Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

lunes, 2 de noviembre de 2009

En realidad, en el fondo, ¿qué buscamos?

Una amiga, que tiene el pelo corto y una mente limpia y clara, me ha escrito una carta en la que desarrolla algunos pensamientos básicos sobre como percibe la sociedad la práctica judicial. No es que mi respuesta haya sido deslumbrante, que nada se y poco soy -de verdad, así lo siento-, sino que, como ella escribe:

"Más pensar y menos sentir con las vísceras ... gran parte de la responsabilidad de ese cambio ... empezó con un comentario ... que me hizo pensar y continuó gracias a varias conversaciones ... ver el punto de vista de la otra parte ... así como las distintas responsabilidades que todos tenemos en el asunto".

Y continúa: " ... palabras no creías que fueran a cambiar nada y yo seguía, aunque cada vez me cuesta más, manteniendo la esperanza, pensando que ... palabras lleguen a los individuos, y no a la masa, eran importantes".

Los puntos suspensivos se deben a que he suprimido la parte personal de la conversación, pero pueden tener la seguridad de que en absoluto desvirtúan el sentido del texto. Y si ella tiene razón, las palabras tiene fuerza si se propagan.... Así que voy a transcribir parte de lo que le he contestado....

"No se nada. Y tú iras cada día pensando de ti misma algo parecido según cumplas años. Nos puede la fuerza, que es orgullosa, y solo cuando la vas perdiendo con el paso del tiempo comprendes y sientes que toda aquella seguridad pasada era ilusoria. La Existencia es amplísima, inconmensurable posiblemente, y según asumes esto te invade el sentimiento de lo desconocido.

Cuando me preguntan que soy y entiendo que se refieren a que he hecho en mi vida, contesto siempre: ¿En que año?. Me he dedicado a cosas tan variadas y distintas... En Derecho creo que he hecho de todo; comencé llevando alguna defensa, luego me nombraron fiscal, más tarde vocal de una Junta Provincial Administrativa y al cabo, profesor. Pero lo que quería traer a colación es que durante dos años fui Juez de Instrucción.

Juez... Antes de sentarte el primer día en tu despacho, crees que sabes como proceder: Aplicar la Ley al caso.... ¡Dios mío!. No encuentro otra manera de explicarlo que con el fútbol..; todos saben de fútbol y claman a gritos en los bares exigiendo tal o cual medida que solucionaría no se que problemas. Si un día a ese mismo individuo, en posesión de su verdad arregla-todo, le nombrasen responsable del equipo de su pueblo, veríamos como se descompone, pierde su pretendida prestancia y no da pie con bolo.

Acabo de ver en el telediario que se ha abierto juicio oral a un hombre que en Pamplona asesinó a una mujer que trabajaba en el mismo hospital que él. Micrófono en ristre, el reportero preguntaba a familiares y conocidos de la víctima : ¿qué espera del juicio?; justicia, respondían... ¿Y eso que esperan que es en concreto?. No lo saben.. En realidad, lo que quieren es que alguien les quiete la pena inmensa de la pérdida y vuelva a equilibrar sus vidas. Sosiego...

Y no se como hacerlo. Ni ahora ni antes, cuando instruía una causa. ¡Cuantos matices, cuantas circunstancias, cuantos ...!. Es como un cadáver al que se le va a practicar la autopsia; antes contemplas solo una unidad física, la de aquel cuerpo, pero luego, según el forense abre, despieza, analiza, ... ¡Qué variedad tan compleja!.

No. Me subleva quien no pasa de la teoría. ¡¡Práctica, realidad!!. Solo cuando asumes que tienes que ofrecer un resultado, real y tangible, y que no sirven para nada las divagaciones, que no admiten tus especulaciones, sino que debes clamar para que todos lo oigan: ¡Yo, os digo, que esto sucedió, y por mi decisión, esto se aplica!....

Entonces, en ese momento, comprendes tanto la extrema dificultad de calificar las acciones humanas como la de establecer alguna solución a lo ocurrido. Quizá, por eso, el Hombre, ha tendido desde el origen de los tiempos a la venganza. Es fácil. Aunque nada arregle.

Y también por eso siento un asco profundo, un intenso desprecio, por esas excepciones personales que buscan la fama ejerciendo una labor como la que he descrito, que debe estar presidida por la independencia radical y la prudencia.

Por todo ello, desde el primer momento, me sentí y declaré como Iusnaturalista, huyendo de legalidades materialistas y constitucionalismos cobardes. Porque siento que el Derecho debe buscar la convivencia entre los Hombres reconociendo que, si estos se enfrentan entre si a cada instante, la única posibilidad es basarse en una norma intemporal superior a ellos y que, a la vez, forme parte de su Esencia. ¡Ahí es nada!

Otras veces te pido permiso para publicar algo que en principio comencé a escribir solo para ti. Hoy no lo voy a hacer. Creo que lo dicho es importante y no nos pertenece a ti ni a mí. Aunque si te doy las gracias por haber abierto la puerta..".

6 comentarios:

Silvia dijo...

No sé si tendrá razón, pero creo que las palabras tienen poder(en la Antigüedad, creían que podían curar). Y en este caso, parece ser que las tuyas han tenido el poder de motivar a otra u otras personas.

Unknown dijo...

Es fácil juzgar en conversaciones de café. Pero creo que es una tarea de titanes llegar a ejercer verdaderamente la Justicia cuando estás obligado a ello por razón de tu oficio. No valen ya especulaciones teóricas,búsquedas de principios y cosas semejantes. Comprendes que los razonamientos pueden ser puestos del revés por demagogos profesionales que no buscan la verdad, sino la defensa de los intereses de alguien que les ha pagado.

No hace mucho me dijeron que yo no era justa en mis razonamientos, que me podía el amor y que primaba en mí el sentimiento subjetivo sobre la Justicia. Y, lo confieso, entonces me sentí un poco molesta por estas palabras, que solamente me las podía decir alguien muy cercano. ¡Yo que me creía tan justa en mis conclusiones! Después lo he pensado con detenimiento y he llegado, para mi sorpresa, a la conclusión de que es verdad: no soy justa cuando algo me afecta directamente, cuando toca mi carne.

Así que... Ahora tiendo a pensar que difícilmente los humanos podemos ejercer la justicia verdadera. Que nadie conoce todo, que es fácil engañar y engañarse. Solo podemos contentarnos con algún apaño, intentando apuntalar aquí y allá los pequeños y grandes desaguisados.

Turulato dijo...

Doña Kali.. Estoy de acuerdo con lo que cuenta que le dijeron en el primer punto y seguido del segundo párrafo. Es así.
Y creo que es algo bellísimo. Atenerse al amor antes que a la justicia.... Para eso antes hay que estar enamorada. E implica regirse por el corazón antes que por las ideas o creencias.
¡Si todos procediésemos así..!

Marian dijo...

El sosiego… de un hecho justo. Quizá buscamos esa justicia poética, no entendida como venganza sino la que no nos obliga a elegir entre justicia y amor, la que hace aflorar el derecho natural grabado en la razón y en la entrañas del ser humano…"divinas palabras" aunque, a veces, una tenga la sensación de que vivimos en tiempos mezquinos

Anónimo dijo...

¿Qué querría yo de la justicia?

Protección frente al abuso de quienes tienen mayor poder y fuerza, menos razón, menos respeto...

Yo sí que no sé. Pienso que nadie me puede devolver lo perdido en vida, en tiempo, en honor, en bienestar, pero quizá se pueda evitar el daño futuro, el dolor de sentir que alguien te ha abusado y nadie está ahí para ponerle el límite, el dolor de saberte solo frente al agresor.

Sin justicia, parece que seas tú la mala, la equivocada...
Sin justicia, la sociedad se vuelve inhóspita, la vida peligrosa, y la rabia y el desconsuelo te inundan. Pierdes la fe en el futuro y cuesta cien mil veces más vivir. Y te vuelves un perro dominado y miedoso o un lobo huraño y agresivo. O todo ello al mismo tiempo o según con quién y dónde.

Sin justicia... ajustada al menos a ley publicada. Mejor además a inteligencia, prudencia, magnanimidad, bondad, practicidad...

Anónimo dijo...

Releo lo que escribí, ayer, Turulato, y me suena fatal lo de "te ha abusado". Supongo que es "ha abusado de ti".
Sin más.

Siento el barbarismo o la burrada.

Que sea un buen día.