Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

jueves, 3 de febrero de 2005

La sonrisa del ser humano

Todos los artículos que he escrito se han originado en la necesidad de reflexionar sobre un asunto. También, creo recordar que he escrito primero y he buscado el título después.
Este es distinto. He escrito su título, el resto es supérfluo... Pero quizás convenga relatar como se ha gestado.
Cada semana asisto dos tardes a clase. Somos gente mayor, de edades muy variadas, que tenemos interés en el análisis de las obras de arte. Somos anodinos unos para otros; llevamos juntos desde el inicio del curso en Octubre y en Junio nos perderemos de vista. Nadie destaca por algo concreto.
Durante la clase de hoy una persona hizo una serie de comentarios inoportunos y el ambiente comenzó a ser tenso. El doctor que nos dirige le respondió con gracia y nos relajamos, comentando entre nosotros lo ocurrido.
Cerca de mí estaba una de esas personas que pasan siempre desapercibidas. En los meses que llevamos juntos no ha participado en modo alguno; sus gustos y opiniones son desconocidos. Se mantiene inmutable. Llega, escucha y se va. Tanto da su presencia como la de las figuras de los surrealistas, con forma humana, si, pero caracterizados cual maniquíes.
Pues bien; en ese momento de distensión del que os platicaba se ha vuelto hacia mí y ha sonreido, abierta y fráncamente....
Pocas veces he tenido mayor sensación de humanidad que contemplando su sonrisa. Un ser humano, expresivo, lleno de vida, cálido, próximo, entrañable...

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