Hace unos años dediqué una tarde de verano a escuchar atentamente a don Julian Marías. Ya he citado en más de un artículo sus palabras, posiblemente mil veces pensadas y vividas, pero que no fueron leídas; la impresión que recibí escuchándole es la que se siente charlando con un amigo prudente, honrado y sabio.
Uno de los conceptos que más me impresionó fue el de la búsqueda de la seguridad vital. Explicó como cualquiera de nosotros pasa la vida intentando lograr cierto grado de seguridad en relación con los diversos acontecimientos y situaciones que podríamos vivir en el futuro. Comentó que lo único cierto de la vida humana es que hemos nacido y algún día moriremos; el resto es aleatorio, consecuencia del azar, del caos o de lo que sea.
Mi pequeña experiencia con gentes de culturas diversas he hecho que me cuestione casi todo: fe y religiones -que no son la misma cosa-, normas sociales, moral, derecho,.. Cuanto más conoces y comparas más sientes la sensación de que los Hombres hemos construido las Sociedades sobre nuestros intereses, conveniencias y temores, de modo que, como estos no eran iguales en cada lugar, pues en cada sitio no se considera verdadero lo mismo, lo decente va por barrios. Aunque eso si; cada uno de ellos impone lo propio como si fuesen verdades reveladas y sanciona su quebrantamiento con endiosada seguridad (especialmente en Texas -Homer dixit-).
Héctor ha publicado un artículo en su blog Kirai que merece ser considerado con atención. Creo que lo que expone puede aliviar a mucha gente (Por cierto.. Si quien lo lee siente atracción hacia lo oriental y todo eso, le aconsejaría que se tome con muchísima calma las pretendidas soluciones anímicas y espirituales que prometen por ahí. No hay remedios mágicos. Las dificultades que tenemos en nuestra vida responden en su mayoría a como somos y o variamos nuestra personalidad y comportamiento hacia el Bien o seguiremos comiendo mierda por mucho mantra que nos inyectemos en el coco. Y mejorar es posible aquí y en cualquier otro lugar, siendo cristiano o taoísta, ..)
Uno de los conceptos que más me impresionó fue el de la búsqueda de la seguridad vital. Explicó como cualquiera de nosotros pasa la vida intentando lograr cierto grado de seguridad en relación con los diversos acontecimientos y situaciones que podríamos vivir en el futuro. Comentó que lo único cierto de la vida humana es que hemos nacido y algún día moriremos; el resto es aleatorio, consecuencia del azar, del caos o de lo que sea.
Mi pequeña experiencia con gentes de culturas diversas he hecho que me cuestione casi todo: fe y religiones -que no son la misma cosa-, normas sociales, moral, derecho,.. Cuanto más conoces y comparas más sientes la sensación de que los Hombres hemos construido las Sociedades sobre nuestros intereses, conveniencias y temores, de modo que, como estos no eran iguales en cada lugar, pues en cada sitio no se considera verdadero lo mismo, lo decente va por barrios. Aunque eso si; cada uno de ellos impone lo propio como si fuesen verdades reveladas y sanciona su quebrantamiento con endiosada seguridad (especialmente en Texas -Homer dixit-).
Héctor ha publicado un artículo en su blog Kirai que merece ser considerado con atención. Creo que lo que expone puede aliviar a mucha gente (Por cierto.. Si quien lo lee siente atracción hacia lo oriental y todo eso, le aconsejaría que se tome con muchísima calma las pretendidas soluciones anímicas y espirituales que prometen por ahí. No hay remedios mágicos. Las dificultades que tenemos en nuestra vida responden en su mayoría a como somos y o variamos nuestra personalidad y comportamiento hacia el Bien o seguiremos comiendo mierda por mucho mantra que nos inyectemos en el coco. Y mejorar es posible aquí y en cualquier otro lugar, siendo cristiano o taoísta, ..)
1 comentario:
A pesar de las diferencias en lo concreto, lo fundamental es siempre parecido. Occidente es heredera de Oriente, ahora y siempre. El espíritu siempre viaja en esa dirección, del Este al Oeste. Quizá por eso ahora, cuando aquí el espíritu parece desvanecerse, la gente mira hacia Oriente (y el Islam también es Oriente, no hay que olvidarlo).
No valen recetas, no vale que nos ordenen, que nos inculquen o que nos obliguen a creer, a crecer, a vivir. No valen mantras ni cursillos acelerados. La paz depende de nosotros, de nuestros actos. Debemos descubrir-lo/nos en cada momento, confrontándonos.
El fluir debe de estar encuadrado en el ser; ambos en lucha, en oposición en dia-logos (el río, cuya esencia es fluir, es en tanto que es siempre el mismo río).
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