Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

viernes, 23 de marzo de 2007

Asqueroso desprestigio

Deseaba no volver a escribir sobre sucesos relacionados con cuestiones políticas. Pero la retirada de la acusación contra Arnaldo Otegui ante la Audiencia Nacional por el fiscal Burgos me causa tal escándalo que no puedo evitarlo. Y lo hago poniéndolo en relación con mi artículo precedente sobre el sentimiento que sentimos hacia lo norteamericano, de manera que este artículo es en parte continuación de aquel.

Quizá alguien recordará el asunto de Valerie Plame, la agente de la CIA cuya identidad fue descubierta desde la Casa Blanca para desprestigiar a su marido Joseph Wilson, un diplomático crítico con la guerra de Irak.
Patrick Fitzgerald, el fiscal federal que llevó el caso fue realmente implacable tratando de descubrir lo que sucedió. Fue capaz de demostrar que la Administración Bush utilizó todo lo que tuvo a mano para promocionar "su" guerra, incluyendo información calificada cuya difusión debilitaba la seguridad de los Estados Unidos, pues hacerlo era convertir en papel mojado toda la red de contactos de la empresa fantasma en la que trabajaba dicha agente.
Considerando que su trabajo era el tráfico ilegal de material nuclear, la falta de escrúpulos de Bush, Chenney y de sus respectivos equipos, fue alarmante y evidencia hasta donde llegan los políticos para alcanzar sus fines.
Pero un fiscal ha demostrado esta vez que el sistema judicial funciona en bien de todos y no de manera partidista.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tendría que leer un poco y enterarme un mucho para poder comentarte este artículo sin decir ninguna estupidez.
En cuanto a tu anterior artículo, nadie es inocente. Es cierto. Y permitiéndome el lujo de generalizar, nos sentimos asquerosamente superiores.
Pero hay una cosa que a estas alturas nadie puede cambiar (espero): Los libros siguen ahí, dándonos bofetadas de verdades de cuando en cuando.
Un besiño

Anónimo dijo...

Qué mal entienden los partidos políticos la separación de poderes...
Abrazos

Silvia dijo...

Cada vez cuesta mantener la fe en ciertos aspectos de la sociedad en la que me ha tocado vivir pero tengo la esperanza de que logremos aprender de ciertas personas (como el fiscal Fitzgerald)
Un abrazo

Luis Caboblanco dijo...

La separación del poder judicial con respecto al legislativo es, en este país, poco menos que una entelequia. Y no recuerdo un solo fiscal general del estado que haya desarrollado su labor con un mínimo de imparcialidad.

Yo siento que cosas que antes medio funcionaban, asuntos en los que estábamos medio de acuerdo, heridas que casi estaban cerradas, vuelven a manifestarse con más virulencia aún. Y lo peor... que ese sufrimiento y ese dolor lo sacan a relucir aquellos que no tuvieron la oportunidad de vivirlo... Y eso me asusta más aún.

Un sabrazo Turu.