Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 3 de abril de 2011

Santoña, Santoñuca

Algo sobre mi pueblo. El de mis padres y hermanos, y muchos de mis tíos. Donde cabalgué un caballito gris. El de mi amor.. Donde dejé de creer. Donde mora el alma de mis sueños. Donde nunca posiblemente volveré..


2 comentarios:

trimbolera dijo...

Precioso vídeo.- Gracias.

Marian dijo...

El documental me gusta, está muy bien hecho… pero me fascinan las pinceladas de intrahistoria que se pueden apreciar en apenas dos líneas que has descrito. Tal vez no deberíamos volver a nada, a nadie… pues ya el tiempo, mientras faltamos, hace sus destrozos y levanta sus muros fronterizos contra los que aquellas ilusiones parecen desvanecerse. Pero lo hacemos, quien sabe si porque al fin entendemos que la dicha consistió en marcarnos entonces. La morada de los sueños ocupa un territorio imperecedero, aunque en nuestro inventario sentimental tengamos que dar de baja en la curva de las “tres bes” el colmado que también hacía las veces de taberna. Los escenarios desaparecen, pero el rincón que ocupaba el viejo armador, parco en palabras que dibujaba “hombrinos” en una de esas mesas con tapa de mármol blanco, la complicidad que un día asomó en los ojos del niño, esa secuencia no desaparecerá nunca. Y quién sabe si no es por lealtad que ponemos en marcha el mecanismo del tiovivo y en la corriente de las palabras "a la usanza élfica", acepte “sombragris” sin montura ni rienda a darnos otra vuelta… si el tiempo y la mar, lo permiten.