Es pequeñita. Gordita, viste ropa amplia. Su rostro es redondo, dulce, y mira la vida tras unos lentes casi sin montura. Habla bajo, apenas un susurro. Peina media melena lisa su abundante cabellera blanca. Usa bastón y camina despacio, con cuidado, pues a sus ochenta años la cosa no admite bromas. Y hoy se despedía de mí... "Quería hacerte un regalo; ya hace tiempo que no compro cosas para los demás, sino que pienso en que objeto de los que tengo le agradaría a la persona que quiero obsequiar. Y así poquito a poco voy regalándome. Iba a darte mi reloj, el que compré con La Vanguardia, que sé que te gusta, pero no me dejan..".
Inclinado hacia ella le he contestado: "Sí puedes hacerme un regalo. Vuelve. Y tú serás mi regalo". Me ha contemplado en silencio, sabiendo que volver a vernos será cada año una aventura.
1 comentario:
Tú eres su regalo, más grandón. También para otras personas que te queremos y que hemos tenido la fortuna de encontrarte. La vida que es muy generosa aunque a veces no nos demos cuenta...
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