La vida al revés. Tanto más joven, tanto más ignorante. Al cabo voy alcanzando a entender como soy, aunque no sé aún quien soy. Por eso la vida está al revés, pues cuando decides no sabes y cuando algo sabes, ya está todo decidido. Me voy marchando, que dije hace no mucho a una mujer y sé que no me entendió. ... ¡Pero que cosas digo, que no me entienden los que leen!. Discúlpenme.
Era joven cuando descubrí lo que sentía. Se planteó un juego en el pequeño grupo de amigos del que formaba parte. Jesús expuso un cuento corto con muy pocos personajes y nos pidió que eligiésemos con cual de ellos nos sentíamos identificados. A mi lado estaba la mujer que amaba; elegimos... Después, Jesús nos explicó el significado. Yo había elegido a quien representaba con más claridad la justicia; ella se había decantado por el amor.
Desde entonces he recordado muchas veces en silencio aquellos momentos. He asimilado que en mi caso no se trató de elegir una idea. Opté con claridad por lo que sentía. Sigo sintiéndolo. No puedo ser de otra manera, so pena de no ser.
Necesito que me convenza cada palabra, cada gesto, cada comportamiento, cada idea. En caso contrario elijo la soledad antes que la compañía. Aborrezco a quien sigue a un grupo, a un líder, a quien se guarda con otros. Se es solo; no hay otra manera. Se alcanza la vida por contacto, inmediatmente, nunca por no se sabe que fin lejano, que nos disculpa por no aceptar la realidad ni nos obliga a comportarnos a tenor de la verdad que nos incomoda.
Sé que ni ha existido ni existe ni existirá Justicia. Exigiría que el Hombre fuese Dios. Como tampoco el Hombre es capaz de otorgar el Perdón, que exige regalarlo sin motivo, con olvido absoluto de lo sucedido. El Hombre llega a lo más a disculpar, si recibe a cambio de la ofensa una razón; pero no olvida lo sucedido, digase lo que se diga. Por eso es solo Hombre.
Sé que si Dios existe Es Amor. O no es. Así que el Amor está infinitamente por encima de la Justicia, como el Perdón está más allá de toda disculpa. Entiendo que mi elección, que ha guiado mi vida, no fue la mejor. Solo muestra mi pobre condición, mis carencias.
Era joven cuando descubrí lo que sentía. Se planteó un juego en el pequeño grupo de amigos del que formaba parte. Jesús expuso un cuento corto con muy pocos personajes y nos pidió que eligiésemos con cual de ellos nos sentíamos identificados. A mi lado estaba la mujer que amaba; elegimos... Después, Jesús nos explicó el significado. Yo había elegido a quien representaba con más claridad la justicia; ella se había decantado por el amor.
Desde entonces he recordado muchas veces en silencio aquellos momentos. He asimilado que en mi caso no se trató de elegir una idea. Opté con claridad por lo que sentía. Sigo sintiéndolo. No puedo ser de otra manera, so pena de no ser.
Necesito que me convenza cada palabra, cada gesto, cada comportamiento, cada idea. En caso contrario elijo la soledad antes que la compañía. Aborrezco a quien sigue a un grupo, a un líder, a quien se guarda con otros. Se es solo; no hay otra manera. Se alcanza la vida por contacto, inmediatmente, nunca por no se sabe que fin lejano, que nos disculpa por no aceptar la realidad ni nos obliga a comportarnos a tenor de la verdad que nos incomoda.
Sé que ni ha existido ni existe ni existirá Justicia. Exigiría que el Hombre fuese Dios. Como tampoco el Hombre es capaz de otorgar el Perdón, que exige regalarlo sin motivo, con olvido absoluto de lo sucedido. El Hombre llega a lo más a disculpar, si recibe a cambio de la ofensa una razón; pero no olvida lo sucedido, digase lo que se diga. Por eso es solo Hombre.
Sé que si Dios existe Es Amor. O no es. Así que el Amor está infinitamente por encima de la Justicia, como el Perdón está más allá de toda disculpa. Entiendo que mi elección, que ha guiado mi vida, no fue la mejor. Solo muestra mi pobre condición, mis carencias.
Pero sigo sintiendo igual. De ahí mi soledad. Porque el amor nunca queda en segundo lugar.
1 comentario:
Tras este artículo, que reconozco que expone algo de manera críptica, una gran amiga me ha comentado lo que copio y pego a continuación. Me ha callado la boca para siempre en cuanto a la dicotomía entre justicia y amor, y a la vez, lo que es más importante, me ha sosegado.
"Nadie puede erigirse en justiciero ni obrar convencido de que lo hace por la excelsa razón de la Justicia, pues nunca va a ser capaz de entender plenamente las circunstancias del corazón de todos los hombres.
El Amor es lo que une, lo que nos une a los humanos y quizá a todo lo que existe. (Shinto, casi puro, si se substituye amar por reconocer, añade Turulato)
El Amor, los lazos intangibles que nos mantienen próximos a aquello que es diferente, es la esencia de la vida, pues nos permite salir de nosotros mismos y desarrollarnos.
La Justicia ata y desata, teje los lazos, pues hace que en el mundo se cumpla la ley divina. No, no hay que elegir, pues la Justicia, esa diosa primigenia que organiza el mundo, concibió en primer lugar al dios que lo mantienen todo. Y lo llamó Amor." (Descomunal concepto, vuelve a añadir Turulato)
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