Esta tarde he visto Cartas desde Iwo Jima. Se me han arrasado los ojos. Y en silencio he deseado ardientemente que nunca haya guerra.
Se que es utópico. Quizá sí en alguna muriese alguno de los dirigentes que las preparan y dirigen...
No recuerdo sí alguna otra vez estuve en una sala donde los espectadores guardaban un silencio tan grande al terminar la proyección, mientras sin levantarse leían los títulos de crédito, para salir luego igualmente callados.
Se que es utópico. Quizá sí en alguna muriese alguno de los dirigentes que las preparan y dirigen...
No recuerdo sí alguna otra vez estuve en una sala donde los espectadores guardaban un silencio tan grande al terminar la proyección, mientras sin levantarse leían los títulos de crédito, para salir luego igualmente callados.
6 comentarios:
Yo también lo deseo ardientemente, fíjate que ya solo al leerte ya se me han arrasado a mi también. La voy a ver este fin de semana.
¿Por qué si la gran mayoría deseamos paz nos pueden la minoría?
Un beso enorme :)
Es una película que tengo muchísimas ganas de ver, cosa que intentaré hacer este fin de semana.
Respecto a ese deseo, yo no soy nada optimista. Sí, seguramente todos deseemos la paz, pero es tan fácil prender la llama del odio en nuestros corazones...
Un beso
Aún no la he visto, pero el sentimiento que describes es una invitación a la reflexión y la más sincera crítica...la que nos inunda de silencio.
Yo espero, que la experiencia de la guerra,algún día se transforme en conciencia de la Paz.Aunque se que es mucho esperar
Un abrazo
El silencio ácido de la impotencia.
Un abrazo
Eso es lo q deseamos todos, niño, q nunca haya guerra, aunq sepamos q es difícil q algún día se logre.
Y no te quiero imaginar con los ojos así, q me pongo triste y prefiero pensar en esa sonrisa preciosa.
Un abrazo grade grade, tururú mío
Después de leer tu escrito fui a ver la película el pasado lunes. Ciertamente conmueve. Sobre todo la dimensión inhumana del absurdo. Nunca he entendido que nadie inteligente y sensible pueda aceptar la muerte,el fin de su existencia, en aras de un concepto abstracto e incuetionable. Tal vez la mentalidad oriental sea diferente, pero esos valores ya no sirven.
Yo quiero creer en el género humano.
kosmos
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