Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

jueves, 12 de junio de 2008

Persistencia de la memoria

Como ya he escrito muchas veces, creo que el verdadero sentimiento ante cualquier expresión artística nace de nuestra capacidad de rechazar aquello que no nos gusta, llave lógica que abre de manera serena nuestros sentidos ante todo lo que nos es placentero.
Y a este servidor de ustedes no le gusta el Arte Surrealista. O me inquieta, si les parece mejor. Sea cual sea la razón, no disfruto contemplándolo. Pero una mujer especial me ha pedido que dedique un artículo a una obra de ese estilo. Y surrealista o no, mi manera de ver lo que sea carece de importancia ante el significado que tienen para mi ciertas personas de mi entorno. Comencemos pues..

El fundamento del Surrealismo si me parece importantísimo; refleja la esencia de la personalidad del Hombre. Cualquiera de nosotros recibe durante su existencia una enorme variedad de estímulos en diversas formas; unas veces mediante la educación que se nos da, otras a través de las experiencias que vivimos, en ocasiones -menos de las que desearía- por el estudio y la formación, etc ...
Y todo lo recibido queda alojado en algún lugar dentro de nosotros. Y desde allí pone a prueba, instante a instante, la capacidad innata que tiene el Hombre para ser Libre. Y, con la mano en el corazón, reconozcamos que nuestros pensamientos, obras y omisiones no responden exactamente a nuestros impulsos primarios, sino que son el resultado de filtrar estos a través del destilado de aquellos estímulos recibidos.
Si nos ceñimos a la expresión artística y más precisamente a la pictórica, tenemos que admitir que el artista tiene condicionada su expresividad aún más que cualquiera de nosotros, pues evidentemente aspira a que su pintura sea contemplada y admirada por la mayor cantidad de gente posible, de modo que, aun sin darse cuenta, suprimirá aquello que vaya contra dicha aspiración.
Y no caigáis en la simpleza de pensar que ciertos expositores de obras agresivas no están sujetos al proceso descrito. Antes bien, creo que sufren un condicionamiento extremo, resultado de estímulos e influencias que se escapan a mi pobre entendimiento.
Pues bien. Lo que defienden los surrealistas es que hay que pintar al primer impulso de la mente; es decir, procurando que el contenido inconsciente de la misma fluya hacia el exterior con la mayor libertad posible. Que salga lo que salga y que los dioses repartan suerte ...

El arte será para los surrealistas un método de conocimiento de la realidad interior, de aquello que no apreciamos mediante nuestros sentidos. Por ello, usan el automatismo, que consiste en dibujar o escribir sin lógica, moviendo la mano incontroladamente; la desorientación reflexiva, por la que reúnen objetos sin relación aparente, surgidos del subconsciente, en espacios reales y habituales, queriendo hacer buena la frase de Lautreamontbello es el encuentro fortuito sobre una mesa de operaciones, de una máquina de coser y de un paraguas”; el Frottagge o dibujo obtenido mediante frotamiento, y otras técnicas dadás, como el fotomontaje, el objeto encontrado,etc.
El Surrealismo es heredero del movimiento Dadá en el uso constante de la provocación -“épater le bourgeois”- y los materiales normales y corrientes, así como en su deseo de liberar la imaginación del corsé de la razón. Inspirándose en Freud, los surrealistas creían que la única forma de hacerlo era teniendo acceso al subconsciente, lo que les condujo a centrar su temática en el mundo de los sueños.
Dentro del Surrealismo coexistirán dos corrientes: una objetiva o figurativa, que utiliza una técnica casi fotográfica para imitar la realidad, a la que pertenecen Dalí, Magritte, Ernst, Delvaux, .. y la antiobjetiva, que tiende a la abstracción, de un lenguaje casi poético, en la que podemos incluir a Miró, Tanguy, Matta...

Ha llegado el momento.. No hay más remedio.. Para explicarlo mejor, seré su conejillo de indias. ¡Ay!. Cogeré un trozo de papel, un lápiz y, como si estuviese garabateando distraídamente mientras hablo por teléfono, pintarrajearé algo...

¡Jo!. ¡Un fenómeno!. "Peazo artísta".... ¿Qué les parece?. Y puedo prometer y prometo que lo he hecho "a vuela pluma", sin levantar el dedo del ratón y sin dejar de mover este. ¿Lo creen, verdad?. (Menos cachondeo...)
Pues según los surrealistas ahí está mi subconsciente.. ¡Tela!. Seguro que están descubriendo mis neuras... Además, lo mismo que yo, también pueden coger pápel y lápiz y ponerse manos a la obra.. ¡Ánimo valientes!. ¿Qué, que no ven nada?. ¡Por favor!.
(Les dejo un ratito... ¡Miren, miren, que hay mucho!)

¿Ya?. Que conste que si es por ver, veo en el centro de los trazos hasta un fulano en moto festejando su triunfo en una carrera ... Pero no quiero exigirles mucho, que esto es solo un ejemplo y, además, no sea que vayan a creer que mi surrealismo proviene de que "estoy como una regadera".

Arriba y a la izquierda del espectador -en color anaranjado- puede distinguirse el auricular de un teléfono, de aquellos de sobremesa que había hace años; o visto hacia la derecha, ¿por qué no?, un miembro viril circuncidado. A su lado -en verde opaco- el caparazón de una tortuga del que sobresale su cuello, bien estirado. Más abajo, a media altura y hacia la derecha, otro auricular -en amarillo-. Abajo, a nuestra derecha, en azul y con el ojo en negro, la cabeza de un reptil, y a nuestra izquierda, en turquesa y vista de perfil, una de esas sartenes de ahora, en las que nada se pega ... hasta que se pega.
¡Qué lo del motorista no iba en broma!. Fíjense con detenimiento entre el auricular amarillo y la sartén turquesa ...; el brazo derecho en alto, la pierna flexionada con el muslo claramente a la vista, el depósito de combustible alargado -propio de una custom- bajo el auricular amarillo y sus maletas traseras sobre la sartén turquesa.... ¡Ah! y el fulano con un casco enorme, de esos nuevos con airbag.


El motorista -en gris-, con su casco y moto -en lilas-
(Para Kalia, agradeciéndole las aspirinas)

Resumiendo. Me asustan los reptiles, me gustaría tener una moto, cocino bastante bien y estoy todo el día colgado de un teléfono. Y el "piticlín" ... (esto es lo que está pensando ahora más de un lector).
Pero en honor a la verdad, si, soy un buen cocinero; me gusta y me relaja cocinar. Llevo más de 30 días -límite legal para realizar la portabilidad del número de un móvil entre compañías telefónicas- sin saber cuando Telefónica le pasará a Simyo mi número y cuenta. Me dan asquito los reptiles -lo siento "Luisaifer"-. Y desde hace muchos años me gustaría tener una moto.

Bueno, ahora que ya os he relajado un poco con este ejercicio surrealista y que espero que haya servido para comprender mejor este estilo de las Vanguardias, pasemos a nuestro cuadro....

“Persistencia de la Memoria”
Salvador Dalí
Óleo sobre lienzo - 1931 - 24 x 33 cms. - MOMA - Nueva York

Contemplémoslo despacio.. Dalí ha compuesto la obra con una estructura clásica. La línea de costa, donde las olas vienen a morir en la playa, divide el cuadro en dos partes: una superior muy luminosa y otra, inmediata al espectador, lóbrega. Para disimular algo lo rectilíneo del trazo, la completa a nuestra izquierda con una .. especie de plataforma de apariencia metálica y a nuestra derecha con la línea de máxima luz solar.
Fijaros bien en esta línea divisoria horizontal cuando la encontréis en un cuadro. Cuanto más alta esté, como puede ser este caso, el espacio comprendido bajo ella se acerca al espectador, logrando una sensación de proximidad para los objetos que se encuentran en el área inferior. Pero si dicha línea está trazada muy baja, cerca del borde inferior del cuadro, el efecto que se logra es de sensación de profundidad, tanto más cuanto más abajo esté.
Pero el Arte tiende de manera natural al equilibrio .. Y tanta horizontalidad precisa ser compensada de algún modo. Reparad en ese tronco seco de árbol ...; verticalidad. Y ahora en los dos prismas existentes en la izquierda de la obra, restos de pintura geométrica; aquel que citaba antes como una plataforma y el que sirve de base al árbol ... Fijaros en sus aristas..; verticales unas, para reforzar aquella compensación, y diagonales las superiores, líneas de fuga que impelen a nuestra mirada a perderse en el horizonte, en la luz del fondo .... Y es que siempre que encontréis diagonales, sentiréis dinamismo en la obra; atracción hacia el movimiento.
Los relojes y ese extraño volumen en el centro del cuadro, que soporta un reloj blando, cumplen la misma función dinámica, ofreciendo sus líneas al juego de horizontalidad y verticalidad, así como al de las diagonales, en el caso del reloj duro con tapa y de aquel volumen.
Como vemos, Dalí utiliza una perspectiva tradicional, representado más nítidos y de mayor tamaño los objetos más próximos, pero en mi opinión el espacio resulta extraño, posiblemente por el vacío de ciertas zonas y la ausencia de vida. El punto de vista del espectador es alto, como si estuviese sentado en lo alto de la silla de un socorrista playero.

El dibujo tiene una enorme importancia en el cuadro, como es habitual en Dalí. Los objetos están representados con exactitud y detalle, con pureza en sus líneas, recortados con claridad en el espacio, aunque sus dimensiones no son reales y están deformados.
La luz juega un gran papel. En primer término, el foco de luz, situado a la derecha, ilumina suavemente los objetos, mientras que, al fondo, la costa y la mar están fuertemente iluminadas con una luz muy blanca, deslumbrante, irreal, que resalta su trascendencia.
El cromatismo juega con el contraste entre los tonos fríos (azules, grises, blancos) y los cálidos (ocres, marrones y amarillos), colaborando al dinamismo de la obra, ya que los cálidos acercan los objetos, mientras que los fríos los alejan.

Pero mucho de lo dicho podríamos aplicarlo a otras pinturas... ¿Donde reside entonces la singularidad de esta obra?. Pues en la combinación del significado de cada uno de los elementos pintados con la percepción psicológica del artista ante una idea o situación concreta.
No, no pongáis esa cara. Nos ocurre a todos. Algo exterior nos impresiona y para desahogarnos, se lo contamos a alguien. Lo que ocurre aquí es que el artista lo refiere mediante ciertas imágenes que en su mente tienen una enorme fuerza y un significado preciso.
Y aquí reside una de las grandes dificultades existentes para asimilar la obra daliniana. Hay que saber exactamente el significado que para Salvador Dalí tenía cada "cosa" que pintaba. Es como un lenguaje en clave, codificado; sin el código que nos permite descifrarlo, lo que nos quería decir permanecerá oculto. Por eso, podéis encontrar muchas obras dedicadas a explicar, más que su pintura, lo que significan una hormiga, un reloj blando, el pan (ciclo vital), un huevo (vida, nacimiento) ...

Dicho esto, entremos en la obra.. Para empezar, digamos algo de su método paranoico-crítico. Con él, Dalí encontró un estilo propio, apartado del automatismo, que le permitió mantener el espíritu surrealista. Elaboró un lenguaje que le acompañaría el resto de su vida y que el propio Breton consideró fundamental para el movimiento que lideraba.
Con este método consiguió que su obra fuese el vehículo que transportaba sus obsesiones, fusionando lo consciente y lo inconsciente, lo simbólico y lo real, de forma espontánea pero a sabiendas de que modulaba voluntariamente lo que dictaba la razón. Explicó que se basaba en “el poder repentino de asociación constante, propio de la paranoia, que ayuda a sistematizar la confusión y contribuye al descrédito total de la realidad”.
Pretendía reflejar las imágenes que nacían del delirio, de la obsesión, como las que aparecen en los sueños. En estos, una imagen se transforma a veces repentinamente en otra, se desdobla y adquiere formas irreales, pero familiares y reconocibles.

La manera de conseguir que el arte transmitiera el desconcierto característico de la fantasía interior era a través de una técnica próxima a la realidad, con figuras muy definidas, casi fotográficas. Se debía hacer creíble algo que parecía real, pero que no lo era. Sólo pintando figuras irreales, con un estilo preciso, conseguía transmitir la misma sensación que en los sueños y, por lo tanto, hacer del arte el apoyo y vehículo del inconsciente.

¡Claro como el agua!. Es algo parecido a estos cocineros del "último grito". Hace unos días descubrí el café con leche con croissant, muestra paranoica-crítica muy de hoy en día.

En la "Persistencia de la Memoria", conocida también como los “Relojes Tiernos”, entran en juego muchos de los elementos obsesivos a los que Dalí recurrió constantemente. Expuesta en París, fue la primera obra -que pudo contemplarse- en la que sistematizó la esencia de aquel método y acabó convirtiéndose en una de las creaciones emblemáticas y más famosas del genio ampurdanés.

El artista explicó que un día de verano especialmente caluroso tuvo después de comer un fuerte dolor de cabeza y no quiso acompañar a Gala, su mujer, que salió a hacer unas compras. Se quedó amodorrado en el comedor.. Medio dormido, contempló unos trozos de queso Camembert que habían sobrado de la comida y que debido al fuerte calor estaban semiderretidos.
Esa noche, mientras dormía, tuvo un sueño, como una visión, en la que los churretones de queso Camembert tenían forma de reloj y aparecían junto a un olivo, de ramas rotas y sin hojas, en el que Dalí se había fijado durante un atardecer en Port Lligat.

El cuadro muestra un paisaje onírico, influenciado por los trabajos que realizó sobre el mar en su juventud. Se puede reconocer el Cabo de Creus y aparecen fuertemente iluminados los acantilados de Port Lligat, mostrando el panorama de su playa al anochecer. Primera clave: el Mediterráneo, el paisaje de La Costa Brava, significa la patria en la obra daliniana; luminosa, vibrante, enaltecida.

Centrada sobre la arena de la playa, contemplamos una extraña figura, con pestañas y nariz, que podría ser un a modo de autorretrato del propio Dalí mientras duerme, lo que explica que aparezca en forma de ameba, ya que en los recuerdos y en el sueño, las formas se confunden. Su cuello se elonga hacia la oscuridad y tiene encima uno de esos relojes blandos, como si no pudiera librarse del control del tiempo. Aunque al final, la memoria de lo vivido, nuestro recuerdo, pervive siempre por encima del tiempo cronológico.
El pintor se representa inmóvil y con la lengua fuera, aislado en un paisaje árido y caluroso; en estas condiciones la percepción del tiempo y del espacio, y la apariencia de los recuerdos, se reblandecen, ajustándose mentalmente a las circunstancias.
Esta "cabeza" protagoniza también "El gran masturbador" (1929) y algunas otras de sus obras, como autorretrato obsesivo.

Observamos cuatro relojes de bolsillo, tres blandos y uno duro, con tapa. Los relojes, el tiempo, es un tema recurrente en la obra del artista. Los que se hayan sobre el autorretrato y la rama del árbol, marcan las seis, mientras que el que se encuentra sobre el gran prisma señala las siete y en el restante, al tener echada la tapa, no podemos ver la hora. Posiblemente nos indican el momento en que sucede la escena, el del ocaso en Port Lligat -que nos permite situar el momento del año en que transcurre-.
(No olvidemos que se producía a la misma hora solar que hoy en día, por lo que debemos descontar el adelanto que la legislación impone hoy a la hora oficial. O sea, teniendo en cuenta nuestro adelanto de dos horas y que Port Lligat está en el límite este geográfico de la Península Ibérica, el anochecer se produciría alrededor de las nueve de la noche solares -zulu-, lo que nos sitúa en Junio)
A la izquierda, sobre lo que parece un bloque prismático rectangular de madera, encontramos dos relojes: uno más pequeño, cerrado, sobre el que se apelotona una multitud de hormigas, y otro, enorme, blando y alabeado, de oro -con una mosca encima-, que se escurre por el borde de la mesa. De ésta nace un árbol roto, con una sola rama seca y sin hojas -que representa el paso del tiempo- sobre la que hay un tercer reloj blando y que refuerza dicho significado.

Las hormigas son para Dalí símbolo de podredumbre y putrefacción. Las hormigas y la mosca, que recorren los relojes, forman parte de las aversiones del genio; las hormigas le provocaban especial repugnancia y las asociaba a la muerte o a la descomposición de la materia. La mosca la adoptó de la figura de san Narciso, patrón de Gerona, que atacaba a los enemigos de la ciudad con estos insectos.
Nueva referencia a los efectos del tiempo, incluso aunque se intente "combatir" a base de dinero, con el oro ... Al cabo, la desaparición de la vida, como muestra el paisaje de la obra, muerto, desierto, conformado por aquella rama seca y una tonalidad ocre, vacía. Todo es una alegoría de la subjetividad del tiempo y de la diferencia existente entre el tiempo del reloj-máquina y el del biológico o subjetivo.
Creo que el artista nos muestra que el efecto del paso del tiempo doblega hasta a sus propios instrumentos de medida, de modo que nada ni nadie escapa a su transcurso, aunque nuestros recuerdos deformen la realidad de lo sucedido en nuestra vida. Reconozco que también insinúa como muchas personas creen que modificando ciertos aspectos de la apariencia pueden reblandecer, retrasar, el correr del tiempo.. ¡Vano propósito!.
En esta obra los insectos se relacionan estrechamente con la futilidad del tiempo y su relación con los recuerdos. Como los sueños, con el paso del tiempo, los recuerdos se debilitan y aún así siguen siempre ahí, del mismo modo que los relojes -aun semiderretidos- continúan marcando la hora. El tiempo y el espacio no son permanentes en el mundo de los sueños, sólo existen en nuestra vida organizada. La percepción del tiempo es pues subjetiva; se contrae, fluye, dependiendo de como la percibamos. Los relojes expresan una visión delirante de nuestra irracionalidad, que se enternece y se funde.

Para el método paranoico-crítico adquiere importancia la fusión de lo tierno y lo duro, que son metáforas de la paranoia y de la crítica, de lo inconsciente y lo consciente. En esta obra se plasma a través de la contraposición entre los relojes blandos y la dureza de los acantilados de Port Lligat. Para Dalí triunfa lo irracional frente a la realidad del espacio natural, que queda en un segundo plano, alejado.

"Desintegración de la persistencia de la memoria"
1952- 54 Museo Dalí - Sant Petersburg - Florida USA

Más adelante, tras la Segunda Guerra Mundial, recuperaría esta obra con el título "Desintegración de la persistencia de la memoria", muestra de su creciente interés por la ciencia tras ver las consecuencias destructivas de la energía atómica.
Los relojes blandos, símbolo del tiempo, ya no están apoyados sobre una base firme, sino que flotan en el espacio. Uno de ellos se encuentra bajo el substrato atómico, escapando a todo control.
Fruto del impacto que la energía atómica produjo en el pintor, el tema se repite en “Galatea de las esferas”. Toma como base su obra anterior. Los objetos están formados por átomos, representados por ladrillos que se mueven cual proyectiles hacia el vacío uniforme de la inexistencia, representado por la superficie del mar. Todo se estira, se desgaja, se diluye, se desintegra por la acción atractiva de una energía nueva, que el Hombre sabe como provocar pero no controlar... Me atrevería a darle un sobrenombre a esta obra: "Dinamismo de la vida hundiéndose con el Mediterráneo en un agujero negro....

7 comentarios:

siouxie dijo...

Mi imaginación ha dado un frenazo en seco: Yo ahí sólo veo un enredo :) .

alelo dijo...

Lo más curioso es que que había visto muchas veces el cuadro y nunca me había dado cuenta de ni uno sólo de los detalles que tan claramente explicas. Volveré para comprobar cómo finaliza.

Por cierto, el de arriba, el que has hecho tú es un GARABATO. Así se ha llamado toda la vida y ya es tarde para cambiar su nombre.

Ahora bien ese garabato es tuyo y por eso tiene un mérito, sea surrealista o no. No lo olvides.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

El artista cuenta y nosotros, por nuestro filtro de enseñanzas y emociones, a veces escuchamos algo distinto a lo que nos quiere contar.

¿Qué me estará diciendo mi psique cuando al leer las últimas frases de tu artículo no he pensado en energía nuclear sino en una energía que no es tan nueva pero que tampoco sabemos ni entender ni controlar?

Gracias por el artículo. Al final resulta que el cuadro y yo nos vamos a parecer un poquito y todo.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Cuando entré por primera vez, el artículo no estaba completo. Soy curiosa y en este tipo de juegos hay que dejarse llevar por lo lúdico, así que estuve experimentando por mi cuenta y riesgo ¿ por qué no contemplar tu ejercicio aplicándole el efecto Arcimboldo? Uséase, girar entre 90 y 180º el garabato… ¿El azar recrearía también trasmutando ese mundo al revés, una complicidad placentaria, el eureka, la llave de tu creatividad o resultaría más sorprendente que alguien que no eres tú intuyera una euritmia polivalente que ni empieza ni acaba con la gestación incosnciente de una idea sorprendente?. Inquietante, si…¿te quedan aspirinas? Lo digo porque puestos a ver, he visto un guante de boxeo… incluso la silueta de un hombre elefante
El azar dispuso que después de ver un reportaje en televisión el sábado sobre Dalí, mi receptividad se volviera a bloquear, tal vez por una acumulación de prejuicios… es probable que fuera eso, pero reconozco que nunca he podido con los excesos delirantes, omnívoros y omnímodos del personaje. Será que la imaginación no perdona como decía Breton o que prefiero pensar que el precio de la genialidad no es cohabitar con el delirio o articular el delirio como la única forma de sustentar la creatividad. Yo que sé

Unknown dijo...

Dejar hablar al inconsciente, darle forma, sacarlo al exterior, exhibirlo. Seguramente eso es lo que hace todo arte, al menos cuando pierde su función colectiva y se transforma en expresión subjetiva. Pensemos si no en la poesía contemporánea. Flujo, simbolismo, mezcla, apertura. El arte, me parece, es una forma especial de conocimiento o, mejor dicho, de aproximación a la realidad. A la realidad exterior y a las composiciones formales, extravagantes o no, de cada individuo. Pero si bien todo artista es de algún modo un ser paranoico, que transforma y distorsiona el mundo con su mirada particular, para que los otros reconozcan el objeto de su expresión debe de compartir con ellos algún elemento de significación. Será más bien el inconsciente colectivo lo que se objetiva en esa forma extraña que adquieren un conjunto de objetos presentados en relaciones extravagantes, como en nuestros sueños. Si nos hablan esas formas es porque las reconocemos. En el juicio estético no debería intervenir la razón, pero nuestra sensación, nuestro gusto debería estar desprovisto de prejuicios. Seguramente si me gusta algo es porque de algún modo habla de mí, me entiende, me expresa. Y por eso me conmueve. Por todo eso he disfrutado con tu artículo especialmente. Y he visto, más allá de lo que aquí reconoceré.

Los objetos pueden estar ahí, pero solo los contemplan quienes saben dónde encontrarlos. Igual ocurre con lo que mejor se quiere esconder, me dicen. Por debajo de la aparente realidad existen otras infinitas, que nos hablan a gritos sobre cómo es la realidad. Incluso las transparencias solo están para los ojos que pueden ver a través de ellas. Para otros son completamente opacas. El artista debería ser capaz de mostrarnos "su" realidad, es decir, su particularísima visión, su ensoñación. Pues no otra cosa es el arte que la creación de metáforas del mundo.

En el surrealismo hay una evidencia de la metonimia, una traslación de los objetos que inquieta, pero también capaz de generar nuevos significados. Se agiganta la realidad. Lo bueno del ejercicio onírico es el mundo de posibilidades que abre. Por eso me parece que el surrealismo es algo así como una ventana a lo más hondo, como la manifestación al desnudo de la visión artística, esa que se escapa al discurso racional. Prefiero a veces, como en esta ocasión, lo que se escribe sobre el cuadro, al propio cuadro. Sigamos mirando con aspirinas o sin aspirinas.

Oshidori dijo...

Sería divertido dejarse caer en el diván de Freud y vomitarle el inconsciente artístico que conservamos tan prudentemente en nuestra cabecica. La mente suspicaz se atrinchera y gotea con cicatería los sentimientos; hasta que un día se le olvida que debe correcto y transgrede la "realidad".
Me ha encantado tu dibujo. Creo que me animaré a hacer uno e, incluso, a enviártelo.

alelo dijo...

¡La leche! Cuando sea mayor, que un día lo seré por culpa del paso del tiempo, quiero saber lo que tú sabes siendo tan joven.

Un abrazo.