Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 23 de julio de 2006

La noche

Noche estrellada
Vincent van Gogh
1889 - Postimpresionista
Óleo sobre lienzo - 73,7 x 92,1 cm
Museo de Arte Moderno. Nueva York. USA.

A pesar de que he enlazado el nombre del artista con una de las muchas "web" que tratan sobre su biografía, no me resisto a hacer una breve introducción sobre ella, en la creencia de que puede ayudar a comprender su pintura.
Cada uno de nosotros es heredero vital de quienes le precedieron y la sensibilidad de un artista no puede serlo menos. Quizá, esta premisa nos ayude a comprender el concepto de genio; ¿a quién podemos considerar como tal?, ¿al artista maravilloso que crea una obra deslumbrante..?. ¿O hay algo más en la genialidad?.
Cuando tenía algo más de 25 años, uno de mis jefes era hijo de un discípulo de Joaquín Sorolla. Charlando una tarde sobre arte, me comentó que cuando era niño había oido en el taller que un genio es aquel que no sólo es capaz de realizar obras maravillosas sino que además abre un nuevo camino expresivo, desconocido hasta entonces, que permite al artista trasladarnos algo de una manera inédita y a los estudiosos afirmar que se ha creado un nuevo estilo artístico.

Vincent van Gogh es heredero de los impresionistas y está muy influenciado en sus comienzos por la obra de los grabadores japoneses Hiroshige y Hokusai, para adoptar más tarde los brillantes matices pictóricos de artistas franceses como Pissarro y Seurat.
En 1888 se trasladó al sur de Francia, a la Provenza, donde se dedica a pintar escenas rurales, cipreses, campesinos y momentos de la vida cotidiana de la región. A la vez, empieza a utilizar pinceladas ondulantes y colores amarillos, verdes y azules intensos. En este período abandona el impresionismo, desarrollando un estilo muy personal donde prevalece el amarillo, símbolo de la luz y del calor.
Ese mismo año Gauguin, instigado por Theo -el hermano de van Gogh- y agobiado por sus problemas económicos, decide irse a vivir con él y este, como muestra de su alegría por lo que espera que va a ser una convivencia artística enriquecedora, pinta en Agosto de 1888 una serie de seis cuadros dedicados a "Los Girasoles", con los que piensa decorar la habitación de su huésped.
Pero poco a poco, las diferencias entre ambos creadores van surgiendo hasta que al fin estalla la crisis. Los cipreses, los cielos, los caminos, las iglesias y trigales tiemblan. Van Gogh descubre la energía total que unifica el Universo. Pero los cielos, sobre los trigales de oro, se van ennegreciendo y la muerte se convierte en un segador que sonríe a Van Gogh. Y en medio de esos trigales, en un gesto de impaciencia y dolor, se dispara un tiro en el pecho.

A diferencia de sus amigos Gauguin y Benard, que estaban elaborando una pintura de contenido simbolista, fruto de su imaginación y no inspirada en modelos reales, Van Gogh se decanta por el contacto directo con la realidad.
Pintar frente al modelo le permite a Van Gogh algo esencial en el Arte: Impregnar la obra de emociones, trasladando al lienzo aquello que el artista siente en el mismo momento que contempla lo que quiere reflejar mediante su pintura. Ese instante de emoción es irreproducible luego; los pinceles son dirigidos por el alma... En el estudio, pintando de memoria o ayudándose de bocetos, no puede negarse que también es posible el sentimiento, pero nada es comparable al primer estallido de nuestros sentidos.
Pero en este caso el artista se enfrentaba a un gran problema: ¿Cómo pintar de noche, en la obscuridad?. Encontró la solución ideando un sistema tan extravagante como ingenioso: Colocó velas encendidas sobre su sombrero y así pudo realizar la primera obra nocturna al natural de la historia. Luego la redondearía, pero el milagro ya se había producido.
Sin embargo, y a pesar de haber trabajado al natural, el resultado es cualquier cosa menos realista, pues la poderosa imaginación del autor transforma la vista nocturna en una especie de acontecimiento cósmico donde el cielo parece iluminado por multitud de cometas que giran vertiginosamente, creando una serie de remolinos de luz, haciendo que el pueblo parezca sumergido en una atmósfera sobrenatural.
La composición del cuadro es magistral. Fijémonos en la línea diagonal de las montañas -en perspectiva oblícua-, las ondulaciones amarillas de los astros, las pinceladas espirales que forman los árboles diseminados entre las casas y en el tejado en punta del campanario, que rima con la forma del solitario ciprés cuya silueta inicia la escena en primer plano. Las líneas del contorno de los edificios están realizadas con grueso trazo de tono oscuro, lo mismo que las montañas, lo que nos recuerda la técnica del cloisonnismo(*) empleada por Gauguin y Bernard.
La escena resulta extremadamente vigorosa y sugerente. La naturaleza estalla en todo su esplendor y se exhibe ante el pintor, que siempre se había sentido atraído por la noche debido a su especial gama lumínica. Las estrellas son plasmadas como puntos rodeados de un halo luminoso -como sí volcara en ellas todos sus deseos- y el cielo queda estructurado así en un conjunto de espirales, dominadores torbellinos helicoidales, penetradas por los cipreses del primer plano, inspirándose en Seurat y en los pintores de estampas japonesas.
Se acerca a una concepción cósmica, a una naturaleza que abruma, que representa la pequeñez del ser humano frente a las fuerzas del Universo. La agitación es espasmódica. Hay una visión doble de sol y luna, aun siendo de noche. Lo humano queda aplastado por el movimiento de la bóveda celeste. Los astros están a punto de chocar; nos hallamos ante un inminente fin de su mundo, ante el mayor de los cataclismos.
Por su significado podría enlazar con el Romanticismo, en la línea de un Friedrich, y también sirve de puente con el Expresionismo posterior, que participa de la concepción del universo incidiendo en la pequeñez del hombre. Todos estos efectos se consiguen por medio de una pincelada arremolinada y espasmódica.
Los tonos empleados son obscuros, consiguiendo crear un efecto especial con los amarillos y verdes, que se imponen a los azules. La pincelada es muy particular, con pequeños toques de color, formando facetas que organizan rítmicamente la composición. La pincelada depurada y relamida del academicismo había sucumbido finalmente ante el genio explosivo de los artistas impresionistas y postimpresionistas.
La sabia conjugación de bellos colores, cielo estrellado y paisaje ideal han hecho de esta "Noche Estrellada" uno de los cuadros nocturnos más famosos y valorados del arte del siglo XIX. Fué pintada trece meses antes de la muerte a los 37 años de Vincent van Gogh, durante su estancia en el asilo de Saint-Rémy-de-Provence, en el que se recluyó en Mayo de 1889, debido a los frecuentes ataques de su enfermedad psíquica. Pintaba lo que veía desde su ventana de demente.. No estoy muy seguro.

(*) Uso de colores planos y formas contorneadas que recuerdan el tabicado de los vitrales

4 comentarios:

Mar dijo...

no hay duda... esa noche el pintor estaba sintiendo a las estrellas, lo se...

Gracias :)

Cobre dijo...

Un mar de estrellas, es lo q sentía nena.

Ana María dijo...

Me aficioné a los impresionistas cuando inocentemente, mirando su pintura creí que eran fácil de copiar. Pensaba, se ven las pinceladas,los colores son los principales, esto se me dará bien. Pero no era inocente era tonta :)).

Lo que siempre me inquieta mucho es lo que sufriría este hombre en su corta vida.

Maria dijo...

Me encanta esta obra de van gogh, gran pintor autodidacta de increible riqueza artistica y enorme poder impresionista
Este hombre dormia,apenas comia y pintaba todas las horas del dia y de la noche,un alma atormentada desde el momento de su nacimiento.
Gracias por la descripcion de esta obra en perpetual movimiento.
salutdos