Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

miércoles, 8 de mayo de 2013

De lo figurativo a lo abstracto (I)

¡En la que me voy a meter!. Una amiga, que dicho sea de paso tiene una mirada que absorbe el Arte, me propuso no hace mucho que explicase como se ha llegado a la Abstracción. ¡Ahí es nada!; es tanto como exponer la Historia del Arte, desde su protohistoria al siglo XX. Es imposible y más en un artículo; pero sin proponérselo ha dado en el blanco. No soy academicista en absoluto y me he volcado en las Vanguardias, por lo que he topado una y otra vez con la incomprensión de las gentes ante todo aquello que no ven al primer golpe de vista y les exige pensar, y sentir.

Recuerdo mis veinte años... Madrid. Aprovechaba para recorrer con dos compañeros, y sin embargo amigos, galerías de arte. Uno era turolense y de familia inglesa; dinamismo vivo, cuerpo robusto, cara pecosa tras sólido bigote. El otro valenciano; rubio, serio, tan delgado como pensativo, y también alto. Aquel había cursado Bellas Artes en Madrid y este en Barcelona. Yo, un poco más joven, iba de alumno. Me hacían contemplar, no solo ver, mucho más que mirar. Y me dieron un criterio magistral: Cada vez que sienta (me trataban de usted) que está ante una estampita, ¡despréciela!.

Pocos años después conocí a un gaditano. Realmente eso sería suficiente para describirlo, pero en su honor me extenderé algo más. Buen hombre, nacido con tiempo suficiente para combatir en nuestra Guerra y recibir un tiro en la boca, esteta y sin un duro. Calvo, de pelo blanco y con bigote. Su padre había sido discípulo de Sorolla. Y su mujer, que fue cuerpo de Andalucía, era serrana como ella sola; una tarde recriminó a su marido en público que no le hubiese presentado a Ortega y a Gasset. Había oído campanas y dedujo que era gente nueva en el grupo....

Aquellos me llevaron a disfrutar con el color, con el equilibrio de la composición, con la fuerza de la imagen, con el ritmo, con la búsqueda de nuevos lenguajes, con el retorno a la esencia, ..... Y don Rafael, el gaditano, me embrujó con la explicación que voy a intentar darles a ustedes. Es decir; aquellos fijaron la meta y este el camino.


Puede que así comenzase todo. Con un sentido del misterio, el Hombre atrapaba en la roca mediante forma y color aquello que le inquietaba; como hoy y siempre, su esencia le impulsaba inexorablemente a fundirse con su Mundo, en un proceso que es a la vez creador y destructor. Y en un principio, tenía el cuerpo.....¡Fíjense que maravilla!. Las primeras representaciones sobre un soporte que crea el Hombre son figurativas, pero si posamos la mirada en pueblos que se mantienen en civilizaciones primitivas nos encontramos con lo abstracto, lo simbólico, lo geométrico..; podemos atisbar como el Hombre transcurre entre lo figurativo y lo abstracto, pues ambos están en su interior y recurre a uno u otro, en mayor o menor medida, según los necesita para que su espíritu se expanda.

Pensemos que la representación abstracta no es extraña a lo humano, sino el resultado natural de combinar trazos, formas y colores siguiendo el sentido de la emoción; cualquier mujer, cuando se arregla para salir a la calle, no deja de poner en práctica una abstracción estética. Así es, siempre será así.. Pero no busco comentar lo innato, sino el procedimiento que nos permite expresar lo mejor posible aquello que nunca podrá ser bien descrito con palabras, a la vez que nos estalla en el alma.


Demos un salto en el tiempo desde Altamira. La técnica humana se ha desarrollado en muchas áreas y entre ellas en lo que hoy calificamos como Arte, aunque este concepto no se desarrolle en puridad hasta los Gabinetes del Renacimiento. Contemplemos como se pintaba en Egipto en el siglo XV a.C.; reparemos en que todas las figuras están representadas con igual intensidad de trazo y tonalidad, sin grandes diferencias de tamaño, al igual que los objetos. No hay profundidad de campo, que aunque sea un concepto aplicable en Óptica y Fotografía va a permitirme explicar en que se basaba don Rafael el Gaditano para describir el camino hacia el Arte Abstracto.

¿Quién está delante o detrás, y a qué distancia?. Parece que la flautista está en primer plano, pues sus rodillas tapan un trocito de la pierna de la bailarina que tiene más cerca..; pero podría ser solo esa pierna la que quedó más allá en un paso de baile y ambas bailarinas están ... Y lo mismo sucede entre estas y el ánfora. ¿Qué ocurre?. Pues que el pintor ha fijado su mirada exclusiva y sucesivamente en una figura u objeto, y luego los ha ido trasladando a la superficie pictórica de uno en uno y con igual exactitud, sin tener en cuenta al resto, salvo en si están a la izquierda o a la derecha unos de otros.

El resultado es una imagen plana, sin volumen, carente de espacio. Problema que no se dio en escultura, dado que la talla siempre es, por definición, tridimensional, como podemos apreciar en la Cabeza Verde del siglo IV a.C. del antiguo Egipto o en las impresionantes obras del Reino nigeriano de Ifé, contemporáneas de nuestra Edad Media. Costó siglos superar esta carencia y para ello hubo que resolver los problemas que planteaba la Perspectiva. Esquemáticamente, vemos lo más cercano con mayor nitidez y lo lejano más difuminado; por tanto distinguimos mejor los colores y las formas  de una figura cuanto más próxima esté y nos costará más hacerlo cuanto más lejos se encuentre, pudiendo llegar a no percibir lo que esté más allá de cierta distancia.

Pero no nos desviemos.. Esta situación va a permanecer durante siglos con pequeñas variaciones. La pintura va resolviendo los problemas que genera trasladar el espacio a un plano, el cuadro, pero sigue posando la mirada en todos los objetos y figuras por igual. Sobrevolemos el tiempo y contemplemos desde una escena de la Villa de Livia, en la romana Prima Porta...


.... hasta el resultado de lo dicho en la obra Adoración de los Magos, del Tríptico del altar de Santa Columba, de un artista tan minucioso y detallista como Rogier du Pasture


Comprobemos ahora lo que sucede, tras un gran paso pictórico adelante, en La rendición de Breda, de Velázquez. Tiene espacio en profundidad, volumen, se han resuelto los problemas de perspectiva; pero hay más.. Fijémonos en lo minucioso y confrontemos la obra con la anterior; ¿cuantos personajes aparecen representados con detalle?. No más de media docena y en el cuadro hay muchos más; el resto se difumina poco a poco...

La mirada se centra en unos personajes, no en todos, distinguiéndolos entre si en la medida que el artista quiere expresar una idea concreta que le subyuga, destacando determinado personaje o aspecto que atrae su atención, pues siente que eso le permite explicar con sus pinceles aquello que altera sus emociones. El pintor elige y su mirada se dirige en un solo sentido, desde sus ojos hacia un acontecimiento exterior, y este le hace reaccionar, pues le obliga a decirnos algo.


El avance es enorme. Hasta entonces el pintor miraba un conjunto, sin decantarse por algo, pero ahora el artista mira muchas cosas, contemplando solo una que le altera de tal modo que necesita compartirla, pues si no sus sentimientos le ahogarían. Me atrevo a decir que solo nace una obra de arte si sucede esto. Veamos tres ejemplos: uno de pintura japonesa sobre papel...


..., otro la expresión de Inocencio X, según Velázquez....


... y por fin algo más actual, lo que nos dice Robert Hupka sobre la Piedad de Miguel Ángel....


Gran avance, que permanece hasta hoy y me atrevo a asegurar que existirá siempre. Ver y luego mirar, para terminar contemplando ¡y yo qué sé! que nos obliga a comunicarlo a los demás, so pena de enloquecer. Siento que esto es el Arte: no saber como hablarlo y estallar para mostrarlo. Sea en cualquiera de las Artes Plásticas, en Música o ... Pero hay que seguir adelante, avanzando, que lo exige el estar vivo; demos otro salto en el tiempo...

En cierto momento un artista entrecerró los ojos... No es ya que quedase muy lejos aquella mirada que se detenía sucesivamente y por igual en todo, o aquella que luego se fijaba en algo concreto, dejando borroso lo demás, sino que ahora comenzaba a soñar... La primera enfocaba todo con precisión, la segunda solo algo, pero la que nace entorna los ojos, duele tanto lo que contempla que deja que la realidad impresione alma, corazón y vida y el resultado...


Le permitirán a este ignorante defender que el gran cambio en el enfoque de la mirada pictórica nació de la mano de don Francisco de Goya y Lucientes. Como todo lo recién nacido, ver como será cuando llegue a adulto exige imaginación, pero acérquense a su pincelada y comprenderán.  Comprenderán la evolución que muestra la obra de Turner y el pensamiento de Constable: «La forma de un objeto es indiferente; la luz, la sombra y la perspectiva siempre lo harán hermoso»


Hasta que otros visionarios sintieron que la pintura tenía que volver la mirada a lo natural y que para ser fiel a lo que vemos es esencial recoger la primera impresión que nos produce aquello que se encuentra ante nuestros ojos. Querían captar el instante, por lo que pintaban con gran rapidez, directamente del natural, al aire libre y solo con cuatro colores básicos; solo así sería posible reproducir la esencia de la realidad. Quedaba muy atrás aquella mirada enfocada exactamente sobre todas las figuras y objetos, y también la que se centraba en algo concreto dejando el resto más o menos desenfocado; desde ese momento la mirada pictórica podríamos explicarla como la desenfocada de un miope.


Pero lo que me pedía mi amiga es que explicase como se había llegado a la Abstracción. Todo consiste en como se mira. Con tanto detalle, como si lo hiciésemos con lupa; a lo normal; con los ojos entrecerrados como si nos acabásemos de despertar; o simplemente cerrándolos y dejando que todo aquel maremagnum que inunda nuestro interior se muestre a través de unos pinceles. ¿Han cerrado los ojos alguna vez y apretados los párpados con fuerza?; ¿qué ven?.. ¡Un universo de manchas y colores en movimiento!. La pintura abstracta no es más que pintar lo de dentro. Como decía don Rafael.....

 Fenetrês

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