más alta expresión y el más intenso resumen del arte griego.


El friso supone un cambio en cuanto a la representación de los frontones y presenta ciertas variaciones estilísticas. Está tallado en altorrelieve y las figuras y el fondo estaban policromados en vivos colores. La parte superior posee un relieve más profundo, debido a que se ve con un ángulo muy agudo, por lo que la luz que le llegaba desde el intercolumnio realzaba las figuras.
Veréis desfilar ante vosotros jinetes sobre sus caballos y personas a pie, ataviadas algunas con trajes militares; otras llevan animales para el sacrificio (bueyes, carneros,..), representados con gran realismo.
Los relieves, de diversos tipos, están recortados contra el fondo, plano, y carecen de escenas que ambienten el conjunto. Fijaros en la calidad de la talla, pero no en la escala con la que han sido representados, pues no se tuvo en cuenta.



Las escenas de los carneros han llegado hasta nosotros en muy mal estado; en las escenas con animales resalta la técnica empleada, utilizando planos superpuestos de sus patas. En otra escena puede verse a un muchacho que se gira para hablar con el que se sitúa detrás, como sí su gesto hubiese sido congelado por el artista, en un intento de dar dinamismo a la figura.
La calidad técnica del trabajo es desigual, lo que denota, y es lógico, la intervención de diversos artistas.
Podemos contemplar a las aguadoras, que portan las vasijas que se utilizaban para transportar dicho líquido, y
a las Panateneas, que son las doncellas que llevan los brazos hacia abajo, aproximándose hacia la asamblea de dioses. Fijaros en los vestidos de las mujeres y de los hombres, y apreciar la técnica aplicada para tallar sus pliegues.

La escena más importante es la Asamblea de dioses, que está enmarcada por las divinidades que aparecen sentadas. Se representan doce escenas, de las cuales se conservan tres. Los pliegues de los vestidos resultan más trabajados y esmerados, y el canon escultórico es completamente clásico. Aunque son las únicas figuras que representan deidades, reciben el mismo trato formal que el resto y al no estar acompañadas por ningún símbolo que las identifique, no es posible nominar que dioses concretos han sido representados.


La Procesión de las Panateneas es, por una parte, una imagen narrativa que describe un acontecimiento real con personajes reales y una disposición similar a la de la procesión cívica que se celebraba, pero, por otra, la obra no es la simple ilustración de un acontecimiento cívico, pues asoma en sus detalles la importancia relativa de los participantes y muestra al observador atento la finalidad de cada grupo social.

Observando el conjunto, vemos que los escultores adoptaron una composición bien sencilla: la sucesión y redundancia entendidas linealmente, recurriendo a la superposición de figuras o motivos cuando era necesario por el asunto que representaba (se acentúa en el caso de los jinetes, que se ofrecen como grupo).
Esta composición introduce un ritmo, una cadencia en todo el friso que no se apoya en el entrelazamiento sucesivo, sino en el puro sucederse. La verticalidad de las figuras recuerda las imágenes de las estelas funerarias. Y con estos procedimientos, los escultores sólo cuentan con un elemento para introducir variantes en el ritmo: el espacio, que no pretende simular uno real, sino que se limita a ser el plano sobre el que destacan las figuras y que el artista vacía o rellena de contenido para trasladarnos la sensación de movimiento, como sí ante nuestros ojos "pasase" una de aquellas antiguas películas mudas.
Con este tratamiento se consigue intensificar el efecto visual de algunas imágenes al concentrar en ellas la mirada del observador o al separarlas de otras, invalidando lo anecdótico que pudiera haber en la escena.
Son admirables el grupo de los dioses del Olimpo, con un magistral tratamiento de las telas, que se adhieren al cuerpo –la llamada técnica de paños mojados- y dibujan sus contornos, una faceta creativa que ha contribuido decisivamente a la fama del arte de Fidias y, también, los caballos, poderosos y dinámicos, y sus fieros jinetes, que denotan la maestría del escultor.

Bien Osidoro. ¿Qué te parece sí nos despedimos?. El paseo ha cansado a mis pobres huesos, aunque, en compensación, he aprendido más que nadie. Como siempre que enseño algo o ayudo a alguien, compruebo que el mayor beneficiario soy yo mismo.
Os recomiendo encarecidamente que visitéis, además del enlace del friso que destaqué, este del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Columbia, que os permitirá visitar en imágenes la Acrópolis y el Partenón.
Y para terminar, perdonar mis errores, que seguro que los hay. En realidad, sólo pretendo ser lo que soy, alguien que busca vuestra amistad leyendo para vosotros aquello que pueda enriquecer vuestra mente.
Gracias