Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

martes, 24 de marzo de 2020

La Plaza del Ángel

Estos días en casa, protegiéndonos de lo que los políticos y sus palmeros siempre comienzan por despreciar calificándolo como bichito, sea lo que fue el caso de la colza o es el COVID 19, y terminan improvisando desde lo que ignoran, que es todo, pues jamás se dedicaron a ser profesionales de algo que no fuese la política en minúscula y el manejo del dinero ajeno... Decía en casa..; pues podemos pensar en lugar de hacer, que es a lo que se dedica ahora la gente, generaciones del movimiento contínuo, obsesionadas o casi en turistear -que jamás viajar-, en desquiciarse el fin de semana -que no en recuperar serenidad-, en estar acompañados -que no solos consigo mismos-, en leer best sellers -que no literatura-, en aborregarse tras alguien estrafalario disfrazado que aulla cual poseso y se queja de todo -que no al placer de la música-, ... Como ven Turulato no es actual.

Decía, otra vez me repito, que si pensamos en los detalles menudos de la existencia caeremos en la cuenta de que conocemos casi todo por su contrario; así lo que es bueno por lo que es malo, lo claro por lo obscuro, el este por el oeste, ...., y al revés. Por ejemplo, ¿qué es el vacío?; no el absoluto sino el que encontramos sin mayor esfuerzo junto a nosotros, como un cine, un bar, ... Ese vacío contiene algo. ¿Nos habla?


No veo a ninguna persona en la foto. Ni una paloma, esas ratas del aie -como las gaviotas- que se concentran para devorar hasta las cáscaras de pipas. La plaza está vacía, no hay individuos. Pero nos habla ¡y de qué manera!. La foto ha sido hecha durante el Estado de Alarma.

De entrada el encuadre, a través del punto de vista elegido, es magnífico; vemos en primer plano la plaza, a la derecha del observador la entrada a la calle Huertas y en el centro se abre el paso a la vecina plaza de Santa Ana. Barrio de Las Letras. Bajando por Huertas puedo comenzar a soñar con la calle de Cervantes, la casa de Lope de Vega, con la calle de León, el convento de las Trinitarias ... Historía de España y de su Lietratura. Solo he echado la primera mirada y comienza mi imaginación a despertarse.

Pero el encuadre añade movimiento a la imagen. Siempre que veamos diagonales en una imagen el movimiento está presente en su quietud. Las alineaciones de los árboles trazan diagonales; la de la izquierda nos arrastra hacia Santa Ana, quizá para bajar por la calle del Prado hacia su paseo, la de la derecha quiere que bajemos por Huertas. Los árboles y los toldos recogidos nos explican como es la Plaza del Ángel: triangular y chiquita.

Las nubes colaboran. La diagonal que traza la línea de las más alejada, de izquierda a derecha y ascendente hacia la parte alta del lado derecho del observador, corta las alineaciones de las comentadas en el párrafo anterior, generando una especie de par de fuerzas que da viveza al conjunto.

Los edificios nos hablan de quienes los construyeron, de sus gustos, de la época en que se levantaron, de las corrientes estéticas que imperaron durante ciertos años. Están cuidados, diría que limpios, como la propia plaza, de donde deduzco que no está mejor lo que se limpia sino lo que no se ensucia. Que la zona soporta manadas de cuerpos sudados a los que les importa un rábano todo lo hablado y solo viven para la cámara de fotos de su móvil.

Y también nos habla del miedo. Aprendí una tarde de don Julían Marías que la seguridad no existe, pues el Hombre sabe que ha nacido y que un día morirá. Nada más, sin paliativos. Conoce únicamente lo que ya ha vivido, pero ignora absolutamente lo que le aguarda. La ignorancia atemoriza. Genera violencia, pues mal se puede responder a lo que no se sabe como ni que es. En el caso de la actaul pandemia la violencia se manifiesta en huída, bien rompiendo o directamente ignorando, la regulación que intenta protegernos, bien mediante actitudes chulescas propias de cagados. 

Volvamos a la imagen. La plaza está sola. Solitaria no, sola. No aparece nada más que lo que forma permanentemente parte de ella; acaso los toldos que cité antes y que, en su caso, se abren sobre las mesas y sillas de los veladores que ahora se acogen plegados alrededor de su base. Las personas han desaparecido. ¿Por qué se preguntaría un desconocedor del ambiente?. Las preguntas buscan respuestas; hablan entre sí. Si ha desaparecido la presencia humana será por algo.. Nos pregunta. Y podemos responder; por imperativo legal -o cualquier mamonada-, que dicen todos los cobardes que carecen de entereza para plantar bravamente cara; por caguera, mayor o menor, todos; por sensatez; .... La imagen habla, nos pregunta.

Podemos boquear como los peces y nada más. Podemos pensar y contestar. Elijan.

2 comentarios:

Ana María dijo...

Por miedo caballero!!

Turulato dijo...

Pasado un tiempo respondo tras observar a mi alrededor. Por miedo sí, añorada maruja, pero no siempre, no en todos. Unos días después de escribir esto la Plaza del Ángel parecía la campa de una romería. Tenemos una parte animal y nuestra reacción instintiva suele ser el miedo. A este lo alimentan tanto el desconocimiento como la falta de guía; si tras el soponcio todo lo que se saca del bombardeo informativo es, en resumen, "no lo saben" (entrevista al psiquiatra Rojas Marcos en El Mundo, edición papel de hoy)y el liderazgo de la "manada" no es claro, esta termina por desmandarse, si no en bloque si por partes, como ayer viernes por la noche en la ribera del Ebro frente al Pilar-un jubileo- o en Milan, cuyo alcalde ha amenazado con volver a cerrar si la gente sigue en desbandada.

Eres muy inteligente y no es un piropo sino una carga, dolorosa a veces. Tu personalidad es desbordante, cual pasión. Serías una líder capaz...