Palabras, palabras, que cual trenes me llevan a conocer nuevos paisajes

domingo, 8 de febrero de 2009

Difícil, extremadamente difícil y complejo

Acabo de leer el artículo periodístico que explica por que el excelentísimo señor don Vicente Díaz de Villegas Herrería dimitió de su cargo de Comandante en Jefe de la Misión de Naciones Unidas para la República Democrática del Congo (MONUC). Lo de excelentísimo y señor lo recalco, que aunque títulos y honores dependen hoy en día más de los designios del Poder que de la propia valía de quien los ostenta, no es este el caso, pues en lo que he podido vivir y conocer los ganó desde el primer instante a base de buen hacer, sangre, sudor y lágrimas.

Y su vida, profesional incluso, no hubiese sido la que ha sido sin quien junto a él puso esfuerzo, entrega enamorada y silencio, pasando desde la Universidad de Burdeos a un pequeño pueblo pirenaico o desde el Sáhara a la Embajada de España en París, con el mismo estilo amable y refinado.
(Se nos llena la boca social parloteando sobre la mujer, pero que poco las tenemos en cuenta en realidad. Y ya que viene al caso, metámosnos en la mollera, dura y aterrada, que ellas pueden hacer casi todo lo que hace un hombre y, además, parir un ser humano. Y saben amar, como pocos de nosotros sabemos...)

Los autores del artículo citan lo que creen que puede interesar más a la mentalidad que impera en la sociedad, lo que suele hacer que ignoremos momentos y comportamientos relevantes de lo que se intenta explicar, impidiendo o dificultando, cuando menos, la inteligencia sobre lo escrito.
No mencionan que ganó una Cruz con distintivo rojo en el Sáhara, estando destinado en el Tercio, en circunstancias en las que España se jugaba muchísimo. Y no es lo mismo el distintivo del que pende la condecoración; el rojo implica una acción de guerra..
(Si, la guerra, eso para lo que los Estados crearon los Ejércitos, excepto los españoles, que parece ser que los destinamos a apagar incendios.. Lo que bien mirado hacen mejor los bomberos, sin que quitemos el trabajo y el jornal a gente de otro oficio. Aunque hay quienes tienen una mentalidad tan infantiloide sobre ciertas realidades de la Humanidad, que creen que el simple hecho de que ellos las nieguen las hacen desaparecer de la Historia.. ¡Miserables!).

El artículo que publica "El País" deja muy claro las dificultades a las que se enfrentan las unidades militares que cumplen una misión internacional de implementación de paz. Una cosa son las teorías y otra la realidad. Y cuando lo que está en juego es la vida humana, la aplicación de ideas propias de estómagos ahítos, progresistas y pacifistas teóricos, políticos de cualquier pelaje aterrorizados ante la más mínima asunción de responsabilidad que pudiera poner en peligro su "poltrona", -todos ellos de este "primer mundo" nuestro tan timorato-, conduce inexorablemente a gigantescos baños de sangre. ¿Cuando nos forzaremos a poner delante de nuestras creencias y egoismos, la solución de los problemas?.
(Eso si, hay que reconocer que la sensibilidad de todos nosotros rechaza de plano que a ese negrito de ojos tan grandes, que vemos en la tele, le abulte la barriguita. ¡Con lo guapo que es!).
Porque como descubrió otro compañero nuestro en Angola, entrar en un conflicto es sencillísimo. Lo difícil es salir de él y, ya, hacerlo limpiamente, algo que roza lo imposible. Lo normal es oler intensamente a mierda y, en ese caso, que se enmerde otro, cualquiera, que uno tiene un futuro brillante..

No es la primera vez que este oficial asume más responsabilidad de la que, en esencia, le corresponde, aun a sabiendas de que esa actitud le acarrearía graves problemas, descrédito y mucha tristeza.
Hace años, fui a cenar a su casa; él pasaba por uno de esos momentos amargos, como consecuencia de cumplir con su trabajo y las Ordenanzas. Charlando tranquilamente, en la presencia silenciosa de su mujer, me preguntó de sopetón: "¿Cómo me ves?.
Le contemplé en silencio..; luego me detuve en la mirada de ella.. "Eres fiel a ti mismo", contesté. ¡Qué difícil!. Ser fiel a aquello que uno cree, a lo que se ama, tener amor a la responsabilidad y decisión para resolver -artículo de nuestro Decálogo del Cadete de la Academia General Militar-.

Muchos años antes, charlando en la playa de Berria sobre nuestro oficio, le aseguré que sería injusto que en el futuro él no fuese ascendido a general. Hoy les aseguro a ustedes que acaba de dejar el Servicio Activo uno de los mejores oficiales del Ejército.

10 comentarios:

Nuareg dijo...

Pues tiene usted razón, por lo mismo que no entiendo porque los muertos de la franja de Gaza valen más y vender más que los de Darfur...

MalditosTacones dijo...

Usted es una gran caja de Pandora.

Me gusta leerle.

Salud y besos.

Silvia dijo...

Ser fiel a aquello que uno cree, a lo que se ama, tener amor a la responsabilidad y decisión para resolver -artículo de nuestro Decálogo del Cadete de la Academia General Militar-.

Y lo que convierte a personas como ese escelentísimo señor y al autor de este artículo, en admirables. Aunque para muchos eso no sea digno de admiración.

Un abrazo

Luis Caboblanco dijo...

He leído el artículo con sumo interés y él ha producido en mí la admiración o el reconocimiento lógico de quien actua con responsabilidad y sin recurrir al autoengaño que tanto nos gusta utilizar en España.

El ejército, está para combatir; consigue sus objetivo a base del desaliento que produce en el contrario su fuerza o incluso el uso de la misma. Y, por el camino, si hablamos de una democracia que se viste por los pies se consiguien cosas de valor incalculable como justicia para civiles, protección de colectivos como menores o minorías, etc...

Aquí, se plantea la cosa al reves; el ejército apaga fuegos, quita chapapote, rescata naúfragos y reparte grano y, si por el camino hay que pegar un tiro, solo se hará con mandato expreso de la superioridad, después de cinco meses de deliberaciones y apuntando pa'arriba para que no vaya a dar a nadie.

¿Por qué al sistema más legítimo del mundo, una democracia parlamentaria, le cuesta tanto exigir el cumplimiento de los principios que tanto cacarea... incluso constitucionalmente?

¿Cuándo vamos a perder el miedo a llamar a las cosas por su nombre, en el caso de las Fuerzas Armadas y entenderemos que simplemente, son personas con las mismas inquietudes que nosotros, que se visten y comen igual, pero que han eligido un modo concreto de servir a la sociedad?

¿Por qué semejantes ejercicios de responsabilidad, nunca se ven en nuestros políticos?

alelo dijo...

Ya dijo Napoleón que "El hombre superior es impasible; le alaban, le censuran: sigue impertérrito su camino". Le faltó decir que por eso a lo peor tampoco llegaba a General. Si ese hombre fue fiel a sí mismo ¿qué más puede pedir?

Unknown dijo...

La fidelidad a sí mismo necesita que ese sí mismo sea sólido y eficaz, que sus valores sean firmes e inquebrantables y que no tema arriesgarse constantemente a perderlo todo. Está libre de ataduras.

Y eso no es frecunte, ni antes ni ahora; es patrimonio exclusivo de los más grandes, de los que no actúan por recompensas o reconocimientos, de los que tienen un comportamiento noble, en el verdadero sentido de esta palabra. En el ejército o en cualquier circunstancia de la vida. Muy pocos. Me alegra saber que puedes decir claramente ésto de alguien a quien conoces.

Anónimo dijo...

Desgraciadamente hay más de éstos en el anonimato que en puestos destacados,éso es más difícil,ya se sabe que el poder corrompe ..Curri.

Anónimo dijo...

Difícil, sí...pero la decisión es de una coherencia admirable.

celebrador dijo...

Un libro que no pertenece en absoluto a nuestro ámbito cultural, difícil en ese sentido incluso de leer, pero que sípertenece por derecho propio al conjunto de libros "de sabiduria" de la humanidad, es el Baghabad Gita (no lo escribo bien, pero se entiende)

Te lo recomiendo

Aunque tiene muchas lecturas posibles, habla de la historia de un guerrero y de sus rechazos antes de entar en acción, y no por que tuviera miedo (aunque es de suponer que lo tendría), sino por verdaderos escrúpulos de conciencia

Un tema sabrosón ¿por qué haces lo que haces?, ¿donde está y cual es tu recompensa?

Anónimo dijo...

Hay gente q no entiende nada... en fin, a lo q voy. Recuerdo este artículo perfectamente pq lo leí en su día. Tu sabes cual es en general mi opinión sobre los ejércitos, y por favor, considérame utópica, pero no miserable, hombrepordios. Respeto a la gente q de él forma parte y su amor a la patria, entre otras cosas, pero no comparto la mayoría de ellas, y ya sabes tu a lo q me refiero, no es cuestión de enrollarme ahora. Suelo ser muy crítica, también descreída de ciertas cosas, y en mi opinión q el ejército se ocupe de apagar fuegos o de rescatar a gente q se ha quedado aislada por la nieve es lo mejor q puede hacer. Ya ves. Pero cuando leí este artículo... no sé como decirlo, me conmovió este hombre (quizá por eso, pq le percibí como a un simple hombre y no como al "enemigo". Usted perdone, son esas cosillas mías q....). Osea, sabía q su carrera se iría a tomar por culo y de todos modos actuó como creía q debía hacerlo, en mi opinión está claro q del modo más acertado. Creo q entendí algunas cosas sobre tu mundo y sus gentes.
Como ves se puede ser crítica y estar totalmente en desacuerdo en muchísimas cosas, y al mismo tiempo ser capaz de respetar y ademirar... ais...

Cómo me gusta observar y escribir la última, cuando todo el mundo ya lo ha hecho!. Y cómo me gusta q seamos tan diferentes en un montón de cosas, ¡me en-can-ta! ;)

Besazos, mi precioso Turu!