Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 28 de noviembre de 2010

Aritmética electoral

Según voy conociendo los resultados de las elecciones autonómicas de Cataluña (Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona), con la cada día más suculenta abstención que se da en toda elección política, producto de la categoría de los políticos españoles, se me ocurre una cosa..

Como saben, los escaños del parlamento que se trate se reparten a la vista de los votos emitidos y según el procedimiento matemático que establezca la ley electoral, que aquí es el sistema D'Hondt. Pues bien, mi idea consiste en que siempre aparezca el Partido de la Abstención, con tantos votos como abstenciones haya habido. Y a continuación se reparten los escaños...

Sentaditos en el parlamento, toda mayoría parlamentaria debería contar con los votos del citado partido, contabilizándolos como abstenciones, lo que no impediría elegir cargos y gobiernos, pero si actuaría con gran fuerza en aquellos casos en que se requiriesen mayorías cualificadas.

Es decir. Tan lícito es votar a quien sea, como hacerlo en blanco o abstenerse. Porque lo lícito y democrático es respetar el valor axial de cada opción personal. Pero lo que no veo ni lícito ni democrático es dejar de lado, absolutamente, como si no existiesen, a cuantos no se sienten atraídos por el sistema o régimen político y lo expresan absteniéndose. ¿Qué pasa, qué no tienen Derechos Civiles?; ¿no son obligados tributarios?, ¿no se les llama al Servicio Militar, si existe?.

Ser funcionario en España

Hace cuarenta y cinco años que entré al Servicio de la Administración Pública. Y aunque no me siento funcionario, nuestro Ordenamiento me consideró parte de aquella administración, por lo que he sufrido cuanta vicisitud ha soportado esta. Desde el primer instante tuve que aguantar la mentalidad de la sociedad española, que puede resumirse en una frase: ¡Qué yo no soy funcionario!. Como si quien la pronuncia fuese todo un dechado de virtudes y careciese de defectos laborales, ya que estos son patrimonio exclusivo de quienes trabajan para el Servicio Público.

Dan la impresión de que en el sector privado no hay absentismo laboral, nadie regatea tiempo o esfuerzo en pro del bien de la empresa, cada trabajador hace su labor con un cuidado exquisito y domina la técnica que emplea, entregándose al cliente con atención y amabilidad en todo momento; además le encanta su trabajo y todos son tratados según sus méritos, ... ¡Ah, y no existen sobornos, chanchullos e inmoralidades varias!. ¡Vamos, que hasta Dios va a reorganizar el cielo a imagen y semejanza de una empresa española!.

Para muestra un botón. Suelen decir esos fenómenos privados que ellos no son funcionarios, que no tienen un horario regular, que se deben a su trabajo.. O sea, como las putas; carecen de derechos laborales. ¿Y eso les enorgullece?. ¡Qué tristeza!. Y si lo que quieren decir es que trabajan más que nadie, lo que estaría por ver, cualquier buey de tiro aún más. Así que menos orgullo.

Recuerdo que uno de mis últimos jefes estaba encantado con un administrativo -excelente persona, por cierto-, ya que llegaba alrededor de una hora antes de comenzar la jornada; le ponía constantemente de ejemplo. Hasta que un día su secretario le aclaró la situación: No se engañe; M. viene a esa hora porque es alcohólico y aquí es el único lugar donde puede beber a escondidas.

Por otro lado, ¿han pensado que el rendimiento de todo trabajador es fiel reflejo de quienes dirigen su labor y de la estructura en la que desarrolla sus funciones?. Pues sigan pensando.. Porque quienes dirigen la Administración Pública, quienes marcan lo que si y lo que no, quienes establecen la estructura interna de las oficinas públicas, son aquellos que todos elegimos, una y otra vez, los mismos de siempre,.. ¡Los políticos!. Esas lumbreras, esos seres perfectos y absolutamente preparados -como nuestro Pepiño Blanco, que logró ser bedel y no más-, que están donde están no por sus méritos sino por su habilidad para el chalaneo dentro de esas dictaduras denominadas partidos. Así que si el Servicio Público es como es y no les satisface, no sean de ralea miserable y no carguen contra los más débiles, los funcionarios, sino que demuestren carácter y ataquen al auténtico responsable: el político designado a dedo, sin preparación y hambriento de medro material.

Para ir acabando, relacionaré algunos asquerosos funcionarios. Comprendo que los desprecien, ya que cualquier Sociedad podría vivir sin ellos..
  • Bomberos
  • Maestros
  • Desactivadores de explosivos y y Cuerpos de Seguridad en general
  • Médicos, enfermeros y demás personal sanitario de urgencias
  • Guardia Civil de tráfico
  • Soldados en misión internacional (de paz dentro de una guerra)
No sigo.. ¿Para qué?. Si lo único que ocurre es que el funcionario es ese ser ante el que tiene que presentarse para una gestión administrativa y usted, ¡si usted!, está irritado, ya que normalmente le van a exigir algo y en muchas ocasiones carece de la preparación y de los conocimientos precisos para rebatir lo que le plantean; eso le atemoriza, en el nivel que sea, y antes que reconocer razonablemente sus carencias, actúa como cualquier animal: Muerde.

Por cierto, que quede claro. Funcionario es, y solo él lo es, quien se ha sentado en una silla durante años 12 horas al día, incluida cuanta fiesta pueda imaginar, para estar en condiciones no de aprobar sino de competir con otros como él para ocupar una de las pocas plazas ofertadas.

Nadie, nadie se preocupa en España de la Administración Pública. Unos, los políticos, que la dirigen y ocupan en ella muchísimos cargos de responsabilidad, todos debidos al dedazo del líder de turno -a quien lamen las posaderas y nunca contradicen-, solo la usan para lograr lo que interesa a su partido y la han convertido en la mayor agencia de colocación de amiguetes del país; otros, los ciudadanos, protestan solo cuando alguna gestión personal les exige comparecer o presentar tal o cual documentación, y nunca se acuerdan de ella si a ellos y a la Sociedad les van bien las cosas.

Pero políticos y ciudadanos hacen causa común contra los funcionarios en todo momento. Y digo yo, ¿en lugar de criticar y babear odio a la española, no sería mejor reformar la Administración Pública hasta lograr que fuese eficiente?. Ya, ya caigo..; eso impediría ordeñar a la burra pública y aprovecharse de ella mediante chanchullos. ¿Donde colocaríamos entonces al primo l'angracia?.

Y dicho todo esto. Si. ¡Ójala nos invadan los suizos, nos sometan a su proceder y desaparezca la desastrosa administración pública que tenemos!. Que lo que estoy intentando hacer no es confundir churras con merinas, para defender lo indefendible, sino plantear algo que considero evidente: Que quien menos culpa tiene de que la administración no sea eficiente es el funcionario. Dejémosle tranquilo y carguemos con fiereza contra los verdaderos responsables.

Y quién esté libre de pecado que tire la primera piedra

Heraldo de Aragón, sábado 27 de noviembre de 2010

lunes, 22 de noviembre de 2010

Él Es

Las verdades son inmutables. En sí mismas son inmutables. Pero nosotros, los de la estirpe humana, no somos en el sentido en el que el Ser es. El Ser es el que es. "Yo soy el que Es", dijo Yahavé; es decir, soy el único que tiene plena capacidad de ser. Y la tengo porque el Ser es inmutable, siempre es igual a sí mismo.

En este sentido el Ser, llamémosle Dios, es Uno. Pero ese Ser que es Uno, encierra también dentro de sí todo lo que es ser, todo el mundo, todo lo que existe, incluso todo lo que existe no solo como materia sino también como producto mental, como idea, como fantasía, como probabilidad. Es decir, el Uno es también y a la vez la Oposición, la Dualidad, lo que cambia constantemente, la Vida. Del resultado de la integración de ambos, surge el Espíritu.

Kalia platónica

sábado, 6 de noviembre de 2010

Coherencia

Este año han concedido el Premio Nacional de Artes Plásticas a Santiago Sierra. Ha rechazado el premio, exponiendo sus razones en su blog "Contraindicaciones". La carta no tiene desperdicio, aunque me permito destacar algún (con acento) concepto..

No renunciar a la libertad
El sentido común obliga
El Estado instrumentaliza a los Ciudadanos
Los actuales sistemas políticos han perdido legitimación
Los Estados donan el dinero según sus intereses
y
Preséntate como una minoría y ordeñarás la burra pública