Pues eso, ¿cómo dar título a un escrito que desborda todos los títulos? Así que contaré algo de lo que pasa por mi cabeza, vieja ya, pues hace muy pocos días he cumplido 70 años. Mucho de lo que cuentan como pasado en los medios de comunicación no es más que lo que viví en mi madurez y compruebo con amargura una y otra vez que aquellos adulteran lo que fue real y entregan un relato que suena a lo que fue, pero que jamás existió; es muy fácil hacerlo, pues basta modificar pequeños detalles materiales aquí y allá, a la vez que se oculta todo lo que contradice la idea que se quiere trasladar a la masa, magnificando por contra hechos que pueden servir de apoyo a aquel deseo, de modo que quien no viviese el tiempo descrito sorbe como verdadera la descripción engañosa que conviene a los intereses, siempre materiales, de quienes mangonean a la gente.
Daría una regla que ayuda a descubrir mentiras e invenciones. No es exacta, pero funciona en la mayoría de las ocasiones. "Si molesta o incomoda es verdad, si agrada me están engañando". La razón de esto es muy sencilla: somos una sociedad de consumidores; de todo. El consumo necesita que se consuma; esta tautología no es otra cosa que rudimento de Teoría Económica, ya que para que funcione una sociedad consumista es imprescindible que las personas adquieran bienes en mayor cantidad cada vez y para lograrlo hay que mentalizarlos a comprar y comprar; atiendan, por ejemplo, a los anuncios del "Día de la Madre o del Padre" o a las campañas de Navidad de los grandes almacenes.
El fulcro sobre el que pivota la palanca del consumo es la Información. En la entrada de cierto lugar en que me formé pude leer: "La Información es el Poder". Si quiero vender, primero necesito saber que es lo que se puede vender, inmediatamente mentalizar de la bondad del producto a quien puede comprar y crear la necesidad de poseer. Todo, no deja de ser utilidades de la Información. Y hay algo que se nos vende: el Poder. ¿Pero el Poder se compra?. ¡Claro!. Quien ansía este producto y busca poseerlo necesita comprar los votos suficientes para ser elegido. ¿Y cómo se compran los votos?. En el juego llamado democrático, ofreciendo promesas en un programa electoral.
Daría una regla que ayuda a descubrir mentiras e invenciones. No es exacta, pero funciona en la mayoría de las ocasiones. "Si molesta o incomoda es verdad, si agrada me están engañando". La razón de esto es muy sencilla: somos una sociedad de consumidores; de todo. El consumo necesita que se consuma; esta tautología no es otra cosa que rudimento de Teoría Económica, ya que para que funcione una sociedad consumista es imprescindible que las personas adquieran bienes en mayor cantidad cada vez y para lograrlo hay que mentalizarlos a comprar y comprar; atiendan, por ejemplo, a los anuncios del "Día de la Madre o del Padre" o a las campañas de Navidad de los grandes almacenes.
El fulcro sobre el que pivota la palanca del consumo es la Información. En la entrada de cierto lugar en que me formé pude leer: "La Información es el Poder". Si quiero vender, primero necesito saber que es lo que se puede vender, inmediatamente mentalizar de la bondad del producto a quien puede comprar y crear la necesidad de poseer. Todo, no deja de ser utilidades de la Información. Y hay algo que se nos vende: el Poder. ¿Pero el Poder se compra?. ¡Claro!. Quien ansía este producto y busca poseerlo necesita comprar los votos suficientes para ser elegido. ¿Y cómo se compran los votos?. En el juego llamado democrático, ofreciendo promesas en un programa electoral.
El Poder no puede consentir, so pena de correr el riesgo de perderlo, que se dé cualquier circunstancia que no facilite la adquisición del voto y la Historia muestra como una y otra vez se ofrece a la población propaganda en lugar de información pura y dura. ¡Consuman, consuman, que así estarán en nuestras manos y jugaremos con sus vidas!. Observen a su alrededor, dejan de lado sus gustos, sean críticos aun en su contra... Se juegan la verdad.
Conocí a Rogelio Alonso cuando él daba clases en la universidad del Ulster, en Belfast. Claro como el agua desde que era un desconocido, aunque sospecho que en realidad sigue siéndolo y eso es un seguro de vida. Esta tarde les ruego que lean y mediten sobre la entrevista que le ha hecho "El Mundo".
Conocí a Rogelio Alonso cuando él daba clases en la universidad del Ulster, en Belfast. Claro como el agua desde que era un desconocido, aunque sospecho que en realidad sigue siéndolo y eso es un seguro de vida. Esta tarde les ruego que lean y mediten sobre la entrevista que le ha hecho "El Mundo".
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Ahora, en la noche de muy pocos días después, leo otro artículo que en este caso relata una reunión durante una cena y soy incapaz de no relacionarlo con el que he enlazado unas líneas antes. Me considero de un pueblo que está a 60 quilómetros de Bilbao, donde viví momentos muy agradables durante años; y terminé mi vida profesional en Barcelona, donde me resultó agradable la calle y completamente retrasada su "¿gente dirigente?".
El siglo XIX fue determinante en todos los países del llamado hoy Primer Mundo. Provocó cambios que costaron grandes dolores a sus sociedades, pero que permitieron el avance que hemos tenido en todos los órdenes (negado por todos aquellos sin capacidad para seguir "el ritmo del partido"); hoy sucede algo similar con la tecnología, criticada por quienes no son capaces de emplear algo más complejo que un ábaco. La respuesta de las clases dirigentes en muchas regiones fue agarrarse fieramente a sus privilegios, usos y costumbres, cual nobleza medieval ante la Modernidad, para seguir viviendo sin alteración alguna en su comodidad.
ETA brotó en el seminario de Derio apoyándose en las juventudes del PNV, partido que ha aprovechado ad nauseam cada ocasión en que los españoles pasaban por momentos difíciles para sacar tajada. Repugnante. Para mí la gente cabal es aquella que sacrifica lo suyo para ayudar, cual emigrante de una cultura distinta basada en compartir y ayudarse. (Principio básico económico: todo empresario que busque incrementar su beneficio marginal no solo debe pulir su proceso productivo sino hacer lo posible para que se incremente la riqueza de la gente, pues si esta no compra él se puede meter lo que fabrique por el mismísimo culo, ¡qué estoy harto de ser correcto!)
Desde finales del XIX, en Vascongadas y Cataluña (que no olvidemos que nacieron en sus límites actuales de la reforma de Javier de Burgos de 1833) vivieron unas clases burguesas cuya preocupación fue medrar económicamente y aprovecharse cuanto pudiesen. Aun cuando en alguna ocasión expresaron su interés en que España avanzase no lo hacían para que mejorasen las Urdes, por ejemplo, sino para que su velocidad de crucero no disminuyese.
ETA brotó en el seminario de Derio apoyándose en las juventudes del PNV, partido que ha aprovechado ad nauseam cada ocasión en que los españoles pasaban por momentos difíciles para sacar tajada. Repugnante. Para mí la gente cabal es aquella que sacrifica lo suyo para ayudar, cual emigrante de una cultura distinta basada en compartir y ayudarse. (Principio básico económico: todo empresario que busque incrementar su beneficio marginal no solo debe pulir su proceso productivo sino hacer lo posible para que se incremente la riqueza de la gente, pues si esta no compra él se puede meter lo que fabrique por el mismísimo culo, ¡qué estoy harto de ser correcto!)
Desde finales del XIX, en Vascongadas y Cataluña (que no olvidemos que nacieron en sus límites actuales de la reforma de Javier de Burgos de 1833) vivieron unas clases burguesas cuya preocupación fue medrar económicamente y aprovecharse cuanto pudiesen. Aun cuando en alguna ocasión expresaron su interés en que España avanzase no lo hacían para que mejorasen las Urdes, por ejemplo, sino para que su velocidad de crucero no disminuyese.
Pues bien lean este artículo
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