Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

miércoles, 27 de junio de 2012

Caballos para Ainhoa

Comencé dibujando barquitos con proas y popas puntiagudas, y chimeneas que echaban tirabuzones de humo. Y supe que era mayor cuando me di cuenta de que mientras hablaba por teléfono pintaba cosas en cualquier papel que tuviese a mano. Luego me di cuenta de que tenemos un problema y eso sin necesidad de despegar rumbo a las estrellas: cuando somos grandes nos cuesta mucho decir te quiero o mamá, tengo miedo. Pintar o como queráis llamarlo, es un camino que nos permite llegar a los demás, decirles cosas que no nos salen, pues desde no se sabe cuando el Hombre ha expresado buena parte de lo que ha sentido mediante líneas y colores. Así que, casi por instinto, manchamos nuestros dedos y pintamos un bisonte en la roca oscura de un lugar cualquiera o nos quedamos mirando fijamente una superficie limpia y ...

La imagen, como la Música, es lenguaje. Nos permite decir a otros cosas que no sabemos decir con palabras. Por cierto, hay quien sabe hablar sin palabras, lanzando al viento su mirada, lo que no deja de ser una manera de pintar en el aire. La Pintura, el Arte todo, tiene otra ventaja: es Universal, un lenguaje único. Solo precisa, como cualquier otra manera de entenderse, algo muy sencillo: atender a lo que se dice, escuchar; y no hay mejor manera de hacerlo que entregar alma, corazón y vida.....

Hasta que surgen Las Vanguardias la pintura reflejaba imágenes que cualquiera puede identificar. Pero tenemos una necesidad insaciable de expresar sentimientos. A finales del XIX los pintores buscaban caminos que les permitiesen mostrar no ya lo concreto y tangible sino sueños, sentimientos, estados de ánimo,.. Hace no muchos años, en un examen de Arquitectura se pidió a los alumnos que tocasen lo que había en un recipiente bajo su mesa, sin verlo, y que dibujasen la sensación que les producía. Ese reto fantástico y vanguardista, pintar lo que sentimos, bien ante lo que vemos bien ante sueños desbordados, lo inició Cézanne.

Descubrieron que si en lugar de reflejar algo como es en realidad intensificaban o alteraban los colores, o recurrían a describirlo mediante las diferentes formas de la geometría (rostros triangulares, tejados rectangulares,..), o lo mostraban mediante curvas dinámicas, plenas de movimiento, o ..., lograban fijar la atención en aquello que les emocionaba. Que el contenido pareciese poco real o incluso que se difuminase al cabo en una explosión de manchas y rayas, era poco importante; habían logrado plasmar la imaginación y el sentimiento, sin más. ¿O es que no habéis cerrado nunca los ojos con fuerza y visto dentro de vosotros un caleidoscopio de colores?.

Se que no hace mucho Ainhoa ha estado trabajando en el colegio con unos caballos.. El caballo es un animal magnífico. A poco de comenzar mis clases de equitación, el oficial de Caballería que las impartía ya lo dejó claro... ¡Caballéeeeroooooo, tenga en cuenta que lo único que le diferencia de su montura es que esta es inteligente!. Los caballos nos van a permitir entender los sentimientos de un artista del grupo Der Blaue Reiter; solo tenemos que abrir bien los ojos...

Los pequeños caballos amarillos
1912 - Óleo sobre lienzo - 66 x 104 cm. -Staatsgalerie Stuttgart

¿Qué es lo que contemplamos?. Si nos limitamos a ver, responderemos que tres caballos bayos, unas nubes, un pedazo de tierra, mucho azul, algo de verde y bastante rosa con tendencia al malva. Daremos media vuelta, aburridos, y buscaremos algún lugar donde poder estar a gusto con la mente en blanco. Pero también podemos mirar, deteniéndonos en los detalles y humanizarnos; es decir, preguntarnos por que el artista ha colocado las figuras como lo ha hecho y ha empleado esos colores y no otros. Curiosidad...

Comienza el siglo XX, o acaba el XIX, que no hay que discutir por día más o menos. Hay una tendencia pictórica, el Orfismo, que es curva y color; resulta un término medio entre la pintura geométrica y la expresionista, y culmina la marcha hacia lo abstracto. Nos interesa mucho para aproximarnos al cuadro que tratamos de sentir esta tarde. Curva y color... Contempladlo despacio, detenidamente.. ¿Cuantas líneas rectas hay?; ¡es pura curva, redondeces continuas, una tras otra!. Solo allá arriba, perdido no se sabe bien por que, hay un triangulito blanco, que parece una montaña nevada.

Pero estamos contemplando una obra expresionista. ¿A qué viene esto del Orfismo?; pues a que  constituye, con independencia de las fechas de sus obras, un antecedente del Expresionismo, de manera que Franz Marc recibe una intensa influencia de Delaunay -ritmo y color-, que combina con el predominio del sentimiento y de lo subjetivo que muestran los expresionistas, provocando una sensación antirracional, reforzada por sus composiciones dinámicas, desordenadas y asimétricas. Sus temas son figurativos, pero, por lo dicho, describen las figuras en el extremo de lo posible, haciendo colisionar líneas, colores y tonalidades lumínicas.

(Esta tendencia la desarrollaron artistas alemanes, que mucha filosofía y romanticismo, mucha lógica, pero como demuestran los hechos juegan con fuego y terminan a veces ...)

Para terminar este boceto del ambiente artístico que envuelve a la pintura que os presento, tengo muchísimo interés en que disfrutéis con este audiovisual sobre el Fauvismo. Creo que muestra unas imágenes espectaculares y una explicación sencilla y clara. No os lo perdáis.

Tengo la tentación de dejaros aquí solos y que con lo que habéis aprendido contempléis la obra expuesta más arriba y lleguéis a vuestras propias conclusiones. Pero ya que las sensaciones ante el Arte son privativas de la mirada que contempla y del cerebro que digiere, dando a luz ideas y sentimientos tan válidos unos como otras, expondré las mías.

Está claro que lo más importante para el artista son los caballos. Ocupan no solo el centro de la obra sino que están en primer plano y llenan el espacio. Su color dorado impacta, pues intensifica de tal modo la tonalidad de la capa baya que un poco más y deja de serlo. Marc sueña con un mundo idealizado y lo expone a través de la Naturaleza y los animales, en especial de los caballos. Animales cuyas formas redondeadas y rotundas nos trasladan la intensidad de lo que siente, cual hembras de curvas generosas que cruzan bamboleantes ante los ojos de un hombre deseoso. Los colores, por sus tonalidades e intensidad, crean una atmósfera idealizada, potenciando el efecto de la bondad de la Naturaleza (propio de quien no ha vivido su duro y exigente día a día).

La descripción que hace mediante trazo y color transmite una sensación de fuerza física y de intensa espiritualidad, pues exige entregarnos a la contemplación, cesar en nuestra actividad y dejar que la energía de la escena nos envuelva, como místicos del Arte. Solo sumergiéndonos en la imagen llegaremos a ella, como tenemos que hacer con quien amamos. Y es que creo que Marc nos explica su idea de la Creación; lo hace a través de la Naturaleza, pura, sin contaminar, como demuestra la intensidad y fuerza de sus colores, y de los animales, que según cree viven más en sintonía con ella.

Nos habla de la utopía de un mundo paradisíaco, mediante formas nuevas y colores simbólicos, pues estableció sus propias leyes cromáticas, según las que el azul representaba el principio masculino, el amarillo el femenino y el rojo la materia. Si observamos el cuadro, los caballos son en este caso yeguas y el entorno, tierra, cielo y agua, materia y masculinidad.

¿Pero y esos ramalazos verdes?; recordar el audiovisual y el cuadro de madame Matisse. Hay un efecto óptico que se produce cuando una luz clara y muy intensa incide sobre una superficie, que consiste en que la tonalidad del color de esta varía, de manera que la piel humana intensamente iluminada por el sol parece ser de tonalidad verdosa en zonas de contraste. Creo que las áreas verdes en los límites de la piel de los caballos responde a este efecto empleado por Matisse.

Y eso es todo. Que la Roja se la juega y estoy encantado con el efecto que produce en los españoles, que prenden su bandera en los balcones, pintando su identidad común de vivos colores. ¡Chunda, tachunda, chunda, chunda, chun,...!

1 comentario:

Unknown dijo...

Caballitos de colores distorsionados en una perspectiva que obliga a sus cuerpos de sinuosas y femeninas formas a permanecer encerrados en un espacio, el del cuadro, artificial. Y rectilíneo: lo curvo (o sea, la naturaleza) se ve obligado a circunscribirse a los límites de lo recto (el arte). El espacio de la escena parece esférico; pero está deformado para meterlo en un rectángulo. Los caballos amarillos parecen pertenecer a un mundo paradisíaco, representado por el paisaje en verde y azul que está presidido por un triángulo, un triángulo simbólico que difunde la luz divina. Como si todo fuese suave y fácil. Los caballos se amontonan y mezclan sus curvas, mientras ofrecen sus cuartos traseros a la mirada del espectador: inocencia. Paraíso perdido.

Espero que a Ainhoa le haya gustado el regalito.