Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

viernes, 1 de mayo de 2009

¡Me importa un pito!

En mi calle hay una tienda de ultramarinos atendida por chinos, supongo, pues mi perspicacia no llega a tanto como para distinguirlos de otros orientales. Una de sus características -de la tienda, no de los chinos- es que debe gozar de la misma extraterritorialidad que su embajada, a tenor de algún artículo invisible de los Convenios de Viena de 1961 y Nueva York de 1969, dado que está exenta del cumplimiento de cualquier norma española, central o autonómica, sobre horarios comerciales y de cualquier control sobre la venta de alcohol a menores.

Al pasar esta noche frente a su puerta, de vuelta de una cena, unos chicos que salían a la calle después de comprar unas botellas de licor, me han dicho de buenas a primeras: "Tenemos dieciocho años", a lo que les he contestado en el mismo tono amable: "¡Me importa un pito!".

Y es que creo que la gente va con el paso cambiado. Hoy he enlazado en el apartado lateral de este blog "Hay que pensar sobre.." un artículo de Juan Manuel de Prada, que tiene relación con el asunto. Así que pensemos un poquito...

Lo que les debiera haber dicho a esos chicos, y muchísimo antes a sus padres y maestros, es que no se trata de si cumplen la norma que permite hacer lo que sea, por lo que su acto es legal, sino, además, de si están convencidos de la bondad de lo que hacen. Es decir: ¿que importancia tiene la moral en su comportamiento?.

Porque legal es toda norma que se aprueba y publica siguiendo el procedimiento normativo previsto, esté firmada por Adolf Hitler o Iósif Stalin. Y legítima cuando dicho procedimiento emana del órgano elegido democráticamente, caso que se produce cuando al frente del Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei Adolf Hitler es nombrado Canciller tras ganar, primero, las elecciones y coaligarse, después, con otras fuerzas políticas. Y eso, sin alejarnos mucho..

Así que va siendo hora de asumir y exigir con todas las consecuencias que la elaboración legislativa legítima debe basarse inexcusablemente en la Moral, que es lo mismo que la Ética, pues lo ético no es otra cosa que lo conforme a la Moral (R.A.E.).

Y sobre todo les debiera haber dicho que no piensen en los derechos que tienen. Que de tanto derecho propio vamos a ahogar a los demás y de tanto derecho ajeno, nadie va a poder respirar siquiera. Que dejen de mirarse el ombligo y de divertirse bebiendo; que le pongan más imaginación al existir; que cumplan primero sus deberes y solo después exijan sus derechos; que sean su propio líder y critiquen ferozmente todo aquello -incluido lo que digo- que les intenten inculcar, pues solo deben asumir las ideas tras su análisis y crítica exigente.

Y que esto exige una preparación intelectual intensa y profunda durante años, cuyo resultado será que tendrán la posibilidad de ser libres y no simples miembros de una jauría berreando cualquier necedad, para que se aprovechen unos pocos. Y también que huyan de quienes les ofrecen éxito y fama material en poco tiempo, pues ese camino es la mayor "picadora de carne humana" que existe.

Y para ir acabando, un pensamiento sublime..: Sobre cualquier mierda hay un montón enorme de moscas. Disfrutan. Son muchas. Pero eso no cambia que sea mierda. Pura y enroscada.

A estas alturas, algún soplamingas sentirá lástima de los chavales y dirá que son muy jóvenes para esas exigencias, pensando que tienen que disfrutar, pues están en la edad.. ¿Cuando les exigimos pues, cuando vayan a violar a la niña de catorce años o al recibir el Sagrado Sacramento de la Extremaunción?.

5 comentarios:

Silvia dijo...

Querido Turu
Antes que nada, discúlpame si hay alguna incoherencia pero la falta de sueño es lo que tiene, que se gripa la neurona.
La moral de la que habláis Prada y tú, tristemente, es la que prevalece y se están pervirtiendo los conceptos de Bondad y Maldad, sobre todo éste último, que parece que no hay nadie malo per se y es el mundo que le ha hecho así. Chorradas.
Quizás no tenga mucho que ver, pero este mediodía veía en las noticias declaraciones de algunos participantes en la manifestación de Madrid del 1 de mayo. Y todos sin excepción ocupaban de la crisis a la situación mundial, a los bancos, a los malvados empresarios... Y no les quito su parte de culpa, pero estaría bien que hiciéramos examen de conciencia (si aún nos queda) y añadamos nuestra propia codicia como una de las causas.
Respecto al botellón, no acabo de entenderlo. Seguramente yo he bebido más que algunos de ellos, pero jamás he dejado las cosas así (mirad en la red como ha quedado todo después de la fiesta de san cemento en la Complu) y si he cometido alguna barrabasada siendo plenamente consciente de mis responsabilidades. Claro, que yo en esa época quería fastidiarme a mí misma, no al resto de la humanidad.
De todas formas, a pesar de lo optimista de mi mensaje no pierdo la esperanza.
Un abrazo

Manolo dijo...

Las actitudes que describes suenan como una versión corregida y aumentada del proceso descrito por Ortega en la Rebelión de las Masas ya hace tiempo.

Yo creo que el problema tiene dos partes: la falta de vida y control interno y el escaso reconocimiento externo a esa "preparación intelectual intensa y profunda durante años" y a sus frutos.

Saludos

Unknown dijo...

Seguramente esos chavales no iban a disfrutar en absoluto; sólo estaban haciendo lo que ellos creían que es disfrutar. En realidad estaban intentando imitar comportamientos de adultos o incluso intentando armarse de valor para aparentar comportarse como adultos. El alcohol, al menos en nuestra sociedad, siempre ha sido una suerte de iniciación en la vida adulta, particularmente del varón. Y, no nos engañemos, aunque hoy se han generalizado otras sustancias tóxicas, beber,lo que se dice beber, está menos extendido que en las generaciones anteriores, cuando no había regulación legal alguna y ni siquiera estaba tan mal vista como ahora lo de la borrachera. En realida ahora somos más europeos.

Otra cosa es lo del botellón y el gamberrismo, que más tiene que ver con la falta de autoridad, con la irresponsabilidad y con la pérdida del sentido que lamentablemente nos rodea.

Ana María dijo...

Muy buenas caballero, dos cosillas, una no voy a leer a Prada, no puedes imaginar que mal que me cae ese hombre, nunca mira directamente a la cara a nadie, tanta arrogancia.....no pararía, en fin que me importa un pito lo que diga "ese viejo", porque eso es otra, si no habla tendrá unos cuarenta años, pero si se oye hablar creo que pasa de los ochenta, ya ya paro.

Y en segundo lugar estoy totalmente de acuerdo con Kalia :).

Un abrazo.

marian dijo...

Claro que nos importa un pito… o no. Cada sociedad inventa la adolescencia que se merece y luego valora ese “invento” como monstruoso o heroico, según. A lo mejor lo que le falta a esta sociedad nuestra es reflexionar sobre el “zapping” emocional y cognitivo al que exponemos a nuestros hijos. Y en el fondo, los adultos nos conformamos con delegar la responsabilidad de la cosa pública ( visible) en los otros… en la administración básicamente. La experimentación gratuita, la responsabilidad diferida son síntomas de una sociedad adolescente que ha aceptado la fractura social del tiempo ocio. ¿Qué la noche nos confunde? Vale. Nada nuevo bajo el sol… de los guateques a la movida; de la movida hasta la institucionalización del botellón pasando por la ruta del bacalao. ¿Pero que pinta en la “noche” una criatura? Hay un tiempo normativo, el de los días laborables o de estudio y un tiempo de fiesta, pretendidamente no normativo cuando en realidad es trasladar la normativa vertical de padres a hijos o de profesores a alumnos a otra horizontal entre pares que puede ser aún más férrea.
Los adultos nos movemos en un doble discurso, nos quejamos cuando la socialización no nos resulta sociable… quiero decir que a mi no me consuelan la proclamación doliente de los riesgos y aceptar como inevitable un límite que venga refrendado por una sanción legal.