Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

sábado, 1 de octubre de 2005

Mirar una escultura


"Torso femenino"
Jean (Hans) Arp
- 1953 -
Vaciado de un modelo de yeso de 1930
Colección Haubrich - Museo Ludwig - Colonia

Acabo de leer en el "blog" de doña Leo unas amables palabras de don Luís. Me pide que vuelva a comentar alguna obra.
Su petición me inquieta. Él sabe muchísimo y sus artículos son un ejemplo de trabajo bien hecho. Doña Leo, que es una de esas personas que "caen bien" sólo con saludarte, sabe de todo y es una tertuliana formidable, por lo que opinar sobre Arte en su presencia requiere finura.
¿Y "doña Maru"?. Es famosa en la "red" y, aunque no fuese así, le tengo un cariño especial. Y estás tú, lector desconocido, que no por escaso eres menos respetable, al que mi soberbia intenta conquistar...
Comprenderéis pues mi preocupación. Y para colmo hago un "cambio de tercio". Aparco la pintura y os muestro una escultura... No dudaréis de mi valentía.
A ello. Yo dibujaba "pchss" y tengo un cierto gusto para el color, pero no podía ser... Excepto para todo lo que es "pecao", carezco de imaginación. Y el Arte, que es lenguaje pues el artista necesita expresarse y el observador percibir, exige una capacidad de concebir en abstracto lo que quieres transmitir de la que carezco.
Quizás por ello, por la presencia apabullante de la imaginación en la concepción artística, los estilos han evolucionado hacia una mayor o menor abstracción.
Como siempre, soy un charlatán. Pero quería empezar por la imaginación.. Ya os he comentado en varias ocasiones la anécdota sobre la explicación que daba Miguel Ángel sobre su David, esa obra de juventud un tanto desmesurada..
Decía que el cuerpo estaba en la piedra; que él se había percatado de ello cuando vió el bloque marmóreo y que se había limitado a quitar la piedra sobrante. Imaginación...
Y es que el artista tiene que ver.. Tiene que ver en su imaginación, para poder luego materializar lo visto.
Y vosotros, espectadores, veréis la obra en algún momento... Y el escultor lo espera, lo desea.. Pero sabe que podéis rodearla, no como una pintura a la que miráis desde unos pocos ángulos. Tiene siempre presente que paladearéis su obra desde los 360º... Comprende mejor que nadie que, mientras en una pintura las luces y los claroscuros son fijos, en su obra cada uno de sus volúmenes proyectará su propia sombra según la luz ambiental. Y desconoce cual será la luz, o la penumbra, que bañe a su criatura.
Pero su mente debe imaginar en lo posible.. E imagina que la exposición está atendida por amantes del Arte..; saben que el placer entra por los sentidos.. Y no sólo dejan ver sino, también, tocar.. ¡Mil sensaciones!; calor, frío, luz, sombra, rugosidad, finura, aspereza, volumen... Placer.. Acariciar, amar.
Así que se vuelca en los volúmenes, calcula proporciones, vacía la masa, rellena el espacio, imagina sombras, libera luz, aseda superficies, mantiene rugosidades y asperezas, aprovecha la fuerza de las aristas, seduce con las curvas...
Me atrevería a decir que todo escultor tiene algo de hermafrodita, pues precisa utilizar la agresividad de las aristas masculinas y el calor de la suave curva femenina.
Aquí Arp, que por el lugar de su nacimiento unas veces decía su nombre en francés -Jean- y otras en alemán -Hans-, ha simplificado la forma y reducido los detalles en pos de la estilización; utiliza el pulido del mármol, en combinación con los volúmenes, para jugar con la luz y obtener una cálida sensación táctil.
Y Arp quiere hablarnos del cuerpo femenino. No le interesan sus piernas. Lo femenino no reside en unas pantorrillas; tampoco en una cara bonita. Cierra los ojos; imagina... Y sus manos acarician el mármol, tan frío, desbastándolo...
Sube desde el pubis apenas rozando la piel.. Siente la tersura del vientre, su abultamiento, la curva suave de la preñez, se llena de calor de vida...
Se apoya en las caderas, marca su ritmo cadencioso, clavo y canela..
Su imaginación se desborda. Conoce que de los pechos fluye la vida.. Los resalta. ¿O no?. Porque, bien mirado, el torso adquiere ahí movimiento, insinúa los brazos, se torna aéreo, se escapa en el espacio, fluye, fluye, como la leche cálida por el pezón.
Pero me muevo.. La escultura danza conmigo un vals.. Giramos uno alrededor del otro... Y no puedo evitar sentir que su cabeza, allá arriba, desciende como queriendo apoyarse en mi hombro...
Bailamos... Sensación.. Placer.. Belleza.

(Dedicado a Maruja, a Julia, a doña Leo y a Luís)

13 comentarios:

Nividhia dijo...

Arte en estado puro.

'Escena campestre de señora de la alta sociedad con traje de puntilla y liguero'

Ole.

Turulato dijo...

¡Coño!. Me "da" que has llegado cuando había puesto la foto de "la ligueros", pero que te has perdido la historia del ligue...

Leodegundia dijo...

Lo primero, gracias por la parte que me corresponde en su dedicatoria.
Como le contesté a su comentario en mi blog, usted sabe mirar un cuadro y ahora me demuestra que también sabe ver más allá de un trozo de marmol y describe la obra con tanto entusiasmo e imaginación que invita a recorrerla siguiendo todas sus indicaciones y a pesar de que el arte moderno no es de mi total agrado, terminado el recorrido puedo decir que creo entender esta obra.
Un saludo y gracias de nuevo, esta vez por hacer de guía artístico.

Turulato dijo...

Doña Leo, ¿podré aspirar algún día a que me llame "guaje"?.

Luis Caboblanco dijo...

Hola Turulato, y gracias por la dedicatoria, aunque yo me he sentido partícipe de todos y cada uno de tus artículos, y al igual que yo, cualquier lector. Si algo fácil contigo es implicarse. Por otro lado mis conocimientos de escultura rivalizan con los de pintura en cuanto a lo nimio. Así que, en cierto modo, tienes apadrinado un ingnorante artístico... pero ya empiezo a disfrutar

Turulato dijo...

"Azabache", ¿me permite una coquetería?. Tuteémonos. Prefiero estar, así, cerca de la mujer. Aprendo muchas cosas que a mí me faltan.
Sólo a las mujeres muy mayores las trato de usted. Es una muestra de respeto.
Agradezco tu amable comentario; creo que se aprende mirando. Y pongo empeño en que miréis conmigo.
En cuanto al arte culinario me declaro... Espectador, no desde luego. Aficionadillo, más bien. Y eso que ahora que puedo permitirme disfrutarlo, el cuerpo ya no es lo que era.

Turulato dijo...

¿Facilidad para implicar a los demás, maestro?. ¡Sí todo lo que sé lo he aprendido "de los romanos"!.

Ana María dijo...

Sr. Turulato, sé que me repito, pero es un auténtico placer leerlo.

Suscribo cada una de las palabras de caboblanco, con una sóla diferencia, yo le hablo de usted:))).

Turulato dijo...

"Maru", tus visitas nunca son repeticiones.
Cada una es esperada. Cada una, alegría. Cada una un orgullo.
¡Y deja de una puñetera vez de tratarme de usted!... Excepto cuando quieras "tomarme el pelo"

Turulato dijo...

"Maru"; haz lo que quieras. En realidad, hagas lo que hagas me gusta...

Turulato dijo...

Gisel, desconocida no. Muda, quizás.

almena dijo...

mmm mucho nivel en esta "trinidad" bloguera y contertulia.
Yo también aprenderé en silencio...
Saludos!

Turulato dijo...

"Almena", nadie hay más importante que quien cuida las cosas nímias..