Congruencia

Congruencia es, según la primera acepción del diccionario de la R.A.E., "conveniencia, coherencia, relación lógica". Y por si alguno sigue teniendo dudas, coherencia es "conexión, relación o unión de unas cosas con otras".

Acabo de leer que ayer cierto número de personas se manifestó en el hemiciclo del Congreso en apoyo de Aminatu Haidar, aprovechando que era día de puertas abiertas por celebrarse el de la Constitución de 1978.

Por cierto. ¡Qué extremadamente difícil es encontrar información sobre los sucesos!. Propaganda y manipulación, en un sentido y en su contrario, toda; información limpia y clara.... La gente y los grupos de todo tipo utilizan a las personas y se aprovechan de determinados sucesos -cuando no se organizan previamente y con tal propósito- para fortalecer aquello que postulan como consecuencia de sus intereses, ideas, prejuicios y manías. Fuera de esto, la nada.

1976... España se larga a calzón quitado del Sahara. No se extrañen al contemplar en el enlace el modelo de la bandera española que usaba el régimen anterior. Cuando huimos, esa era la legal y allí, luego... Al hilo; no existe bandera constitucional. La bandera española, como cualquier otra, es la que es -republicana o no-, con independencia de que varíe el modelo de escudo que aparece sobre ella -que no siempre es de aplicación-.

Los que tengan edad para recordar, recuerden..; los que no, imaginen... Marruecos lanzó la Marcha Verde, que tenía dos objetivos: estratégico y táctico. El primero, situar a España ante una encrucijada internacional en el momento crítico de una encrucijada interna, la muerte de Franco. El segundo -Táctica exige tacto, roce, proximidad-, cubrir con una masa de civiles perfectamente conducida el frente de combate del ejército marroquí, que se desplazaba hacia el sur tras la marcha, de modo que si España quería impedir la no injerencia alauíta solo tenía dos opciones: o actuar contra la Marcha Verde, lo que hubiese proporcionado un pretexto excelente para justificar la respuesta marroquí, o maniobrar a la israelita, realizando una intervención armada en la retaguardia de Marruecos que hubiese situado a este entre dos fuegos y reducido sustancialmente la presión en el norte del territorio sahariano. O sea, guerra.

Volvamos al principio. Si me manifiesto en defensa de algo no es por el placer de pegar cuatro gritos. Digo yo que, creyendo en lo que defiendo, exijo que se respete; y si no se hace, exijo que se tomen las medidas para restituir la situación a la que es debida.

¿Dudan de que, aunque sea solo por su propio interés, el gobierno español está haciendo lo posible por solucionar el caso?. Y eso, a pesar de los designios norteamericanos en el área desde el comienzo del conflicto, que son, como suelen, para echarse a temblar. Pero la dinastía alauíta juega sus partidas, que solo eso sabe hacer, con la maestría del jugador desesperado: órdago tras órdago; total, o eso, o pierdo.

Pero ¡nuestra conciencia lo exige..!, ¡nuestras ideas, de las que estamos convencidos, lo permiten!. Si Marruecos no accede .... ¿Quéeee, qué de quéeee?. Nada, disculpe; es que como no tenemos quehacer, nos gusta sentir que estamos vivos juntándonos y jaleándonos un ratito. Ya nos vamos..

Así vamos. Cual putas por rastrojo.
Y, además, ponemos la cama.

Y es que tengo dudas muy serias sobre si los españoles de hoy en día, como consecuencia de su minoría de edad social tras años de dictadura, comprenden con claridad que lo esencial no es el hecho de expresar libremente aquello que creemos sino el de ejercer la defensa de nuestras convicciones. Y si estas son íntimas, hay que llegar hasta el final. Si no, no somos congruentes.