Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

martes, 13 de julio de 2010

El revisor

Abro la puerta. Silencio y penumbra. Susurro de coches, murmullo lejano de personas. De pie, quieto en mitad del espacio. Hace calor; sudo. Por instinto, me desnudo; total, absolutamente. Voy a sumergirme en otra vida; la de un muerto.

La mirada se desliza; localiza objetos, lugares, detalles. Nada debe escapar. Violación. La verdad la exige; no caben deducciones. Y eso implica tener cerca el cubo de la basura; leer, contemplar, escuchar, comprobar, desechar, romper, tirar. Y guardar lo que fue íntimo.

Agota. Mente en blanco. Guardamos mientras vivimos pensamientos, deseos, amarguras, pasiones; tantas cosas.. Hasta que llega el censor. Creemos que nada será conocido, pero la existencia es pura suma de rastros. Ropas, comidas, maletas, archivos, carteras, cuentas, bancos, dineros, ... Todo sale, todo se muestra, impúdico y desvergonzado.

Tristeza. "Te quiero tanto". Ilusiones. "No me dejes, te entregué mi amor". Silencio y distancia. Sangra el alma. Miradas desde lejos, que nada comprenden. "Olvidará; nunca me entregué". Solo necesidad de alimentarse de corazones cálidos. Vacío.

Ordenador. Bloqueado; huella dactilar. Necesitamos creernos seguros. Solo es seguro que nacimos, solo aseguro que morimos. El resto..; el resto, un atajo. Lo abro... Experiencia. Grabaciones. Voces, imágenes.. Nos contemplamos.. No suponía que estaríamos así, ambos desnudos, frente a frente. Escucho; no pienso, duele. Amargo baño el de desesperanza.

Medicinas. Si las piedras hablasen.. Las paredes cobran vida, cual pantallas de aquel viejo cine.. El pasado se hace hoy. Solo un espectador. Me siento muy viejo. No duele. La Nada acecha en esa historia interminable de la existencia humana. Es negra. No tiene futuro, no concibe la esperanza, aborto de toda inteligencia. El pavor se reviste inmisericorde de amores horrorosos.

Cierro la puerta. Guardo en mí lo que nadie sabe. La calle. Ruido. Gente. Hablan. Se mueven. ¿Difieren los vivos de los muertos?.

3 comentarios:

marian dijo...

… “Y busca en algún rincón la llave de la esperanza y a quien le escucha le calma, si no es el hambre del cuerpo, sea el hambre del dolor”

Anónimo dijo...

Ese es el Turulato que admiro ,el que sabe describir con palabras tantos sentimientos contradictorios!!

Unknown dijo...

Llega. Del alma al alma sin espacios intermedios. Contagia el miedo, el horror al vacío. No entiendo. Solo huelo algo que se parece al frío oscuro, a la arcada pegajosa de viscosidades turbias. Se oye el silencio seco que produce la nausea. No entiendo. Creo que la profesionalidad puede permitir sobrevivir en las pocilgas y en las ciénagas, pero si no se purifica luego el espíritu, el poso que va dejando puede llegar a matar. A matar de soledad y de desesperanza. Hay que desempolvarse a uno mismo. Vomitar sin temor. Vaciarse del vacío. No es vida la del que sorbe la sangre caliente del cuello ajeno; eso es solo apariencia de vida. Uno tiene que vivir, con el calor de la propia sangre. Es necesario creer, creer de verdad, sin resquicios, sin límites. El que nunca se entregó fue porque temió sufrir. Y tragó. Guardó para sí. Pero el Amor vence. Yo no sé si el mal existe en sí mismo o si es una consecuencia de otros males. El desamor huye hacia adelante y puede llegar a lo más hediondo. El pavor se reviste inmisericorde de amores horrorosos.

Me apasiona la verdad, pero no podemos comprender siempre. Nunca conocemos todo. Es duro hasta para el hielo dejar de ser un cuerpo sólido. No quiere por nada derramarse. Siente que si eso ocurre desaparecerá. La vida de vez en cuando vuelve a llamar y el frío pone a prueba la esperanza. ¿O no es vida eso que llama?.

El bloque rígido se rompe; el líquido se modula y se adapta a la forma de lo que lo contiene.