Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

miércoles, 28 de abril de 2010

Sexualidad masculina durante mis años mozos

"Se ha escrito bastante, no sé si todo, sobre la sexualidad femenina, pero muy poco sobre la masculina. ...... algunos hombres no tienen mucho que contar: pin, pam, pun, fuego. Pero creo que esto es solo una primera aproximación, pues ya sabes que no me refiero al coito cuando hablo de la sexualidad, o al menos no solo a eso, sino a todas las fantasías, sentimientos, deseos, juegos y hasta .. ¿desviaciones?. Es decir a todo lo que implica la pulsión sexual, que es más profunda y que también rige la vida masculina, aunque como .... están en realidad menos reprimidos que las mujeres, .... no suelen elaborar una sexualidad más compleja".

Mi mejor amiga publicó hace poco un artículo sobre la sexualidad femenina en los tiempos del régimen de Franco. Pero se que no está satisfecha con lo expuesto pues lo considera incompleto. Prueba de ello es que me ha escrito para que yo exponga algo sobre la sexualidad masculina de aquel tiempo; de lo que me dice he entresacado algunas frases, que he transcrito al comienzo, ya que me van a servir de guía.

Una vez más, y lo haré siempre, tengo que acudir a los análisis sobre el lenguaje de la Escuela Jurídica Escandinava. En esencia, cualquier lengua es el instrumento básico de comunicación humana. Pero existe una dificultad para que logremos con ella un resultado eficiente; y entendamos eficiente como se interpreta el término en ingeniería: eficacia al menor coste y en el menor tiempo.

Ahora mismo en mi mente existe algo sobre la sexualidad que quiero decirles --> pero que nunca consigo trasladar exactamente mediante palabras --> que usted lee, pero sin disponer de aquella intención mental que yo tenía, con un interés relativo y en un momento que puede no ser idóneo --> por lo que, en consecuencia, de lo que yo estoy escribiendo a lo que está percibiendo su mente hay ya una gran distancia. --> Al cabo, cuando termine esta lectura, si lo hace, de lo que creo sobre sexualidad a lo que usted entiende que creo, habrá un abismo.

Hecha esta puntualización, que repito que siempre deberíamos tener presente, pregunto: ¿Qué es sexualidad?. Porque de la información previa que he obtenido de la U.N.E.D. y de las expresiones de muchas personas, parece ser que se reduce a lo que le respondió hace unos días un niño a su padre, cuando este le preguntaba sobre las clases de sexualidad de su escuela: "Si, eso ya lo se; ¿pero cuando le metes la chorra a mamá que sientes?.

¿Comprenden ahora la razón de lo que prevenía antes?. ¿De qué hablamos usted, lector, y yo cuando usamos el término sexualidad?. ¿Solo del apetito sexual y de la propensión al placer carnal que establece la R.A.E. en la segunda acepción de su diccionario?. Estoy seguro de que si trato la sexualidad tal cual la entiendo, en coincidencia con lo que manifestaba mi amiga en su carta, muchos van a pensar que no hablo sobre sexualidad. Y si reduzco todo a relaciones anatómicas y fisiológicas, más de uno me va a reducir a mí a la categoría de guarrindongo.

Entiendo.. Quieren sexo (acep. 4). Eso que los iletrados llaman ahora género, como si yo fuese solo una palabra. Aunque también me llaman efectivo, como si fuese un euro .. A lo que iba. Lo descubrí pronto, antes de 1955; la causa es fácil de entender: desde Adán y Eva, una vez conocida la existencia de Caín y Abel, a todos les pican las partes pudendas, también conocidas como bajos.

Y cuando pica, te rascas. Es inevitable. Soy un profesional del Mando y la Organización; aunque se de otras cosas, sirvo para lo que sirvo. Y si algo aprendí prontísimo es que nunca ordenaré un imposible o prohibiré una necesidad. La realidad es arrolladora. Así que si le dices a alguien, alto y fuerte: "¡No jodas!", vienes a lograr lo mismo que si le dices "¡no cagues!". Una escurribanda (si no alcanzan lo que significa se lo defino: efecto de comer en agosto de una sentada dos quilos de cerezas y dos litros de agua helada).

Y durante el régimen de Franco, como bajo Fidón de Argos y Cípselo de Corinto, la gente ha follao lo que ha podido. Porque si desde 1939 hasta 1975 en España no fornicaba nadie, ni se hablaban las variedades de vascuence o el catalán en sitio alguno, ¿cómo hemos nasío y cómo se habla catalán fluido en tantísimas familias? (el batúa es otra cosa; se grita en las calles de Jaca).

Así que no era difícil, si tenías interés, espiar como un chaval se la mamaba a un adulto en una caseta de obra. O como una pareja follaba sobre el parapeto de uno de los baluartes del fuerte de San Carlos, en mi pueblo, que daba gloria contemplarles, pues a la combinación del culo peludo del fulano y de los muslos nacarados (¿a qué queda bien?) de ella en una oscilación armónica, se unía la posibilidad de que se escoñasen sobre la mar en tan grato momento.

Y luego en casa. Desde bien chico me sorprendió Isabel cada vez que mientras fregaba el suelo se le salía aquella teta enorme ..; y algo debía notar ella en mi cara cuando me decía: "No importa, que eres un inocente". O cuando, estando solos, mi vecinita se inclinó para jugar con mi sobrinito y por el escote contemplé sus carnes duras y prietas y sus exuberantes tetas.

¿Me siguen?. Allá por los .. 12 años este, suyo que lo es, estaba más salido que un mono de zoológico. Pero todo lo que podía hacer para aliviarme en el ambiente de aquella dictadura ... (¡coño, pega el nombre!, ¿eh?), era mirar por la ventana como la criada del piso de enfrente se lavaba el muslamen en la terraza, sirviéndose de una tina de zinc. Y he de confesarles que aun siendo un niño y pareciéndome sus piernas una maravilla, lo que me dejó confuso y aún me da que sentir, fue la dureza de la vida de aquella mujer que no disponía de cuarto de aseo para lavarse.

Así que la excitación de la carne la vivíamos en la calle y en las casas, y de viva voz. El que más chifla, capador, que dicen en La Rioja. En revistas, lo más excitante que recuerdo era algún escote fotografiado en alguna de modas. Y en el cine, una película que no era más que un documental sobre un parto; había ambulancias en la puerta y más de uno devolvió hasta la leche que mamó. ¡Un exitazo!. En mi familia hubo alguna mujer que fue a verla, acompañada decentemente por una amiga; aún recuerdo lo que hablaban cuando volvieron a casa: "Pero aquello tan negro ¿qué era?; ¡ay hija, no seas tonta!. Eso..".

Así que el personal estaba preparao y con gana. Ignorantes, pero con energía. El problema era como se relajaba uno de aquella tensión. Los chicos solíamos recurrir a las gallardas -ustedes me entienden- y más mayorcitos a las putas, que durante años las casas de lenocinio era legales. Éramos mentalmente más sólidos, consecuencia de muchas carencias materiales y de la dureza general de la existencia. Recuerdo cuando Pachi -tendríamos unos 14 años- se pasó ahorrando varios meses para irse de putas. Cogió el autobús y sin que lo supiese su familia se fue una tarde a la ciudad. Como le había costado mucho sacrificio ahorrar aquel dinero quería que la cosa durase, así que en la escalera se desolló el ciruelo a pajas (¿no se quejarán de falta de riqueza en mi vocabulario, eh?); cuando se encamó, por fin, no le quedaba de y la agüela, que era lo que pudo pagar, no sabía que hacer para que terminase, así que aburrida se puso a comer pipas, mientras aquel energúmeno botaba y botaba sobre ella.

Espectáculos verdes, como los chistes, no había muchos. Para los matrimonios, la revista; aunque puedo asegurarles que adaptada a ese sentido del humor tan español.. "¡A lo fino y elegante!". Recuerdo en especial los espectáculos de "El Molino" en Barcelona, de su más o menos gemelo "El Oasis" en Zaragoza, o de "El Plata" en "El Tubo" de esta misma ciudad, donde la sesión del mediodía de final de los '50 y primeros '60 era ¡aco..jonante!. Venían de los pueblos, en autobús, con boina y gayata, y cuando salía alguna de las vicetiples....

Bien. Iba siendo ya mayorcito. Y no se puede tratar del sexo de los chicos sin contemplar el de las chicas. La cuestión era sencilla.. No hay independencia posible sin independencia económica. La mujer no tenía esta, luego no alcanzaba aquella. Y en la mentalidad rural y arcaica que imperaba y aún pervive en España -véase ese desesperado furor uterino por poseer ladrillos-, la hembra era considerada un depósito de valor.

Como tal, estaba mentalizada a poseer y dar importancia a las joyas y a las pieles. El banco en casa. Lo que tengamos, en oro y piedras, y alguna piel, que si hay que salir de naja, es fácil de transportar. Y luego la herencia. Se hereda.. Es una manera de adquirir bienes. Y muchas veces nadie puede asegurar quien es el padre, pero siempre es posible saber quien es la madre. Así que si queremos conservar las perras, los dineros, hay que guardar los vientres, que luego hereda quien no se sabe. El resultado es que el sexo de la mujer se asegura con llave. Y que mejor llave que la propia conciencia y una educación férrea. Aún, hace muy poco, he oído como una madre le decía a una hija adolescente: "Haz lo que quieras, pero la rajica bien cerrada".

No, nunca fue problema de la dictadura. España arrastra desde el Cid la llave del candado del coño de sus hembras. Era y es problema de miseria, de falta de buena educación. Ellas tenían el marchamo de la vicaria y de la deshonra, como ellos; la única diferencia es que ellas eran las que se abarrigaban. Y ellos, como en "Calle Mayor", limpios de polvo y paja, se creían machos jugando con los sentimientos.

Lo que si hizo mucho daño fue la ausencia de conocimientos sexuales. Me gasté un pastón para comprar "El libro de la vida sexual sana" de López Ibor y lo único que saqué en limpio es que en la página 42 -si mal no recuerdo- había una foto de una tía en biquini que estaba de toma pan y moja. La exposición quería ser tan aséptica que carecía de utilidad, a no ser que se la regalases a un enemigo para su boda. La alternativa era asistir a unos cursillos prematrimoniales en la parroquia .... ¡Para qué les cuento!.

Así que uno aprendía ....; más bien experimentaba sus fracasos en achuchaderos, coches y campos veraniegos. Los primeros eran a modo de clubes, con música, sillones y mesitas de café, donde la única posibilidad, a no ser que fueses el camarero, era darte el lote (que ahora que lo pienso, los camareros tenían que salir con un dolor... Comprendo la mala leche de algunos). Lo del coche, el que lo tuviese, aunque el 600 iba popularizándose, aunque fuese de prestao. Y como lo del campo en noche de verano no creo que necesite mucha explicación, paso a contarles lo del coche..

El coche solía ser pequeño. Tenía un cacho volante, con un pito en el centro, de los que hacen piii, que enseguida piensan en lo que no deben. Los asientos no se reclinaban, aunque si el auto era de dos puertas se abatían los respaldos delanteros, facilitando el asunto, aunque dejando un vano entre ellos y los traseros. Estrecho, no se crean. A poco que uno alentase con las ventanillas cerradas, se empañaban los cristales a la velocidad del rayo. Y todo se combinaba con el panty, que era un a modo de pantaloncito ajustado en tela de faja de su madre y color carne que ellas usaban..

¿Un paseíto en coche?. ¿Te parece que paremos aquí a escuchar música?. ¡Es un sitio tan tranquilo...!. Al instante siguiente, el pulpo que todo joven lleva dentro desplegaba cuanta extremidad podía sobre la moza del asiento del copiloto, que como no era tonta iba prevenida y, además, le apetecía tanto el petting como a él. Poco a poco el magreo aumentaba, el cuerpo se mostraba y si la cosa iba a mayores, había que tomar posiciones....

¡Ay!. La palanquita del limpiaparabrisas la accionabas con el culo, poniéndolo a funcionar a toa leshe, mientras que con el pie subías la de los intermitentes, que marcaban desaforada y continuamente a la derecha. Aparte, aquel peazo volante te obligaba a tales contorsiones para evitarlo que más de uno acabó herniao. Ella, al procurar facilitar el acceso, tocaba el pito -el del piii- con el talón izquierdo, mientras al sacar la pierna derecha por la ventanilla -si no, era imposible- le pasaba el pie por la cara a un Guardia Siví, bigotudo él y mayor, que casualmente acudía atraído por semejante verbena y que solía iluminarte con una linterna tras dar amablemente unos golpecitos en la chapa.

Como uno tiene cierta relación con el Cuerpo -los de verde-, arguía en su defensa que no había hecho de -el doble que la vez anterior-, mientras mostraba como sus manos estaban enrolladas en aquel panty fatídico que no había hijo de madre que consiguiese bajar.

Termino. Que tanto recuerdo de lo que quiso ser y nunca se produjo hace que mi ánimo decaiga, aunque más, a estas alturas, es imposible. Así que para terminar les contaré algo, ¡por fin!, sobre sexualidad, sobre lo que creo firmemente que es en realidad.

Mi sexo es masculino. Y el de ella femenino. Parece ser que nos complementamos. Y que podemos sentir un gran placer estando juntos. En realidad, toda mi vida puede reducirse a su búsqueda, a encontrar su mirada y disfrutar de su sonrisa. Somos cómplices, compañeros, amigos, .. Y a la vez, y siempre, seres humanos, con una parcela propia que nadie debe invadir. Pero, con independencia de esta, necesito compartir mi vida con ella, que me complementa, me aseda, me impulsa, hace que me sienta vivo y logra que sea un hombre mejor.

Pero no es fácil. Hay que saber aproximarse, jugar, seducir, alegrar, apoyar, descubrir novedades, sorprender, compartir, satisfacer física y emocionalmente... ¡Y qué se yo cuantas cosas más!. Así que como soy muy torpe y carezco de experiencia, les remitiré a un ejemplo de lo que creo que es una sexualidad plena y bellísima entre un hombre, todo un hombre, y una mujer fantástica, de esas que hacen temblar las piernas y perder el sentío.

viernes, 16 de abril de 2010

Cortes Constituyentes

Acabo de leer un artículo de don José Barea. Esto no puede seguir así. Estamos tirando por la borda muchas posibilidades de todo tipo que genera cada día la sociedad española mediante su esfuerzo y sacrificio.

Estamos sometidos como corderos a la tiranía de unos partidos políticos absolutamente impresentables, convertidos en sistema de dar de comer a unos individuos que se morirían de hambre fuera de su cobertura, con unos sindicatos con un porcentaje de afiliación muy pequeño y que les quita toda representatividad laboral, dedicados a defender los privilegios que les concede una legislación creada a su medida por sus conmilitones políticos y que vuelven la vista hacia otro lado ante el alarido de quienes no trabajan, organizados en 19 reinos de taifas cuyo mayor logro ha sido que parte de nuestro salario financie servicios y regulaciones distintas para quienes deberíamos ser iguales y que sirven a una caterva de individuos incapaces, hambrientos de fama, cuyo único deseo es figurar para aplacar su mediocridad y complejos.

Es urgente e imprescindible abrogar la Constitución de 1978, convocar Cortes Constituyentes y que salga lo que Dios quiera. Por lo menos, si nos vamos a la mismísima mierda, que sea respetando las formas y con estilo.

lunes, 12 de abril de 2010

Chernobyl

Hubo quien sacrificó su vida, sabiéndolo, por los demás. Inolvidable.

miércoles, 7 de abril de 2010

Memoria y sexualidad de las mujeres

Uno ya va siendo madurito. Pelo más bien blanco, dolores diversos, entumecimientos varios, surtido diario de píldoras de colores, mujeres jóvenes que me hablan, ya, sin preocupación ... ¡Cómo pasa el tiempo!. Pero conservo una memoria de elefante...

Y hoy en día me joroba, por no comenzar tan pronto a maldecir, que me cuenten en la tele, periódicos y otros medios tan serios como los citados, como fueron mis días en aquellos años de las décadas de 1950, 60, 70 y ... Lógicamente cada uno vive cosas diferentes, pero hay hechos comunes a todos. Y me están contando, y lo que es más grave, les están contando a quienes no lo vivieron, cosas que no sucedieron. Mercadotecnia social domadora de masas amorfas.

Además, se achacan a aquellos años el origen de tantos males que comienzo a tener ganas de salir a la calle con una pancarta: "Os aseguro por la memoria de los míos que ni dejamos a Abel en el sitio con la quijá del burro, ni crucificamos a Cristo". Fue el origen de muchas instituciones (conjunto de normas, personas y medios materiales dispuestos para la consecución de un fin -cultureta, chavalotes-), como la Seguridad Social y el régimen jurídico de protección laboral que hoy padecemos y se intenta desmontar. ¿Maldades?; muchas, claro. ¿O es que hoy podemos tirar la primera piedra?.

Pues bien. Me han tocao la entrepierna. Gente cultivada, curtida en papel impreso, y que no son nada tendenciosos, han organizado un seminario. Silvia, que participaba en su foro, tuvo el buen sentido de preguntarnos a los viejos como follábamos entonces. Si era verdad que ná de ná y que antes de la España celestial de hoy en día, todos los españoles son descendientes de esquimales, pues aquí, como dijo uno, toos esmériles.

Y como el asunto iba de mujeres, retireme y dejé paso a la opinión de Kalia, que vivió y creció en aquellos años. He aquí su relato y sus razones..:

A ver si aporto algo a un tema que será tan amplio y variado como personas pudieron vivir en aquél momento. Puedo hablar algo de mi experiencia, no solo personal sino también de lo que pude ver a mi alrededor. Pero se limita más bien al tardofranquismo.

Que había represión sexual, nadie lo duda, pero una cosa era el bienpensar y otra bien distinta la realidad. Al menos una realidad quizá minoritaria, pero más mayoritaria de lo que pudiera parecer y de lo que los "estudiosos" ahora querrán darse cuenta de que existía.

¿Quién no estuvo entonces en un guateque?. ¿Qué era eso?. ¿Represión castradora e incapacitante o aprendizaje del sexo sin necesidad de que el gobierno de turno tuviera que entrometerse en la vida privada de los adolescentes?. La llegada de los turistas del norte de Europa fue cambiando mucho las cosas en este país de gente dividida entre los que estaban obsesionados por el sexo y los que pasaban olímpicamente de todo lo que tuviera que ver con la sexualidad. Pero más o menos como ahora y como siempre.

Pero los chicos de entonces éramos mucho más autónomos que los de ahora, sin duda alguna. Lo mismo que cuando fuimos niños no necesitábamos que nos organizaran el ocio, llenándonos las tardes de actividades importantísimas, también fuimos capaces de descubrir por nosotros mismos la sexualidad. Cada uno a su hora, sin más presiones que las de nuestro entorno. Y aunque al principio lo que nos dijeron los curas y las monjas nos hizo pensar que éramos seres malísimos si teníamos aquello que llamaban "pensamientos y deseos impuros", lo cierto es que la propia naturaleza iba abriéndose camino con bastante tranquilidad. Al menos para la mayor parte de los jóvenes de entonces, con sus más y sus menos, con sus tiras y aflojas.

Claro que siempre hubo un buen número de mediocres miedosos oscuros y grises que temieron yo qué sé que infiernos y, a lo que parece, vieron castrada su sexualidad. Deben de ser esos mismos los que ahora, muchos años después, han llegado a tomar el control ideológico de ésta nuestra sociedad y consideran que es necesario enseñar a los chicos en las aulas cómo hay que... ¿follar?. Me da que igual ellos no lo aprendieron nunca y, como muchos fueron tan disciplinados y obedientes y estuvieron en Seminarios, en la OJE y en agrupaciones similares de la época, puede que comprendieran lo importante que es la "doctrina política" para controlar a la gente, y como son expertos en la tarea de inmiscuirse en la vida privada de la gente, ahora nos quieren contar lo mal que se vivía entonces y lo bien que se vive ahora.

Y no hablo de suposiciones: conozco directamente a gente que responde perfectamente a esta trayectoria personal. Descubrieron, no hace mucho por cierto, que era conveniente ser feministas, progresistas y todos los istas que se quiera, pues ello daba un plus de calidad a la hora de optar a plazas de profesores en las Universidades o de conseguir subvenciones bien dotadas para llevar a cabo representaciones teatrales que explicaran lo oscura que era la vida en el franquismo.


Pero cualquiera puede estar de acuerdo conmigo: al menos desde finales de los 60 y principios de los 70 en España había una rica y variada, ¿cómo diría? ... ¿vida sexual?. Es decir, las chicas y los chicos en general tenía relaciones sexuales, eso sí, cuidándose muy mucho de no llegar al coito, o al menos al final. Pero creo que eso, más que por una represión ideológica producto de ningún franquismo ni de ningún fascismo, ocurría por el miedo al embarazo. Porque no era nada fácil para una mujer soltera sacar un hijo adelante y los padres de la chica lo tenían muy claro y se lo inculcaban a fuego. La alternativa era bien clara: la familia de la chica venía a dejar muy claro que un embarazo acababa en boda o en funeral. En funeral del hombre que la hubiera "deshonrado". Porque, claro, se suponía que una mujer como es debido solo podría ser seducida, engañada y abandonada. Y eso implicaba una consideración poco elevada de su altura intelectual, porque de la moral nadie dudaba...

Pero claro que existía una mentalidad generalizada respecto a que el sexo era asunto exclusivo del matrimonio. Como la había antes de Franco, en la República y antes de la República. No tenía nada que ver con el régimen político. La mujer debía "guardarse" para así conseguir un matrimonio como es debido, pues lo cierto es que la mujer era dependiente, primero de su padre y luego de su esposo, social y económicamente dependiente.

Era más bien un pensamiento heredero del siglo XIX (para nada original de ningún franquismo, insisto), propio de la burguesía, particularmente de la pequeña y mediana burguesía. Porque en la alta sociedad, que la había, la culta y "vivida" alta sociedad, se hacía de todo, como siempre ha ocurrido en los ambientes que se lo han permitido y que se han saltado a la torera las barreras morales e incluso legales de cada momento.

El mundo del artisteo, por su parte, era visto como algo especial y allí los homosexuales, adúlteros-as, y todo lo que se nos pueda ocurrir pensar, campeaban por sus fueros y eran contemplados con interés desde las revistas del corazón, como si tuvieran una especie de bula moral. Y en los pueblos..., en los pajares, ¡vaya usted a saber lo que pasaba en los pajares de los pueblos o en los ribazos de los ríos o en las fiestas de los pueblos, por mucho que el cura intentara poner su orden! (a no ser que la moza fuera de Navarra, porque Navarra y Pamplona...).


Pero lo que me parece más importante cuando digo que había una amplia vida sexual, es que la gente en general valoraba el sexo, creo yo, mucho más de lo que lo hace ahora. Aunque pueda parecer extraño desde hoy en día decir esto, creo yo que así eran y son las cosas. Y al sexo se dedicaba, y que nadie lo niegue ahora, buena parte de los encuentros entre los chicos y las chicas de entonces, cuando se ennoviaban e incluso cuando tenían cualquier aventurilla.

Aunque, como digo, tuviera una limitación bien precisa en la mayor parte de los casos. ¿Era eso represión? Seguramente sí, pero bien fructífera. Porque ahora, que aparentemente todo el mundo se ha "liberado" sexualmente, no sé si no ha desaparecido también con esa liberación la sexualidad misma, el verdadero y auténtico sentido del sexo, algo propio de los humanos en toda su dimensión y muy superior y mucho más rico que la cópula que suelen realizar los animales cuando el instinto de supervivencia de la especie es el que manda.

Pues la triviialización de algo, la ausencia de juego, el considerarlo todo tan natural, tan "fisiológico" creo yo que está ayudando a que ... se esfume. (Odio pensar que el sexo es algo fisiológico, comparable con otras cosas fisiológicas de nuestro cuerpo, como parecen querernos machacar desde esa "ideología progre" y banal al uso, hasta el punto de que llega incluso a personas que claramente se definirían de derechas). Ahora la gente pretende tener una amplia, rica y variada vida sexual, llena de experiencias placenteras.... ¿Como aquellos que pastaban libres de represión (y de deseo, claro) en "El Mundo Feliz"?. Afortunadamente no es cierto; solo están más engañados acaso que antes, creyéndose liberados y no reprimidos por dictadura fascista alguna. ¡Pobres incautos!. ¡Al menos antes la gente se sentía libre para pensar, libre para dudar, libre para desear!
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Pero, a lo que iba, que me voy por las ramas: conocí lesbianas que vivieron juntas una larga vida como amigas, compartiendo piso sin que nadie se metiera con ellas. Tuve por lo menos dos profesores muy dignos y respetados en la Universidad que eran homosexuales y que compartieron su vida con sus amantes tan ricamente. La prostitución estuvo permitida en la España franquista hasta, creo, mediados de los cincuenta, por exigencias de la Iglesia. Había cantidad de espectáculos "picantes" por todas partes (algunos creíamos que eso era el producto de la represión, pero hoy sé que estábamos confundidos).

Pero también es verdad que una mujer honestamente casada solía estar poco interesada en el sexo, que sus maridos solían buscarse la vida por otros lugares y que ellas con frecuencia lo sabían y les parecía muy bien, pues así no las molestaban. Y también es cierto que se persiguió la homosexualidad, pero solo la pública, la que iba exhibiéndose, y que se metía en la cárcel a los homosexuales que inducían a los jovencitos a practicar sexo con ellos a cambio de dinero, o sea, a los homosexuales pederastas. Hablo en general, claro.


Y si alguien habla de la mujer en el franquismo, sin duda debe hablar en primer lugar de la Sección Femenina. Conocí muy bien a muchas mujeres de la Sección Femenina; es más, si lo pienso bien fui educada por mujeres de la Sección Femenina. Casi por mi educación soy heredera de aquellas mujeres que desde el principio me inculcaron un claro sentimiento de independencia respecto de los hombres, de responsabilidad y de ser capaz de trabajar y buscarme la vida por mis propios medios.

En el ideario oficial está escrito que el papel de mujer debe de ser el de la amantísima esposa sumisa madre de los hijos de su esposo-amo. Pero la realidad era bien distinta, mucho. No hay más que mirar la estética de aquellas mujeres: enseguida encuentras algo de masculino en su porte, en su elegancia incluso. Muchas parecían responder a esa estética de mujer que tiene algo de "manía por los hombres", en realidad, parecían tener algo de lesbianas. No sé si lo eran exactamente, pero no me atrevería yo a negarlo poniendo la mano sobre el fuego, particularmente de alguna de mis "tutoras" y profesoras. En realidad y aunque parezca paradójico, creo que aquellas mujeres fueron las verdaderas precursoras de los derechos de la mujer en España (junto con alguna en la República) y de su función igualitaria en la sociedad, aunque nunca osaran creerse feministas.


La verdadera represión es la interna. Esa es la que causa estragos, la de los que quieren ser "normales", bien vistos, la de los que se niegan a sí mismos. Y eso no tiene nada que ver con el franquismo. Y si alguien tiene dudas todavía sobre la represión sexual en la España de entonces que la compare con nuestro entorno cultural, por ejemplo, el inglés. Que se acuerde de la triste muerte de uno de los matemáticos más importantes del siglo XX, Alan Turing. Creo que su historia sería incomprensible en aquella España tan pretendidamente represora.

Por último me voy a permitir el gustazo de decir que me ponen enferma todas esas corrientes universitarias (que conozco de cerca) feminiostoides que han encontrado un excelente medio de ganar plazas en universidades si propagan fielmente la "Ideología del Nuevo Régimen" (me refiero a esa ideología vacía de contenidos con la que el Gobierno y sus apesebrados acompañantes son tan hábiles en transmitir).

Me he despachado a gusto, ¿eh?

Estas palabras dieron lugar a que Silvia comentase lo anterior en el sentido siguiente...: Aunque la conversación en la que tomaba parte, ha tomado otros derroteros (ahora estamos lanzándonos los trastos a la cabeza por ciertos historiadores y las faltas de ortografía), he aprendido mucho con las respuestas. Todo lo que cuentas es lo que me han contado mis padres, mis abuelos u otros amigos con los que había hablado del tema tiempo ha.

A veces tengo una sensación, que no sé si me sabré explicar, respecto a la gente de mi edad y "la liberación sexual".... La mayoría hemos vivido en nuestra adolescencia una sexualidad como la que hablas. Cambiábamos el guateque por las discotecas o bares (o por el botellón el que lo hiciera), pero era prácticamente igual. El "irse a lo oscuro" a magrearse.

Porque nosotros también teníamos miedo al embarazo y más tarde, al SIDA. Y eso de conseguir condones, al menos cuando yo era adolescente, no era tan sencillo. No porque no los vendieran, sino porque entre que no teníamos un duro y había que vencer ciertas vergüenzas. Si ahora entras a ciertas farmacias y cuando te oyen pedir una caja de preservativos se te quedan mirando (o te echan la charla como a mí, que fui a dar con una de las pocas farmacias de Madrid que no venden, por ideología, condones)

Pero nos encontramos que tenemos veintimuchos o treinta y pocos años, y quizás por cierta mentalidad infantil, vemos lo que hacen las generaciones que vienen detrás nuestro, nos obnubila y nos da cierta envidia. Nosotras con catorce años aún jugábamos con muñecas; ellas, follan. Y parece que se lo pasan bien y no tienen las historias que teníamos nosotros (mentira).

Pertenezco a la generación de los "amigos con derecho a roce" (ahora conocidos como follamigos) y sé que buscamos algo más que satisfacer una necesidad fisiológica, nos contemos la milonga que nos queramos contar a nosotros mismos. Porque esa necesidad, que sí existe, se resuelve masturbándose, no tirándose a todo lo que se menea o teniendo nuevas experiencias sexuales (que luego, llegada la hora de llevarlas a la realidad, nos arrugamos casi todos). En el fondo, aunque nos equivoquemos en los métodos, buscamos que el sexo sea algo más que un refrotón, dotarlo de la trascendencia que tiene.

Y bien. Creo que las palabras de estas mujeres merecen la pena y deben ser divulgadas, así que les he pedido permiso para publicarlas. Yo, un hombre sin conocimiento o práctica sexual alguna, babeante ante una farola con faldas y que no tuvo un psicosociologopedagogo en labores de apoyo de la motricidad sensitiva de su miembro viril.

¡Vaya sociedad de soplapollas!

Entrenamiento y realidad

Llevo unos días aprendiendo. ¿Qué?. Pensamientos interesantísimos para comprender lo que es la existencia humana. Y esta mañana, placentera mañana, he escuchado atentamente una explicación sencilla y no por eso menos profunda, sobre como se desarrolla nuestra vida.

Y una vez más se ha hecho realidad algo que siempre he creído. La explicación ha nacido de la experiencia vital de quien me hablaba, de lo aprendido día a día al confrontarse con múltiples y variadísimas circunstancias que exigen ser resueltas. Mis sensaciones intelectuales de mayor calado no han sido originadas mediante el estudio sino contemplando con gran atención lo vivido.

España es un país atrasado y humilde. Quizá por eso extrema la importancia de gente que aporta méritos académicos y títulos. ¡Pobres diablos!. Posiblemente sea esta mentalidad la que nos lleva a no prestar la atención debida a quienes plantan cara a la realidad que les toca y resuelven sus problemas mediante imaginación, arrestos y aceptación de los riesgos que exige existir y no solo durar. Así que ahí estamos..

Recuerdo una ceremonia que se desarrolló hace años en el palacio de Buckingham en la que S.M. la reina Elizabeth impuso determinadas condecoraciones a soldados que habían participado en la llamada Guerra de las Malvinas. Uno de los condecorados era un joven soldado raso, rubicundo y pelirrojo, de fuerte constitución; y sin brazos.

Su Majestad se detuvo frente a él, que se mantenía en posición de firmes y con la mirada al frente. Impresionada, permaneció muda y al cabo le preguntó: "¿Cómo es posible vivir así?". El soldado contestó sin inmutarse: "Señora, todo es cuestión de entrenamiento".

Entrenamiento... La vida de cualquiera puede afrontarse desde la realidad o desde lo que imaginamos que es o deseamos que suceda. Esto último suele ser consecuencia de que no somos capaces de admitir la vida tan real como es, pues carecemos de capacidad para gestionarla con entereza; y claro, chaqueteamos. El resultado es el fracaso, la pobreza de resultados vitales.

Y es que la realidad es como es y nunca jamás se adapta a lo que imaginamos o deseamos que sea, según la medida de nuestras fuerzas. Así que dejemos de huir y plantemos cara... Pero no es fácil. Al igual que ante cualquier otra prueba, y la vida es un continuo examen, necesitamos prepararnos para superarla y obtener el mejor resultado posible.

Por duro que sea y por mucho que la mentalidad de hoy en día no quiera aceptarlo -y así le va a nuestra sociedad-, quienes no son capaces de solucionar los problemas que se les presentan y no pueden con las dificultades diarias son triturados por la existencia. Es justo. Desde los inicios de la vida de todas las especies, incluida la nuestra, la selección natural es Ley.

Entrenamiento... ¿Y qué es eso, cómo se entrena uno para vivir?. La respuesta la escuchaba esta mañana. Es muy sencilla. Se entrena uno viviendo. Si la observamos con los ojos bien abiertos, la vida no es otra cosa que un continuo entrenamiento, ya que vamos recorriendo un camino jalonado por obstáculos de muy diversa composición y exigencia que tenemos que superar. Cuanto mejor lo hagamos, más dichosos seremos; cuantos más fracasos acumulemos, mayor amargura.

Quien me hablaba, me ha abierto su corazón. Me ha contado como desde que se salió de casa de sus padres no ha hecho más que experimentar cosas nuevas e irlas resolviendo como mejor sabía y podía. Sus relaciones personales, gentes que aparecen y otros que nos abandonan, su trabajo, el nacimiento de sus hijos, mudanzas, diversas enfermedades propias y de todos los suyos, muertes sin aviso, conflictos familiares, dolores varios..

Y según la escuchaba, y comprendía, revivía lo propio.. Mi vida en otros países, en muchos lugares diferentes en España; los coincidentes, amigos, compañeros, simpatizantes y opositores aparecidos y desparecidos; mis muchas actividades distintas, mis cambios por que así lo mandan y con independencia de que me guste o no, la carencia de rutina, la privación de la intimidad, la extrema exigencia física en muchos momentos, la suma de fracasos, la pérdida de las ilusiones, el dedicarme a lo que no deseaba, ... Y tantas y tantas cosas.

Y he comprendido que todo eso era un premio. Mi entrenamiento. Lo que me ha forjado tal cual soy. He sentido que gracias a que, por momentos, ni siquiera decidía donde trabajaba y carecía de posibilidad de programar lo que haría después, y a que muchas cosas venían a mí por sorpresa, he logrado una adaptabilidad a lugares, situaciones y personas que me ha permitido salir con bien de muchos apuros.

Porque -como suelo repetir- aunque conocemos lo que hemos vivido, lo que nos toca vivir en el futuro es totalmente desconocido y eso nos obliga a estar dispuestos a afrontar el mayor número de contingencias posibles, de manera que la mejor manera de entrenarse para diligenciar con bien el día de mañana no es otra que acumular experiencias diversas y no atemorizarse ante lo imprevisto, huyendo de lo rutinario y ya sabido.

Y es que si no, la vida se torna aburrida

domingo, 4 de abril de 2010

Una carta, un instante

Lo que me cuentas hoy sobre su estado es lo mismo que entendí cuando me dijiste que habíais salido de la clínica. No creo en milagros. Cuando en ocasiones exclamo ¡qué bien, ya pasó!, no estoy pensando ni en que existen pajaritos preñaos ni en que tocó el premio de la Loto; pienso solo en la realidad, pues el resto carece de lógica. Y la realidad puede ser para mí un gran premio, pues con independencia de cual sea me certifica donde estoy, que es lo que tengo entre manos y que puedo hacer para despertar mañana.

Milagros.. Cierta iglesia le ha vendido a las gentes que suceden. Y no digo que no, que para Dios todo es posible, pero me da que Él, más que en milagros, cree en nosotros porque nos sabe capaces se superarnos e ir más allá de tropiezos y dificultades.

La mayoría de las personas deseamos que los problemas desaparezcan cuanto antes; si, que desaparezcan y no superarlos, posiblemente un resto inconsciente de tiempos atávicos en los que el ser humano carecía de casi todo y tenía que esperar que el problema se evaporase milagrosamente, pues no disponía de conocimientos ni de medios para enfrentarse a él y resolver su existencia.

Pero cuando te han vapuleado muchas veces y por causas muy distintas, y sigues ahí, comprendes que eso es una tontería, que lo que hay que hacer es desplegar toda nuestra inteligencia e intentar primero comprender la situación y luego participar en su juego, hasta que se disuelva en nuestra vida y quede atrás.

Las cosas y la vida son como son, no como nos gustaría que fuesen. No son ni buenas ni malas, solo responden a su esencia. Lo bueno y lo malo son exclusivamente aplicaciones de nuestra conciencia. Así que según sea la personalidad de cada uno, convertimos en más o menos malo el obstáculo que tenemos delante; pero el obstáculo no es malo, sino solo un proceso o un objeto de los muchos posibles, que ni nos tiene manía ni busca fastidiarnos. Comprender, comprender...

Y tras darnos cuenta de la realidad que vivimos, jugar.. No, no estoy de broma. El Miedo, otra vez.. Que nos quita la Libertad y reduce el juicio. El miedo que sintieron aquellos hombres prehistóricos en torno a la hoguera, aquella noche del cometa.., y que les hizo entonar el cántico. No sabían.. Y les invadió el Miedo.

Lo anterior es fácil de entender y de relatar en un artículo, ¡pero ay amiga, cuando nos toca!. Entonces tiramos por la borda todo nuestro conocimiento y nos acurrucamos junto al fuego. ¡Qué triunfo para el Miedo, qué dolor para la Esperanza!. El resultado, cobardía.

Creo que hay que jugar la partida que toca. Como aquello viejos cazadores, antepasados nuestros. Tenemos que recuperar algo de su carácter y dejar de lado el de los sedentarios y temerosos agricultores que les siguieron. Cuando salían de su choza para una partida de caza que les llevaría lejos y que les mantendría solos, sabían y aceptaban que quedaban a merced de sus fuerzas, que habría accidentes, que podrían lesionarse y ser atacados, tanto por animales como por otros hombres; o morir y no volver. Pero tenían asumido que eso era su vida. Su vida... Y la vivían.

Mientras hoy en día quien se pierde clama angustiado para que acudan en su ayuda, solicitando mil y un equipos de rescate dotados con los recursos más modernos, esperándolo todo, aquellos antepasados nuestros, por el contrario, jugaban la partida de su vida con alma, corazón y vida, sin esperar que nadie les solucionase cosa alguna y poniendo al mal tiempo, buena cara. ¡Querían sobrevivir!; ¡tenían voluntad de vencer!. No porque fuesen seres extraordinarias, sino por su mentalidad. Y si ellos podían, a nosotros se nos puede exigir que seamos capaces de lo mismo. Ellos y nosotros, solo somos Seres Humanos.

Vivimos tiempos de cobardía. Esperamos casi todo de fuera y aunque ¡claro qué tenemos que emplear todos los recursos existentes! -¡nunca he dicho otra cosa!-, recalco que el primer recurso es no dejarse invadir por el temor. Sin eso, nada vale. ¿Y cómo nos podemos defender de la invasión del Miedo?. Pues comprendiendo, situando cada aspecto en su justa medida y valor.

Es normal que al salir estuvieseis eufóricos. La tensión sale a borbotones. Pero tienes cabeza más que suficiente para comprender que la normalidad era el agotamiento y que esperaba un tiempo de recuperación, lenta y exigente. Te he mencionado una y otra vez la maratón; ¿recuerdas como llegan los fondistas?. Su agotamiento es pleno, les falta solo un suspiro para caer. Déjales.... Al tran tran, a su marcha, que respiren, descansen, duerman, coman, se hundan, ...
¡Es todo tan normal para un espíritu cazador!; fueron varias lunas fuera de la aldea... Así que se te puede y debe pedir no solo que estés tranquila, sino alegre y confiada. Porque vais a salir con bien. Y porque volverás a la vida normal. Eso si, más sabia y fuerte, más crecida....

A no ser que pueda en ti el Miedo y te adopte como hija. Pero ten claro que nunca será por el tamaño y la dureza de lo que se te oponga, sino porque tu voluntad lo acepta. En el mismo momento, pudo decantarse por la Esperanza. Y esta es más bella y útil.

Me dices que te gustaría compartir esta carta con más gente. Sus palabras son tuyas, pues cada carta es un regalo, así que si así lo quieres así será. Sabes que carezco de pudores y no comprendo bien eso de la intimidad. Lo poco noble y bueno que pueda tener, lo muestro con orgullo y lo que hace que mi mirada se pierda en la niebla, es cosa solo mía. Pero nada guardo si puedo mostrarlo sin vergüenza. Y nunca aquello en lo que creo. Y creo en lo que digo. Que me pueda equivocar, es otra cosa.

sábado, 3 de abril de 2010

Regreso a mi Vetusta

De regreso.. No se. En muchas ocasiones siento que estoy fuera del espacio en que actúan y viven los demás. Algo así como si hubiese dos escenarios y el patio de butacas fuese un espejo; yo estoy solo en uno de aquellos y el resto del mundo en el otro.

De vez en cuando, siempre en ciertos momentos y nunca en otros, aparecen en mi escenario decorados y personajes que he vivido, mientras en el de al lado se desarrolla sin parar la vida actual. Gracias al espejo estoy en ambos, ya que mi voz no tiene límite espacial y mi mirada, reflejada o directa, tampoco. Pero vivir a la vez ambos mundos, con tal intensidad, hace que me sienta como un fantasma, saboreando siempre cierta soledad.

Mi Vetusta es la que siempre fue.. Turbulenta y húmeda. No solo por su clima sino más bien por sus personajes. Cuando supe que volvía durante unos días, rechacé la soledad de los hoteles románticos de los alrededores de la plaza de Italia y elegí el que me proporcionaba el decorado más real, aquel que me iba a sumergir en el caldo de sus gentes y sus piedras.

Frente a mi ventana, la catedral y su claustro; sus campanadas han sido como el timbre que marca a los espectadores el momento de abandonar el ambigú y retornar al espectáculo, aunque para mí su carácter reside en la Iglesia Baja, fuerte y sólida, como debió ser el de Emeterio y Celedonio, gente de mi oficio, en lista de revista de la Legión VII Gemina Pía Félix. Por el sur, frente al salón, el muelle de la Comandancia, recuerdo de mi última visita, hace años, cuando el Elcano hizo escala en un crucero de instrucción.

Inicio de primavera. Solo encontré vetustos, los de siempre, y ningún veraneante, como acostumbrábamos a calificar a quien venía de fuera a tomar las aguas y a respirar yodo. Las calles, solitarias, sin paseantes, que se resguardan en los puestos del Mercado del Este o en el tapeo de Cañadío y alrededores. Pereda, brilla sudoroso bajo sus farolas, gracias a la humedad que trae el viento sur desde la mar, entre el Marítimo y la machina donde está amarrado un pailebote de dos palos.

Al salir a la calle me rodean España y sus fuerzas vivas. Al norte, a sotavento y por babor, queda el Banco de España, que navega en pareja con la Delegación de Gobierno, mientras dejo por la popa el Palacio Episcopal y la Catedral; a barlovento y por la amura de estribor, la Comandancia de Marina y la Estación Marítima, donde compruebo por su chimenea que está arranchado el ferry de Britanny para Plymouth.

Y frente a mí, los Jardines de Pereda, la vieja dársena rellenada de tierra y cubierta de flores como una tumba, quizá en recuerdo de quienes volaron con el Cabo Machichaco, donde jugué al ratón y al gato con el amor de mi vida. Si.., eso es amar. Una bomba que te abre para siempre en canal.

Paseé desde Cuatro Caminos hasta Puerto Chico. Excepto que desde Florida a Vargas han peatonalizado la calle, todo igual. Comercio intensivo y extenso, como corresponde al puerto de la Marina de Castilla. Refugios excelentes para viejos marinos, con barras brillantes gracias a la ginebra, amplios espacios para sentarse a resguardo y lucidas despensas.

Mis casas, como siempre y donde siempre. En cuesta, en lo alto y con sus fachadas de acristalados miradores. Florida y Lope de Vega.. En la primera ya nadie habita y en la segunda navega desarbolada, en aquel puerto gigantesco de doce hermanos y sus hijos, la última de mis tías, chiquita, inteligente y dicharachera. Hoy, una anciana bañada en soledad, que recorre pasillos y cuartos obscuros donde solo habitan fantasmas, gritos y ausencias.

Al volver al hotel entro en la cámara, tras pasar la toldilla, y contemplo un pasaje intemporal y casi olvidado. Señoras vestidas a la inglesa, cubiertas con sombrero, todo beige claro, verde musgo y brillantes, que toman .., el té ya no, pues ahora dedican su atención a los combinados y a la cerveza con patatas fritas. Cuando llegas, te diseccionan y cuando te vas, te atraviesan.

Así que pongo rumbo al sur, hacia el Pas, por Villacarriedo, puede que siguiendo los vientos de los sobaos de "El Macho" de Selaya, inigualables por su sabor intenso. Los pueblos de la Montaña.., donde jóvenes aldeanos de cara coloradota y dedos cual morcillas, se adornan de domingo y, hoy, pilotan coches de colores chillones por carreteras estrechas, buscando apurar en sus fantasías una vida de la que carecen.

Encuentro con la familia.. La de esta parte no es marinera; gente de interior. Así que me temo lo peor. Alguna rareza de quienes se marean en cuanto rizan las olas. Me ponen una olla de cocido montañés y una fuente de lechazo. Añoro unas sardinas asadas, casi crudas, comidas a loncha de pan y mano; miro en derredor.. Y solo encuentro nuevos vivos, incultos actuales, de esos que comen las sardinas con cubierto, se defienden del huevo frito o la tortilla con cuchillo y son incapaces de tomar el pan y la bollería a mano, como se hizo siempre y Dios manda. O sea, que duermen en calzoncillo o con bragas, ¡redios!. ¡Anatema, anatema!.

¡Qué verde era mi valle!. Ahora es de cemento, blanqueado cual cadavérica osamenta.