Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Mirar, ver, contemplar

No, no es lo mismo mirar que ver ní que contemplar. El español es un idioma rico en matices. Mirar es dirigir la vista, ver es percibir y contemplar es poner la atención en algo. Sí lo pensáis son tres acciones muy distintas.
Se puede mirar sin ver y ver sin contemplar. Soy hombre, o así parece, por lo que me vais a permitir que me exprese como tal.. Se mira a una mujer rotunda, sin ver algo más que sus volúmenes y por ello pocas veces se contempla su belleza.
Y tratándose de Arte dicha distinción adquiere una importancia extraordinaria. Se miran de pasada, y ya es mucho para la mayoría, las obras de ... no se quien, se ve lo que nos agrede y se contempla, con embeleso, el arte famoso.
Deglutimos museos y galerías con el mismo paladar que hamburguesas. "Panoramix ¡qué maravilla!. He estado en Florencia; nos llevaron a una casa grande con piedras de un tal Pitti, que se debió gastar la pasta gansa en cuadros y luego a una Galería, la de los Oficios creo. Un poco cansado; por verlo todo en una mañana no nos dio tiempo a tomar un café". Y eso que no dice que merendaron en Siena y que hicieron pis en Orvieto, antes de llegar al hotel en Roma.
Bien es verdad que muchas exposiciones están diseñadas para admirar y no para contemplar, debido posiblemente al valor de las obras exhibidas, que obliga a protegerlas de los visitantes, de manera que muy pocas personas pueden contemplarlas con la cercanía y atención que merecen.
Por otro lado, ante el analfabetismo de muchas generaciones, el Arte ha sido utilizado por diversas instituciones, como la Iglesia Católica, como vía de adoctrinamiento de las masas, lo que ha producido cierta confusión en determinadas obras, que son vistas más por su significado religioso que artístico, de modo que la religión condiciona su análisis.

La Pieta
Michelangelo Buonarroti
Basílica de San Pedro del Vaticano

Es una obra sobradamente conocida de un artista famosísimo. Seguro que durante vuestros estudios, en alguna revista, en el cine, ...., la habéis mirado. ¿Y qué habéis visto?. Deteneos aquí un tiempo, pinchad la imagen y abrirla a su máximo tamaño. Contempladla...
Dicen que soy un provocador. No tanto. Sólo soy alguien, cobarde y débil, que necesita aprender cada día y por eso expone alguna de las cosas que pasan por su cabeza, esperando que otras personas refuten o maticen sus ideas y enriquezcan así sus conocimientos y personalidad, pues quien ofrece lo distinto a lo propio aumenta nuestro saber y nos hace ver que la riqueza del Hombre está en la compleja variedad de la especie, en la diferencia y no en una uniformidad unitaria castrante, antihumana.

Miremos pues.. Es una talla en mármol de bulto redondo y punto de vista frontal. Lo primero que llama la atención es su composición piramidal; fijaros.. La unión de la cabeza de María con la de Cristo, en una alineación, y con el hombro derecho de este, en otra, dan lugar a las aristas derechas y desde la cabeza de María hacia su mano y el pie izquierdo por un lado, y hacia la rodilla derecha de Cristo, por otro, a las aristas izquierdas (acostumbraros a utilizar el punto de vista de la obra y no el vuestro, pues evitaréis confusiones).


Sigamos. Se aprecian tres volúmenes compositivos: El superior -tronco y brazos de María-, el central o intermedio -cuerpo de Cristo- y el inferior -piernas de María-. Y, en mi opinión, cada uno mantiene su unidad espacial, con independencia de su ubicación con respecto a los restantes; así, el antebrazo y la mano izquierda de María forman parte del superior, y el antebrazo y la mano derecha de Cristo del intermedio, pues no cabe que su situación rompa la unidad conceptual de la figura.
El artista utiliza el cuerpo de Cristo tanto para separar como para contrastar. Como separador corta horizontalmente el cuerpo de María en dos espacios verticales, evitando una estilización excesiva del conjunto, a la vez que envuelve con la caída de sus piernas y de su cabeza a su Madre, consiguiendo agrupar en un solo conjunto espacial ambas figuras.
Y, a la vez, Michelangelo dialoga con su obra.. Establece un contraste evidente entre la suavidad de la piel, tersa, lineal, desnuda, de Cristo y las ondulaciones de la ropa de María y del manto sobre el que reposa el cuerpo del Crucificado.
Sorprende el cuidado tratamiento superficial del cuerpo de Jesús; ¿es este el de un hombre abofeteado, escupido, azotado, lacerado, ...?. La piel brilla, tersa, vívida... ¿Y las ropas?; a poco que fijemos nuestra atención sentimos como se forman los pliegues del tejido, oímos su roce.. En ambos casos hay clasicismo; tanto en la cuidadosa y proporcionada talla del cuerpo como en la naturalidad de la caída de los ropajes.
Pero también juega con la luz.. Jesús, en su desnudez, es Luz, que refleja y a la vez emana de Él. Mientras, las ropas de María generan una gran cantidad de sombras y claroscuros. Comienzo a oír la voz del artista.. Dialoga con nosotros...
Sigamos mirando.. ¿Os parece que la escultura está petrificada?. Creo que no.. Se mueve. Contemplad la mano izquierda de María.. Mirad las imágenes que preceden, luego este detalle.. El antebrazo se desplaza hacia su izquierda, despacio.., mientras la mano se abre con delicadeza.., en un gesto tranquilo, como sí quisiese llamar nuestra atención y al mismo tiempo preguntarse y preguntarnos ¿qué puede hacerse?...



Y Cristo.., ¿está muerto?. ¿O simplemente duerme, ya tranquilo?. ¿Qué os dice?. Creo que Cristo está Vivo.. Siempre está Vivo. Otra cosa es que cerremos los ojos a la Vida y no queramos ver lo evidente.
A punto de levantarse.. Sus pies buscan apoyo en la tierra.. Caminará hacia nosotros..
Michelangelo, artista y hombre, no se resigna al silencio. Como todo artista verdadero habla a través de su obra. Y lo hace de la mejor manera que sabe; con las manos, si, pero no con letras sino abriendo el mármol para nosotros.



El Arte grita. Todo artista clama por sus manos. Y se esfuerza en contarnos lo que siente, aun sin saber a veces que es lo que siente. El autor está en su obra; se interpreta a si mismo y se entrega a nosotros. Pausemos nuestra vida.. ¿A qué tanta prisa, sí muchas veces no sabemos cual es nuestro destino?. Contemplad...

¿Y María?. No parece la madre de un hombre de 33 años, ¿verdad?. Es joven, podría decirse que poco más que una doncella. ¿Qué siente?; ¿sufre?, ¿espera?, ¿se resigna?.. ¿O cree que Jesús duerme?. ¿No os parece más bien que está velando el sueño de su Amor?.
No hay diálogo entre ellos; no mira a los ojos de su Hijo; no intenta apresar su imagen para guardarla en su corazón.. Parece más bien que aguarda, presintiendo que el Hijo vivirá para siempre.
Fijaros en su boca.. En su perfil, sereno, en el que casi parece que apunta una sonrisa.. Asombraros ante la delicadeza con la que su mano recoge el cuerpo de Jesús.. ¿No creéis que con su gesto nos pide algo?: Sssss, dejadle descansar, que reposa mi Bien...






















Michelangelo es hijo del Renacimiento, amante e intérprete del mundo clásico, de su belleza, de su equilibrio.. Pero no sólo eso. Por ejemplo, en esta obra toma del norte de Europa la representación del cuerpo muerto sobre el regazo. También es hijo de su tiempo y es hombre. Y vive sus pasiones. Pasará su vida intentando resolverse...
Por eso cabe preguntarse: ¿Y Jesús?. ¿Quién es aquí Jesús?. Muchos comentaristas hablan de la belleza clásica de esta obra.. ¿Clásica?. Mirad su David...; deteneos en su fortaleza, en sus manos poderosas... Y ahora contemplad a este Jesús de Michelangelo..

¿Es clásica esa perilla? ¿Romana, griega quizá..?. ¿Y ese bigote, suave, acariciante..?. ¿Es esa la cara de un hombre que ha sido atormentado de una manera atroz?. ¿Donde están sus heridas, los desgarros, las marcas de las espinas?.

¿Es esa cara hermosa, lánguida, sonriente, satisfecha, la del Crucificado?. ¿Revela fortaleza el escorzo del cuello?. O más bien tenemos ante nosotros al amante florentino... Aquel que fue parte del sueño de un hombre de 23 años...



Llegados aquí, os pregunto y me pregunto: ¿Qué estamos contemplando?. ¿Y quién puede saberlo?. ¡Y qué se yo.....!. Que cada uno busque la respuesta en su corazón...

* La galería fotográfica en blanco y negro pertenece a un trabajo de Robert Hupka

12 comentarios:

Anónimo dijo...

El hablar o escribir sobre una obra de arte con esta delicadeza, consiguiendo transmitir todo lo q esta expresa y lo q siente uno mismo al contemplarla, también es un arte.
Nunca la he visto ni la he contemplado de la manera q lo he hecho esta vez.

Besazos, Turu

Chus dijo...

Cuando estudiaba, después de una clase de arte o de literatura (especialmente cuando veíamos poesía), siempre salía con la misma sensación. Tenía que aprenderme una interpretación de una obra (y por obra vamos a entender o bien cualquier representación que viésemos en arte o cualquier poema de literatura). Aprender la interpretación oficial. El autor, cuando hizo esta obra, quería decir esto. Y qué pasa cuando tú no ves eso? Y qué sucede si a ti la obra te dice otra cosa?
Como se comentó con un cafecito en nuestra bodeguita, en esta obra yo no veo una Piedad (tal y como nos enseñaron en la escuela que era). Porque a mi siempre me ha parecido que ella le sonríe y le da los buenos días ante un dulce despertar. Pon eso en un examen si te atreves :-S
Qué estamos contemplando? Nadie puede saberlo, porque nadie está en la mente de su autor cuando trataba "la piedra". AHora sí, puedo buscar, como tú dices, en mi corazón. Qué dirá el tuyo?
Hoy te felicito especialmente. Tu texto está muy cuidado y el reportaje fotográfico no tiene deperdicio. Un gran regalo.
Besos

Anónimo dijo...

Me ha encantado la entrada tanto las fotografias, desde unos angulos que nunca habia visto, como los comentarios. Muchas gracias por compartirlo con nosotros.

Anónimo dijo...

Querido amigo,
¿Ve como sólo se necesitaba un soplo para avivar su volcán?
La mano derecha que le recoge, firme y suave al mismo tiempo. La izquierda, abierta después de una caricia, para no despertar a su amado. ¡Y es que está tan hermoso así de sereno y relajado! Ajeno a todas las preocupaciones, reposando en el regazo de su Amor.
Gracias y un abrazo

Anónimo dijo...

Contemplo la Perfección sensitiva del AMOR, acariciado hasta el último detalle... Parece como si Miguel Angel pulimentara el mármol con las manos, unas manos jóvenes que nos descubren casi la blandura de la anatomía, la tibieza de la temperatura de Jesús. Y sin embargo, es un hombre muerto, un hijo muerto que parece abandonado amorosamente en el Ser, acogido por un “lecho” de ternura que es la Madre. No hay dolor, ni miseria en la meditación sobre la muerte, si hubiera elegido una María madura, no podría transmitir la perfección de lo inmortal, la idea clásica de belleza...
No he podido evitar leer a Dante entre líneas, en esas preguntas que dejas en el aire y tampoco he podido evitar imaginar a Miguel Angel, no con 24 años, sino con casi 90, trabajando en otra Pietá: Pietá Rondanini, su última reflexión sobre la muerte... no hay expectación, (están más solos que la una, la Virgen a duras penas recibe erguida al Hijo), en una obra inacabada y desnuda de formas, pero la sensación es orogénesis, obrada de dentro hacia fuera, deja que el Amor salga de la piedra, obre sin miedo.

Mar dijo...

Cuando ¿contemplas? la escultura de lejos, sin fijarte en los detalles, sí que encuentras dolor, tal vez en los ojos de la madre, en la frente... Y sí parece decir aquí está, como cuando lo tenía en mis brazos de chiquitín.
Y no, Jesús no está muerto, hasta parece que apoya su pié en tierra para no echarle más peso a su madre, hasta el muslo parece tenso.
No se... aquí Miguel Angel parece más que buscara la belleza, la delicadeza, el amor... más que el dolor, la pasión o la muerte.
Es lo que he contemplado :) gracias por enseñármelo.
Un beso.

Anónimo dijo...

Primer comentario en tu blog y lo hago para agradecerte que comentes esta obra y con esta delicadeza, pues es una de las favoritas de nuestra común amiga y seguro que está flotando en una nube con ete artículo.
Un abrazo

Luis Caboblanco dijo...

Hola Turu. Nunca he tenido la oportunidad de estar frente a la obra que nos presentas. Espero poder hacerlo pronto pero, al menos, aprovecho la oportunidad que nos ofreces así como tu guía. Para mí, son casi dos obras en una, y me produce más sensaciones el Cristo que su piadosa Madre. En este sentido, la última foto que nos propones me parece especialmente impresionante. Esa laxitud, esa tranquilidad obligada y quizá forzada... es tremenda.

Un abrazo

alelo dijo...

Para Michelangelo, “el trabajo de escultor es liberar la forma que, según él creía, ya se encontraba dentro de la piedra”. Y yo digo que sí, que estaría dentro de la piedra, pero que como algunos la tuvieramos que sacar…

Es realmente impresionante lo que dices. Yo he visto La Piedad in situ en dos ocasiones, una, liberada de la piedra por su autor - tal y como la concibió -, la otra, metida en una urna de cristal después de restaurar las heridas que con un martillo le hizo un loco. En ninguna de las dos ocasiones aprecié, ni por asomo, lo que tú hoy me has hecho ver.

Muchas gracias.

Merece la pena lo que haces. No pares.

Anónimo dijo...

Ciertamente Miguel Angel quiere rendir culto a La Belleza. Por eso, ni la madre ni el hijo tienen edad, ni su cuerpo está mancillado por el suplicio del calvario. Son pura idea, forma bella. Más allá de la corporal belleza que nos transmite, más tridimensional que nunca, es la Forma lo que él persigue. Pocas veces el mármol ha podido mostrarnos cómo La Idea puede ser atisbada desde la percepción de los mortales: es decir mediante eso que llamamos Arte. Y por todo ello sigue y seguirá cautivando a todas las generaciones de los hombres. No en vano decimos que Miguel Angel es clásico. Y su obra sigue dejándonos en el fondo de nuestro corazón un fino atisbo de esperanza. Es lo que tiene la belleza.

Unknown dijo...

Thanks a lot for this entry in your blog!
I've just recently started learning spanish.
Only after reading this entry did I understand the difference between mirar and ver. :-) And I really mean it. Thanks!

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con tus reflexiones del ver y el mirar. Yo como fotografo desde hace bastante tiempo, te puedo asegurar que por la vida vamos mirando sin ver nada, como automatas domesticados que la mayoria de las veces no ven mas haya de las narices.
Saludos y enhorabuena por el blog