Amor.. No hay que engañarse creyendo que la ilusión es lo mismo. Todos encuentran ilusiones. La característica principal de estas es que son finitas. La ilusión se encuentra gorda y reluciente, pero, cual gocho de matacía, se va consumiendo según se disfruta. Al final restan unos huesos pelados que no sirven más que para el caldo del recuerdo.
Unos pocos y me reafirmo, pocos, encuentran el amor. Encuentran, porque el amor aparece ante quien le sale de la punta del ciruelo (me gusta, ¡abajo lo correcto, destrocemos a todos los pusilánimes!). No sirve buscarlo ni esforzarse, como si se estuviese aprendiendo a multiplicar. Un día cualquiera se planta ante ti y te saca la lengua; sí, se cachondea, pues no deja de ser un reto. El amor exige y exige. El amor busca que te entregues y todo aquel que necesita nadar y guardar la ropa, que quiere medrar antes que amar, va jodido. ENTREGA ...
.. ¿qué hay que entregar?.
Todos somos como la Tierra, esferas apepinadas unas, con forma de pera otras, muchas amelonadas o sandíos. Estamos cubiertos de bultos de diferentes tamaños, con volcanes sudorosos y agujeros infernales, unidos por cuanto pliegue y arruga puede uno imaginar. Todo eso podría tolerarse si solo fuese físico, pero resulta que hay mucho más desmadre en nuestro espíritu y en nuestra personalidad que en nuestro cuerpo.
Pero, órdiga, ¿qué es el amor?, que divagas como siempre y esperan que trates sobre ello. Pues se basa en algo que posee otro y no lo sabe, que emana de él según vive y que no controla. El amor es el resultado del aura que flota en torno a alguien y que envuelve a algún otro, que la recibe cual sopapo, más rápido que deprisa, o le va inundando cual riada, pero en ambos casos de manera que no es posible resistir.
¿Y cómo actúa? Porque hasta ahora lo único que ha escrito, generalidades etéreas, mayormente. Dije que somos a modo de esferas irregulares, en cuanto a personalidad y ánimo, de rebote inesperado cuando topamos con otra, lo que provoca que resultemos impredecibles en demasiadas ocasiones y que nos proyectemos sin precisión sobre los demás, desviándonos de nuestro objetivo, de manera que dañamos lo que querríamos acariciar, saliendo disparados sin control hacia donde menos se espera.
Pero aquel aura, siendo anímica, puede impregnar y deslizarse por todas nuestras rugosidades, colmatando golfos y volcanes, suavizando cabos y riscos agresivos, tornando aquel pelotón irregular en una esfera perfecta. La fusión entre dos, gracias al amor (olvidemos lo fácil, las débiles ilusiones) nos completa, nos perfecciona en el tiempo, sin alcanzar jamas la perfección; vamos, que nos exige esforzarnos día a día, hasta el final. El amor no es para quien cede ante un obstáculo o se acobarda ante la dificultad, el esfuerzo y el sufrimiento. El amor es para corredores de maratón, dispuestos a mantenerse en ultra trail.
Y lo más .. ¿injusto, duro? es que produce sus efectos en tanto en cuanto se mantiene la fusión del pelotón y el aura. Si estos se separan vuelven a aparecer las rugosidades de los cuerpos originales y todo se acaba. Quien espere que basta el amor para vivir es un simple, un iluso. Solo hay una manera de vivir, la del espíritu jinete, ir superando obstáculos lanzando el corazón más allá de cada uno de estos y yendo a buscarlo sin esperar nada.
Por eso hoy se fracasa tanto, porque se espera demasiado del mero transcurso de la existencia o de la suerte. Ya prometió sir Winston Churchill que para ganar había que luchar y esto trae sangre, sudor, lágrimas y esfuerzo.
¡Qué bien!. La ilusión, de la que hablaba al principio, es cual saldo de una libreta en la que se van practicando grandes reintegros y pequeños ingresos; el resultado es que el saldo final es 0. Por contra el amor es cual cuenta de crédito, donde el saldo no es en realidad nuestro sino que está a nuestra disposición para que lo vayamos empleando a fin de alcanzar un objetivo. Cual parábola de los Talentos, alcanzar la meta cuesta, hay siempre que arriesgar y poner constantemente carne en el asador vital.
La ilusión no exige esfuerzo. El amor, al contrario, es trabajo constante por "amor al arte", sin recompensa ni seguridad de obtener nada. Solo ENTREGA. Por amor.
Y todo lo anterior se condensa en el axioma : sin amor soy mero gorilón, con amor, un Hombre.
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