Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 19 de enero de 2014

Se desvanece en la niebla....

Hace unos días...

Mientras preparaba la merienda -que ahora no me apetece- ha llamado un primo mío de Madrid para decirme que acababa de morir la única hermana de mi padre que aún vivía. Como le he dicho, se va con ella una familia, la historia no solo de una generación sino parte de la de España, pues sus hijos y sucesores ya no participamos de sus vivencias completas. Fueron 13 hermanos, de los que uno murió al nacer. El mayor fue mi padre y la que acaba de fallecer, la más pequeña.

Su padre descubrió cuando se incorporó al Servicio Militar -antes de lo de Cuba y Filipinas- que se podía comer todos los días y que si llovía, había techos que te cubrían. Y ante tales lujos, inconcebibles para el hijo de un aparcero extremeño más pobre que las ratas, decidió reengancharse y que la vida del cuartel fuese la suya. Pasó el tiempo, se casó en un pequeño pueblo santanderino, llegaron los hijos, uno tras otro, pasaron hambre, corrieron Nocheviejas comiendo uvas pasas, que no había dinero para las frescas. Vivían en apuros, en unos tiempos duros, hoy inconcebibles; encontré en el archivo una Orden de Cuerpo de 1911 del Regimiento de Garellano, de guarnición en Bilbao, donde se ordenaba a mi abuelo que llevase los soldados al río para el baño mensual reglamentario, obligatorio para todos.. excepto para quienes manifestasen repugnancia en hacerlo.

La consecuencia fue que no les quedó otra que estar unidos y vivir juntos, apoyándose unos en otros, y alimentarse compartiendo animación a falta de otra cosa. Solo estudió mi padre, que fue el único que se separó de la familia a los 15 años, pues no podían mantenerlo y mi abuelo le explicó a las claras que tenía que buscarse la vida, lo que quizá causó que fuese el único que vivió el resto de su vida con cierta separación de los demás, aunque su carrera influyó mucho, pues, mientras que a sus padres y hermanos no les quedó otra opción que quedarse quietos en Santander, a mi padre le fueron destinando por ahí..

Había hermanos de todo tipo. B...., sin estudios, llegó a director de sucursal de un banco, cuando eso era ser alguien, y fue presidente de un equipo de fútbol; un negociante nato. F.... fue militar, aunque como consecuencia de la Guerra; ingresó muy joven y tras aquello se quedó como Oficial Provisional. Lo único que sabía era francés -a mí me enseñó como se decía en ese idioma currusco-, pues estuvo siempre soltero y todas sus vacaciones las pasaba en París, para lo que vivía cual eremita durante el año y gastaba solo en el viaje; soltero..., pues sin duda optó por ello para poder entregar buena parte de su sueldo a sus hermanas, que en su mayoría estaban con una mano delante y otra detrás. A mediados de los 50 le destinaron como profesor y, ¡oh sorpresa!, tal como se hacían entonces las cosas, le pusieron a dar Matemáticas y como no tenía ni idea se granjeó grandes simpatías... En una Patrona los cadetes le pusieron una bomba debajo de la cama y voló sin motor.

N...... era chiquito, muy nervioso y extremadamente gracioso. La Guerra y el paso de mi padre de un bando a otro a poco de empezar, le cogió siendo muy joven y como la totalidad de la familia, a la mañana siguiente ingresó en prisión; se orinó incontroladamente durante años. Como tampoco tenía estudios, ya en situación crítica, mi padre logró que entrase en una oficina y pudo defenderse. Murió sin un duro, pero dejando una memoria alegre en quienes le trataron.

E...... - la mayor de las chicas- y la que acaba de fallecer se colocaron en Falange. Un porvenir, vamos, pues las pasaban canutas, pero con camisa azul.. Pequeñas de estatura y no agraciadas, la primera miraba con fijeza, siempre hacia arriba,  y la segunda salió graciosa y lista; hasta se sacó el carnet de conducir y se compró un seiscientos. Y.... se quedó en casa y consumió sus años en la cocina.... Todas, como C....., murieron solteras y sin conocer varón ni por el forro. Esta última era anoréxica, que dirían hoy, cegata culo vaso y extremadamente pálida de piel; cuando me veía quería besarme y este niño se acojonaba ante aquella aparición. Solo trabajó fuera de casa durante un mes en toda su vida, de taquillera en un cine santanderino; la despidieron porque cuando vendía las entradas distribuía una de pares y otra de impares, repitiendo el ciclo hasta completar la compra, de modo que, con gran satisfacción del obispo, sentó a todos los novios a la izquierda y a todas las novias a la derecha.  

C......se casó y se fue a vivir fuera. Su marido era republicano; le fusilaron los nacionales. Su hijo se crió con sus tías en Santander, pues su madre no tenía ni para comer. Y M......., también pequeña y gafotas, que vivía en una pequeña capital de provincia castellana, se quedó viuda en un plis plas con tres hijos pequeñajos; era maestra y los sacó adelante.. El mayor, de mi edad, dirigía una central atómica en Italia con 26 años. P... sacó adelante a sus cinco hijos, de los que la menor tenía Síndrome de Down, cosiendo con su marido camisas azules para Falange; hoy tres hermanos son universitarios y uno eminente, mientras que la hermana es empresaria . Y así, y así...

Toda esa vida ha desaparecido con la muerte de mi tía chiquita. La casa familiar estaba próxima al mar, en un piso de gran tamaño, donde vivía ciega y en soledad, pues sentía que allí estaba su vida impregnada en las paredes, vibrando en cada sonido, naciendo en cada rayo de luz... Y allí suplicó morir.

2 comentarios:

Manolo dijo...

No creo que la descripción ni experiencias que cuentas mueran totalmente, siempre quedan restos en los que estamos todavía aquí. No mucho antes de morir, mi tío nos visitó cuando estábamos de vacaciones en España.

Recuerdo que de manera subconsciente yo volví a hablar con la cadencia y expresión del castellano viejo, de manera similar a como hablaba mi padre. Mi tío charlaba con nuestras chiquillas y sus primas, y en poco rato le oí hacer un par de comentarios etimológicos y usar ese tono didáctico que me resultan tan familiares y yo también uso a menudo.

MI tío vino vestido con unos pantalones gris oscuro y camisa blanca, mi padre muy frecuentemente vestía así también. Escribo esto vestido así, y mi chiquillo mayor acaba de entrar a preguntarme una duda de los deberes vestido exactamente igual.

Oshidori dijo...

Las ramas del árbol se secan, pero no desaparecen, hay renuevos en las otras que continúan creciendo.
Cuando se acaba una generación se impone la certeza de que la siguiente ya está en primera línea de playa, mirando al horizonte cada vez más cercano y con las olas empezando a cubir de espuma los pies.