Nuévamente me refiero a un artículo de Gisele. No he sido capaz de comentarlo en su página; tiene demasiada riqueza depositada en el pensamiento que desarrolla y soy incapaz de dar mi opinión en el breve espacio de un comentario.
Empezaré por lo fácil, por el pretexto que da lugar al artículo y al comentario... Los viajes.
Yo tendría.., unos 10 años. El tren "expresso" que nos llevaría a toda la familia a Santander tenía fijada su hora de salida a las 2:52 de la madrugada. ¡Nunca lo olvidaré!. Los mayores no se acostaban aquella noche, atentos a los últimos detalles, pero a mí me mandaban pronto a la cama...
Acostarme si, dormir.. Permanecía atento a todo, soñando con las maravillas que saborearía durante el viaje: personas, paisajes, olores,.., hasta que la fatiga me vencía y caía en un duermevela del que me sacaban para ir a la estación.
Desde que salía de casa estaba absolútamente atento a todo lo que vivía. Se iniciaba una aventura y no quería que mi memoría olvidase el mundo que iba a desfilar ante mis ojos...
Desde entonces "ha llovido" bastante pero me he comportado igual. He procurado paladear la existencia; he intentado vivirla a un ritmo que me permitiese darme cuenta de lo que me rodeaba y del papel que yo representaba en el teatro de la vida.
Conozco cinco paises diferentes, aunque sólo he trabajado en tres de ellos. Siempre he procurado mezclarme con la gente del lugar, balbucear -como mínimo- su lengua, comer lo que ellos, perderme por sus calles... ¡y huir de los turistas!.
Desprecio al turista pues me siento viajero. Desconozco casi todo lo que recomiendan los folletos de propaganda turística. Para mí conocer nuevas tierras es vivir con sus gentes y sus costumbres, no tanto saberse de memoria los museos vaticanos. Viajar requiere siempre tiempo. Hace pocos días he leido un artículo en un "blog" sobre los paises que ya había "visitado" su autora y un mapa con los que le quedaban... ¡Qué triste!. Coleccionar tierras y gentes como sí fuesen cromos de un equipo de fútbol....
Me diréis que no es posible viajar, que hoy sólo es posible el turismo.. ¡Bien está!. Yo sólo pido que no presumáis de conocer ní de viajar. Símplemente decid la verdad: "Cogimos el autobús en Atenas al amanecer; paramos para ir al baño en Belgrado y comimos en Viena. La merienda en Zürich, muy rica. Y dormimos en París, aunque llegamos algo tarde".
Simples consumidores.. Ignorantes de todo aquello que no sea su pequeño mundo.. Carentes de memoria, pues tienen video y digital.. ¡Ah!, y el viaje auténtico lo efectúan en su casa, proyectando a sus amigos una interminable serie de fotografías y varios videos de aquel "palurdo" vestido de manera extraña de quien nos reimos tanto...
El turista ha perdido "paladar"; para saborear tierras que no son la suya, y a veces tampoco esta; para convivir con gente ajena y distinta; para aprender de aquello a lo que no está acostumbrado...
En cierta medida, cada día estamos más ciegos, sordos y sin tacto. Y más solos. Y en esas condiciones perdemos de vista al prójimo.
Decidídamente, sentimos que sólo los nuestros son problemas, que sólo merece atención nuestro dolor, que sólo nosotros necesitamos....
Envidiamos a quien tiene dinero y creemos, en el fondo, que carece de problemas. Y cuando vemos en la tele a una mujer negra, africana, con una cara que el hambre ha dejado reducida a sus grandes ojos, nos decimos...: "Es que esta gente es muy sufrida. No les duele tanto como a mí".
Gisele, mujer, sensible pensadora, es más real. Se da cuenta de que vivir no es envidiar a quien le sobra, en muchos casos casi todo supérfluo, y alcanza a sentir que hay millones de personas viviendo en condiciones durísimas, infrahumanas.
Gisele se ha dado cuenta de que está bien; con su marido, con su familia, con su trabajo, con su Rosario natal, algún día con sus hijos... Sabe que la felicidad no consiste en hacer turismo por los años de la existencia, disfrutando de todo cuanto esté a su alcance, venga a cuento o no, le guste o le desagrade.. Y su sensibilidad, la de quien viaja por la vida, le permite ver el dolor de los desheredados, de los que pasan por dificultades que ella no soporta, a Dios gracias.
Entiende el vivir. Vivir es viajar, embarcarse en el barco de los años, e ir resolviendo el día a día con los medios a tu alcance, aquellos que te depare el destino. Hay que esforzarse, si, e intentar superarse, pero comprendiendo que ser feliz es aceptar ser lo que uno es... Eso entiendo que es "estar en el medio", en la mitad de la vida, en medio de la humanidad. Me acepto como soy, conmigo vivo... Me miro en el espejo y sonrío suávemente..
Empezaré por lo fácil, por el pretexto que da lugar al artículo y al comentario... Los viajes.
Yo tendría.., unos 10 años. El tren "expresso" que nos llevaría a toda la familia a Santander tenía fijada su hora de salida a las 2:52 de la madrugada. ¡Nunca lo olvidaré!. Los mayores no se acostaban aquella noche, atentos a los últimos detalles, pero a mí me mandaban pronto a la cama...
Acostarme si, dormir.. Permanecía atento a todo, soñando con las maravillas que saborearía durante el viaje: personas, paisajes, olores,.., hasta que la fatiga me vencía y caía en un duermevela del que me sacaban para ir a la estación.
Desde que salía de casa estaba absolútamente atento a todo lo que vivía. Se iniciaba una aventura y no quería que mi memoría olvidase el mundo que iba a desfilar ante mis ojos...
Desde entonces "ha llovido" bastante pero me he comportado igual. He procurado paladear la existencia; he intentado vivirla a un ritmo que me permitiese darme cuenta de lo que me rodeaba y del papel que yo representaba en el teatro de la vida.
Conozco cinco paises diferentes, aunque sólo he trabajado en tres de ellos. Siempre he procurado mezclarme con la gente del lugar, balbucear -como mínimo- su lengua, comer lo que ellos, perderme por sus calles... ¡y huir de los turistas!.
Desprecio al turista pues me siento viajero. Desconozco casi todo lo que recomiendan los folletos de propaganda turística. Para mí conocer nuevas tierras es vivir con sus gentes y sus costumbres, no tanto saberse de memoria los museos vaticanos. Viajar requiere siempre tiempo. Hace pocos días he leido un artículo en un "blog" sobre los paises que ya había "visitado" su autora y un mapa con los que le quedaban... ¡Qué triste!. Coleccionar tierras y gentes como sí fuesen cromos de un equipo de fútbol....
Me diréis que no es posible viajar, que hoy sólo es posible el turismo.. ¡Bien está!. Yo sólo pido que no presumáis de conocer ní de viajar. Símplemente decid la verdad: "Cogimos el autobús en Atenas al amanecer; paramos para ir al baño en Belgrado y comimos en Viena. La merienda en Zürich, muy rica. Y dormimos en París, aunque llegamos algo tarde".
Simples consumidores.. Ignorantes de todo aquello que no sea su pequeño mundo.. Carentes de memoria, pues tienen video y digital.. ¡Ah!, y el viaje auténtico lo efectúan en su casa, proyectando a sus amigos una interminable serie de fotografías y varios videos de aquel "palurdo" vestido de manera extraña de quien nos reimos tanto...
El turista ha perdido "paladar"; para saborear tierras que no son la suya, y a veces tampoco esta; para convivir con gente ajena y distinta; para aprender de aquello a lo que no está acostumbrado...
En cierta medida, cada día estamos más ciegos, sordos y sin tacto. Y más solos. Y en esas condiciones perdemos de vista al prójimo.
Decidídamente, sentimos que sólo los nuestros son problemas, que sólo merece atención nuestro dolor, que sólo nosotros necesitamos....
Envidiamos a quien tiene dinero y creemos, en el fondo, que carece de problemas. Y cuando vemos en la tele a una mujer negra, africana, con una cara que el hambre ha dejado reducida a sus grandes ojos, nos decimos...: "Es que esta gente es muy sufrida. No les duele tanto como a mí".
Gisele, mujer, sensible pensadora, es más real. Se da cuenta de que vivir no es envidiar a quien le sobra, en muchos casos casi todo supérfluo, y alcanza a sentir que hay millones de personas viviendo en condiciones durísimas, infrahumanas.
Gisele se ha dado cuenta de que está bien; con su marido, con su familia, con su trabajo, con su Rosario natal, algún día con sus hijos... Sabe que la felicidad no consiste en hacer turismo por los años de la existencia, disfrutando de todo cuanto esté a su alcance, venga a cuento o no, le guste o le desagrade.. Y su sensibilidad, la de quien viaja por la vida, le permite ver el dolor de los desheredados, de los que pasan por dificultades que ella no soporta, a Dios gracias.
Entiende el vivir. Vivir es viajar, embarcarse en el barco de los años, e ir resolviendo el día a día con los medios a tu alcance, aquellos que te depare el destino. Hay que esforzarse, si, e intentar superarse, pero comprendiendo que ser feliz es aceptar ser lo que uno es... Eso entiendo que es "estar en el medio", en la mitad de la vida, en medio de la humanidad. Me acepto como soy, conmigo vivo... Me miro en el espejo y sonrío suávemente..
3 comentarios:
Lo importante no es lograr algo sino intentar alcanzarlo. Sí sólo nos "ponemos en marcha" hacia cosas que sabemos que están a nuestro alcance, dentro de nuestras posibilidades y que podemos resolver, carecemos de mérito y moriríamos sin haber dado un solo paso adelante.
El hombre avanza porque arriesga; porque decide intentar llegar a donde no puede, caminar por sitios que no sabe muy bien a donde le llevan. El hombre lo es tanto más cuanto más se supera.
Eso es lo que me resulta atractivo en tí, Gisel; detrás de tu aparente prudencia y de tu sensata manera de vivir, percibo una mente que se pregunta sobre muchos "por qués" de la existencia y que actúa, luego, en congruencia con lo que piensa..., aunque ní siempre llega a todo ní puede con todo.. Y, en ocasiones, fracasa.
Dale "tiempo al tiempo"..
La disconformidad es lo que tira de nosotros hacia adelante, lo que hace que nos superemos, que mejoremos y que cada vez, nos comprendamos mejor. Que no te agobien las dudas; DUDAR ES VIVIR
Absolútamente de acuerdo don Luís
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