Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Vida contemplativa

Hace años pasé un día en la cárcel. En la Colonia Penitenciaria de El Dueso. ¡Con vistas a la playa y adosao al cementerio!; en el pueblo tienen guasa..., pues han colocado el camposanto en plena playa, a dos metros del muro del penal. Y entre los muertos y la garita del picoleto, el camping; y que duerma quien tenga cojones.
Ya lo comenté. ¡La leche!. El primero con el que hablé era un teutónico cabreao. Contaba el hombre que España era una mierda, que él sólo transportaba aspirina Bayer para curar a los enfermos, que era una copla que cantaba mi abuela, la de Gayangos..
Monja me quiero meter, monja de la Caridad, para cuidar los enfermos que'stán en el hospital.
Más o menos, mi abuela y él igualicos. Aunque mi abuela no conducía un trailer blanco como la nieve.
Por aquello de que tira el uniforme, entré en relaciones con un simpático compañero que había sido jurídico militar. ¿Y tú campeón, que haces de vacaciones?. "Pues eso, descansar; he estafado hasta hartarme y no lo niego, que tengo clase. Pero me jode la soledad. Así que me entretengo procurando buscar alojamiento en este club a los que afanaban conmigo".
Bajeme a los campos de deportes... Ahora no se, pero entonces cuando pasaba uno de prisiones con alguna visita les acompañaba un turuta.. Y como en el cuartel; el trompeta se cascaba un toque de atención que ní en la Semana Santa sevillana. ¡Toos quietos!.
El ambiente, como en un Barça- Madrid, pero sin árbitro y con los hinchas de general de pie mezclaos al sol a las tres de la tarde de un día de Julio. Lo más fino, "te doy una hostia que te pongo la cara mirando al culo". Y lo mejor, las miradas.
Así que terminé mi corta estancia en la enfermería. Con el portugués. Un tío legal; con estudios. Le perdía la revolución...

Convenientemente preparado, y ya en la calle, busqué mejores amistades. IV Tercio Sahariano "Alejandro Farnesio". Alguno se bebía el Floyd, y claro luego no les quedaba bien el afterseif. Aunque el más guapo de los que conocí esnifaba coñac de garrafa, y digo bien, que se lo metía por el agujero de la nariz, pues por el garganchón contaba que no sentía ya nada. Y otras cosas.
Lástima que no había mozuelas, como ahora -con lo guapas que están vestidas de escondías-, pues hubo un tiempo en que Nacho Vidal fue legionario...
Pero bueno; a falta de pan.. Lo único importante era distinguir bien al que daba del que tomaba.. Un antiguo miembro de la Legión Extranjera francesa, que disfrutó todo el asedio de Dien Bien Fu, me explicaba satisfecho que un culito sin pelo de aquellas tierras era tan bueno como el de la mejor de las mozuelas.

Necesitaba reposo, que todo era porque sufría mal de amores.. ya lo dice "El novio de la muerte"..
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera
;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.

Cuando, al fin le recogieron,
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer

A lo que iba. Me dí un garbeo por la Cartuja del Aula Dei, aquí cerca, en Montañana. Y de esto quiero escribirles hoy. Les enlazo una película. Véanla. Se lo aconsejo.
Solo un matiz. Mantiene el artículo que es la orden más exigente. ¡Ja!. Años más tarde, cuando era piloto, me rogó un compañero que le acompañase en un vuelo para llevar aceite a los Camaldulenses...
Aquel día conocí una de las costumbres de mi Unidad. Cuando había varios bidones rebosantes de aceites usados en las turbinas y cajas de las transmisiones de los helicópteros, se transportaban en vuelo al... no se como llamarlo de aquellos eremitas.
Despegamos y al poco, dejando las Conchas de Haro a estribor, entramos en los Montes Obarenes. En lo alto, tomamos tierra en un claro entre peñascos.. Un poco más allá, entre unas hierbas, se abrían unos agujeros en el suelo... Uno para cada uno de los ocho.
En silencio llevaron rodando los 2 bidones de 200 litros hasta una borda, más bien choza; su iglesia. Era el único lugar que calentaban ligeramente; hacían una pasta de aceite y astillas de madera y la quemaban...
Radicalmente vegetarianos. Además, allí arriba se subía en helicóptero. Demasiado caro para el carnicero.
Y no canso más. ¡Hala, a descansar!.

4 comentarios:

Silvia dijo...

Interesantes tus "colegas" del trullo. Algunos comentarios que te hicieron se los oí yo a colegas míos...

Anoto tu recomendación de la película, que es una de las que tengo pendientes de ver este mes.
Me relajan los claustros y necesito de vez en cuando el silencio, pero sería incapaz de vivir como tus Camaldulenses.
Echaría tanto de menos el sonido de la risa..

Un beso

Anónimo dijo...

Un buen contraste, la vida contemplativa forzosa y la voluntaria. Dos formas extremas de entender la expiación.

Un abrazo

Cobre dijo...

Me encanta leerte (como si te estuviera escuchando) mientras cuantas batallitas; y verte (como si te viera) vivir y disfrutar de lo menudo. Y q aprendas poquito a poco esas cosas q son el todo.

Un besazo, Tururú mio

MalditosTacones dijo...

Con usted siempre aprendo, gracias.
Un beso.

Tacones