Estoy tranquilo. La época en la que el blog me servía para desfogarme quedó atrás. Se nota en que escribo poquísimo. Es más, creo que muchos de quienes compartieron hace años conmigo este blog han vivido el mismo proceso, pues los suyos están hibernados, o casi. No tiene importancia. Estados vitales que pasamos todos, de un modo u otro. Solo de vez en cuando, si algo me afecta mucho, vuelvo a exponer lo que pienso o siento. Pero no es el caso; me han sugerido -¡toma ya!- que comente alguna pintura y como soy disciplinado, van a soportarme de nuevo.
Lo que más me atrajo de la Historia del Arte Occidental -que hay otros, no lo olviden- fue la arquitectura románica, gótica e islámica, pero requiere unos conocimientos técnicos y una exposición de planos que posiblemente agostarían al lector, así que recurro a la pintura, que es para mí camino del alma y que puede mostrarse con más facilidad.
Nuestro lenguaje de hoy en día no es el del siglo XVI; tampoco el del XIX, que aunque nos parezca igual empleaba expresiones que han quedado en desuso. Todo evoluciona y el Hombre incorpora a su acervo lo que vive, a resultas de lo cual se comunica de manera diferente según transcurre el tiempo, aunque siempre le preocupe y diga lo mismo. Pues bien; si nuestro lenguaje hablado y escrito es hoy distinto al de tiempos pasados, ¿por qué muchos desdeñan el lenguaje artístico actual?.
Así que les voy a mostrar pintura de hoy en día. Voy a acompañar su mirada... Les susurraré lo que me cuentan las obras que van a aparecer a continuación. No esperen esos míseros comentarios que escucho a los guías, aclarando en cuanto dinero está tasada, donde está expuesta, cuanto mide y cosas así, todos intrascendentes. ¡¡¡ SENTIR !!!. Solo hay que manifestar sentires...
Lo que más me atrajo de la Historia del Arte Occidental -que hay otros, no lo olviden- fue la arquitectura románica, gótica e islámica, pero requiere unos conocimientos técnicos y una exposición de planos que posiblemente agostarían al lector, así que recurro a la pintura, que es para mí camino del alma y que puede mostrarse con más facilidad.
Nuestro lenguaje de hoy en día no es el del siglo XVI; tampoco el del XIX, que aunque nos parezca igual empleaba expresiones que han quedado en desuso. Todo evoluciona y el Hombre incorpora a su acervo lo que vive, a resultas de lo cual se comunica de manera diferente según transcurre el tiempo, aunque siempre le preocupe y diga lo mismo. Pues bien; si nuestro lenguaje hablado y escrito es hoy distinto al de tiempos pasados, ¿por qué muchos desdeñan el lenguaje artístico actual?.
Así que les voy a mostrar pintura de hoy en día. Voy a acompañar su mirada... Les susurraré lo que me cuentan las obras que van a aparecer a continuación. No esperen esos míseros comentarios que escucho a los guías, aclarando en cuanto dinero está tasada, donde está expuesta, cuanto mide y cosas así, todos intrascendentes. ¡¡¡ SENTIR !!!. Solo hay que manifestar sentires...
-Yorkshire woodland-
Cuando la contemplé me inundó el color. Luego me perdí en su profundidad. Noté que ese horizonte, a unos 2/3 de la altura del cuadro, logra hacerme sentir la lejanía y a la vez no perder de vista los detalles de lo próximo. Me atrajo esa meta desconocida al final del camino, donde todo confluye. Supe que algo quiere decir la oposición entre el campo de tonos rosas de la izquierda y los verdes de la derecha del observador. Me percaté de la retícula en primer plano, de aquel camino que se desvía a la izquierda, de los árboles que enmarcan el paso, de las rodadas embarradas originadas por quienes recorrieron primero estos andurriales, de la vegetación descuidada, de la amplitud de la campiña y de que veo cada cosa en conjunto, sin llegar a apreciar la finura de sus detalles, cual si la mano del pintor no le preocupase más que el trazo.
Así he vivido. Limitado por las rejas de mi educación, de los usos y costumbres sociales, de mis ideas religiosas, del derecho de otros, de mi capacidad y facultades, ... Todos contemplamos lo que nos aguarda tras rejas imaginarias, pero que son tan eficaces como las forjadas por el mejor de los herreros.. Y vamos hacia una meta que no sabemos exactamente donde está, ni que hallaremos en ella, por un camino que otros recorrieron antes, pues caminante no hay camino, se hace camino al andar...
Camino carretero o traza de vieja vía férrea desmontada, donde la tierra cubre con su manto al hierro, por duro que quiera ser, y lo envuelve hasta disolverlo en ella, de modo que el hierro vuelve a acogerse donde nació, donde desea, en el vientre de la tierra. Avanzar no es fácil; tropezamos, resbalamos, caemos a veces en el barro, pero hay que levantarse y seguir. Podemos desviarnos a cualquiera de los campos de ambos lados, retrasando nuestro avance y quien sabe si quedándonos allí para siempre, atraídos por el ácido sabor a fresa de nuestra izquierda, a pesar de que sabemos donde termina, cuando podíamos seguir más allá del horizonte manteniendo el verde de la esperanza.
A cada paso los árboles, ents que nos acompañan, hacen que levantemos la mirada y el pensamiento al cielo.. Y no importa tanto el detalle menudo de nuestra existencia, como el trazo vigoroso de nuestra intención. Contemplando la obra entendí la existencia. Debemos volcarnos en caminar y no preocuparnos demasiado por la meta que podamos alcanzar. Así sentiremos los colores del arco iris de la vida, lleno de matices. Y esperar, esperar siempre...
Camino carretero o traza de vieja vía férrea desmontada, donde la tierra cubre con su manto al hierro, por duro que quiera ser, y lo envuelve hasta disolverlo en ella, de modo que el hierro vuelve a acogerse donde nació, donde desea, en el vientre de la tierra. Avanzar no es fácil; tropezamos, resbalamos, caemos a veces en el barro, pero hay que levantarse y seguir. Podemos desviarnos a cualquiera de los campos de ambos lados, retrasando nuestro avance y quien sabe si quedándonos allí para siempre, atraídos por el ácido sabor a fresa de nuestra izquierda, a pesar de que sabemos donde termina, cuando podíamos seguir más allá del horizonte manteniendo el verde de la esperanza.
A cada paso los árboles, ents que nos acompañan, hacen que levantemos la mirada y el pensamiento al cielo.. Y no importa tanto el detalle menudo de nuestra existencia, como el trazo vigoroso de nuestra intención. Contemplando la obra entendí la existencia. Debemos volcarnos en caminar y no preocuparnos demasiado por la meta que podamos alcanzar. Así sentiremos los colores del arco iris de la vida, lleno de matices. Y esperar, esperar siempre...
Kissed by the sun
Xi-Chen
Abstract Still Life
Helene Goldberg
Vayamos ahora algo más adelante en el lenguaje de hoy en día. Aparecen medios que permiten comunicarnos de una manera que no conocíamos y que muchos de ustedes poseerán: iPad's o iPhones. ¿Saben lo que es una App?. Algo que permite mostrarnos como besa el sol.. De nuevo, la vida nos muestra y demuestra sus colores. Cuentan que Van Gogh enseñó a un conocido una obra que estaba pintando; era un conjunto de trazos amarillos, verdes y azules, sin forma definida. ¿Esto qué es?; el artista no contestó y le dijo que le acompañase al campo. Cuando llegaron a un trigal, Van Gogh le pidió que entrecerrase los ojos y que le dijese que veía.... ¡El cuadro!, exclamó sorprendido el otro al contemplar como la brisa hacía oscilar el trigo bajo la inmensidad del Azul en un baile interminable.
En pintura, la diagonal es expresión dinámica, movimiento. La obra es eso, movimiento en estado puro que se derrama en avalancha incontenible de izquierda a derecha y de arriba abajo, resaltado por otra potente diagonal que corta a todas las anteriores y que, sin más, describe el terreno. Dos matas, predominantemente marrones, y dos árboles, compendio de color, completan un conjunto inundado de amarillo limón y verde trigo.
¿Saben?. Así es para mí la existencia. Pura avalancha. Luz y colores, ácido sabor del fracaso verde limón y esperanza de madurar como el trigo verde. Hechos pequeños y oscuros, como esas matas, tristezas enraizadas en mis recuerdos. Y sueños preñados de colores que elevo al Infinito como se alzan al cielo las ramas de los árboles floridos.
En pintura, la diagonal es expresión dinámica, movimiento. La obra es eso, movimiento en estado puro que se derrama en avalancha incontenible de izquierda a derecha y de arriba abajo, resaltado por otra potente diagonal que corta a todas las anteriores y que, sin más, describe el terreno. Dos matas, predominantemente marrones, y dos árboles, compendio de color, completan un conjunto inundado de amarillo limón y verde trigo.
¿Saben?. Así es para mí la existencia. Pura avalancha. Luz y colores, ácido sabor del fracaso verde limón y esperanza de madurar como el trigo verde. Hechos pequeños y oscuros, como esas matas, tristezas enraizadas en mis recuerdos. Y sueños preñados de colores que elevo al Infinito como se alzan al cielo las ramas de los árboles floridos.
Abstract Still Life
Helene Goldberg
Esto se acaba. Seguimos charlando con un lenguaje bien actual, que, al fin y al cabo, es solo una manera más mediante la que el Hombre sigue buscando transmitir lo que siempre necesitó compartir: ¿Quién soy, por qué nací, para qué vivo, qué me espera?. El Hombre es solo, al fin y al cabo, un Pensador, como recoge geométricamente esta obra mediante planos superpuestos. Y siempre, siempre, para desahogarse en Amor.....
No hace falta conocer a Van Gogh para abandonar la mirada en el otoño y recordar... Fueron cayendo suavemente los días pasados, tapizando la memoria de este maduro carbayo con aquello que viví. Se superponen los hechos, amontonándose aparentemente sin orden ni concierto, pero llenando mi corazón de cálidos bronces y oros viejos, bermellones, verdes que parió la esperanza, beiges y rosas de hoy en día.
No hace falta conocer a Van Gogh para abandonar la mirada en el otoño y recordar... Fueron cayendo suavemente los días pasados, tapizando la memoria de este maduro carbayo con aquello que viví. Se superponen los hechos, amontonándose aparentemente sin orden ni concierto, pero llenando mi corazón de cálidos bronces y oros viejos, bermellones, verdes que parió la esperanza, beiges y rosas de hoy en día.
Porque, ¿saben?, como dijo el poeta, confieso que he vivido
4 comentarios:
¡Vaya recorrido, Turulato!
El otro día pasé por aquí y me llevé el segundo cuadro. No fue su movimiento sino su luz lo que me impactó.
Hoy me han tocado tus palabras y me llevo algunas. Y la sensación, la impresión.
"Y sueños preñados de colores que elevo al Infinito como se alzan al cielo las ramas de los árboles floridos". Casi no entiendo lo que en realidad quieres decir, pero me gusta: preñar, color, infinito, alzar, cielo... Esperanza, libertad, sinceridad contigo mismo...
Gracias. Buenas noches. Dulces sueños.
Y sueños preñados de colores que elevo al Infinito como se alzan al cielo las ramas de los árboles floridos. Me has hecho sonreír; quizá porque te empapas leyendo, como yo, y no nos da tiempo, a veces, a digerir.
Soy soñador; la realidad de cada día se me queda pobre y necesito más, así que mi mente desarrolla "imposibles" -países de Nunca Jamás-, que luego busco a mi alrededor. Mis sueños están llenos de vida, de colores. Soñar es imaginar maravillas.
Y aunque no tengo Fe, me encuentro rezando muchas veces. Pido tanto perdón, que solo quien sea Infinito puede concedérmelo. ¿Cómo lo hago?. Pues mostrándome como tal soñador, a las claras; nunca tuve mala fe, solo una cabeza que se pierde a la mínima en sueños imposibles.
Eso es lo que he sentido al ver el árbol. La materialización de mis sueños, colorines, alzándose al Cielo y pidiendo perdón por mis errores, ya que más que malo soy, solo, un soñador.
Gracias, Turulato.
¿Tan graves fueron tus errores?
No me respondas, por favor. Son pasado. No puedes cambiarlos.
Sólo podemos cambiar el ahora y aquí, creo. Digo creo porque, a veces, pedir perdón a quien causé daño en el pasado me ha tranquilizado y me ha reconciliado con esa persona. Hablar y lavar las heridas, y acabar con una sonrisa común de agradecimiento y de comprensión.
Reconforta, es verdad. Da esperanza.
Que encuentres todo ese perdón que pides cuando alzas tus ramas hacia el cielo. Y que hoy tengas dulces sueños.
Colores. Colores llenos de fuerza y optimismo. Árboles que se alzan y caminos que se pierden en el infinito. Futuro, vida y esperanza, como tú dices.
Empezaré con el tercer cuadro: la geometría tridimensional distorsiona, con su lógica racional, un mundo pleno de colorido y, aunque atenúa el brillo y la desmesura, afortunadamente no logra reducir el calor que se adivina tras el prisma caleidoscópico con el que se está mirando. Es que hay cosas que no caben dentro de unos receptáculos estancos. Hay veces que los moldes no son suficientes. Y por mucho que apliquemos la razón y analicemos nuestros sentimientos, comprendemos que no podemos sino intuir el mundo.
El segundo dibuja en plenitud la esperanza. Una esperanza activa, llena de fuerza, como el trazo de pincelada larga, una esperanza bañada por el sol de mediodía. Ese oleaje de la campiña verde posee el ritmo del viento que sopla desde el Este. Y los frutos de los árboles son tan rotundos que están ahí como en una ofrenda. Nuevo Edén sin pecado. Renacimiento.
Me detendré un poco más en el primero. Es un collage finamente urdido, pero no con retazos disformes, sino con los mismos elementos que componen el cuadro. Como si hubiera sido recortado y luego vueltos a pegar los recortes, con ese desfase de puzzle que siempre tiene al final. Igual hacemos algunos con nuestras vidas de vez en cuando, a fin de comprenderla. Además, cada rectágulo del cuadro es otro cuadro que muestra un espacio subjetivo de la misma realidad. Se suman para decirnos que los retazos de nuetra cotidianidad se complementan y si sabemos encajarlos podemos acercarnos a la contemplación de ese camino que es nuestra vida, un camino que se pierde en el infinito pero que está marcado por alguno que nos ha precedido. Porque el camino está resguardado por los árboles que nos acompañan, unos árboles sin hojas, árboles de invierno, sabios, que se tiñen de añil, como el celo de mi Norte, y que guardan en su tronco los ecos de verdades que pocos se atreven a descifrar. Han sido testigos del tiempo...
Porque por ese camino pasaron viejas carretas antes. O, mejor, ese camino que conduce al futuro abierto e infinito, parece la huella de un antiguo tren minero. Pero la Vida ha vuelto y ha cubierto con los colores de la tierra aquél hierro chirriante y frío que partía el paisaje como una cicatriz que suturara viejas heridas. La madre, la Tierra cálida, ha regresado amorosa. Y de ella brotarán violetas rojas en cuanto llegue la primavera.
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