Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

martes, 27 de diciembre de 2005

Aprender es vivir

Y sí aprender es vivir, tenemos que encontrar el modo de instruirnos. A mi edad y con mi experiencia, no creo en la formación autodidacta; es posible que un autodidacta ofrezca ciertos resultados en un campo determinado, pero no estoy escribiendo sobre lo que cada uno puede hacer sino sobre el nivel intelectual que cada persona es capaz de alcanzar.
La preparación intelectual de un individuo no puede dejerse al azar. Debe y tiene que ser sistemática. Y para que sea así, otro individuo tiene que ser su maestro.
(Maestro.. ¡Qué palabra más bella!, ¡qué tarea tan hermosa!. Sólo los ignorantes llenos de complejos y de manías creen que ser maestro es poca cosa, y quieren llamarse de otra forma, sin darse cuenta de que el desprecio hacia el maestro no está en la palabra sino en su mentalidad, en ellos mismos, en que carecen de pasión por enseñar y no soportan sus penurias.
¿O acaso creen que existe alguna pasión, que genere entrega hacia los demás, que proporcione prestigio social y dinero?. ¡Pobres infelices!).
Hay dos clases de pobres, a mi entender: Los hombres pobres y los pobres hombres (Y advierto que pertenezco a la cultura clásica, aquella que se arrastra desde la humanidad más primitiva, en que HOMBRE somos todos los miembros de esta especie única, sin distinción de sexo. Nosotros, los seres, los iguales, los dueños de la risa y de la lágrima, los que poseemos el lenguaje complejo, nosotros..).
Pues bien, los primeros carecen de medios materiales. Conozco y he convivido con personas que eran analfabetas absolutas a los 14 años, y cuya actividad había sido el pastoreo de cabras; les he visto licenciarse en una universidad y a uno tuve el placer de atenderle como ministro. Esfuerzo, esfuerzo y sacrificio. Como decia sir Winston Churchill, "sangre, sudor y lágrimas".
Los segundos, los pobres hombres, carecen de energía espiritual. Quieren poseer lo que no tienen, pero no son capaces de esforzarse lo suficiente para conseguirlo. Así, dan una gran importancia a los títulos, "a los papeles", pues son la única muestra que tienen a su disposición que les permite sentir que son..
Por contra, para quien peleó día a día por ser, el título es un recordatorio de lo aprendido, de su sacrificio, de alegrías y sinsabores, del esfuerzo entregado.. Pero nunca es un valor en si mismo.
Los pobre hombres consideran que hay que poner los títulos al alcance de todos. ¡No, por Dios!. Lo que hay que poner al alcance de todos es la posibilidad de aprender. El aprobado, el apto, tiene que ser, exclusivamente, el reconocimiento público del esfuerzo y de la capacidad intelectual.
¡Pobre España!. En poder de pobres hombres.. Generaciones enteras trituradas. Autocomplacencia.. Nos manifestamos, ergo existimos. Somos mayoría, ergo tenemos razón.. Pues mire usted, la mayoría más mayor que conozco es la mosca verde; se alimenta de mierda.

Así que echen una mirada a la clasificación universitaria que les ofrece el enlace final. Se trata de una evaluación de la capacidad de investigación de sus docentes. Y estén seguros de que sólo enseña quien investiga; el resto se dedica a repetir, no abre camino al pensamiento ní a la duda.
Y quien no se entrega a la ciencia será siempre un esclavo. De la ignorancia y de los poderosos.

martes, 13 de diciembre de 2005

Para que sirve nuestra mente

The New York Times Magazine ha publicado la lista de las cien mejores ideas del año 2005. Como la experiencia me dice que no todas las personas leen el inglés, abro un enlace al final que os permitirá leer un comentario de "El Mundo" sobre ello.
Con anterioridad escribí un artículo relacionado con una información parecida y alguno de quienes lo leyeron comentaron que consideraban estas cosas una pérdida de tiempo y energía.
Puede ser. Pero nos muestra como es mucha gente, a que dedican sus esfuerzos y que les preocupa. Y eso sí que creo que es interesante.
En realidad, pienso que la mayoría no pasa de la cuchufleta. Aunque.. ¡el despertador me vendría "de perillas"!.

lunes, 12 de diciembre de 2005

El "productor"

Uno de mis amigos dirige cortos cinematográficos. Y lo de cortos hay que tomarlo al pie de la letra, pues el pobre anda corto de "posibles"; o sea que no dispone de dineros, que dicen por estas tierras.
En consecuencia se ve obligado a comprimir en unos minutos historias interesantísimas, por lo que el resultado tiende a ser algo espasmódico.
Para paliar su hacienda decidió pluriemplearse. Su vocación artística le llevó desde muy joven al conservatorio y una vez terminados sus estudios a dar clases a mogollón (como véis estoy como la Academia, al día).
Dado que la música amansa a las fieras pero no da para comer, decidió ofrecerse para dar clases en un gimnasio, al que casualmente asisto y donde se cruzaron nuestras vidas. Allí le hicieron saber que necesitaban un profesor de Tai Chi -disciplina muy en boga entre el mujerío- y le preguntaron que sí estaba en condiciones de impartirla. Naturalmente respondió que si.
Como esto ocurría al principio del verano y sus clases iban a comenzar en Septiembre, se apuntó a otro gimnasio durante Junio, Julio y Agosto para recibir un intensivo de la disciplina.
Bien entrenado, unos días antes de iniciarse como docente, se afeitó la cabeza y se compró un traje negro, negrísimo, de Fu Man Chu.. Y así, de esta guisa, imparte sus lecciones con gran éxito de público, mayormente femenino.
Pero ní aun uniendo sus ganancias musicales con las obtenidas como maestro de artes orientales, consigue una renta suficiente para vivir y poder seguir su vocación: Ser director de cine.
Así que un artista como él ha tenido que dar un paso casi heroico: Se ha empleado en una oficina municipal, donde pone unos sellos muy grandes en la tapa de unas carpetas de colores. Parece ser que aprovecha la labor para practicar la percusión...
Con todo, la suma de los sueldos musicales, gimnásticos, municipales y el de su "noviaparejaconviviente", aunque le permiten vivir y conducir un coche pequeñajo, no le alcanza para hacer realidad su sueño: Filmar su primer largometraje.
Así que un buen día me abrazó con ternura y me dijo: Tú serías un excelente productor de cine.. Después de mucho pensar y tras profunda meditación, respondí: "Usease" que quieres que apoquine con los gastos de la tortilla de patatas.. ¡Eso mismo!, contestó.
Y en estas, se ha celebrado el festival que enlazo al final. ¡Qué cosa mejor para ambientar a un productor novel que pasearlo entre actrices, directores, políticos, periodistas y demás..! Así que me invitó.
¡Y yo con estos pelos!; ¡y sin nada que ponerme!.. Estos y otros pensamientos parecidos fueron los primeros que pasaron por mi mente. Pero, a pesar de mis carencias, me hacía ilusión. ¿Y sí me sacan en el "Hola"?; ¡quizás me llamen para "Salsa Rosa"!, o.... ¡"el Tomate", el sueño de mi vida!. Un poco más y me hago pis de los nervios..
Revolviendo en el guardarropa encontré unos vaqueros gastados, una "camachera" (he sabido que este jersey negro de cuello alto y cremallera se llama así) y unos náuticos de edad indefinida, vírgenes de limpieza. Me arreglé, pasé una revisión ante el espejo y pensé: Engañar, lo que se dice engañar, no engañas a nadie, pero pinta de alternativo tienes...
Y de esta guisa aparecí en el festival, en sintonía con el estilo cuidado y elegante que demuestran los asistentes a estas ceremonias, mucho más cuando las presiden príncipes o ministros femeninos.
El 99,99% de quienes me acompañaban iban de luto riguroso (vale, el jersey a tono). Destacaban dos, uno con un traje pantalón de patchwork en cuero, que estaba ideal, ideal, y otro de blanco impoluto, al que en mi pueblo le hubiesen conocido "ipso facto" por "El Merengue" o "Punto de Nieve".
Me resultó algo extraña la manera en que se saludaban las chicas.. Algunas, cuando estaban a unos dos o tres metros, echaban una carrerita mientras emitían unos grititos que sonaban algo así como "hi, yi, hi..", para, luego, entrechocar los papos mientras se frotaban verticalmente las espaldas, como sí se diesen masaje para la lumbalgia. Aunque las despedidas no son menos..; sitúan uno de los brazos como sí saludasen en la III Internacional y, en esta postura, abren y cierran la manita intentando cazar los bichos que revolotean por el lugar.
De lo que ví no os puedo contar mucho, pues no habían encendido la calefacción, por lo que pasé el rato intentando arrebujarme con una señora gorda que estaba a mi vera, ya que "fai un cutu qu'escarabaya'l pelleyu" (que no sé muy bien que significa, pero me gusta), lo que me impidió apreciar las sutilezas de las dos películas que proyectaron...
No sé, no sé; no me veo. Quizás sí don Luís hiciese de Viriato....

martes, 6 de diciembre de 2005

Margaritas y lirios acuáticos

¿Qué obra habrá elegido?; ¿sólo una o quizá varias?; ¿de qué autor?... Estas preguntas están en vuestros comentarios. Y también en mi pensamiento.
¿Sabéis?; no sé como contestarlas. Me siento incapaz de sintetizar todas esas cuestiones y responder de forma congruente. Sucede como en la vida; nos gustaría encontrar respuestas o, por lo menos, alimentar nuestra mente con suficientes elementos de juicio como para poder decidir con limpieza y acierto.
Nunca lo conseguí. La primera mujer de la que me encandilé dijo un atardecer que yo era un vivencialista... ¡Toma ya!. "¿Y eso qué es?"; aún no lo sé, pero debe de ser algo así como que me puede el corazón..
Leo, Carmina y Nina han mencionado a Monet; pues bien, ¡qué cosa mejor que mostrar alguna de sus pinturas!. Además, es conocida la anécdota en la que el título de uno de sus cuadros sobre un paisaje de Le Havre -"Impression, soleil levant" (1872, Museo Marmottan, París)- sirvió al crítico de "Le Charivari" Louis Leroy para nominar al nuevo estilo en la crónica que publicó al día siguiente, burlándose del aspecto inacabado de sus obras. Se refería a la exposisción abierta el 15 de abril de 1874 en las salas del fotógrafo Nadar, en la que participaron, entre otros, Eugene Boudin, Paul Cèzanne, Pierre Auguste Renoir, Claude Oscar Monet, Alfred Sisley, Armand Gautier, Camille Pissarro, Félix Bracquemond y Berthe Morisot.Estos artistas se calificaban a si mismos como independientes, pero más tarde serían conocidos como creadores de la Escuela Impresionista, en especial Monet, Pissarro, Renoir y Alfred Sisley. La mayoría eran miembros de la "Societé Anonyme Cooperative d´Artistres Paintres, Sculpteurs, Graveurs", fundada a finales de 1873 y cuyo líder indiscutible era Monet.

Vale, vale.. Ya he decidido que artista, ¿pero qué obras suyas os muestro?. ¡Qué difícil!. ¿Elijo unas cualesquiera entre las que más me gustan?; no, no.. Un viejo profesor como yo tiene que tener siempre alguna intención oculta..
Entonces, ¡una de su primera época y otra de sus últimos años!; así podrá verse su evolución.. ¿Y no sería bueno exponer dos composiciones muy distintas?. Claro, claro..


"Las Amapolas"
Claude Monet
1873
Museo de Orsay

Durante la estancia de Monet en Argenteuil la naturaleza se convertirá en la verdadera protagonista de sus lienzos, en donde las figurillas parecen fundirse con el paisaje. Su mujer Camille y su hijo Jean pasean por sus campos de amapolas, acompañados al fondo por otra pareja. La línea del horizonte se puebla de árboles y el azul del cielo se ve interrumpido por las nubes que se desplazan en una magnífica sensación de movimiento, de forma que parecen alejarse de nosotros.
Como véis, compone el cuadro mediante dos espacios -campiña y cielo-, separados por una línea de vegetación que le sirve para lograr una gran sensación de altura. Lo que está pintado por encima de los árboles lo percibimos situado sobre nosotros y, a la vez, el observador se siente con los pies en el suelo de la campiña, pintada bajo la alameda.
Centrad vuestra atención, fijad la mirada, en la casa.. Atrae. Es el origen del movimiento; actúa como un imán. Nubes, árboles, las hierbas altas de la vaguadita, todo confluye hacia ella... Hasta diríase que el viento que sopla en su dirección ha podido con el parasol de Camille.. Es un magnífico y estudiado punto de fuga que confiere una gran profundidad al espacio pictórico. La perspectiva resulta ligeramente oblicua.
A ello ayuda la tonalidad rojiza de las amapolas, con las que ha conseguido crear el efecto de montículo, y que al haber sido pintadas tanto más grandes, rojas y abundantes, cuanto más cerca están del ángulo inferior derecho -a vuestra izquierda- del cuadro, refuerzan la sensación de profundidad.
La pincelada es suelta y se manifiesta en pequeños toques de trazos yuxtapuestos que, al mezclarse en la retina, consiguen el efecto pretendido y producen una paulatina desaparición de la forma ante el protagonismo que adquieren el color y la luz, en el más puro Impresionismo.
Los colores han sido aplicados con pinceladas cortas, rápidas y empastadas, apreciándose a simple vista la dirección del pincel, lo que produce una imagen de enorme atractivo, tanto por su significado como por su estética. Utiliza tonos rojos, amarillos y azules, que son colores primarios, y juega con los verdes, complementarios que resultan de la mezcla de azules y amarillos, y los blancos, mezcla de todos en igual cantidad.

Monet vive la luz. Es el amante de la luz. Le distraen sus variaciones, se sorprende con sus efectos y juega con las luces, convirtiendo la iluminación pictórica en la gran pasión de su vida, de manera que llegará a ser el tema esencial de su pintura.
En sus paisajes la luz está presente en toda su plenitud y con ella la vida de la naturaleza; así, sí contempláis despacio su obra, alcanzaréis a sentir la brisa que susurra el nombre de mi amada, a entender el baile tembloroso de las quimas, a estremeceros con el escalofrío matutino de las flores, a maravillaros por la rapidez con que la rosada del alba se muda en algodón del cielo y a bañaros en el polen de oro que cabalga sobre el sol. En suma, la vida os llenará de calor el corazón.
Experimenta con audacia al aire libre, buscando la reproducción de la luz del día por medio de la aplicación de colores brillantes, lo que le exige dar cortas y vigorosas pinceladas, ya que la pintura fuera del estudio obliga a utilizar esta técnica sí se quiere lograr espontaneidad e inmediatez a la hora de captar una impresión de la naturaleza.
Su libertad creativa se manifiesta en la audacia de su colorido y en la extrema simplicidad de sus composiciones, consecuencia de la maestría y meticulosidad que demostraba como observador de la naturaleza, lo que le permitió no sacrificar ní las complejidades reales de esta última ní la intensidad de sus propios sentimientos.


"Blue Water Lilies"
Claude Monet
1916-1919
Museo de Orsay

Monet nació en 1840 y murió en 1926. Por lo tanto, "Las Amapolas" es la obra de un hombre joven, pleno de ilusiones y esperanzas. Pasemos ahora a contemplar el resultado de su plenitud creadora, la obra de un hombre maduro, cuajado de saber, de técnica y de experiencia.
Desde ese momento Monet ya no sabrá qué es la necesidad; el futuro ya no le asusta. Finalmente ha vencido, después de décadas de luchas y privaciones. Es plenamente consciente de estar representando la expresión de una estética hasta entonces desconocida. Y con esa autoridad de auténtico jefe de escuela, alcanzada a base de perseverancia y valentía, este hombre de cincuenta años puede, por fin, imponer una manera propia de representar el mundo.
En 1890 tuvo la posibilidad de adquirir una propiedad en el pueblo de Giverny, cerca de París, y comenzó a construir allí un nuevo jardín (hoy abierto al público), en el que todo "giraba" alrededor de un estanque con nenúfares importados de Japón, con sauces y matas de bambú, y que estaba atravesado por un puente de estilo japonés.
Geffroy dice: “Ha obtenido un minúsculo estanque de aguas siempre limpias, lo ha rodeado de árboles, de arbustos, de flores a su elección, y ha decorado la superficie con nenúfares de varios colores... Sobre este agua florida, un ligero puente de madera, al estilo de los puentes japoneses, y en el agua, entre las flores, todo el cielo filtrándose, todo el aire que juega a través de los árboles, todo el movimiento del viento, todos los matices de las horas, toda la grácil imagen de la naturaleza que lo rodea”.
Le atrae la superficie del agua.... En junio de 1890 confiesa a sus amigos íntimos: “He retomado nuevamente cosas imposibles de hacer, como el agua con hierba que ondea en el fondo...; es fantástica de mirar, pero es una auténtica locura quererla pintar”.
Estos nenúfares adquirirán una gran fama al ser los protagonistas de los últimos cuadros de Monet. En 1906, cuando ya le fallaba la vista debido a sus cataratas, comienza a pintar el estanque de nenúfares, con cuyos cuadros planeaba revestir una habitación circular..
Para demostrar la influencia en la apariencia del paisaje de los fenómenos atmosféricos, de la estación y aun de la hora, pinta el mismo motivo bajo circunstancias diferentes. Intenta captar la atmósfera según la percibe en cada instante y reflejar la misma luz difusa que ilumina el ambiente.
La disposición de los nenúfares en el agua y los reflejos de los sauces son los únicos motivos interesantes para el artista, en un proceso de desaparición de la forma que es eliminada casi por completo. Las pinceladas son cada vez más sueltas, trabajando con manchas de tonalidades oscuras que se animan con los colores de las ninfeas. Este proceso de desaparición formal tendrá su reacción en las imágenes de Cézanne primero y más tarde en el Cubismo.
Hace poner entonces las telas en bastidores que puedan moverse gracias a caballetes móviles. Coloca estas telas formando un círculo en el taller...Monet había pintado unas obras espectaculares -conocida como Las Ninfeas, el poema del agua y los nenúfares- que colgó en aquella sala, calificada como la Capilla Sixtina del Impresionismo.

Contemplo el cuadro... No; he viajado hacia atrás en el tiempo. Estoy sólo, sentando en un banco.. Casi ha anochecido. Mi mirada reposa en el agua, donde se baña mi pensar.
Casi no hay luz y no distingo bien los contornos. Contemplo más que objetos, movimientos; más que colores, tonalidades del agua preñada de oscuro. Y mis ojos admiran el baile de los nenúfares, arriba y abajo, adelante y atrás.
Sinfonía en claroscuro, danza de estrellas que flotan en el agua, como navega en la vida mi corazón.

domingo, 4 de diciembre de 2005

Color y luz

¿Os habéis mirado al espejo?. ¿Qué es lo que véis?. ¿Vuestra imagen es siempre la misma?. No lo creo.. Casí todas mis amigas dicen que los espejos de los probadores de ciertos grandes almacenes no reflejan con exactitud sus esbeltas figuras..
Procuro consolarlas; les recuerdo aquellos espejos de fería que deformaban las imágenes y les hablo de la luz, de todos sus efectos... Mi poder de convicción es escaso pues mis palabras no consiguen aquietarlas, por lo que recurro a tiernos abrazos y caricias... (queda bonito ¿verdad?; aunque algo "fantasmal"..).
Lo que os quiero plantear es que llamamos realidad a lo que percibimos como tal mediante nuestros sentidos y no a la realidad misma. Sí los perros hablasen nos dirían que el mundo no es tan colorista como creemos, pues su gama cromática combina con fruicción blancos, negros y grises. Y sí hubiéseis cazado de noche con un dispositivo de visión IR , sabríais que el cuerpo de un hombre es algo así como una agrupación de móviles amebas rojas, azules, amarillentas,..
En resumen. Podemos representar las cosas como sabemos que son -a tenor del conocimiento intelectual que hemos adquirido- o según como las percibimos a través de nuestros sentidos, sometidos a todas las influencias del medio ambiente -por conocimiento experimental, empírico-.

Veamos un ejemplo; podéis ver ampliada parte de la cara de una muchacha -y unos muñequitos que os dicen quién la pintó-. El color del pelo se ha resuelto con un color plano -una sola tonalidad cromática, sin claroscuros, ní sombras, ..- y la cara se logra con unos pocos trazos negros, que definen bien todos los contornos (Fijaros en como refleja la nariz y la cuenca ocular).
¿Y la piel?. Podía haber mezclado una gama de colores hasta obtener el tono adecuado, pero no.
Este artista del Pop Art recurre a una particularidad de la visión humana; nuestro cerebro fusiona de manera natural los colores aledaños, de forma que no distinguimos unos de otros sino que vemos el tono resultante de su combinación.
Ha dispuesto multitud de puntitos carmesí sobre una superficie blanca. Sí la imagen no estuviese ampliada no los distinguiríais y veríais sólo el resultado: Un cutis terso y deliciosamente anglosajón.
Pues bien, una vez que tenemos claro este aspecto, pasemos al Impresionismo. Y comencemos hablando de la luz..
La luz es el vehículo necesario para toda impresión visual, por lo que es lógico que constituya la primera y principal preocupación del pintor. La luz solar es la que, cayendo sobre las cosas con mayor o menor inclinación, con intensidad distinta, directa o reflejada, engendra la ilusión del color y de la línea, que es inherente al fenómeno de diferenciación de los colores.
De manera que lo que nosotros vemos, en rigor, no son los objetos sino las manchas coloreadas que los envuelven. Pero son estas las que deben pintarse, pues, a pesar de la falta de realidad de la impresión que recibimos, tienen para el pintor el mismo valor que la realidad objetiva.
Como resultado de esta teoría, la técnica pictórica sufrió una profunda transformación. Puesto que la retina viene a ser el laboratorio donde los colores, que llegan separados, se unen y combinan para que los percibamos tal cual los vemos, era innecesario mezclarlos en la paleta y bastaba su yuxtaposición, siguiendo las leyes de complementariedad y contraste.
En consecuencia, los impresionistas compusieron una paleta de colores puros, desterrando los tonos oscuros, neutros y grises que no aparecen en el espectro solar, con lo que el resultado es una pintura luminosa, de tonalidades vivas y claras.
El procedimiento tiene, además, una indudable ventaja: Al realizar la mezcla partiendo del colorido del Arco Iris, el tono resultante es de una limpieza que jamás puede lograrse mezclando físicamente los pigmentos. Y como todo este maravilloso mundo coloreado requería para hacerse visible la colaboración de la luz natural, los impresionistas se dedicaron, sobre todo, al paisaje.
Aunque hay antecedentes en distintas épocas y países, la Escuela Impresionista puede decirse que nació en Francia, cuando un grupo de pintores empezó a interesarse en los problemas de la luz y quiso aplicarlos a sus pinturas, formulando unas reglas que pueden definirse así:
  • El pintor debe pintar lo que ve, la sensación que reciben sus ojos, aunque sepa que las cosas son de otra manera a como las percibe. Transmite su impresión visual.
  • Las cosas no tienen color propio, sino que es la luz la que lo engendra y le confiere su apariencia.
  • En consecuencia, las condiciones lumínicas influirán decisivamente en el aspecto de las cosas. La atmósfera, el día, la estación, etc.. cambian los colores, de tal modo que las cosas no son iguales a sí mismas en ningún momento.
  • Los colores, modulados y desdoblados en matices y tonos más claros o más oscuros, sirven para sugerir la forma y la distancia. La línea, el contorno cerrado y bien perfilado, no tienen sentido para los impresionistas.
  • En la naturaleza no existe el negro, por lo que las sombras más oscuras tendrán cierto grado de claridad, proveniente de los reflejos de las cosas circundantes y de la atmósféra que las envuelve. El efecto general será, pues, muy luminoso.
  • Según las leyes de complementariedad de los colores, las partes no iluminadas directamente tendrán tonalidades violetas. Los efectos luminosos, por lo tanto, se basarán en el contraste amarillo-morado.
  • Para lograr la nitidez e intensidad de la luz real, los colores no se mezclan en la paleta sino que se aplican separadamente buscando el tono adecuado por medio de la combinación óptica. De aquí que los impresionistas limitaban el empleo de los colores a los del espectro solar, o sea, rojos, amarillos, violetas, azules y, en menos proporción, el blanco.
Relajaros. Tomemos un descanso.. Creo que con esta pequeña introducción podremos pasar a ver alguna obra impresionista. Pero será en el próximo artículo