Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

miércoles, 15 de junio de 2005

Una cena

He tenido el atrevimiento de organizar una cena..., aquí. Sólo he avisado a uno de mis invitados, el otro caballero de la velada, aunque no les he dicho nada a ellas... No sé sí asistirán -difícil lo tienen ya que nada saben-, pero mi confianza en su amabilidad y gentileza es total.
Lógicamente, cenar aquí no tiene nada que ver con hacerlo físicamente en otro lugar, así que yo pondré en marcha todo mi arte y os ruego que dejéis volar vuestra imaginación... Además, quizás os agrade alguna de mis ideas y podáis desarrollarla en el futuro.....
Todo parte del pasado fin de semana. Me gustó tanto la que ofrecí a mis amigos que he decidido repetirla con vosotros, mis amigos virtuales.
Me gusta siempre disponer algo como aperitivo, que permita a los invitados entretener la espera hasta que estemos todos e ir "abriendo boca".
Suelo ofrecer algo sencillo. España es en este momento un país muy "nuevo rico", bastante "snob" -que sea cierto o no, entiendo como "sine nobilitate"- y que confunde estilo con cantidad hasta llegar al absurdo.
Por otro lado, soy rebelde ante las costumbres establecidas e incendiario con todo lo políticamente correcto. Así que no os extrañéis de alguna de mis propuestas
Utilicé una vajilla de loza. Es sencilla y trae recuerdos de tiempos pasados. Las cantidades del aperitivo, suficientes para que a todos llegue y para que todos se queden deseosos..
En una fuente redonda, cubierta con un mantelito de papel de encaje -para que absorba la grasa-, coloqué unas lonchas finísimas de jamón de Trevélez -en atención a una de mis invitadas- y en otra idéntica una Torta del Casar. Aparte, llené unas paneras de cestería con rebanadas de pan de Muel pasado por la brasa y situé tres aceiteras colmadas de aceite de oliva virgen extra, una del Bajo Aragón, otra de Borjas Blancas y la tercera de Jaén.
En cuanto a la bebida.. Soy de esos locos que defienden que sólo puede beberse una cosa y desde el principio hasta el fin. Y dentro de "la cosa" sólo caben dos líquidos, el vino tinto y el champán. Y sí el guiso que vamos a comer requiere cocinarse con "alguna cosa", sólo de ella beberemos durante la comida... Pero tranquilos; toda regla tiene excepciones.
El champán, "brut nature" inexcusáblemente, es casi perfecto. Marida muy bien con los postres, mientras que los tintos....
Así que a "champanear" se ha dicho...
Y ahora, pasemos al comedor. Os he preparado una cena ligera; dos platos... de pescado. Ya os avisé.
Comencemos con unas borrajas con almejas. ¿Qué como las preparo?. A mi manía, como todo, así que no me ajusto a receta alguna, por lo que declino toda responsabilidad sí seguís mis instrucciones. Sobre salpimentar, tiempos y demás no digo "ní pío"; allá cada uno.
Cuezo en olla ultra-rápida las borrajas, con las que antes me he ennegrecido las manos limpiándolas; quien las conozca ya sabe como hacerlo y quién no.., que las compre de tarro -para experimentar-. Como su sabor es delicioso, pero no fuerte, reservo el caldo de cocción y lo uso para abrir las almejas. Abrir y no más, por favor.
Con el "mejunje" resultante, luego de colarlo, hago una salsa verde; cuando está bien ligada, añado las borrajas y las almejas; les doy un "baile" y listo.
Ahora la merluza. Al estilo de Benabarre, o por lo menos yo la llamo así. No valen medianías en cuanto calidad. Y por favor, poneros las gafas, coger sus lomos entre las manos y desespinarla...; con pinzas de depilar sí es preciso.
Calcular un magnífico y grueso pedazo de lomo por persona. Preparáis una salsa de mostaza, teniendo cuidado con esta pues su potencia puede anular el delicado sabor del pescado, y cubrís con una fina capa de aquella cada trozo de merluza. Espolvorear generósamente esa capa de salsa con pan rallado y la tendréis lista para el horno.
Cortar unas lonchas de patata, de alrededor de un centímetro de grueso, que servirán al presentar el plato para disponer cada ración de pescado sobre una de ellas. Y luego, patata primero y merluza después, al horno, ya que la patata tardará más en asarse, de modo que alcancen su punto a la vez.
Mientras se asa, preparar un tomate "concassé" y saltear unas setas de temporada. Por aquello de adornar el plato...
¿Va bien la cosa?. ¿Saciados?. No creo...
Pero como dicen que hay que "bajar la cena".. Utilizaré el postre, aunque lo que os voy a servir no lo es.
Durante mis últimos años en una unidad de alta montaña, en los que devoré soledad, me aficioné a un "bebedizo", que adapté a mis gustos y al que, consecuéntemente, dí nombre. "La Copa del Coronel". (Ahora que lo pienso, mucha imaginación no puse...).
¡Simple como la vida!. ¡Gélido como la realidad!. ¡Maravilloso como el amor!.
Tomáis una copa "Dry Martini", pero del tamaño mayor; afanáis el mejor vodka que esté a vuestro alcance; y tened a mano el más cremoso helado de limón que podáis conseguir.
Enfriad las copas; depositad suávemente una generosa bola de helado en cada una, de forma que quede apoyada en las paredes laterales, sin llegar al fondo. Llenad la copa de vodka, hasta donde admita, de forma que el helado quede flotando, y procurando que el licor, al echarlo, no dé en el helado.
Luego.., disfrutad. Bebed con calma, de manera que el helado vaya disolviéndose despacio en el licor y podáis saborearlos a la vez. Sólo hay una norma; la última gota de alcohol debe trasegarse justo cuando se diluya en vuestra lengua el último rastro de helado. Es un arte.
Y desde ahí, sobremesa, que una buena tertulia es uno de los grandes placeres de la vida...

7 comentarios:

Julia dijo...

¡¡Fantástica ........ !!!

Gracias :-)

Luis Caboblanco dijo...

¡Jamás una cena virtual fue tan sabrosa! Nunca he probado las borrajas aunque creo que son una especie de judias ¿no? Las almejas, yo las suelo ingerir con fabes. ¿Quien friega?

Turulato dijo...

¡¡¡¡Sí me viéseis en este momento!!!. Reboso felicidad... Una sonrisa amplísima...
Don Luís, todo un señor, no ha faltado a la cita. ¡Pero ellas!. Las damas han traido luz y alegría en sus sonrisas.
Julia, una mujer encantadora, cuyo atractivo y afán por hacer amable la vida de los demás consigue hacer acogedor hasta el interior de un iglú.
Gisel.. ¿como puedes dudarlo?. No te preocupes; tendrás agua mineral y te prepararé un "Daiquiri". Y café siempre, para todos. Pero, a cambio, quiero un mate...
Y las borrajas, como mejor están es símplemente cocidas con algo de patata y regadas, ya en el plato, con un buen aceite de oliva.
¡Y que frieguen las máquinas, que esto es una cena virtual!.

Ana María dijo...

Llego al desayuno, no sé si es porque he pasado ahí la noche :)))
Y me llevo "las sobras" que siempre vienen bien.

Con el vodka también arramblo, ¡tiene que ser la rehostia La Copa del Coronel!. Prometo probar un poco, no me fío de mí si bebo más de la cuenta;)

Besos dulces.

Luis Caboblanco dijo...

Pues que sepas maruja, que en la antigua Roma la costumbre de llevarse las sobras estaba muy extendida, y no hacerlo era una muestra de "indelicadeza" para con el anfitrión.

Ana María dijo...

Oye caboblanco, el enlace que pones no llega a nada, ¿no quieres que te lea?;)

Me encanta esa costumbre, cada vez que me dejo algo de comida en algún sitio, siempre pienso en lo que me acordaré de ella al día siguiente, la próxima vez me lo llevo, para que nadie se enfade conmigo :))

Turulato dijo...

Maruja, utiliza el enlace que ofrezco sobre el Imperio Romano y leerás al señor Caboblanco.