Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 3 de octubre de 2010

Oxígeno II (Ascona)

Me despierto lloviendo.. En Galicia, y siento que en España toda, se podría recordar aquel pensamiento tan descriptivo: "Meixan por enriba denos..., e temos que decir que chove", que me permitirán que no traduzca pues está clarísimo.

Así que alquilamos un coche -automático y con cuanto sistema puede concebirse para comodidad del conductor, don Luis- y nos vamos de excursión hacia el Ticino. Inicialmente pensamos visitar Locarno y Lugano, cruzando el San Gotardo, pero los Alpes están ya blancos y la cota de nieve suficientemente baja, por lo que el paso puede no estar limpio y decidimos sobre la marcha cruzar por el túnel.

Por si alguno de ustedes decide cruzarlo algún día, es conveniente que sepan antes de entrar que durante años fue el más largo del mundo y que sus 17 quilómetros se hacen pesados a ciertas personas. El trayecto no se realiza como aquí, pues desde el accidente se utiliza un sistema de cuentagotas. De entrada, los camiones son desviados antes por una carretera de servicio y se les da acceso alternando cada vehículo pesado entre caravanas de ligeros; además, un primer semáforo situado unos quilómetros antes de la boca de acceso y otro a poco distancia de esta, van soltando paquetes de vehículos, impidiendo que entren de manera continua y pegados unos a otros. Con todo, la circulación interna es densa.

Y si es viernes, como fue nuestro caso, la retención causada por los semáforos llegó a los cinco quilómetros. Así que al volver lo hicimos por el paso de San Bernardino, que se encuentra en el valle situado al este, con poco tráfico y bajo unas paredes que imponen. El valle pirenaico al que estoy acostumbrado suele estar menos separado de sus cimas, pero aquí levantas la cabeza y sientes ... Una noche de niebla tuve una sensación parecida al levantar la vista al cielo bajo las torres de la catedral de Colonia.

Nada más cruzar los Alpes y alcanzar los valles situados al sur, el cielo se aclara y dado el tiempo que hemos perdido por la retención decidimos dirigirnos a Ascona. Llegamos hambrientos y nos dirigimos a la terraza del Seven Easy, para disfrutar de una pasta fresca deliciosa con marisco, cocida apenas un minuto, que se deshace en la boca. Y como vale más una imagen que mil palabras...


Y ya más tranquilos, tras contemplar una colección de coches aparcados absolutamente deslumbrante, acompáñenme por el paseo de la villa junto al lago Maggiore..














Bueno.. Ha sido un día muy agradable, tomando el sol mientras contemplamos a la gente pasear con tranquilidad y disfrutar de cosas sencillas. También pueden alquilar una pequeña motora y dar una vuelta por el lago; bañarse en agua dulce y fresca, limpia y aclara. Pero mis frágiles carnecillas no merecen que perdamos el tiempo, así que tomemos un Rivella rojo o un expresso en la terraza junto al aparcamiento donde dejamos el coche y volvamos a Zürich.


Mañana callejearemos...

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