Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

sábado, 28 de marzo de 2020

Así pienso, si así os parece

Parafraseo a Pirandello. No sabía como titular este artículo, así que me he decidido a hacerlo como aparece. Lo que escribo responde a lo que pienso y quien me lea puede pensar sobre lo escrito lo que le parezca. En realidad lo hacemos todos siempre; en el momento que tropezamos ante una situación problemática respondemos doblemente: negamos la mayor y matamos al mensajero. A lo castizo y como decía un compañero mío "tengo un ganar cojonudo, pero no más".

Todo responsable de grupo, en especial cuanto mayor sea este -por ejemplo un gobierno- solo tiene que hacer una cosa: decidir. Debe hacerlo entre opciones diversas, comparando primero unas con otras y confrontándolas luego entre sí. Con todo nunca conseguirá  que el análisis prospectivo le ponga en bandeja el camino óptimo a seguir. Al cabo toda decisión hay que asumirla en soledad, lo que implica hacerse responsable de lo elegido e impuesto a otros. Absolutamente, sin paliativos. No vivir de acuerdo a esto explica desde hace años muchas situaciones, problemas y fracasos.

La sociedad vive una pandemia. Mueren personas, sufren personas su pérdida. No son evaluables ni el sufrimiento ni la existencia humanos. Hagamos lo que hagamos esto queda fuera de nuestro control. En esto a la mayoría solo nos domina el miedo. Así que no entro porque no puedo.

A lo largo de la Historia las pandemias se han controlado mediante la extinción del contagio, tanto mediante la vía de la muerte de los enfermos como la del bloqueo, más o menos efectivo, del área de contagio. La causada por el Covid 19 se está intentando paliar mediante lo que se califica de confinamiento, en distinta medida según estados, ya que ni existe vacuna ni medicación específica, solo paliativa.

Explicaba a mis alumnos que decidir entre opciones no consiste en elegir una respuesta para el conflicto inmediato. Toda acción, negación u omisión se prolonga en el tiempo mediante acciones, negaciones u omisiones "hijas, nietas, sobrinas,..", de modo que cuanto más lejos apliquemos una decisón tendremos más controladas sus consecuencias, o por lo menos esperaremos muchas de ellas.

Para no extender el artículo, enlazo uno sobre "El Coste de Oportunidad". Paul Samuelson recibió el premio Nobel de Economía en 1970; nos contaba en su afortunada y ya difundida parábola, como un país que solo puede producir dos bienes, cañones o mantequilla, se enfrenta a la decisión de cuántas unidades de cada uno de ellos puede producir con los recursos que tiene en un momento determinado.

España, su gobierno, elegido por los españoles le demos las vueltas que le demos, está inmerso en esa parábola: Salud o Economía. La primera la estamos viviendo en nuestras carnes, así que no la trato. La segunda aún no la sentimos, aunque va a ser una tragedia; llevará dolor a la inmensa mayoría de nosotros y desesperación y, sí, muerte también a muchos. Parar a 40 y tantos millones de personas va a devastar nuestra economía. Viviremos dentro de muy poco una Crisis de Demanda unida a una Crisis de Oferta, que mandará al carajo nuestra obsoleta estructura económica, pues los que nos han gobernado jamás se han atrevido a modernizarla por la presión de los intereses creados que los sustentaban; como me comentó con tristeza hace años quien había recibido el premio nacional de marketing refiriéndose a cierta zona española, "aquí solo hay putas y camareros".

Esfuerzo y no diversión, sacrificio y no petición, investigación y no copia, experiencia y no sueños. Contra la realidad es imposible vivir. Quiero que me dirijan quienes antes de darme una orden experimentaron durante años la dirección material de lo que era suyo; como decía el artículo 2 de aquel viejo Código de Comercio: "comerciante es aquel que corre con el riesgo de su comercio". Los teóricos de la palabra solo son fuentes de sufrimiento para los demás y de enriquecimiento para si.

Por poner un ejemplo evidente, pensemos en un sector: las Agencias de Viaje. Nadie viaja; los clientes que demandaban sus servicios desaparecerán, lo que provocará una pérdida casi absoluta de los ingresos de los autónomos que viven de este trabajo. Desaparecerá buena parte de la estructura actual de gestión turística, por lo que no ofertarán sus servicios. Y así en muchos sectores de la economía... La pérdida de riqueza en España va a ser descomunal y el sufrimiento de los españoles, inenarrable.Y si no se lo creen vayan viendo según puedan salir a la calle el número de locales vacíos.

Habrá ilusos que digan: ya lo arreglará el Estado. Que pague. ¡SO MAMÓN, QUE EL ESTADO ERES TÚ!. El Estado, en sustancia, son unos propios que cogen dinero del bolsillo de cada español y gestionan lo que no es suyo. Otros dirán: la Unión Europea nos apoyará; puede, pero lean lo que ha dicho el premier holándés... 

Y saben.... Seguiremos eligiendo a incapaces que nunca se jugaron su dinero ni reunen la preparación que se les pide a nuestros hijos para ganar un sueldo de medio pelo. Pero nada, a seguir creyendo en pajaritos preñaos, que para eso el español es pobre de mente y guarda en esta rencores atávicos.

* Si no ingresas dinero (y el Estado te exige dinero para sus gastos), terminará llegando la necesidad y el hambre. La creación de riqueza es imprescindible para poder distribuirla y no es posible crearla si se ataca el comercio, la empresa y el esfuerzo.

* La creencia del ignaro de que la Empresa soporta todo y se la puede cargar siempre con la culpa, parte de la falta de conocimiento de una realidad esencial. SIN EMPRESA LIBRE ES IMPOSIBLE CREAR RIQUEZA Y SIN QUE ESTA AUMENTE ES IMPOSIBLE REPARTIRLA. 
Hay que regular la actividad para colaborar no para castrar el funcionamiento de la economía. Aunque, claro, quien nunca corrió riesgo económico propio y con sus recursos no pasó de pedigüeño, no lo puede comprender y muchísimo menos admitir.

PROFESIONALES EXPERIEMNTADOS, POR DIOS, Y NO CHARLATANES TEÓRICOS

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