Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 19 de noviembre de 2006

Abriendo un libro...

Una amiga me pide que transcriba el párrafo de un libro. ¡Qué difícil!. Elegir una lectura..., desechar otras.. Sí se me puede definir de algún modo es como aquel que ha vivido leyendo, por lo que para cumplir el pedido tengo que bucear dentro de mi..
Pero me doy cuenta de que a través de estos llamados memes, otras gentes pueden acercarse a nosotros un poco más, así que sin desechar nada -bueno, si; el Anuario Estadístico del Servicio Nacional del Trigo, que leí hace años- expongo algo cuya lectura me parece muy interesante.
He dudado.. El Barón Rampante de Italo Calvino; El libro de las Tierras Vírgenes de Joseph Rudyard Kipling; Campos de Castilla de Antonio Machado; El Hereje de Miguel Delibes; .... ¡Tantas maravillas!. Y eso sí nos referimos sólo a libros de ficción, pues he pasado momentos deliciosos con los dedicados a Economía o a Derecho. En fín .. Me he decantado por uno de pensamiento, que os permitirá acercaros a mi manera de ver las cosas.
Transcribo a continuación un párrafo del El Perdón de C.S. Lewis. Sí vísteis la película Tierras de Penumbra, vísteis algo de su vida..

"En mi opinión, con frecuencia interpretamos equivocadamente el perdón de Dios y el de los hombres. En cuanto a Dios, cuando creemos pedirle perdón, a menudo deseamos otra cosa (a menos que nos hayamos observado con cuidado) : en realidad, no queremos ser perdonados sino disculpados; pero son dos cosas muy distintas. Perdonar es decir "Si, has cometido un pecado, pero acepto tu arrepentimiento, en ningún momento utilizaré la falta en contra tuya y entre los dos todo volverá a ser como antes". En cambio, disculpar es decir "Me doy cuenta de que no podías evitarlo o no era tu intención y en realidad no eres culpable". Sí uno no ha sido verdaderamente culpable, no hay nada que perdonar, y en este sentido disculpar es en cierto modo lo contrario. Sin duda, entre Dios y el hombre o entre dos personas, en muchos casos existe una combinación de ambas cosas. En realidad, lo que en un principio parecía un pecado, en parte no era culpa de nadie y se disculpa, y el resto es perdonado. Con una excusa perfecta, no necesitamos perdón; pero sí una acción requiere ser perdonada, es imposible una excusa. La dificultad reside en el hecho de que al "pedir perdón a Dios" muchas veces en realidad estamos pidiendo aceptar nuestras excusas. Este error es producto de la existencia de ciertas "circunstancias atenuantes" en la generalidad de los casos. Estamos tan deseosos de recalcar estas circunstancias ante Dios (y ante nosotros mismos) que tendemos a olvidar lo esencial, es decir, esa pequeña parte inexcusable, pero no imperdonable, gracias a Dios. En estas condiciones, creemos arrepentirnos y ser perdonados, pero en realidad simplemente hemos quedado satisfechos con nuestras excusas, que en gran medida pueden ser insuficientes : Todas las personas se satisfacen muy fácilmente consigo mismas."

5 comentarios:

Emma dijo...

Buen articulo.

Silvia dijo...

Deliciosas y ciertas palabras de C.S. Lewis.
Un abrazo

Mar dijo...

Será que todos, en el fondo, nos creemos buenos e incapaces de hacer daño.
Qué ciertas estas palabras y qué buenos libros todos que has nombrado.
Besos.

Luis Caboblanco dijo...

el verdadero perdón es el de los demás... el de Dios, tiene demasiado que ver con él nuestro propio y a veces lo confundimos; Podías haber "colgado" algo de Delibes amigo... Es mi escritor preferido :-)

Anónimo dijo...

Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor. Hay que personárselo todo a quien nada se perdona a sí mismo.

Un abrazo