Dos viejos comiendo (fragmento)
Francisco de Goya y Lucientes
Museo Nacional del Prado
Esta mañana ha surgido un tema de conversación entre los amigos; ellas nos preguntaban a los chicos si nos gustaba cierta periodista y presentadora de televisión -que no es lo mismo, aunque a veces coincide-. Y más tarde en Caralibro, eso que algunos se empeñan en llamar Facebook, otra amiga enlazaba el cuadro de Goya cuyo fragmento pueden ver más arriba, para peguntarse si encontrábamos en la cara de la vieja alguna clase de belleza. Es un tema que me apasiona y en el que he sentido siempre que iba a contracorriente de la generalidad. Por eso me permito publicar lo que he expuesto en otras sedes.
Contestaba en Caralibro: ¡Guapa moza, si señor!. Una pincelada tan maravillosa me resulta siempre bellísima. Pero respondiendo precisamente a tu pregunta, ¿qué es fea, la obra o la imagen?; como preguntas por el cuadro, es decir por la obra, mi respuesta es que me encanta. Me impresiona, me lleva de la mano, siento un gran placer estético contemplándola.
Otra cosa es que la sensación que recibo al hacerlo sea tal o cual, me inquiete, me haga soñar, me horrorice, me .. Pero eso no es más que consecuencia de la intención buscada por el autor. Admitimos que algo es bello en relación al equilibrio de la forma, el volumen, las tonalidades, .. y la Belleza, que nadie ha conseguido nunca definir en la Historia del Arte, es más, muchísimo más. Esa simpleza solo es admisible en el actual diseño.
Me he agotado meditando sobre la Belleza. Creo que ciertas formas y volúmenes nos inducen por instinto a sentirnos favorables a ellos; como expone la Etología, sucede así con los recién nacidos en muchas especies, debido a la necesidad que tiene la supervivencia de la propia especie de que todos sus miembros sientan la necesidad de ampararlos.
Pero aparte de esos casos, ¿que imagen nos atrae o repele?. Mi respuesta ha sido siempre que nos atrae aquello que cuenta con equilibrio formal (color, volumen, sonido, movimiento, ..) y nos desagrada (aunque eso no presupone necesariamente repulsión) lo ajeno a nuestra comprensión de la normalidad, que suele ser coincidente con lo habitual. Así, por ejemplo, en ciertos experimentos de comportamiento en tiempo frío los americanos se sirven del ratón "desnudo" (carente absolutamente de capa), que resulta especialmente repulsivo.
Cuando se ha formulado la pregunta a la que me refería al comienzo y se ha comentado el asunto, he vuelto a sentir la disparidad de puntos de vista entre las mujeres y los hombres respecto a la belleza humana, en especial la de la mujer, pues es rarísimo que nosotros nos planteemos en público la cuestión de la belleza masculina. He contestado que vosotras sois capaces de calificar como bella a una mujer determinada, pero que yo puedo solo percibir si tiene atractivo, siendo incapaz de establecer si es bella o no.
¿Y qué es para mí el atractivo humano?. Algo que puede emanar del cuerpo, de la personalidad o de ambos. Yves Montand no era formalmente bello, pero ejerció un gran atractivo sobre mujeres consideradas muy bellas e inteligentes. Charles Laughton era obeso y de belfo caído, pero contemplé emocionado el atractivo que imprimía a sus personajes. Personalidad, estilo, inteligencia, ..
Sé que me atrae la suma de lo que me ha impactado a lo largo de los años. Según he vivido ha habido aspectos físicos, personalidades, comportamientos, .., que me han tocado el alma y lo mismo ha sucedido con paisajes, vivencias en la naturaleza, vidas y movimientos animales, meteoros, .., que me han seducido o amilanado. Y no olvidaré la gigantesca Belleza de la Moralidad.
Todo eso se ha ido depositando en algún lugar de mi mente y ha dado forma a mi particular concepto de belleza, que origina que alguien o algo me atraiga. Ni sé donde reside ni en que consiste, solo siento que palpita en mí. Así por ejemplo el máximo atractivo de una mujer reside en su parecido con María Jesús. Hoy he contestado que no podía sentir a la mujer que citaban las chicas; está alejada de mi interior. Y por contra Emma Thompson me subyuga.
Son solo cuatro palabras simplonas, pero no he podido evitar compartirlas con quien me lea, ya que apuntan mis sentimientos sobre algo tan consustancial con el Hombre como la Belleza.
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