Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 4 de noviembre de 2007

A buen tino

¡Qué delicia si supiera que es lo que voy a decir a continuación!. Pero no lo se. Ni siquiera he sido capaz de discurrir un título. Pero necesito soltar lastre. ¿Para eso creé a Turulato, no?. No, para escribir no, que no tengo mucha idea de como se hace, sino para desahogarme.
Mi familia no me deja ver las noticias de la tele, que me sofoco. Aunque pienso que lo que me sucede en realidad es que me ruborizo. La diferencia es grande; aquello tiene causa interna, muy comprensible dada mi andropausia galopante, mientras que el rubor lo provocan causas externas.
-Veo a todo un presidente de Francia, heredero del gran Napoleón Bonaparte y del rutilante Luís XIV, acudir presto al rescate, seguro de su éxito. Alcanza gallardo el África y allí, galante, recobra las flores de la inocencia, periodistas y españolas. Mientras, el nuestro, con gran tino, confía en el destino, pues comprende, ante el realce de su nombre en todas las naciones, que solo el sino puede deshacer el desatino-.
¡Estoy ya muy mayor para estos trotes..!. Que son además harto cochineros. Que nadie parece reparar en mis canas, el aturdimiento de mis entendederas y la mucha fatiga del cuerpo.

Y esto me hace pensar de nuevo, como tantas otras veces, en que el único cuidado de la Sociedad debe ser la Educación y la Enseñanza de sus gentes. Si las personas se comportan con urbanidad -¡que cosa, oiga!: cortesanía, comedimiento, atención y buen modo- hacen de suyo fácil la convivencia y si disfrutan de la mejor preparación intelectual posible no es fácil aborregarlas, lo que las conduce inevitablemente a ser cada día más libres. El resto de las cuestiones son importantes, no lo niego, pero considero que aquellas son esenciales y que la sociedad que no las promueve marcha indefectiblemente hacia el fracaso.
Libre..: que tiene facultad para obrar o no. E indefectiblemente tal libertad requiere la de pensamiento. O sea, que quien es libre, dentro de lo humanamente posible, tiende a no comulgar con ruedas de molino. Es más; deduzco que a alguien así habrá que ofrecerle resultados y no imagen, sin más. ¡Cuanto falta para eso!.
Lo anterior implica que aunque alguno actúe coordinadamente con otros, perteneciendo al tipo de asociación que sea, eso no le obliga a asumir los despropósitos del grupo. Lo que suele hacerse comúnmente en España bajo la justificación de "¡son mi gente; son los míos!".
Y no crean que hablo solo de la cosa pública. ¡Quia!. España ha crecido mucho económicamente en estos años; ¿pero somos los españoles más maduros e instruidos?. Y no me vengan con el jolgorio ese de la tolerancia y la igualdad social.
Tolerar..: sufrir, llevar con paciencia; permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente; resistir, soportar; respetar (tener respeto, veneración, acatamiento) las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
¡Y un huevo!. ¡Y por uebos!. ¿O es que tengo que sufrir al animal ese que veo en la tele golpeando con saña a otra persona?; ¡qué lo resista y soporte quien lo educó!. ¡Ah, ya!, se trata de respetar las ideas ajenas.. ¿Cuales, las de Idi Amín Dada, que consistían en interrogar personalmente a "los presos" (al primero de la fila lo capaba de un machetazo; al segundo le decía con suavidad.."¿hablamos..?").
Eso. Soy un grosero. Vale. ¡Harto, harto estoy de tanta memez!. ¡COBARDÍA!; eso es lo que hay, eso es lo que exhibimos. Nuestra despelotada venta por el más miserable plato de lentejas. Y el prójimo que se joda, que a mí no me toca.
No lector; a quien hay que respetar es a la persona como tal y defender el ejercicio de sus derechos, en especial los humanos -que son idénticos para todos nosotros- y políticos. Lo que me lleva a recordar, y recordarles, que las personas no tenemos los mismos derechos ni las mismas obligaciones. Por ejemplo, la Ley no permite que me sindique ni que puedan elegirme diputado. Y eso es sensato y lógico, y no menoscaba mi ciudadanía. O sea que no somos iguales en muchos aspectos.
Y puestos a recordar, que quede claro que, en razón de las diferentes Teorías del Derecho sobre las que se basa el modelo contemporáneo del Estado, este es la organización que reclama para sí el "monopolio sobre la violencia legítima", a tenor de la definición de Max Weber. Lo que implica que este, y por lo tanto sus responsables, tienen la obligación inexcusable de impedir que ciudadano alguno, solo o en sociedad, ejerza cualquier tipo de violencia, extirpando esta acción privada aun cuando tenga que emplear una violencia mayor.

Puede que esté equivocado. Os aseguro que que me encantaría. Entre otras cosas porque siento que he ayudado a que sea así parte de lo que critico. No estoy libre de culpa. De manera que ahora aprovecho cualquier consulta que me hacen para plantear una manera de ver las cosas y de comportarse que considero más madura.

A estas alturas, muchos pensarán que soy inaguantable. Puede..; hay veces que no me aguanto ni yo. En realidad, callo mucho de lo que pienso. No se puede ir pregonando las propias verdades, pues quizá no sean ciertas y en algún caso hagan más daño que beneficio. Con todo, conviene en determinadas ocasiones decir a los más jóvenes alguna de las cosas que ha enseñado la experiencia.
Me contaba estos días una amiga lo mucho que le ha costado comprarse una vivienda; tanto en el aspecto económico como en el personal, pues ha ido a hacerlo en plena crisis del mercado hipotecario y ha necesitado apoyo de las personas de su entorno. En el primer aspecto no creo necesario describirles los problemas que ha tenido que superar y en el segundo se ha dado de bruces con el verdadero carácter de aquellas.
Ha llevado a término la compra, pero ha terminado disgustada y con mal sabor de boca. Además, ha comprado la vivienda que podía adquirir y no la que le hubiese gustado poseer. Al final, en lugar de sentir alegría cuando abrió la puerta de su casa, me contaba que primaba cierto desengaño. ¡Vamos; como si se hubiese casado!.
Lo primero que he hecho es felicitarla. La he comentado que me encanta que la gente se esfuerce y me siento bien cuando logra obtener algo gracias a sus afanes.
Y esa palabra, algo, es muy importante. Tendemos a enlazar la satisfacción con las características de las cosas, lo que en parte está bien -pues si quiero un plátano me deja frío tener una llave inglesa-, pero es una manera de sentir que no me gusta.
Con el tiempo, me he dado cuenta de que las cosas que tengo significan mucho para mi, pero no tanto por ellas sino por ser mías. Y profundizando un poco más, lo que hace que las sienta propias es el grado de esfuerzo que tuve que desarrollar para que lo fuesen.
Un regalo es muy agradable, pero siento que lo es por provenir de quien proviene, por el afecto con el que lo entrega y no por su valor intrínseco. Con lo que llegamos al extremo..; lo que no cuesta nada recibir, nada vale. Y no confundamos ilusión con valor; aquella se apaga poco a poco con el paso de los días, mientras que lo valioso se aprecia. Así que su casa es un premio; uno de los recibidos. Porque no debe dudar de que esa casa, quizá hoy no muy de su gusto, vacía y algo fría, irá siendo más su hogar cada día según cada rincón vaya recordándole su esfuerzo, una lágrima, una presencia, una alegría.... Sentirá que crear hogar es un premio en si mismo.
Otro pasito más.. Vivir es aprender. Quien existe sin asimilar algo cada día se animaliza, reduciendo su ámbito a la menor o mayor satisfacción de sus funciones. Y aprender cuesta; ¡y mucho!.
(Qué tristeza tan inmensa me produce contemplar como se facilita el paso de un curso escolar a otro a quienes más debiera exigírseles, dada su carencia de conocimientos. Se confunde preparación con la posesión de un simple e inútil título)
¿O alguien se atreve a decir que puede aprender algo de bóbilis bóbilis?. Ciencia infusa lo llaman... ¡Seamos serios!.
Y siempre que se aprende quedan atrás ciertos "entenderes" vitales que creíamos ciertos sobre como nos sentimos y relacionamos las personas, y cuya aceptación facilitaba mucho nuestras relaciones. Pero resulta que son erróneos, no tanto por si mismos como por el afán de pretender que todos lo individuos los viven de igual forma. Así que aprender nos obliga a pensar; en nosotros, en los demás y en el verdadero sentido de la vida y sus quehaceres. ¡Tela!. Otro premio... Abrir los ojos, en la medida que sea, a la realidad de nuestro comportamiento. ¡Cuantos sinsabores futuros evita el conocimiento!.
En fin. Aprender a vivir es algo que hay que hacer solo. Es duro. Pero poco a poco va uno resolviendo las situaciones que le tocan en la lotería de la existencia. Y algún día se mira uno despacio en el espejo y cae en la cuenta de lo que ha logrado con su esfuerzo. Y sonríe. Mi pequeño mundo... Mi vida...

7 comentarios:

Mar dijo...

Pues... no te tengo que tolerar, estoy absolutamente de acuerdo :)
Sin la educación no hay nada. Y si todos aprendiésemos a escuchar más que hablar, o si (como dice el proverbio) nos pusiéramos los zapatos del "otro" durante 3 lunas todo se miraría de distinta manera.
Yo apenas leo ni veo las noticias, se cómo van las cosas ahí fuera y tengo el corazón frágil y todavía no he aprendido a asimilar que la naturaleza (la humana y la otra) es como es y que solo puedo cambiar desde mí misma y no lo del otro.
Ánimo, querido Turu, amemos aquello que tenemos más cerca.
Un abrazo enorme

Silvia dijo...

Turu, hombre, que ZP confíaba en que fuera nuestro ministro Desatinos quien lo solucionara...
Al resto de tu escrito, amen.
Un abrazo

Anónimo dijo...

No dirás todo lo que piensas… pero tú deshago, es libre de fingimiento. Y un carácter forjado en la templanza y la justicia merece, no por sus canas, sino por haber recogido en su experiencia un poco ( o un mucho) de dolor del mundo expresar lo que ha ido desaprendiendo mientras sigue en el noble quehacer de aprender. Sí, la educación es el nudo gordiano de una sociedad…y es curioso, cuanto más elevado es un pueblo, más limitado está en su libertad y cuanto más educado está un hombre…menos libertades se toma ¿Será que educar es formar personas aptas para gobernarse a si mismas? ¿Será ese el regalo que nos proporciona la vida, nuestro particular vino de autor?...Me refiero al resultado de mezclar el esfuerzo del que siembra, cuida, nutre…el regalo delicioso de aquello que se planta, por humilde que parezca y que con intuir el don, al final se convierte en un paisaje incomparable…el paisaje que sonríe al sol.
Eso no quiera decir que servidora, no sepa distinguir la delgada línea que separa la tolerancia de la toleridad...¡Hasta ahí podíamos llegar!
Un abrazo

Anónimo dijo...

Tolerancia vs. Respeto. Me gusta la oposición.


Ambos conceptos se oponen radicalmente.

¡Estoy hasta el moño de oír hablar de tolerancia! Curiosamente a las personas más intolerantes que conozco. Como tú muy bien señalas tolerar es aguantar lo que consideramos malo. Respetar, además del sentido de acatamiento o veneración, tiene el más próximo a su etimología de atención, consideración y miramiento. Me quedo con este segundo.

¡No sé por qué tengo que soportar lo que me afecta a mí o a los de mi entorno!, lo que es opuesto a lo que consideramos “bien hecho” dentro de una escala de valores que compartimos ampliamente en nuestra sociedad (¿evolucionada?). Creo que es necesario respetar lo que proviene de culturas o valores diferentes, siempre que puedan ser incluidas en nuestros valores, pero ¿tolerar? Y no comprendo cómo se pueden tolerar determinados comportamientos que ya parecían erradicados, como esos que someten a la mujer a una condición de esclavitud (no sólo pienso en ablaciones, también me refiero a las esclavas sexuales que podemos encontar por cualquier sitio) o, por ejemplo, que se deje vivir en la calle, en condiciones infrahumanas, a personas que claramente tienen sus facultades mentales disminuidas. Mientras esta realidad nos rodea, paseamos muy tolerantes por las calles, sabiendo que justo ahí enfrente hay mujeres esclavas y nos tomamos tranquilamente una cerveza en la terraza delante de ese mendigo que está durmiendo en mitad de la acera. No creo que ni el uno ni las otras estén reclamando nuestra tolerancia.

Por eso me avergüenza esa forma fácil de creer que todo se resuelve con el diálogo y la tolerancia. ¡Claro que hay que dialogar!, pero para ofrecer claramente una alternativa, una posición fuerte.

Reivindico el respeto frente a la tolerancia. Y creo firmemente que si queremos seguir viviendo en una sociedad libre no debemos tolerar bajo ningún concepto muchos comportamientos. ¡Ya vale de pensamiento débil y de buenísimo! Edequemos como se debe educar que al final los jóvenes lo agradecen. No sé si ya estamos a tiempo.

Cobre dijo...

Pues si tú dices q estás mayor... vale, pero en este aspecto no pensamos de diferente manera!.
La educación es básica para el desarrollo del individuo y de la sociedad. Lamentablemente no vamos por buen camino.
A la gente no le gusta pensar, q luego duele la cabeza!, ni enfretarse a las verdades. Hay un pensamiento generalizado de q se vive mejor en la ignorancia, y así nos va...

Muy bueno, Tururú, muy bueno.
Besazos!

(Por cierto, si no es mucho pedir, ¿podrías separar un pelín las líneas? sq están muy muy juntas y a los miopes nos cuesta un mundo q no se nos mezclen... ;))

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Kosmos por eso me he animado a escribir hoy ,por eso y por que me gusta mucho como escribe el bloguero y los participantes. Jo,que nivel !!
Hasta la próxima.
Un abrazo.

Luis Caboblanco dijo...

Pues sí Turu, me adhiero a la mayoría de tus sensaciones y anhelos pero, sinceramente, creo que el camino es duro y los derroteros no van presisamente por ahí. La educación es todo lo que has dicho pero para mí también es la capacidad de acostumbrar el cuerpo a luchar, a perseguir un objetivo, a sacrificarse ... y ahí me parece que andamos aún peor.

Saludos