Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 14 de diciembre de 2014

La verdad


Hacia el fin del Adviento, preparación y anticipo de Navidad, tras encender las velas del amor, de la paz, de la tolerancia y de la fe, que acabarán consumidas -bien lo sé-, pero que renacerán una y otra vez en días venideros, quiero transmitirles algo. Con torpeza, pero algo que voy entendiendo con los años...

Sea cual sea el ambiente en que cada uno vive, sea cual sea la capacidad económica de la que dispone, sea cual sea aquello en lo que cree -o no cree, que es también una forma de fe-, sean cuales sean las circunstancias del momento, sea lo que sea, lo cierto es que se reúnen las gentes en busca sentirse unos a otros. Proclamamos deseos de Paz -con mayúscula- y Felicidad -también- que después no ponemos en práctica. Es cierto..

El primer paso es la Familia. Y no he encontrado un árbol más adecuado a lo que digo que el que veis. Está en todas las casas, no deja de ser esencia de hogar -nunca mejor dicho- y muestra de que a la postre todos limpiamos junto a otros la suciedad.

Nos reunimos. En familia. Con nuestras cosas, que muchas veces... Pero nos reunimos. Y se sonríe más lo lo que es habitual. Está bien... Nos acercamos en busca de calor, de lo que únicamente podemos tener a través de otros: Humanidad. Fracasamos, si, pero retornamos a lo mismo. Y es que somos Hijos de Amor y siempre iremos en su busca. Rabiando, negándolo. Pero en su busca. Lo necesitamos. Sin Él dejamos de Ser.




PAZ Y ESPERANZA

No hay comentarios: