Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

lunes, 7 de noviembre de 2005

Memos

Sí escribiese lo que pienso de ciertas cuestiones que suceden en España leerían ustedes un lenguaje soez y tabernario.
Pero callar no es otorgar. Hay muchas ocasiones que es desprecio; puro y simple.
Y, la auténtica razón -que se la contaba a una amiga en una carta- reside en que creo fírmemente que el único modo de terminar resolviendo los problemas de las gentes consiste en que estas sufran y padezcan las consecuencias de lo que opinaron y de lo que decidieron.
Sólo así, en su propia carne y sangre, aprenden las personas.
Os abro una página de "Malaprensa"...

11 comentarios:

Leodegundia dijo...

Como es usted persona educada, seguro que nunca leeremos en su blog palabras soeces ni tabernarias.
En cuanto al resto, le diré que lo malo es que me temo que las consecuencias las vamos a pagar todos de una forma u otra.
Saludos.

Turulato dijo...

Dianora, Leo, o sea que formamos parte de la "mayoría silenciosa" y yo, además, del "gran mudo"..

Leodegundia dijo...

La mayoría silenciosa no deja de serlo cuando sabe que sus palabras se perderían en el desierto de los que se niegan a oír. Pero hablará cuando sea el momento oportuno.

Turulato dijo...

Me gustaría creer que tiene razón Leo..

Anónimo dijo...

Hola, he descubierto porqué no puedo dejarte comentarios (no estoy registrada en blogger,y aunque lo he intentado me resulta muy complicado... cuando no considera incorrecto el nombre, considera incorrecta la contraseña...siento que no tengas la opción "otros",pero seguro que tienes buenas razones para cribar la entrada )Mientras me pongo al día, te dejo mi pequeña aportación sobre el tema.

El que calla no siempre otorga, las mayorías silenciosas suelen producir en las minorías vociferantes un efecto de desconcierto.En algunos casos la indiferencia es más efectiva que el mejor de los discursos porque se ahorra un montón de energía que de otra forma se malgastaría en vanos intentos.Por lo general, el pez siempre muere por la boca y si que nuestros actos y opiniones nos pasan factura.
Disculpa la generalización y el despiste
Un abrazo.

Turulato dijo...

Marian, me gustaría que fuese así -como ya dije-, pero lo que he vivido me lleva a pensar que en la mayoría de los casos "se lleva el gato al agua" quien vocifera y sólo cuando las cosas se ponen feas -como en Francia en estos días- se "mira" a los silenciosos.
Y aun así, los dirigentes -de cualquier tipo- procuran minimizar las acciones y reducir la importancia de las decisiones a favor de los silenciosos. ¿Por qué?; pues porque lo que demanda el silecio suele ser siempre cosas serias y graves, cosas que exigen comprometerse y que impiden el compadreo. Justo lo que no desea quien está en cualquier poltrona..

Manolo dijo...

Mmm. Lo que tienen los memos y las masas vociferantes es que viven en un mundo mágico donde causa y efecto no existen, donde los sucesos llueven del cielo y cualquier idea por peregrina que sea es tan respetable como otra.

Creo que es necesario señalar estas causas y efectos. Las ideas a veces son como virus culturales, y los medios de comunicación para masas prefieren mostrar muchas veces aquellas ocurrencias de los vociferantes que las ideas de los silenciosos.

Esto tiene el efecto de secuestrar el discurso público acercándolo más al griterío de un patio de colegio que otra cosa.

Turulato dijo...

Señor Manolo: El primer párrafo excelso; el segundo realista; el último, una llamada de atención. Su opinión, la mía.

Luis Caboblanco dijo...

Pues sí Turulato, la situación no inivta al optimismo pero confiemos en las personas... una vez más

Turulato dijo...

Don Luís eres tan buena persona como ameno escritor.
Pero en política esas no son, precísamente, cualidades...

Turulato dijo...

Bienvenida si, pero no tiene porque ser respetada..
Lo que hay que defender es el derecho de cualquiera a opinar líbremente.
Pero muchas opiniones son simples tonterias.
Y la gente confunde el ejercicio del derecho a opinar con el contenido de la opinión.