Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

miércoles, 28 de enero de 2009

La prueba del espejo

El desgarro de la carne...

"En su pintura el problema del inconsciente, visto con una nueva perspectiva, se hace más complejo: ya no se entiende como algo localizado en el subconsciente, ligado a las pasiones, las emociones y los instintos, sino que actúa según la conciencia y se basa en la razón.

La cuestión es cómo la razón, en el proceso que lleva a cabo para conocer y organizar el mundo perceptible, se basa en algo que es mucho menos seguro que ella misma y sigue un camino que implica tener en cuenta factores erróneos.

Tal vez ni siquiera se trata de relacionar razón e irracionalidad, sino más bien de cuestionar lo que llamamos racionalidad; tenemos que examinar los mecanismos cognitivos a través de los que alcanzamos el conocimiento y someterlos a un análisis crítico, debido a que sobre ellos descansan las funciones del pensamiento.

Es decir, necesitamos defender sobre todo nuestra propia imagen, la de persona racional, que tanto deseamos, aunque no sea real. Entonces podremos decir que hemos afinado tanto el análisis del inconsciente –vieja trampa, siempre eficaz-, que ni siquiera sabemos lo que es la conciencia." (Foro italiano de "Politicaonline")


Portrait of Jacques Dupin, 1990
Francis Bacon
(Hacer clic sobre la imagen; la veréis ampliada)

"Produjo un arte original e inquietante al que llamó arte instintivo. Fiel reflejo de sus propios instintos, la pintura de Bacon es anti-narrativa y sugestiva por definición: Bacon no cuenta, sugiere...

..su capacidad para desconcertarnos a través de lo inusual y lo exagerado.

..deseo de caminar por el borde un precipicio emocional.

..la vida y la muerte se entremezclan, sin estar en absoluto exentas de lo grotesco.

Como Antonio Saura observa, el arte de Bacon es una mezcla sorprendente que combina ''la razón y la sinrazón, la inteligencia y el frenesí, el control y la desmesura'' (El País, 29 Abril 1992, pág. 29).

...el análisis de la figura humana conduce a una dramática distorsión,
casi una metamorfosis, de aquella,
que parece ser vista a través de un espejo,
que distorsiona las formas de la anatomía humana.

Esta ambigüedad formal se refleja en la opinión del propio pintor sobre la imagen: ''es una especie de paseo por la cuerda floja entre lo que se llama pintura figurativa y lo que se llama abstracción... es una tentativa de introducir lo figurativo directamente en el sistema nervioso con mayor violencia y penetración''. (Fundación BBVA - "Pintura al desnudo" - Museo de Bellas Artes de Bilbao - 11 de junio al 19 de agosto de 2001)


He ido publicando lo anterior con solución temporal de continuidad; mi intención ha sido proporcionaros información poco a poco, de manera que, aunque no os atraiga el asunto que trato, lo hayáis leído antes de cansaros. Adentrarse en el Arte, como en cualquier área del conocimiento, requiere calma, so pena de indigestarse.

Y ya es hora de que en lugar de citar a otros, os cuente lo que siento. Si ...; siento, que no pienso, pues según voy siendo más viejo me doy cuenta de que solo pienso en mí, mientras que todo aquello que está más allá de mi piel, lo siento. Intuición ..

¿Sabéis?. Cuando me confesaba durante la misa diaria a la que asistíamos los alumnos del colegio de Jesuitas, la cuestión esencial residía en contabilizar y declarar el número de ocasiones en que había cometido actos impuros, tanto con el pensamiento como de palabra u obra.
Y como todas las noches antes de dormirme no podía contenerme ante las oleadas de imágenes y pensamientos impuros -"su blusa resaltaba la turgencia de sus pechos, cuyo incio nacarado apreciábase al llevar desabrochado el botón superior de la prenda"-, no paraba de obrar .... ¡Un pecador!.
Pero claro..; después de las orgías y depravaciones que pueden imaginarse, superado el furor que me dominaba al seguir mis instintos, caía en una gran preocupación ... Me sentía perverso. Y necesitaba algo que me redimiese ... Así que, físicamente relajado, me veía vestido de misionero en el África, atendiendo a negritos desvalidos ..; o bien mi imaginación me transportaba al Coliseo romano, donde era devorado por los leones sin renegar de la Fe..., ante la mirada enamorada de una muchacha cuya túnica ajustada me permitía apreciar sus curvas voluptuosas .... ¡Hala, otra vez!.

Este sencillo ejemplo puede servirnos para aproximarnos a la personalidad del artista, de quien ya publiqué otra pintura. A modo de boceto, imaginemos el devenir de la personalidad de un muchacho homosexual, tratado con morfina durante sus ataques asmáticos debidos a su alergia a los perros y a los caballos, que dicen que se sentía atraído sexualmente hacia su padre, un individuo nervioso y de genio, que había sido capitán en el ejército británico y que se dedicaba a preparar caballos de carreras.
La crisis entre ellos estalló cuando el padre parece que descubrió al hijo contemplándose extasiado ante un espejo y vestido con la ropa íntima de su madre. Y todo, a mayor abundamiento, ambientado en la sociedad británica posvictoriana y protagonizado por quien tiene tal sensibilidad artística que será el pintor figurativo más importante del siglo XX.

Imaginaros.. ¿Qué tormentas anímicas se desarrollaron en la mente de Bacon?; ¿cómo afectaron a su personalidad?. El hecho es que Francis Bacon vivirá durante toda su existencia balanceándose en un trapecio vital, que oscilaba desde el estilo más exquisito hasta las experiencias más sórdidas, posiblemente como consecuencia de un proceso incontrolable que buscaba compensar la maldad con el refinamiento y mediante el que aquel hombre procuraba evitar autodestruirse. Y repitiendo una y otra vez los mismos caminos trillados, como en "Le Mythe de Sisyphe"..

Y como todos aquellos que viven algo parecido, al vivir pendiente de si mismo, se tornó un egoista solitario. En realidad, quien tantó y tan bien contempló el mundo exterior, no salió de si mismo. Una brutal y terrible contradicción. Hasta el fin..; falleció ateo y famoso, acompañado y cuidado por monjas católicas y en soledad.

Sigo.. Tengo, entre otras muchas, una manía: Me importa poquísimo el producto y mucho como se elaboró y quien lo hizo. Por eso, me resulta interesantísimo, y me esfuerzo en lograrlo, entender por que algo tomó cuerpo.. Y ante el retrato de Jacques Dupin, tras el impacto visual inicial, me pregunto: ¿Por qué?.

Está claro que Bacon no se limita a reflejar el aspecto físico del retratado, sino que -como expliqué en este artículo- se lanza de cabeza a representar la psicología del personaje, a la vez que desdeña su entorno social. Nos está diciendo pues algo muy importante -y más en los tiempos que corren-: No hay que tener en cuenta quien es socialmente alguien, sino solo quien es; y más.. También nos dice que el aspecto físico no revela nada en si mismo, sino que lo que nos hace humanos y nos permite convivir con mayor éxito, es el carácter que aflora y transmite nuestro cuerpo.

El carácter..., la personalidad... ¿Cómo aprehenderla, cómo?. Y pensando sobre ello he recordado "la prueba del espejo"; prueba que convenientemente modificada formó parte del entrenamiento de cierta gente. Aún sigo practicándola a ratos, aunque sin intensidad.
Imaginaros una pequeña cabina, suficiente unicamente para que dentro pueda estar de pie y solo de pie, una persona; absolutamente vacía y totalmente pintada en negro mate, aislada de cualquier sonido exterior y en una de cuyas paredes hay un espejo que refleja aumentado, pero sin deformarlo, el rostro de aquella persona. Y en el techo, un foco de luz dirigido de manera que la cara se mantenga perfectamente iluminada.

Entráis en ella.., os quedáis frente al espejo sin poder giraros ... Y pasa el tiempo.. Solo os contempláis... Y más ... Y más .... Hasta que la imagen reflejada parece adquirir conciencia, comienza a conversar con vosotros y os susurra primero, para después gritaros, todo aquello que ocupa vuestra mente y queréis ocultar. Algunos se desmayan, otro padecen alucinaciones...

Pues bien. Creo que Bacon, aunque siguiendo otra metodología, llegó a resultados similares y, además, no solo sobre si mismo sino sobre todo lo que su mirada era capaz de abarcar. No solo experimentó como las peculiaridades humanas adquirían vida propia, sino que comprobó como disolvían, hasta convertirlo en una masa pastosa e irreconocible, ese cuerpo que creemos tan sólido.
Y antes de alcanzar ese punto, sintió como una mirada que penetre profundamente en el ser humano percibe sus rasgos no tal cual son físicamente, sino como existen según el alma que los dirige. Terrible. La presión anímica fue tan fuerte que antes de volverse loco, pintó como un loco...

Volvamos al retrato del señor Dupin.... Fijaros en que el cuerpo queda materializado mediante dos trazos blanquecinos que insinúan sus contornos laterales; absolutamente simple, si, pero solo un gran maestro podría concebirlo, para un instante después crearlo a pulso y de un solo trazo, mediante dos golpes de su muñeca.

El entorno es negro, solo la persona importa; no preguntéis que ropas viste, ni donde se encuentra, ni por el ambiente. ¡El Individuo!, solo él, ocupa el foco de nuestra atención, sin concesión alguna que permita distraernos. Tonos azul eléctrico, rosas, negros y pinceladas blancas; trazos diagonales y curvos, para crear dinamismo. Poco más y nada menos.

Todo se reduce al rostro..., o más bien a uno de sus lados. Recordad las influencias geométricas de sus comienzos..; aquel no deja de ser la agrupación de dos grandes áreas circulares en torno al ojo y a la boca, otra triangular para la nariz, cuyo eje establece el límite vertical de luces y sombras, y una elipsoidal donde está situada la oreja. .. ¿Qué ocurre?; ¡ah, ya, qué os creíais que todo eso de la pintura geométrica era como dar cortes con un hacha!. ¡Pero si el padre de la criatura, Paul Cèzanne, es una pura suma de áreas geométricas!

Esa cara habla..; especialmente cuando nos detenemos a contemplar sus ojos.. El izquierdo, definido, enfocado en algo muy lejano o, quizá, detenido en el espacio íntimo de quien dialoga sobre la Existencia...; pero es que el derecho, casi inapreciable, le sirve de apoyo y contrapunto, de modo que siento que tiene más fuerza la mirada oculta que la visible.. ¿Apreciáis como lo ha pintado?; tan apenas es una elipse negra, en cuya parte superior ha dado una pincelada clara para crear el párpado de arriba y dos trazos minúsculos que nos transmiten la sensación de los límites del ojo.

¿Y esa boca?. Carnal..., con volumen ... Observad como la proyecta esa pincelada blanca del labio superior y el juego de tonos rosas y azul eléctrico, tendentes al gris...; disfrutad de esa pincelada oscura, un trazo convexo sin más, que crea el orificio nasal y que salta en el aire para mediante un trazo cóncavo, menos intenso, delimitar la aleta de la nariz. Luego, un sombreado en uve da volumen a la mejilla y enlaza con la oreja. ¡Geniales y seguros golpes de muñeca que guían una mano maestra!.

¡Y la fortaleza del mentón!; poco más que una pincelada blanca sobre un triángulo grisáceo... Juegos de luces y sombras, mediante pinceladas rectas en diagonal, dan vida a la cara, mientras que la combinación de pinceladas rosas menudas con sólidos trazos negros y curvos, separan la oreja en el aire...

¿Qué más queréis?. Contemplar al señor Dupin. Charlar con su imagen; que cada uno saque sus conclusiones, todas válidas. Pero no dejéis de preguntaros si estáis viendo representada su cara o su psicología.
Maravillas del Arte..

(Exposición: 3 de febrero - 19 de Abril, El Prado)
(Museo Provincial de Zaragoza: amplísimo, y quizá excesivo, análisis de la violencia en la pintura desde Goya; hasta el 8 de marzo)

14 comentarios:

A.M. Valero Lite dijo...

Me inspira rechazo, trsteza, frio y soledad (digo así, a prmera vista). Aunque de todo....se puede hacer un poma.
¿Tú que sientes?

A.M. Valero Lite dijo...

Poema. Quise decir. Qué mal escribo ultimamene.
Un besote.

Silvia dijo...

A mí no me inspira rechazo, sino más bien al contrario.
Hay una parte de curiosidad, ¿tierna? por saber que provocó la tristeza en la mirada y el gesto tan serio. Me intrigan lo que hay tras las sombras de la izquierda, que tapan casi medio rostro.
Y también duda, pero no del cuadro, que me gusta. Sino de saber si estoy mirando el cuadro u otra cosa.
Un beso

Oshidori dijo...

Ya la he visto y la he contemplado.

Unknown dijo...

Ambivalencia. Como cuadro me parece magnífico, aunque no sé por qué. Pero me recorre un escalofrío si penetro en esa mirada, en ese esqueleto pintado tras una piel transparente de luz mortecina. Además algo de simiesco tiene un retrato que, por otra parte, de algún modo sigue los cánones.

Oshidori dijo...

Magnífico artículo.
La fiera que llevamos escondida dentro, y el deseo de redimirnos se enfrentan cara a cara en la prueba del espejo.

Unknown dijo...

Ahora que el artículo está completo intento pasar de la impresión subjetiva e ir un poco más allá, intento aproximarme a Bacon siguiendo el trazo de tus palabras.

Me ha gustado en particular la visión del retrato de Jacques Dupin como si fuera el de alguien mirado tan de cerca que podríamos penetrar dentro de él e inspeccionar el detalle de su alma, del mismo modo que debiera de ocurrir en la prueba del espejo que nos cuentas. Y seguramente viene bien esa comparación para entender un poco toda la pintura de Bacon, pues parece como si pretendiera desmenuzar al ser humano, acercársele tanto que aparecieran en la pintura todas sus oscuridades, todas su contradicciones, con sus mezquindades y sus grandezas, con sus certezas y sus falsedades, desprovisto de banales coberturas, incluso las de la propia carne. Bacon es de los que no pueden evitar introducir su dedo en la llaga y no le falta valor para atreverse a mirarse de frente al espejo, el espejo de sus propias obras. Quizá así, exihibiéndose, no se encuentra sólo y procura en su confesión obtener algo de indulgencia. Busca en ese espejo que son sus cuadros la imagen que le devuelve, la verdadera forma que vamos construyendo cada uno de nosotros a lo largo del devenir de la existencia. Miedos, vicios, derrotas y noblezas, todo se puede descubrir, dicen los que entienden de fisonomía, en el rostro de alguien, pues ese rostro está configurado a imagen y semejanza de su alma. Tal vez por eso deja la mitad del rostro en sombra, como ocurre en el retrato que presentas, tal vez sea una forma de pintar el lado oscuro.

Seguramente ésta es la razón de que muchos encontremos inquietante la pintura de Bacon. Inquietante es la mirada del artista: seres humanos hechos trizas, recubiertos de carne que se desmorona en miasma, muestran la calavera, pues el pintor sólo busca retratar lo esencial, lo verdadero. No hay lugar para el ropaje y el disfraz, ni siquiera el disfraz volátil de la carne. Por eso me parece que algo de metafísica tiene esta pintura, tan física, tan desgarrada, y este universo no tan particular como algunos pretenden. Y quizá por eso Bacon, cuando está a la búsqueda de lo esencial, de lo particularísimo que todo retratista debe reflejar, nos presenta un ser compuesto de forma, una geometría pura. Sí, porque aunque algunos crean que geometría y sentimiento no se tratan, aunque sea un lugar común decir que los números no saben nada de sensaciones y que la expresión pura del alma está reñida con la matemática, aquí, en esta pintura, como en muchas de las grandes obras del arte, hallamos la forma pura, reducida a esquemas geométricos esenciales, a la simplicidad como potente vehículo de expresión.

El retrato de Dupin podría ser un buen ejemplo de que en el Arte, con mayúsculas, la belleza es intrínseca a la obra, a su capacidad para crear y transmitir, a su orden interno, y no tiene que ver tanto con el deleite que despierta la contemplación del objeto representado (de un rostro bello o de un paisaje hermoso) como con la constatación de que algo se ha mostrado, se ha manifestado a través de la mano privilegiada del artista. La vida queda expuesta y por eso nos hace intuir otras realidades profundas más allá de unos labios carnosos, nos permite contemplar unas pulsiones de orden emotivo, visceral.

Turulato dijo...

Tu comentario es muy bueno y completa mi artículo. Lo dejé incompleto a propósito -aunque nada se completa nunca- para que cada lector contemple el retrato sin la coacción de una opinión previa. Pero eso dejó fuera algo esencial: lo que no se ve.
En todo hay una parte que vemos y otra que no; en todo, en todo el universo y sus partes, por minúsculas que sean. Para apreciar la primera se requiere inteligencia y preparación; para notar la segunda, sentimiento y sentido.
Hay ocasiones -particularizando lo anterior en algo tan chiquito como un cuadro- en que el artista deja en una sombra profunda parte de la realidad que refleja. No podemos contemplar esta en su totalidad, pero eso no quiere decir que no esté pintada. ¡Está, vaya que si lo está!. Y es que al igual que sucede cuando conversamos, podemos decir tanto mediante palabras concretas como con insinuaciones o silencios; a veces, dice más nuestro silencio que nuestra palabra.
La mitad derecha del rostro queda oculta, pero es tan real y está tan presente como la cara oculta de la Luna o la noche oscura de la Tierra. ¿Y qué pretende decirnos?. ¡Y yo que se!; ¡y qué más da!. Porque muchas, muchísimas veces, intentando encontrar lo que dice otro, ignoramos lo mucho que nos dice nuestro corazón.
Siento que esa parte del rostro que no veo completa la que veo y, en consecuencia, está íntimamente relacionada. Una blanca, otra negra. Estamos acostumbrados a asociar lo que vemos claramente con lo bueno y lo oscuro con lo siniestro.. ¿Pero cómo sentir entonces lo que no vemos, cuando lo que apreciamos iluminado retumba incomprensible en su profundidad?; ¿será acaso más terrible?, ¿y cómo resultará el conjunto, la única realidad posible?.

Aquí, en este punto del discurrir, hay que plantar lo pies en tierra, bajar a la arena, y tener en cuenta detalles concretos. Dupin, pensador, escritor y poeta; una combinación explosiva. Puede, y solo digo puede, que Bacon represente en el lado izquierdo de su retrato -el que vemos- como el hombre nos trasladaba a los demás la vida mediante aquellas actividades, mientras que el lado derecho de su rostro -que queda oculto, pero está ahí- refleja como esa misma vida modulaba en silencio su intimidad, su alma. Y siento que falta Esperanza.
Dupin vivió sus primeros años en un manicomio

Anónimo dijo...

Es cierto, no hay intención narrativa y sin embargo parece que la imagen nace de las mismas palabras de Dupin “ Todo se nos da para ser forzado, para casi destrozarlo-y destrozarnos a nosotros mismos”. Y Bacon mete obsesivamente el dedo en la herida. Los retratos de Bacon conservan la semejanza física a medio camino entre la humanidad y la animalidad…esa realidad distorsionada del esperpento que nos devuelve nuestra imagen reflejada en un espejo de feria…una mezcla de ternura y descarnamiento, sin reservas musculares en la mitad invisible Como si nuestra verdadera imagen sólo pudiera nacer cuando todas las posibilidades para la vida han sido destruidas.

Luis Caboblanco dijo...

Hola Turu.

Vuelvo a insistir sobre mi incapacidad para valorar académicamente una obra pictórica, por más que tú te empeñes en enseñarnos... ¡Que le vamos a hacer! Pero al menos me producen sensaciones, señal de que aún vivo.

Cu dijo...

Es un rostro duro, refleja el cansancio del alma, y con ello otras muchas cosas. O eso me transmite a mi.

En cuanto a la prueba del espejo... tremendamente dura!

Más besazos, Tururú precioso

Anónimo dijo...

Cómo ya lo habéis dicho todo, yo sólo me pregunto :¿ Le pagaría el retrato Dupin ?
Besitos .Mer.

Francis Porcel dijo...

Hola, me he tropezado con este blog y me ha parecido interesante. Le seguiré de reojo.

A.M. Valero Lite dijo...

Por fin he tenido tiempo para leerme detenidamente tu comentario-enseñanza sobre este cuadro. No sé si me gusta más la decripción del cuadro en sí o el qe haces de la vida del artista (sí, más este último, será por mi interés innato sobre las personas más que por sus obras, o por mi desconocimiento supino sobre pintura....). En cualquier caso has hecho que me decida a ir a ver la exposición sobre Bacon que está teniendo lugar en Madrid en estos dias.Ahroa, ya no me quedaré con cara de haba cuando me encuentre con esas caras desfiguradas delante de mí.
Pero no podré evitar pensar en su autor y en su complicada psique...

Un abrazo.