Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

lunes, 11 de julio de 2005

Bianca

Se llama Bianca y es rumana. Trabaja en mi casa. Es joven y atractiva. Tiene alrededor de 25 años. Se desenvuelve frácamente bien en español, a pesar de llevar sólo tres meses en España.
Me ha explicado que comenzó a aprender nuestro idioma viendo telenovelas españolas en la televisión rumana y escuchando nuestra música ligera, pues ambas le encantan.
Trabaja a conciencia. Le dices que es lo que tiene que hacer y se concentra en terminar su tarea, con independencia del esfuerzo que le exija y de las molestias que le ocasione.
Hace unos días, hemos discutido por su sueldo. Tenía derecho a cobrar horas extraordinarias y se las habíamos abonado; literálmente, las había ganado con el sudor de su frente.
Se ha negado a cobrarlas. ¡Qué mujer más cabezota!. "Que no, que no y que no"....
"Pero Bianca, sí es lo que contratamos..".
''Que no; tú dar trabajo y pagar sueldo. Yo sólo acepto sueldo; no más''.
"Pero sí lo has trabajado..".
''Yo ir despacio; es así''.

¿Sabéis lo que os digo?. He sentido su orgullo. Creo que sí le pagase 1 céntimo menos sería capaz de cualquier cosa por tener lo que considera suyo, lo que gana trabajando...
Pero su mirada me ha dicho cláramente que no pide limosna ni ayuda.......
Y ha conquistado mi respeto. Y ha ganado su derecho. Para mí el Derecho no se gana suplicando sino demostrando. Será dificilísimo que no acepte cualquier petición que haga en el futuro.

Y he sentido vergüenza. De mi constante pedir derechos y regatear esfuerzos. De mi soberbia. De mi egoismo.

Y he recordado la última reunión del Consejo de la Unión Europea... ¡¡¡¡¡ No me quitéis nada, nada, nada...!!!!!. ¡Lo mío, mío y lo vuestro, mío también!.
Y veo a los polacos, y a los checos, y a los...: "Sí para salvar a la Unión debemos recibir menos, estamos dispuestos".
Los pobres, compartiendo.. Los ricos, amasando...
Se nos debería caer la cara de verguenza. A mí el primero.

2 comentarios:

Luis Caboblanco dijo...

Pues sí. Los padres de un servidor son de un pueblo, estremadamente pobre, de Cáceres. Pues bien, en los peores años de carestía, las puertas de todas las casas del pueblo permanecían abiertas, de manera que cada cual podía entrar donde quisiera y simplemente diciendo "póngame usted de comer"... pues se comía, y todo el mundo lo veía lógico y normal. Gracias a esta sana costumbre yo he comido en casa de La Serrana, de Nino, de Amelia, de la tía Claudia..

¡que maravilla!

Turulato dijo...

"Kaftrado" me vas a permitir que conteste tu pregunta sobre el "Op Art" en el artículo siguiente.
Don Luís, nos solemos fijar en las "negruras" de las gentes más humildes y desdeñamos sus bondades, quizás porque los que podemos desaprovechar desde la abundancia lo necesario percibimos que su comportamiento es más humano y, eso, nos molesta.
Pero ¡ojo!; no debemos apoyar nunca la pobreza, ní bajo el pretexto de su tipismo ní por ser parte de "nuestro proustiano tiempo perdido". Luchemos por conservar el saber vivir de "La Serrana" y los otros, pero subiendo su nivel de vida a nuestra altura.
Gisela... ¡qué bien suena!.