Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

sábado, 22 de julio de 2006

¿En qué piensas?

Muchacha asomada a la ventana
Salvador Dalí - 1925
Óleo sobre lienzo - 105 x 74,5 centímetros
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

La obra que hoy presento es muy conocida. La pintó en un estilo neoverista, inspirado en Ingres y las últimas obras de Carrà. La pintura es realista, pues el artista no se ha preocupado únicamente de la mancha de color, fiando a ella todo el éxito, sino que atiende a la fidelidad de las líneas, persuadido de que, sin este requisito, la obra no resulta completa.

El precioso dibujo, el color contenido, la muchacha en actitud distraída, absorta, el velero, el mar y el cielo conforman una obra de gran belleza. Con algo de imaginación, casí podemos sentir la brisa marina y oir como rompen con suavidad en la playita unas olas pequeñas, cantarinas.. El efecto realista es muy grande. Paisajes, reflexiones en los cristales, una persona y la luz en la parte posterior del cuerpo de la muchacha muestran una de las composiciones preferidas por Dalí.

Retrata de espaldas a su hermana Ana María, mientras contempla asomada a una ventana la bahía de Cadaqués, lugar donde Salvador solía pasar sus veranos. García Lorca, que lo visitó allí, recordaba que la vista desde esa ventana era lo primero que contemplaba al despertar y describió su estancia como maravillosa, como los vaivenes de un sueño.

Salvador y Ana María estaban muy unidos, en especial desde la muerte de su madre. Ana María fue su único modelo hasta que Gala la sustituyó en 1929, después de que la primera describiera en un libro a su hermano de una manera que no agradó a éste. Salvador terminó pintando otra versión de este cuadro con el título “Joven virgen autosodomizada por los cuernos de su propia castidad” (1954 - Óleo sobre lienzo - 40,5 x 30,5 - Colección Playboy, Los Ángeles U.S.A.), obra ya claramente surrealista.

Compone para que sintamos que la mirada de la muchacha es la idea principal de la pintura. Las tonalidades del cabello, medias, rocas del espigón del fondo, suelo y pared, están muy próximas, al igual que las de las ropas de Ana María, las de los los visillos y el mar. La ventana es un elemento pictórico muy importante, pues es un cuadro dentro del cuadro, que nos permite asomarnos al mundo. Destaca la corporeidad y sensualidad de la protagonista, la sequedad de la composición, el dominio técnico y la combinación de espacios ocupados con otros vacíos.
Plasma un conjunto de exquisita sobriedad, sin por ello restar un ápice del misterio que envuelve a la figura femenina, que oculta su rostro al espectador, lo que anticipa con claridad uno de los aspectos del surrealismo.
Dalí mostró su personalidad en la interpretación del tema y en la solidez y precisión de los contornos y formas del cuerpo de la mujer. Fué un gran maestro del dibujo y del detalle en la representación. Contrasta la imaginación reflejada en sus obras con una técnica de ejecución antigua. Con obras como ésta, en la que da muestras de su virtuosismo técnico, participó en este período en varias exposiciones, como las organizadas por la prestigiosa Galería Dalmau en Barcelona y por el Salón de Artistas Ibéricos de Madrid.

Dalí inventó muchas cosas que otros han continuado o imitado, como por ejemplo el método paranoico-crítico, el anamorfismo, ... Fué también un genio del marketing al fingirse loco y paranóico y elucubrar públicamente sobre sus obsesiones sexuales (supuesta homosexualidad, impotencia, coprofagia, ....). Su vida fué realmente original e interesante, al igual que su producción artística, muy personal y peculiar. Trabajó en decorados cinematográficos para Hitchcock y Buñuel, tuvo éxito en el mundo de la publicidad y diseñó joyas y mobiliario.

Ante una ventana abierta que da al mar, la muchacha está absorta contemplando el sencillo paisaje que tiene ante si: mar y tierra. ¿En qué estará pensando?; ¿qué sensaciones e imágenes le traerá lo contemplado?. Desde luego deben ser gratas, pues parece relajada, a gusto. La ropa, un pañuelo que descansa en el alféizar y el calzado ligero, unas zapatillas, nos dan la impresión de que no hace frío; quizá verano. La luz y la vida parecen estar fuera, la semioscuridad y el silencio, dentro.
Cuadro para reflexionar, hacer un alto en el camino, y dejarse llevar...

5 comentarios:

MalditosTacones dijo...

Es curioso, pasé mi niñez y mi adolescencia hasta que salí de la casa de mis padres con ese cuadro, que ellos, cuidadosamente, dejaron como decoración de la que iba a ser mi habitación antes de que naciera.

Es cierto que invita a la reflexión, yo he pasado horas preguntándome lo mismo: ¿en qué estará pensando? y, sobretodo, ¿qué espera?

Un saludo cordial.

Anónimo dijo...

La pregunta me trae de lejos, me invita a compartir las vistas.Este cuadro siempre me ha sugerido un trampantojo... velar el tacto de las cortinas, persuadir a la brisa del eterno femenino apoyado en el alfeizar, la espera restregando el tobillo sin desordenar la imagen... la imagen que siempre será un misterio de curvas ondulantes, de trasparente tibieza despertando de la siesta sin más rostro que el mar, sin más pensamiento que la luz.

Un abrazo

Silvia dijo...

Quizás sólo se limita a sentir el sol en su rostro y la brisa del mar, no pensando en nada en concreto. O quizás piense que eso es la vida misma. Disfrutar de las cosas que importan, protegida por la penumbra y contemplando todo antes de bajar a jugar con los niños que seguro están en la playa.
Un beso

Anónimo dijo...

En qué piensa??...

Gracias.

Mar dijo...

en ti...