Me hubiese gustado enlazar el artículo de Julia Navarro en el que he leido la idea sobre la que voy a escribir, pero he sido incapaz de encontrarlo en la "red". Sí podéis conseguir el nº 355 de "Mujer hoy" -el de este sábado pasado-, lo encontraréis en la última página.
Soy de los que cree, basándome sólo en la intuición desarrollada por el estudio, que el mundo se mueve a golpe de revoluciones. Unas veces hacia adelante, otras -quizás- para atrás.. No creo en los cambios tranquilos, suaves y dulces. Ní en las sociedades ní en los individuos.
Creo que hay acontecimientos que determinan el curso de la Historía, como hay experiencias que modifican nuestra manera -la de cada uno de nosotros- de vivir.
Ocurrido el suceso, tanto la sociedad como el individuo dedican el tiempo a asimilar y digerir lo ocurrido. En ocasiones, que temo que sea la mayor parte de las veces, sólo se logra sí previamente se transforma la substancia de dicho acontecimiento; somos duros de corazón y mucho más de mollera, como para abrir los ojos y comprender lo evidente. Necesitamos adulterar aquello que se opone a nuestro egoismo. Y, desde luego, el tiempo -¡demoledor!- desfigura nuestro recuerdo..
No me extiendo más tratando el concepto general, que daría para un tratado, y paso a lo dicho por Julia Navarro.... Resulta que ha estado conversando con mujeres inmigrantes en España; les ha escuchado, y ha prestado atención a sus sentimientos y a sus ideas.
Todas vienen de paises.... -¿como denominar a paises que tienen su Estado "subdesarrollado y al revés", la Economía quebrada y la Sociedad rota?-. Vienen a pelear por su vivir y, a veces, por el de su familia. Intentan saber que es eso del futuro, ellas, y ellos, que son maestros de la desesperanza.
Soy de los que cree, basándome sólo en la intuición desarrollada por el estudio, que el mundo se mueve a golpe de revoluciones. Unas veces hacia adelante, otras -quizás- para atrás.. No creo en los cambios tranquilos, suaves y dulces. Ní en las sociedades ní en los individuos.
Creo que hay acontecimientos que determinan el curso de la Historía, como hay experiencias que modifican nuestra manera -la de cada uno de nosotros- de vivir.
Ocurrido el suceso, tanto la sociedad como el individuo dedican el tiempo a asimilar y digerir lo ocurrido. En ocasiones, que temo que sea la mayor parte de las veces, sólo se logra sí previamente se transforma la substancia de dicho acontecimiento; somos duros de corazón y mucho más de mollera, como para abrir los ojos y comprender lo evidente. Necesitamos adulterar aquello que se opone a nuestro egoismo. Y, desde luego, el tiempo -¡demoledor!- desfigura nuestro recuerdo..
No me extiendo más tratando el concepto general, que daría para un tratado, y paso a lo dicho por Julia Navarro.... Resulta que ha estado conversando con mujeres inmigrantes en España; les ha escuchado, y ha prestado atención a sus sentimientos y a sus ideas.
Todas vienen de paises.... -¿como denominar a paises que tienen su Estado "subdesarrollado y al revés", la Economía quebrada y la Sociedad rota?-. Vienen a pelear por su vivir y, a veces, por el de su familia. Intentan saber que es eso del futuro, ellas, y ellos, que son maestros de la desesperanza.
"Aquí nos hemos hecho independientes"
"Puedo vivir sin dar explicaciones"
"Regresé, pero no me adapté"
"Tengo 50 años y hasta ahora no sabía lo que era una mamografía"
"Ustedes no andan todo el día pidiendo permiso al marido"
"No quiero que a mi hija le pase lo que a mí"
''Algunas lo tiene claro; no regresarán porque creen que les sería difícil perder su independencia, tan duramente conseguida a través del trabajo. Otras sueñan con ahorrar lo suficiente para, sí vuelven, montar un pequeño negocio que les haga -igualmente- independientes.
Llegan mujeres que, al convertirse en el principal sustento de sus familias, adquieren también un rol diferente en la estructura familiar y social. Se han ido acostumbrando a resolverse la vida solas, a acertar o equivocarse sin tutela.Han adquirido una independencia para la que no hay marcha atrás"
No sé como serán las generaciones futuras, pero sé que nada podrá comprenderse si no nos damos cuenta de que la emigración está escribiendo el futuro y que el cambio es el futuro. Y que ese cambio va a ser protagonizado por la mujer, que va a situarse -a puro ovario- en el lugar que debe.
"Puedo vivir sin dar explicaciones"
"Regresé, pero no me adapté"
"Tengo 50 años y hasta ahora no sabía lo que era una mamografía"
"Ustedes no andan todo el día pidiendo permiso al marido"
"No quiero que a mi hija le pase lo que a mí"
"No están satisfechos con nuestro cambio y quieren que regresemos"
''Algunas lo tiene claro; no regresarán porque creen que les sería difícil perder su independencia, tan duramente conseguida a través del trabajo. Otras sueñan con ahorrar lo suficiente para, sí vuelven, montar un pequeño negocio que les haga -igualmente- independientes.
Llegan mujeres que, al convertirse en el principal sustento de sus familias, adquieren también un rol diferente en la estructura familiar y social. Se han ido acostumbrando a resolverse la vida solas, a acertar o equivocarse sin tutela.Han adquirido una independencia para la que no hay marcha atrás"
No sé como serán las generaciones futuras, pero sé que nada podrá comprenderse si no nos damos cuenta de que la emigración está escribiendo el futuro y que el cambio es el futuro. Y que ese cambio va a ser protagonizado por la mujer, que va a situarse -a puro ovario- en el lugar que debe.
Un tiempo nuevo. Tiempo de mestizaje
Y el camino es la independencia económica de cada individuo. Sólo desde la libertad -individual, pues no hay otra- para decidir que hacer cada día sin morirse de hambre, se pueden ejercer derechos tan básicos como el de vivir o el de hacerlo con dignidad.